La conspiración
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Sergio A. Amaya Santamaría
LA CONSPIRACIÓN
02/10/2021 2110029414691
La ambición de los seres
humanos los ha llevado a guerras cruentas, que han costado miles de vidas
humanas; por lo general jóvenes que son motivados por un patriotismo manipulado
e irracional. En ocasiones prolongadas por naciones que arrastran a países colindantes
o cercanos a los campos bélicos. ¿Qué es lo que buscan? Riquezas naturales;
territorios convenientes para sus fines imperialistas; hasta lavar un “honor”
que se siente mancillado por un acto extremista, sin sentido. Guerra de 1914; Guerra
de 1938, Guerra del Pacífico donde se prueba por vez primera la fuerza nuclear;
Guerra de Corea; Vietnam, etc. Pero hay otra que se planea por décadas, cruel y
soterrada, planeada y ejecutada por seres viles que controlan capitales
mundiales…
Capítulo 1
2016 Madrugada de Julio.
El reloj electrónico
sobre el escritorio marca las 3:00 A.M. Sin apenas darse cuenta, un hombre de
alrededor de treinta años, de cabello lacio y negro, casi lampiño, con una
pelusa de adolescente en el mentón, teclea sin descanso en su ordenador
portátil; en otra pantalla tiene la imagen de un hombre oriental y detrás de él
se pueden ver microscopios y mesas de laboratorio. El oriental recibe señales
electrónicas encriptadas que desde San Francisco le mandan desde un silencioso
ático en el Barrio Chino.
Muy lejos de Hong Kong,
en América, un joven y destacado doctor en informática, trabaja para su primo John
Singer Huang. Se dedica desde hace varios meses a la programación del software
necesario para la producción de un producto farmacéutico que Harry Li tiene
encomendado. El doctor Huang realiza la investigación farmacéutica y su primo
la informática. Llegará el tiempo en que se encuentren para empezar la
producción.
Cansado de tantas
horas frente al brillante monitor, Harry Li sale de la casa en que tenía rentado
el ático. El Barrio Chino es como una ciudad que nunca duerme; camina con
confianza en el bullicio callejero conocido desde su niñez; toma por un lóbrego
callejón, donde predominan los dormideros de gente de todos los niveles y entra
en un pequeño bar a media luz; algunos parroquianos se encuentran repartidos en
varias mesas, unos solitarios y otros en parejas. Li se mueve con confianza, es
el sitio donde, siempre de madrugada, llega a cenar.
Durante el día, luego
de dormir unas horas en una cama que tiene en el ático, se dedica a teclear
incansable en su laptop. No conoce de horarios; si siente hambre, llama
a un servicio a domicilio y le llevan lo que apetezca. Su nevera siempre está
provista de jugos naturales y algunas Coca Colas que de vez en cuando apetece beber,
pero procura los alimentos naturales. En ocasiones se le antoja una pizza o una
hamburguesa; no es frecuente, prefiere un plato de verduras; alguna sopa y
pescado. Cada cierto tiempo se levanta de su mesa de trabajo y hace algunos
estiramientos de cuerpo y movimiento de piernas y brazos; sabe bien que la
postura de trabajo no es lo recomendable para mantener un cuerpo vigoroso. Su
constitución es delgada, fibrosa y fuerte. Cuando decide tomarse un descanso,
lee alguna novela o revistas de su especialidad.
─¿Qué te sirvo, Li? ─Le
pregunta una atenta mesera cuando llega─. Te veo no solo cansado, sino
desmejorado, podría jurar que no has comido en todo el día; te traeré un chop
swey con bastante pollo y tu bebida favorita: licuado de soya con frutas…
disfruta la música.
La camarera se retiró
y John se quedó pensativo, con la lánguida canción que entonaba la cantante
china en su propia lengua.
A bordo del carguero
chino “Mercurio” que navega en el Pacífico del sur, el doctor Huang se hunde en
sus pensamientos en un breve tiempo que sale a la cubierta a descansar y tomar
el sol.
«Casi tengo completa
la secuencia para lograr la vacuna que el señor X desea a la brevedad. En
cuanto el primo Li me tenga toda la información, completaré los diagramas de
flujo para que empiecen las pruebas de fabricación y control de calidad. Ha
sido un duro trabajo, agotador por la premura con que lo desean; la única
condición es que lo hiciera yo solo, sin ninguna colaboración; mi comunicación
es solo con el señor X y con mi primo Li. El anticipo de cien mil dólares casi
se agota, pero cuando termine recibiré novecientos mil y entonces me iré a Hong
Kong a poner una empresa farmacéutica con mi primo. Siempre he tenido la duda,
¿pará qué me pidieron hacer este trabajo? Una vacuna para una infección viral, si
existen en el mercado una variedad de ellas; con seguridad se tratará de un
producto conocido, pero ahora con el nombre de otro laboratorio; costumbre
frecuente en el medio, quizás con la idea de introducirlo en algún país
africano, o tal vez para aplicación en animales… todo es posible. Otra cosa
rara que me piden es que cuando muera una persona infectada no queden rastros
genéticos del virus, pero el que paga y lo hace bien, es el que manda»
En el Barrio Chino,
Harry Li se había quedado con la mente casi en blanco; el cansancio mental era
demasiado; casi terminaba, estaba en espera de los últimos informes de su primo
Huang para concluir el trabajo; el anticipo casi se agotaba, pero estaba ansioso
por finiquitar ese trabajo y esperar a Huang para montar un laboratorio en San
Francisco. No sabía que Huang pensaba también en el laboratorio, pero en Hong
Kong.
De pronto volvió a la
realidad, su comida estaba servida y la linda mesera lo miraba con curiosidad.
─Me quedé observándote
Li, pensé que estabas dormido con los ojos abiertos.
─Para nada ─repuso al
mover la cabeza de forma negativa, empezó a comer con un apetito voraz.
─Tal vez pensaba en
unas lindas piernas, ─expresó con una maliciosa sonrisa mirando con avidez el
cuerpo de la chica, que sonrió insinuante y se alejó, contoneaba sus estrechas
caderas.
«Linda Mei ─piensa─, haces
honor a tu nombre, en cuanto me desocupe de este trabajo, con buenos dólares en
la cartera, vendré por ti»
Dos años antes, Harry
Li, recién terminado su doctorado en informática, trabajaba en una empresa
desarrolladora de software en Silicon Valey. Era bien apreciado y considerado
un genio de la programación. Con un salario de doscientos cincuenta mil dólares
al año y soltero, disfrutaba en grande la vida que llevaba. No era dado a las
parrandas ni a los vicios; su pasión eran las computadoras y en sus ratos
libres hacía programas para cualquier cosa que se le ocurría, como simple
diversión.
En ese tiempo, Li
rentaba un buen departamento en Menlo Park; un tanto ruidoso, donde vivían
jóvenes y ricos informáticos, casi todos solteros y dados a las fiestas de fin
de semana, donde sacaban las tensiones a que estaban sometidos durante las
largas jornadas laborales.
Las barbacoas
dominicales, en la alberca comunal del edificio, estaban adornadas por hermosas
chicas de todos colores y nacionalidades; algunas jóvenes informáticas y otras
invitadas de los habitantes del edificio. Li tenía una novia latina,
venezolana, de brillante cabellera negra y excitante cuerpo, compañera en la
empresa donde trabajaban; la chica era secretaria de uno de los funcionarios.
Temprano los domingos
por la mañana, Estela gustaba de asolearse en la terraza, en tanto Li se
duchaba; cuando este terminaba, montados en sus bicicletas buscaban algún sitio
tranquilo, de comida saludable donde hacían un almuerzo ligero. Rodaban en sus
bicicletas por los bosques de los alrededores y a las tres de la tarde ya
estaban listos para un chapuzón en la alberca y colaborar en la barbacoa.
Desde el sábado,
Estela se instalaba en el departamento de Li; ambos con buenos ingresos y pocos
compromisos. Estela enviaba unos dólares semanales a su madre para el
sostenimiento de sus hermanos menores; pagaba un departamento económico
compartido con otra compatriota. Estela hacía el fin de semana en el de Li y
Bertha; su paisana, tenía sus propias fiestas en el departamento compartido. Un
arreglo satisfactorio para ambas.
Al otro lado del
Pacífico, en Hong Kong, vive su primo John Singer Huang, hace investigación en
un importante laboratorio; él fue el que le confió su actual y bien remunerado
trabajo a Li, que le ofreció que, al concluir el proyecto que enfrentaban, se
unirían para formar algún negocio, en Estados Unidos. Huang no le replicó, pero
él tiene la intención de que tal empresa la emprendieran en China. Ante esa
oportunidad de ganar una buena pasta, Harry Li renunció a su empleo en Silicon
Valley y ante la secrecía que debería guardar con el proyecto confiado, dejó el
departamento y se recluyó en el ático del Barrio Chino. A Estela, su novia
venezolana, le dijo que tenía que ir a ver a su abuela que moría en una aldea
en China, le dejó pagados dos meses de renta y se olvidó de ella.
2016 Primavera de Hong Kong, año.
En el medio laboral en
que se mueve Huang, nunca faltan los llamados hunters, que circulan por
los medios apropiados en busca de talentos que les encargan sus clientes;
William Sunday era uno de ellos, de los mejor colocados en cuanto a buscar
talentos en el ramo de la informática; aunque en un principio a Huang le
extrañó que lo buscara una persona que no representaba a alguna empresa
conocida. Recibió una llamada en su despacho:
─Mi nombre es Sunday,
escuchó en cuanto levantó la bocina de su teléfono─, William Sunday, ─repitió─ y
quisiera tener una entrevista con usted.
─Me puede decir, señor
Sunday, ¿qué asunto desea tratar conmigo? Tal vez se equivocó de persona.
─No lo creo, señor Huang,
estoy en busca de una persona capacitada para determinadas labores de
investigación.
─Mmmm ─murmuró─, señor
Sunday, ¿representa usted a alguna empresa?
─Digamos que hay buena
pasta en este asunto, ¿eso será suficiente?
─En principio sí,
trabajo para ganar dinero, como todos. ¿De qué área requiere a esa persona?
─De esas personas que
trabajan con investigación farmacéutica. Es todo lo que le puedo decir por
teléfono, si le interesa nos vemos en el bar del Four Seasons a las
nueve de la noche. Lo esperaré en la barra del bar; uso un sombrero que le
indicará que soy su cita.
Sin darle tiempo a
responder, Huang se dio cuenta que su interlocutor había colgado… se quedó
intrigado, pero al vivir en Hong Kong, siempre venía bien algún dinero extra.
No ganaba mal en el laboratorio en que se desempeñaba, un millón doscientos mil
HKD anuales, no era tan malo, pero... Ansiaba tener lo suficiente para
emprender un negocio en algún lugar de China con su primo Li.
John Singer Huang, había
terminado su doctorado en virología y era de los químicos mejor cotizados en
esa competitiva ciudad. Tenía buenas propuestas de laboratorios en Suiza,
Francia y Alemania, pero por lealtad a su madre había optado por la empresa
china en que trabajaba; con tanta población en la zona continental de su país,
había una constante investigación de medicamentos para enfermedades
transmisibles, en especial algunas que llegaban a los seres humanos por la
ingesta de animales de diversas especies, tradicionales entre la inmensa
mayoría de la población rural.
Huang tenía eventual
comunicación con su primo Li, hijo de una parienta de su madre, que habían
emigrado a América desde antes de su nacimiento. Durante un viaje que Harry Li
hizo a Hong Kong, habían establecido una fraternal amistad, vislumbró la
posibilidad de hacer algún negocio, con las especialidades de ambos. Ese era su
objetivo en un incierto futuro; primero había que reunir una buena cantidad de
dólares americanos. Con la paridad tan baja, necesitaba una cifra alta de HKD.
Su salario de un millón doscientos anuales de dólares de Honk Kong apenas
hacían unos cuarenta mil dólares americanos, pero el costo de la vida solo le
permitía ahorrar unos cuantos dólares mensuales, de manera que, si se podía
hacer de un dinero extra, no lo dudaría; sería bienvenido.
Con esa mentalidad,
esa noche se dirigió al Four Seasons; con la conocida dificultad para
estacionar su pequeño auto Daihatsu en el atestado estacionamiento del
hotel, se trasladó en un taxi. Un atento botones le abrió la portezuela del
auto en cuanto este se detuvo a las puertas del hotel. Se dirigió al bar, que
como siempre, estaba bastante concurrido. Empezó a observar a los clientes que
se encontraban en la barra: Un par de jóvenes ejecutivos; una joven y bonita
rubia que miraba en todas direcciones, tal vez esperaba a alguien, o a la caza
de algún galán de ocasión.
En un rincón alejado, retirado
de la entrada, un sujeto de mediana edad portaba un sombrero como los que usaba
un detective de los 70s en la Tv, Mike Connors, recordaba. Un sombrero blanco
de ala minúscula. No había duda, era una peculiar identificación. Se acercó
decidido al sujeto. Alto, por el tamaño de las piernas, de espalda ancha y
robusto cuello, con mas tipo de matón que de hunter.
─Buenas noches, señor
Sunday, ─saludó con seguridad─ soy el señor Huang.
─Encantado de
conocerlo, amigo Huang. Estaba seguro de que usted vendría y sé que es la
persona indicada, pero venga, lo invito a cenar y charlaremos en un sitio
reservado.
Con toda confianza
tomó del brazo a John y lo encaminó hacia el restaurante, indicó a la persona
que recibía a los comensales, que tenía una reservación a nombre de Sunday; la
chica revisó la lista y tomó dos tablas de menú los condujo al fondo del
restaurante. Un pequeño reservado, alejado de ojos y oídos indiscretos. Dejó
frente a cada uno los menús y anotó un par de bebidas que pidieron los
caballeros. Se retiró en silencio.
─Amigo Huang, tengo
muy buenas referencias de usted, lo felicito, es muy joven y tiene ya una
envidiable posición en su medio.
─Gracias por decirlo,
señor Sunday, pero ¿cómo sabe usted tanto de mí?
─Tengo mis fuentes,
señor Huang, me dedico a buscar talentos y para ello he tejido una red de
informantes; no crea que busco de cualquier especialidad, solo lo hago en el
ramo de los laboratorios farmacéuticos e informáticos y resulta que usted
amalgama ambas especialidades, lo que ya es una garantía para mis expectativas;
el resto lo consigo en las universidades y tecnológicos de las principales
ciudades del mundo. Tengo muchos años en este negocio y poseo una buena
calificación. Me muevo en las grandes ligas… usted entiende.
─Sí, le entiendo,
señor Sunday. Es posible que su cliente sea uno de los que me ha insistido en
que me integre a su equipo…
─Le puedo asegurar que
no, querido amigo. Pero espere, llegan nuestras bebidas; le sugiero elegir la
cena, demorará un poco, hay bastante clientela.
El mesero colocó las
bebidas y quedó en espera del pedido de sus clientes. Anotó lo indicado y se
retiró.
─En verdad me intriga,
señor Sunday, ─reinició la charla el químico─, si no es uno de los grandes, le
puedo asegurar que no me interesa cambiar de laboratorio.
─Lo entiendo… créame
que lo entiendo y no se trata de eso. Pero le diré que, de realizarse, usted
recibirá la respetable cantidad de cincuenta millones de dólares americanos
depositados en un banco de su preferencia.
Sunday dejó en el aire
su propuesta, observaba con una leve sonrisa la reacción de Huang, que se había
quedado petrificado, con los ojos muy abiertos y sin poder articular palabra.
─¡Asombroso! ¿verdad? Yo sabía que usted es el
profesionista que conviene a mi cliente. Le dejo en la incógnita por ahora,
disfrute su bebida y después de cenar entraremos en materia, ¿le parece bien?
Enseguida sirvieron lo
ordenado y cenaron con calma, disfrutaban la música que interpretaba un grupo
inglés de cinco muchachos. Los platillos fueron deliciosos y la charla
circunstancial. Cuando les sirvieron el café, volvieron al tema importante.
─Muy bien, Huang, ─le
habló con confianza─ si te interesa el asunto debo decirte que no lo podrás
comentar con nadie fuera del círculo que tú mismo integres para que te acompañe
en tu tarea. Te daré además el medio de comunicación con la persona que dirige
este proyecto, no lo conocerás, ni sabrás en donde se ubica.
─Espera, espera un
momento, Sunday ─respondió con el mismo trato que recibía─, antes de que me
digas de quién se trata, dime qué es lo que debo investigar; además montar un
laboratorio y pagar los servicios que deba contratar, serán cubiertos por tu
cliente, no de la paga que yo recibiré, ¿estamos de acuerdo?
─!Desde luego que
estamos de acuerdo, Huang!, ahora estoy convencido de que eres la persona
correcta: conoces tu trabajo y lo que requieres y proteges tu paga, eso es un
buen indicador de que podrás con la encomienda y serás tan discreto como se
exige.
─Entendidos ambos,
continúa indicándome los detalles.
─Perfecto, pero no
será en este lugar, no sabe uno cuántas orejas estén pegadas a los muros. Vamos
a dar un paseo en auto y te pondré al tanto.
Como dos buenos
amigos, salieron del restaurante, la paga del consumo la había hecho el robusto
inglés que dejó una generosa propina. Abandonaron el hotel y se dirigieron a un
lujoso Mitsubishi color perla. Cuando Huang sintió la tersa vestidura de los
asientos de piel color tabaco, casi sintió desprecio por su económico auto con
vestiduras de plástico imitación de piel. El interior olía a agua de colonia
fina.
Salieron del
estacionamiento y Sunday condujo lento por la animada avenida; cientos de
anuncios de neón, anunciaban infinidad de sitios y productos. Las ventanillas
cerradas del auto no permitían la entrada de sonidos del exterior.
─Este asunto es de una
confianza suprema, ─inició Sunday─ por lo que te pediré tu teléfono celular, te
lo devolveré cuando terminemos nuestra plática. ─Extendió la mano y Li depositó
su teléfono; el inglés lo revisó y procedió a apagarlo y lo depositó sobre el
tablero.
─Mi cliente, que solo
conocemos como el señor X, me ha encargado conseguir a un doctor en ciencias
farmacológicas especializado en virología: Encontré dos candidatos, los que no
deberían ser mayores de cuarenta años, pero con la suficiente experiencia en el
ramo pedido; localicé a un americano en New York y a ti; le pasé las carpetas
de investigación al señor X y él te seleccionó a ti. La razón de su preferencia
es que confía más en los chinos que en los americanos.
─Entendido lo
anterior, te daré detalles gruesos de lo que se pretende; cuando recibas el
anticipo, el señor X te dará los detalles de lo que requiere: Necesita un virus
que sea nuevo; que se transmita, de forma inicial de algún animal comestible y
una vez instalado en el ser humano, se propague de persona a persona.
─El laboratorio está
instalado a bordo de un barco mercante que navega entre China y América; no
tocará otro puerto que Hawaii para abastecerse; todo el equipo que formes
vivirá a bordo del buque; tendrán todas las comodidades, pero solo tú tendrás
comunicación con el señor X y siempre con la presencia del capitán del barco;
las necesidades de animales o productos que requieran, las pedirás al señor X y
se harán llegar por cualquier medio a donde se localice el barco en esos
momentos. El tiempo de trabajo tú lo determinarás; en cuanto se termine a
satisfacción del señor X, quedarán libres en el lugar que ustedes decidan.
─Eso es todo lo que
puedo decirte. Si estás de acuerdo, dime en qué lugar deseas que se te deposite
tu anticipo; los gastos de tu personal serán pagados en efectivo a bordo del
buque por medio del capitán; no firmarán ningún recibo o documento a cambio de
su paga, aunque a bordo no tendrán necesidad de gastar ni un centavo. Un detalle
último: nadie de tu personal deberá tener vicio alguno, a bordo no hay bebidas
alcohólicas, no hay tabaco ni droga alguna; ten cuidado cuando los contrates y
hazles saber que cualquier indiscreción puede costarles la vida… esto va para
todos, Huang.
─¿Es amenaza?
─No, solo una
advertencia, el asunto es delicado y se requiere de personas inteligentes en
todos sentidos.
─Entiendo, antes de
embarcarme necesito reunir el equipo; algunos aquí, otros en América, el
principal de ellos, que es de absoluta confianza: mi primo Li, de San Francisco;
es posible que en Silicon Valey pudiese encontrar un ayudante para Li.
─Huang, te voy a
entregar este teléfono celular, solo te servirá para tener conferencias con el
señor X. A mí me podrás llamar de tu teléfono, pero solo para establecer alguna
cita, jamás mencionarás nada de nuestro asunto mediante líneas telefónicas.
Desde este momento estás bajo el cuidado del señor X, conocerá todos tus
movimientos. Cuando llegues a la ciudad que hayas acordado visitar en busca de personal
y que habrás indicado al señor X, te comunicarás con él por el teléfono
especial; lo mismo cuando partas, indicarás tu próximo destino
Capítulo 2
2018 Verano.
En el Millennium Cruise,
elegante y concurrido casino de Hong Kong, un gran reloj colocado en un muro,
sobre la zona de tragamonedas, indica las 18:00 horas. Un ventanal mira hacia
el Mar de China, donde se ve un intenso tráfico de embarcaciones de diferente
tipo. Una milla al oriente se encuentra fondeado un enorme yate de lujo; sobre
su segunda cubierta se ven algunos cuerpos recibiendo los últimos rayos
solares.
El lujoso yate viaja
por los mares del mundo; siempre fondea antes de llegar a los desembarcaderos.
La embarcación de nombre “The God’s eye” navega con bandera liberiana y
está a nombre de una oscura organización comercial.
El capitán del barco,
un experimentado chino de nombre Xian Fong, era quien recibía instrucciones del
personaje que se ostentaba como Capo di tutti i capos, a quien se identificaba
como señor X; nadie conocía su rostro, solo lo escuchaba el capitán por su
intercomunicador. Un cocinero italiano y su ayudante; tres recamareras; cinco
personas de intendencia y cinco marineros era toda la tripulación del yate.
En el camarote principal
había una puerta disimulada que, mediante un elevador de silla, llegaba al
fondo del yate, donde se abría un espacio y se encontraba atracada una lancha
de alta velocidad. Que por las noches y solo con el conocimiento del capitán
Fong, el señor X abandonaba el yate y se dirigía a alguna reunión secreta, que
se realizaba en cualquier lugar del mundo. Bastaba una llamada del señor X,
para que de los cinco continentes se dirigieran de inmediato al punto de la
reunión. El misterioso jefe se presentaba siempre disfrazado de anciano,
encorvado y valido de un bastón para caminar. Nadie sabía que era un bastón
electrónico construido bajo su propio diseño.
El mango contenía una
cámara de video de alta resolución con capacidad para quince horas de grabación;
el cuerpo del bastón era un fusil de 9 mm con tres cartuchos útiles. Además de
todo, si pensaban que ese anciano era presa fácil, se podrían llevar una
desagradable sorpresa; el señor X era experto en Kendo japonés o “camino
de la espada”. El video era mandado mediante transmisión satelital a su
ordenador a bordo del yate.
Esa noche el señor X,
en su carácter de anciano, había citado a sus socios en el casino Millennium
Cruise; era de su propiedad bajo nombre supuesto: Alexander Semianev, ruso
de Moscú, propietario también de minas diamantíferas en Siberia.
En la sección
administrativa del casino, en una enorme sala de juntas con vista hacia el Mar
de China, le esperaban cinco personas que representaban, cada una, a otras
cinco personalidades; esas veinticinco personas eran la cabeza de doscientos
cincuenta capitales multimillonarios que eran la cúspide de la pirámide; una
oscura organización con el extraoficial nombre de “La Sombra” La organización
piramidal se había formado desde veinte lustros atrás, con diferentes nombres.
Su origen, según se cuenta, sin documento que lo pruebe, fue en Londres, en el
palacio de Buckinham.
«Es curioso ─pensaba Semianev─, que ese gran palacio
haya sido construido como un “pequeño hotel” para John Sheffield, el Primer
duque de Buckinham y Normanby en 1703…, tal vez por ese antecedente hubo, años después,
una reunión en otro prestigioso hotel, el Bildenborg de Holanda, donde cada año
nos reunimos, ─previa invitación─, los capitalistas importantes e
influyentes del mundo. Este viejo proyecto cristalizado de a poco. Siete
generaciones de Semianev han trabajado con este fin; de cazadores furtivos en
las tundras siberianas a la fortuna que se ha acumulado y la que yo ahora
resguardo e incremento, Hace seis generaciones dejamos de ser siervos de los
señores feudales; ¡Ahora somos Los Señores»
De pronto fue vuelto a
la realidad, cuando uno de los sirvientes del casino le comunica que sus
invitados lo esperan.
─Perdón que lo
moleste, señor, pero han llegado sus invitados, están en el salón.
─No te preocupes,
muchacho, diles que pasen; condúcelos a este despacho.
Uno por uno fue
pasando, hacían una discreta reverencia al anfitrión y buscaban sus asientos;
sus nombres están escritos en tarjetas, frente a cada carpeta de trabajo.
Herr Vanderhall Holandés.
Administrador de importantes fortunas golondrinas.
Mr. H. C. Morhell Americano. Representante de inversionistas de capitales bancarios mundiales.
Sir A. MacOldman Inglés. Representante
del Banco Mundial y de fuertes empresarios de laboratorios de productos
farmacéuticos.
Mesie, Lefranck Francés. Representante de los
principales vitivinicultores mundiales
Herr F. Karlfenhose Alemán.
Representante de capitales petroleros mundiales.
─Bienvenidos todos,
socios y amigos ─saludó Semianev─, los he citado porque tenemos noticias. Les
informo que desde hace pocos meses se trabaja en el medio para que lancemos una
nueva pandemia, espero que tan letal como la de 1918; en aquella ocasión
pudimos mezclarla con la llamada Primera Guerra Mundial; hasta la fecha no
terminan las especulaciones de su origen: se habla de China, Kansas en los
Estados Unidos y Asia Central, pero se le identifica como la “Gripe española”
─Todo esto nos fue
conveniente; en realidad la iniciamos en Rusia, había una enorme cantidad de
soldados americanos al terminar la guerra; el clima, en esa ocasión un invierno
muy frío, ocasionó una epidemia de gripe común, lo que enmascaró la
introducción del virus H1N1; los soldados que volvían a sus hogares se
encargaron de diseminar el virus por Europa y América; se le llamó Española por
que fue en España donde la Prensa le dio
gran relevancia en virtud de que tal país no estaba involucrado en la
guerra y no había censura en lo que publicaban. Fue una gran pandemia, pero no
cundió en todo el mundo, en esos tiempos no había la movilización humana de
este tiempo.
─Cometimos un gran
error entonces, murieron muchos niños y jóvenes; tal vez pocos adultos mayores,
que debe ser nuestro objetivo, ya no son necesarios y consumen demasiados
recursos pecuniarios y alimenticios y no aportan a la producción. Este punto es
uno de nuestros objetivos: La desaparición de la clase consumidora no
productiva o debilitada por diversas causas, de poca o nula utilidad.
─Con ese objetivo
hemos montado un gran laboratorio al norte de China y contratado a un
prestigiado doctor en química farmacológica y a un doctor en informática; ellos
y todo su equipo trabajan a bordo de un barco carguero preparado para la
investigación y que navega constante en aguas del Océano Pacífico; en cuanto
tengamos terminada la investigación, todo el equipo, excepto los dos doctores,
serán regresados a tierra muy bien pagados e instruidos en la secrecía
correspondiente, advertidos de que cualquier indiscreción les costará la vida;
con uno que ocurra y así será, sabrán que la advertencia es cierta. El
laboratorio de China producirá la vacuna que distribuiremos en el momento
adecuado.
─Este es uno de los
pasos que nos acercará a nuestro objetivo final: La reducción de habitantes del
planeta hasta mil millones ─los asistentes hicieron sonidos y movimientos de
inconformidad que percibió Semianev─, ¿les asombra o extraña?
─No será tan rápido
como pueden imaginarse es un proceso que está programado por una ruta crítica;
para su comprensión les proporciono esta secuencia simplificada. Esto viene de
mucho tiempo atrás: Hemos recurrido a los alborotos sociales, al chantaje
económico a los gobiernos; a derrocarlos si fuese necesario; manipulamos los
mercados, el petróleo, etc. Sus representados tienen bien conocidos los métodos
y los tiempos adecuados.
Ruta crítica, secuencia de pasos:
Crecimiento de la
delincuencia ─0─ manifestaciones populares ─0─ caída de los precios del
petróleo ─0─ siembra del virus─0─ tardía reacción en reconocer la epidemia ─0─
desarrollo de la pandemia ─0─ desinformación de los medios ─0─ lentitud en la
creación de vacunas ─0─ cierre de bancos, escuelas y negocios ─0─ errática
entrega de vacunas ─0─ movimientos bursátiles ─0─ crisis económica mundial.
─Ese es mi informe
─continuó Semianev, (señor X)─, para que le informen al resto del grupo. Ahora
la instrucción es que empiecen a mover las bolsas, que suban y bajen y en dos
semanas, que los árabes anuncien que exportarán un gran volumen de barriles de
petróleo; eso derrumbará los principales indicadores. Los rusos no
reaccionarán, su precio estimado es el menor del mercado; Venezuela tiene
graves problemas, envíen dinero a sus cuentas secretas para que permanezcan
callados; México nos dará algunos problemas, pero tiene un buen seguro que le
responderá en un precio que tienen estimado para evitar que haya serios problemas
presupuestales. Los americanos, enterados desde hace tiempo de este proyecto,
han empezado a almacenar sus excedentes en minas abandonadas y en pozos
agotados. Metan miedo en los mercados. Dos semanas después sembraremos el
virus; de cinco a diez días empezarán a surgir casos que se confundirán con
dengue y gripe común. En la próxima reunión les indicaré la logística que
seguiremos en la propagación de la pandemia.
El magnate miró a cada
uno de los cinco asistentes, esperaba alguna reacción o aclaración a lo
expuesto; en vista de que ninguno parecía requerir otra cosa. Se levantó y despidió
a sus visitantes.
─Gracias por su
asistencia, caballeros, ahora si desean jugar en el salón, saben que disponen
de cien mil dólares americanos cada uno; hasta que lo pierdan o salgan
millonarios; su suerte lo decidirá. Todo lo que consuman, solo firmen la
cuenta, Buenas noches.
El señor X hizo una
ligera reverencia, los visitantes salieron de la sala de juntas y se dirigieron
al salón principal. Cada uno, según el huso horario de su país, transmitiría su
informe en mensajes cifrados y distribuidos por el satélite de uso particular
del “Grupo de los 300”. Semianev descolgó su intercomunicador y llamó a
Seguridad.
─Señor Ming, ─dijo a
quien respondió─ siga a los caballeros que salieron de la sala de juntas, vea
que les entreguen fichas por cien mil dólares americanos a cada uno. Quiero
imagen y audio de todos sus movimientos, me los envían al “The God’s eye”
como usted sabe.
Sin dar conocimiento a
nadie y mediante una salida oculta, abandonó el casino en un Mercedes Benz
negro, que lo esperaba en el sótano del edificio vecino y se perdió en la noche
de esa ciudad que nunca duerme.
Capítulo 3
Invierno de 2018.
En algún punto del
Pacífico del Sur. A bordo de un potente helicóptero militar, J. S, Huang es
trasladado a algún incierto punto; un par de soldados uniformados, armados con
potentes fusiles de asalto Kalashnikov vigilan por la puerta abierta del
aparato. En una banca, atado al fuselaje de la nave, Huang mira con
preocupación las aguas del océano; abrazado a un maletín asegurado con clave
para abrirlo, sujeto a su muñeca izquierda, que contiene todos los documentos
relacionados con su investigación; todo ello respaldado en un USB de gran
capacidad que le había proporcionado el capitán del barco carguero donde
trabajaba. Lo habían recogido en un campo habilitado en la selva a donde había
sido conducido por un auto Mercedes Benz gris con placas diplomáticas que lo
esperaba en el aeropuerto de ciudad Ho Chi Minh; no le informaron a dónde se
dirigían, solo que el señor X lo esperaba.
Después de un vuelo de
dos horas, tuvieron a la vista un enorme yate de color blanco. El helicóptero
sobrevoló en círculos hasta recibir el permiso para posarse en el yate. Con
habilidad, el piloto descendió en la plataforma circular de color rojo óxido.
Un soldado soltó el cinturón que sujetaba a Huang, indicándole que podía
descender. Lo esperaba un oficial de marina vestido de blanco con una gorra
azul reglamentaria; lo recibió y condujo a la segunda cubierta, en tanto el
helicóptero ascendía y se perdía rumbo a tierra.
Llegaron a una especie
de sala de juntas con una mesa rectangular para diez a doce personas. Le indicó
sentarse en la cabecera de la mesa cercana a la puerta, el oficial extrajo una
llave y abrió la cadena que le sujetaba el maletín. Salió el marino y se
apagaron las luces; las claraboyas que permitían ver el mar fueron cerradas en
forma remota. Una espesa negrura lo envolvió. De pronto, frente a él se
encendió una brillante luz y notó que una persona se sentaba en la cabecera de
la mesa del extremo opuesto y se escuchó una voz metálica, deformada por medios
electrónicos.
─Sea bienvenido,
doctor Huang, soy el señor X y jamás me conocerá, usted comprenderá que la
seguridad debe ser extrema. Estoy muy satisfecho con su trabajo y profesionalismo;
hemos investigado los antecedentes del doctor Li, su primo y son excelentes.
Una buena elección para complementarse con sus investigaciones.
─Gracias por la
bienvenida, señor ─respondió Huang─, le aseguro que esperaba encontrar medidas
de seguridad, pero nunca me las imaginé de esta forma. Me alegra que esté
satisfecho con mi trabajo y sí, la elección de mi primo, con su preparación y
experiencia, es la adecuada para continuar la segunda fase del proyecto.
─En efecto, doctor Huang,
de acuerdo con la ruta crítica que se elaboró, estamos bien; con un ligero
adelanto muy satisfactorio. Su laboratorio se encuentra instalado y abastecido,
conforme a la lista de necesidades que me hizo llegar. A bordo de este yate
hemos adecuado un lugar para que empiece usted a trabajar con la segunda fase,
en tanto llegamos a Honolulu, donde volverá para abordar el mercante “Mercurio”
─Antes de ello, señor,
debo viajar a San Francisco para recoger a mi primo; no le he dicho nuestro
itinerario ni sitio donde está el laboratorio, de acuerdo con sus
instrucciones.
─Eso me parece
correcto, doctor Huang y estoy de acuerdo, de Honolulú volará a San Francisco,
dispondrá de cuatro días para que el doctor Li haga su equipaje y se despida de
su familia; solo estarán informados que vuelan a Honolulu para empezar su
trabajo. Cuando el “Mercurio” se encuentre fuera de las aguas territoriales
americanas, un enviado de mi confianza le explicará al doctor Li cuáles serán
sus ocupaciones. Le recuerdo, no deberán llevar sus LapTops; antes de abordar
el avión, apagarán sus teléfonos celulares y al llegar al barco carguero los
entregarán al capitán Daisuke; tendrán comunicación con el exterior, pero
siempre en presencia del capitán. No deberán llevar ningún dispositivo de respaldo
de información; en su momento, el capitán les presentará a un enviado personal
que hará todo el respaldo. ¿Alguna duda?
─Ninguna duda, señor,
espero no tener que informar el color de calzones que uso ─dijo irónico y
sonriente, ante las carcajadas del señor X─.
─A partir de hoy,
doctor Huang, dispondrá usted de diez días de vacaciones a bordo del “The God’s
eye”, tienen preparado un camarote para usted, encontrará todo lo necesario
para tener unos buenos días de reposo: Biblioteca; televisión satelital para
encontrar programaciones de cualquier país del mundo; una Lap Top que podrá
utilizar como usted guste, con la advertencia de que todo lo que haga en ella,
páginas web que abra; correo electrónicos que mande y reciba; todo en general,
será grabado en nuestro laboratorio informático.
Le recomiendo
discreción y no romper las reglas que tan bien ha respetado hasta ahora. Tendrá
buena compañía de bellas chicas que viajan con nosotros. Como supondrá, no hay
bebidas alcohólicas ni substancias prohibidas. Disfrute sus vacaciones.
El extraño Señor X se
levantó y abandonó el recinto; se apagaron las luces y abrieron las claraboyas;
el oficial que lo había recibido, lo esperaba al salir y lo condujo a la
primera cubierta, donde cuatro lindas jóvenes tomaban el sol en diminutos
bañadores; le sonrieron a Huang en tanto su guía lo encaminaba a su camarote.
Su equipaje estaba
dispuesto sobre un taburete. Se quedó a solas y revisó con cuidado todo el
camarote. No encontró ningún objeto de
espionaje. Sobre la mesa de trabajo, junto a una Lap Top, estaba su teléfono
celular y junto el teléfono especial con que se comunicaba con el Señor X y con
William Sunday, el hunter. La computadora estaba encendida, entonces
comprendió que ese era el sistema de vigilancia; tal vez fuera del camarote
hubiera todo un entramado de cámaras de video para vigilar a todos, tripulantes
y visitantes
Capítulo 4
Año 2015.
En una fastuosa
residencia en Menlo Park. El hombre, echado sobre un camastro, se asolea
mientras bebe un refrescante Gin and tonic con unas hojas de menta, como
a él le gusta; atento, alejado de manera conveniente, su barman personal está
pendiente en su cantina; limpia la barra y permanece a la espera de que le
hagan la seña para servir otra bebida.
El propietario de la
residencia es un poderoso magnate de la industria informática. De complexión
robusta, alto, rubio, no esconde su descendencia vikinga; Viktor Masterson, es
hijo de un inmigrante sueco, residente de Gotemburgo, Suecia y emigrado a New
York, huyó del nazismo que perseguía a los judíos. En Manhattan estableció un
taller de reparaciones y ventas de radios y equipos de comunicaciones Emanuel
Masterson era ingeniero en electrónica y pronto se hizo de una buena clientela.
Conoció a una linda americana y en 1958 nació Viktor, hijo único que creció
entre tornillos, resistencias y bulbos y se hizo aficionado a la electrónica.
Desde su tiempo en la
escuela elemental Viktor se iba al taller de su padre a realizar sus deberes
escolares y su padre estaba pendiente de que lo hiciera de forma correcta, con
limpieza y pulcritud; cuando tenía alguna duda, su padre le indicaba los libros
que debería revisar para resolver la duda que tenía. Pocas veces tuvo que dar
la respuesta el padre; esa buena costumbre inculcada en la niñez perduró en
toda su vida estudiantil.
En tanto estaba en el
taller, escuchaba a su padre platicar con algún cliente, dando explicaciones
acerca de las fallas que presentaban los aparatos que le llevaban a reparar,
tenía la paciencia de indicar qué elemento fallaba y porqué afectaba al radio o
grabadora que le llevaran. Ya fuese un bulbo con el filamento fundido, o alguna
resistencia o conexión fallida. Viktor todo lo almacenaba en su memoria. Cuando
terminaba de hacer sus deberes y luego de revisarlos, su padre los aprobaba, se
quedaba a su lado él, para ver cómo trabajaba en la reparación de los equipos
electrónicos.
Tiempo después y bajo
la mirada y guía de su padre, empezó a realizar pequeñas labores en las
reparaciones; de esta forma, hacía una soldadura aquí, reemplazaba alguna pieza
o elegía la refacción adecuada, Vicktor se hizo un eficiente colaborador de su
padre y percibía un salario establecido y convenido con su padre, así pagó sus
estudios sin ser una carga en la economía familiar.
En 1978
Viktor Masterson
alcanzó el doctorado en informática con summa cum laude. Por su gran estatura,
seis pies cuatro pulgadas y una brillante cabellera rubia, era el capitán del
equipo de futbol universitario y el ídolo de las chicas. Al terminar el
doctorado, con el apoyo de su padre y asociado con un amigo, de nombre Esteban
─apodado “El manitas”─, fundaron una empresa para desarrollar un sistema
operativo para los nuevos ordenadores que revolucionaban el mundo. Su socio era
un genio para el software y él, siendo bueno, era mejor como negociador.
Desde que era estudiante de electrónica, Viktor
había pensado en desarrollar un aparato volador que pudiera ser operado a
distancia mediante las ondas de radio. Se había pasado noches enteras en su
diseño; basado en los juguetes de control remoto, de los cuales había comprado
varios diferentes, desde autos, hasta aviones
Para iniciar su
negocio, el padre de Viktor les prestó una bodega que tenía desocupada; ellos
se encargaron de limpiarla; pintaron los muros de un blanco inmaculado y un
electricista calificado les hizo una instalación eléctrica de acuerdo con sus
necesidades; compraron un par de mesas de trabajo y llevaron sus propios
ordenadores para empezar. Cuando todo estuvo listo para trabajar, tuvieron su
primera reunión para definir el proyecto a realizar.
Viktor sirvió unas
copas de vino, pero Esteban prefirió un té verde; sus costumbres alimenticias
eran peculiares.
─Brindemos por el
éxito de nuestra empresa ─propuso Víctor al levantar su copa─, debemos ponerle
un nombre a este niño que nos ha nacido: Propongo se denomine Future@online;
considero que este nombre representa nuestro objetivo.
─Mira que no me parece
mal, socio, debemos mirar hacia el futuro para llevar ideas nuevas y, desde
luego, que será relacionada con el mundo de la informática; propongo que tal
nombre se represente con algo natural, que induzca a pensar en que romper lo
establecido nos puede llevar a nuevas satisfacciones… ─se quedó en silencio
pensando en alguna cosa natural… «me gustan la fruta y las verduras»─.
─Pero dejemos de soñar
─volvió a hablar Esteban─, te voy a exponer cuál es el proyecto que he traído
en mente desde hace tiempo: Pienso que las comunicaciones, deberían ser no solo
rápidas, sino cómodas y que un aparato no solo sirva para hablar, sino que
tenga otras prestaciones; he pensado que pueda enviar y recibir textos e
imágenes; tal vez hasta pueda ser una cámara fotográfica. Creo que lo podamos
lograr.
─Me parece bastante
futurista, pero vale la pena estudiarlo con calma. Por mi parte ─expuso Viktor─,
he trabajado en un aparato volador que se opere a distancia, como los
cochecitos a control remoto, pero volador…
─¿Estás pensando en un
avión? ¿En un juguete?
─No, no pienso en un
juguete; el ejército ha desarrollado aviones a control remoto, basados en las
experiencias alemanas con sus bombas voladoras que tanto daño hicieron, en
especial en Londres, ya cerca del final de la guerra. Pero yo voy adelante de
eso. Imagina un pequeño dispositivo que se eleve y descienda de forma vertical
y con la potencia suficiente para llevar cierta carga; por ejemplo, una cámara
fotográfica que pueda tomar imágenes de sitios difíciles para los
emplazamientos tradicionales; tomas aéreas de zonas boscosas o urbanas
complicadas; vigilancia policiaca; incendios forestales; etc. Sobre ello he
trabajado, en el desarrollo del sofware necesario e imaginado la forma;
debo buscar un diseñador, tal vez un especialista en aeronáutica y que
trabajemos en conjunto. ¿Qué te parece?
─Me entusiasma, no lo
niego, pero nos llevará tiempo lograrlo. Si te parece, yo seguiré en el desarrollo
de mi idea de un teléfono del futuro y tú negocias con los fabricantes de lo
que requiramos y en tu tiempo libre, sigues con tu idea del aparato volador; lo
importante es que en breve tiempo podamos tener ingresos para el negocio, de
otra forma no podremos sostenerlo por mucho tiempo.
─Estoy de acuerdo,
dame una idea de lo que traes en mente y yo busco quien nos haga los prototipos.
Bajo ese esquema de
trabajo, empezó a funcionar Future@online. Fueron días y noches de intenso
trabajo, construcción de algoritmos; interpretación en lenguaje informático;
diseño del objeto en busca de lo compacto, fácil de llevar y sencillo en su
operación. En tanto Esteban trabajaba en la programación, elaboraba los diseños
dibujados con las medidas aproximadas, Viktor se puso a buscar los fabricantes
necesarios para fabricarlas: Placas de circuito, antenas integradas, teclados,
baterías, pantallas LCD, micrófonos y altavoces.
Fueron meses intensos
de viajes constantes; desde México hasta la Patagonia; a China, Corea,
Australia, etc. Cuando Viktor regresó a New York, llevaba una gran maleta con
prototipos físicos de los elementos que Esteban requería para montar las piezas
de su rompecabezas.
Eran partes construidas
por fábricas diferentes, de forma que ninguna de ellas supiera cuál era el
destino final de la parte entregada. Solo estaba basada en un modelo tomado de
un plano detallado de medidas y puntos de conexión y ensamble. El plano
mostraba el sitio donde se conectaría a una antena y donde se conectaba con
algún otro componente; desde luego que no faltó algún detalle que al momento de
la integración no encontraba acomodo, de manera que varias veces se tuvieron
que rediseñar componentes y cuidar que no afectara a lo que ya estaba completo.
Nuevos viajes para obtener la pieza adecuada y por consiguiente mayores gastos.
Las tarjetas de crédito de los socios estaban por llegar al punto máximo y los banqueros
ya arrugaban la nariz cuando recibían nuevas solicitudes de ampliación de los
créditos, pero la capacidad negociadora de Víktor y el respaldo de su padre, le
daba un poco de oxígeno.
Cuando tuvieron
ensamblados dos equipos, Viktor se fue a su casa y Esteban permaneció en el
taller; habían establecido un permiso temporal para el desarrollo del producto,
utilizaron las antenas celulares de una importante empresa telefónica que tenía
por escrito la promesa de ser la primera opción de compra en caso de que fuese
aprobado el prototipo.
El teléfono era
novedoso, pequeño, cabía en la palma de la mano de un adulto y recordaba una
castañuela española, se abría y en la tapa estaba la pantalla y en la base el
teclado telefónico. A la hora acordada y con los números prestados por la
telefónica, Esteban llamó a Viktor, que se encontraba con su padre en el
taller; de pronto sonó el llamado de su teléfono y al abrirlo se iluminó la
pantalla, que indicaba el número del teléfono de Esteban.
Fue una experiencia
sensacional, el pequeño teléfono funcionaba, solo era extraer la antena y estar
dentro de un área geográfica que alcanzara la señal de la repetidora, Emmanuel,
padre de Víktor estaba satisfecho de los progresos alcanzados por su hijo.
Ahora venía la parte
difícil de conseguir, los fabricantes que hicieran la producción que requerían;
desde luego contaban con el respaldo de la telefónica que sería la primera en
lanzar el novedoso producto entre su clientela habitual. Con ese respaldo, los
fabricantes no pusieron objeciones para aceptar los encargos. Que deberían
estar completos para su montaje y prueba.
Víktor se puso en
comunicación con sus contactos para que le consiguieran un sitio adecuado para
el montaje y crecimiento que esperaban en poco tiempo. El sitio fue ubicado en
Silicon Valey, en la costa oeste del país. En tanto avanzaba el montaje bajo la
dirección de Esteban, su socio, junto con la telefónica lanzaron una campaña
publicitaria a nivel mundial, invitaban a las personas adecuadas a la
presentación anual de equipos y sistemas informáticos. El primer lote ofrecido
a la empresa telefónica fue de dos millones de teléfonos celulares, por lo que
se instalaron las antenas repetidoras por todo el país y se hicieron las
contrataciones adecuadas para la utilización de satélites para la comunicación
transatlántica.
Pero todo eso era la
historia de Víktor, unos meses antes su socio Esteban había fallecido en un
accidente de automóvil y él ahora era un gran magnate; uno de los pocos
multimillonarios americanos y uno de los trescientos invitados al hotel
Bildenborg.
Eran varias salas
donde se efectuaban reuniones por especialidades y que una acción podía mover
la vida económica o social del planeta. Desencadenar una guerra o derrocar un
gobierno. Igual podía provocar una pandemia. Esto era “La Sombra” los
trescientos rostros del Nuevo Orden Mundial.
En esa reunión Víktor
se encontraba con el grupo de tecnología, que tenía encomendada la producción
de un virus suficiente para lograr una buena reducción de la población. Hablaba
Alexander Semianev, el señor “X”
─Caballeros, ─saludó
con una inclinación de cabeza─, les comunico la buena noticia: está listo el
virus que tenemos encomendado; es tal su malignidad, que puede producir daños
pulmonares, hepáticos o renales, con singular energía actúa sobre cuerpos
debilitados por diabetes, hipertensión arterial, Epoc, males muy afines a
personas en edad avanzada; desde luego que no discrimina a otras edades, en
tanto haya una disminución de las defensas orgánicas por otras causas. Tiene
también la peculiaridad de regenerarse y modificarse para crear mayores
problemas en los rebotes, tal vez el primer rebote sea mas letal. Se ha
decidido que, en el caso de los fallecidos no se encuentren rastros genéticos
del virus, que podrá confundirse con el H1-N1, ya conocido por la humanidad
hace cien años
─Me informan,
─continúa Semianev─, que también está en producción limitada, solo para nuestro
grupo, la vacuna que nos protegerá. La que se hará llegar al público en general
es de protección parcial y será fabricada en diferentes partes del mundo en momentos
distintos.
En otro espacio, se
encuentran reunidos importantes personajes de la industria: alimentos,
fertilizantes, armamentos, petróleo y minería. Esta reunión la encabeza Herr F.
Karlfenhose, magnate de la industria petrolera alemana.
─Amigos y asociados,
nuestro grupo tiene como estrategia mantener escasos los alimentos en todo el
mundo; así mismo, distribuir fertilizantes que contengan sustancias
cancerígenas que se transmitan a las plantas alimenticias. Los suministros de
petróleo árabe se incrementarán en el mercado mundial y la OPEP avalará esa
sobreoferta para obligar a bajar el precio del barril a nivel mundial; eso
afectará de forma particular a los productores latinoamericanos y africanos y
contrarios a los intereses de Arabia Saudita.
─Angola, Libia,
Nigeria y Argelia son los mayores productores de petróleo africanos y tienen
grandes poblaciones de gente consumidora que no produce; lo mismo ocurre con la
India y diversos países de Medio Oriente. Para reforzar las presiones sociales
que causará la baja en los precios, iniciaremos levantamientos populares que
obliguen a una intervención armada de manera eventual. Les comunico que
nuestros socios holandeses ya tienen una buena cantidad de armas atómicas en su
territorio. Estados Unidos se nos ha ido un poco de la mano y algunos líderes
aun piensan en la supremacía de América; impulsaremos a dirigentes afines a
nuestros propósitos, que es llevar la población americana a noventa millones de
habitantes. Se buscará la unificación de Centroamérica con México, cuya
población no deberá superar los sesenta millones y Sudamérica será dividido
entre Argentina y Brasil.
En otra sala, donde
también tiene representación Víktor Masterson es en la de Alta Tecnología.
Fuera de él, que es civil, el resto son militares de alta graduación.
General Jon Claud,
americano; general Helmut Hausensat, alemán; general Yang Ho, chino; general
Ivan Ivaniev, ruso y general Josef van Holden, holandés. La reunión la dirige
Víktor Masterson, americano.
─Caballeros, el general Claud, inspector general de la Sección 51, nos
tiene la noticia de que nuestros amigos y aliados extraterrestres han terminado
con la propuesta de clonación, que lleva por fin la sustitución de dirigentes
que no están de acuerdo con nuestro proyecto del Nuevo Orden Mundial. El
procedimiento es rápido, sencillo y efectivo. A tal grado se ha perfeccionado
el aspecto del sustituto, que su bagaje de recuerdos y conocimientos queda
intacto, pero el microchip que se les coloca en la raíz del cerebelo nos
permite condicionar sus actitudes, para hacerlas afines a nuestros propósitos.
─Como un ejemplo se le hizo la implantación a un presidente sudamericano
y se le ha ordenado llevar una política errática, lo que ha desplomado su
economía y predispuesto al pueblo para un levantamiento, pero se le ha ordenado
reprimir con fuerza excesiva a sus ciudadanos, lo que ha ejecutado a la
perfección. Quedó un leve problema que se ha podido aprovechar, cuando se le
dan órdenes se imagina que le hablan los ángeles, pero ejecuta los trabajos de
inmediato y a satisfacción.
─De acuerdo con la ruta crítica, ─continuó Masterson─, es provocar la
pandemia, lo que encomendaremos al general Ho, que deberá aprovechar la
costumbre milenaria de los mercados de su país de consumir especies exóticas
vivas, que se expenden y consumen en esos peculiares sitios. El virus fue
inoculado en una especie de murciélagos endémicos del norte de china; eso
sucedió hace cinco días, esperamos una respuesta efectiva durante el mes de diciembre,
al calcular los tiempos de incubación del virus y la transmisión a alguna
especie comestible en los mercados chinos. La vacuna para nosotros ya está
disponible y nos será aplicada en el momento oportuno.
El general Helmut Hausensat, representante de Alemania levantó la mano e
interrumpió a Víktor.
─Herr general, adelante, por favor ─indicó Masterson─, le escuchamos.
─Amigos, todo esto que nos ha expuesto Mr. Víktor es muy motivante, pero
me queda la siguiente duda: Todos los gobiernos o digamos, una gran cantidad de
países son miembros del Consejo Mundial de Salud y tienen muy calificados
virólogos que, ante la amenaza de pandemia, lanzarán una alerta mundial,
recomendarán medidas para contener los contagios. ¿Tenemos alguna
contrapropuesta?
─En efecto, general ─replicó Víktor─, en primer lugar, el líder del
Consejo es de los nuestros y tardará en dar la alerta de pandemia, lo que dará
tiempo para que se vuelva incontrolable con los métodos convencionales. Además,
ya tenemos convenios con los grandes medios de comunicación para que difundan
noticias controversiales que tengan en la incertidumbre a los ciudadanos.
Cuando al fin logren convencer a las grandes masas, ya habrá un gran número de
fallecimientos y los hospitales serán rebasados. En los países con grandes
poblaciones, la gente morirá en las calles, pero las mismas autoridades
ocultarán los hechos para no caer en el desprestigio popular y mundial.
─Si en 1918 a 1919 se lograron cuatrocientos cincuenta millones de
muertes, aceptadas por todos, pero nunca confirmados ─los asistentes se
removían inquietos, mas no preocupados─, lo que puede llegar al cuarenta por ciento sobre
la cifra aceptada. En esta época, con el movimiento humano que se tiene en el mundo,
de forma conservadora podemos estimar en mil millones de muertos oficiales, lo
que podríamos confirmar en cerca de dos mil millones. Una buena cuota para
alcanzar nuestras metas.
─El siguiente paso, consecuencia de lo anterior, es la caída de las
economías por la paralización de actividades industriales, comerciales,
educativas. Habrá una gran masa poblacional sin empleo, sin alimentos y con un
gran descontento. Las economías frágiles colapsarán y habrá guerras civiles.
Hay países, como el mío ─dijo Masterson─, en que por años se ha tolerado que
los ciudadanos comunes tengan armas en sus casas; eso no fue una medida
desafortunada, sino seguida con meticulosa observación con vistas al futuro y
ese tiempo ya nos alcanzó.
─En el punto siguiente en la ruta crítica, serán promovidas guerras regionales,
apoyadas por las grandes masas en busca de su alivio económico personal. Como
colofón a todo ello habrá bombardeos atómicos con energía limpia. Eso matará
toda forma de vida, pero dejará útiles las estructuras y nuestros hombres
podrán entrar a las ciudades en pocos días.
Los generales escuchaban las palabras de Víktor, tomaban nota de las
ciudades que serían atacadas, deberían sacar a sus parientes de esas zonas y
enviarlos a ciudades seguras. New York, Manhatan, Detroit, Seattle, San
Francisco, Los Ángeles, San Diego, Houston, Atlanta. Dallas, las Carolinas,
Wasington, D.C. Las ciudades del centro se rendirían al ver la gran destrucción.
─Esta será una guerra corta, pero de gran destrucción; la respuesta de
los Estados Unidos será violenta y letal para muchos países, pero necesaria
para alcanzar nuestras metas a mas tardar en el año 2050
Capítulo 5
Hangzhou, China
oriental en el Mar de China, está atracado el carguero chino “Mercurio”. El
doctor John Singer Huang, doctor en química bacteriológica, y su primo Harry
Li, doctor en informática, preparan sus equipajes para descender cuando la nave
esté atada al muelle. El capitán les hace entrega de sus teléfonos celulares y
sus computadoras personales, deseándoles una buena estancia.
─Le informo, doctor
Huang, que todos sus archivos referentes a la investigación que realizó a
bordo, ya se encuentran en los servidores del laboratorio que se ha montado según
sus especificaciones. Li Fang, hombre conocedor del medio en que vivirán les
acompañará a usted y al doctor Li. Él les indicará en donde se hospedarán y se
encargará de que no les haga falta nada. El señor Fang es de la absoluta
confianza del señor “X”.
A indicación de Fang,
unos portadores tomaron los equipajes de los recién llegados y bajaron ligeros
por la rampa de desembarco. En el muelle los esperaba un flamante Hongqi H-9
con cristales polarizados. Un chofer uniformado esperaba a los visitantes, Fang
les cedió el paso.
El auto era
confortable, con finos asientos forrados de piel natural. Huang y Li se
acomodaron, en cuanto Fang cerró la portezuela se hizo un impresionante
silencio y los cristales ahumados les ocultaban el muelle. Silencioso, el auto
se alejó; al llegar a la puerta de salida, los guardias saludaron a la usanza
militar y permitieron la salida sin revisar el interior del auto.
Fang accionó un botón
y un cristal aisló la parte del conductor, de los pasajeros; el guía chino
pulsó un botón y se escuchó la voz metálica del señor “X”.
─Doctores Li y Huang,
sean bienvenidos a nuestro país, deseo se sientan cómodos durante su estancia.
Todo está dispuesto para que se inicie la etapa de fabricación del virus. En la
zona correspondiente encontrará varios ejemplares de los murciélagos que
deberán ser inoculados. Consideramos que veinticinco ejemplares serán
suficientes para que infectar unos cien animales por día.
─En cuento liberen a
los murciélagos, se procederá a vacunar a todo el personal e iniciarán una cuarentena
obligatoria. Por ningún motivo, nadie saldrá de las instalaciones; por los
tiempos que usted nos indica, después de infectados los murciélagos deberán
pasar entre ocho y quince días para que se empiecen a presentar síntomas en
humanos, estaremos pendientes en el exterior.
2019
En un hospital de Fuzhou, una población al norte de China, empezaron a
llegar decenas de personas que presentaban fiebre, dolores musculares y otras
manifestaciones que en un principio hicieron pensar en una epidemia de gripe,
pero en pocos días esas personas presentaban cuadros graves de neumonía que
obligaron a conectarlos a respiradores artificiales, pero al no conocer el
origen del mal empezó una gran mortandad de pacientes.
En poblaciones
rurales, donde los hospitales estaban retirados de las comunidades, los
enfermos morían en el campo o en las calles, antes de recibir atención médica.
Ante la urgencia, la Agencia Mundial de la Salud intervino para intentar
identificar la causa de la enfermedad, localizar los medios de contagio y
determinar al paciente Cero.
Pasaron dos semanas en
que no fue identificado el germen, mientras tanto la epidemia salió de los
límites territoriales de China. Las fronteras de ese país son de las mas
concurridas y cientos de vuelos parten o llegan; sin saberlo, llevan con ellos
el germen de la ya declarada pandemia.
En tanto se identifica
con seguridad el germen y la forma en que ha llegado al hombre, se recuerdan
las recomendaciones de la pandemia del 18; se pide a la población permanecer en
sus domicilios. Se cierran tiendas, sitios de esparcimiento y espectáculos,
escuelas y universidades. El mundo parece paralizarse ese fin de año en Europa;
España, Italia, Francia y Alemania son los mayores afectados. Algún país cierra
sus fronteras y cancela los vuelos, pretende de esta forma contener los
contagios que lleguen del exterior. Se implementa el uso de cubrebocas y se
aconseja lavar las manos con agua y jabón.
2020
Todo parece incapaz de
contener la pandemia que en los primeros días de 2020 cruza el océano y se dan
los primeros brotes en los Estados Unidos, aunque ya se tiene determinado que
se trata de un virus nuevo, de la variedad conocida como Corona, se desconocen
sus formas de transmisión. A finales de 2019 se identificó al Sars-Cov-2.
A bordo del “The
God’s eye” que viaja a navega en aguas de Hawaii, se celebra una reunión de
evaluación de las primeras acciones y resultados conocidos mediante video
conferencias dirigidas por Mr. X oculto de forma conveniente por potentes reflectores
que solo permiten ver su silueta.
─Dígame, Vanderhall,
¿empiezan a reaccionar los mercados de capital?
─Así es, camarada, de
acuerdo con lo programado y debido al pánico que se empieza a sentir y que
nuestros amigos de los medios de comunicación han fomentado, se han retirado
importantes inversiones europeas, lo que, en un principio, ha causado
nerviosismo en las Bolsas mundiales.
─¿Qué nos puede decir, amigo Morhell?
─Nuestros principales
clientes en el mundo, temerosos por los disturbios sociales que se desarrollan
en distintos países y desde luego, por la baja de producción motivada por el
cierre de fábricas, comercios y la fuerte caída de productos agrícolas, incluso
el cierre de bancos para evitar contagios ha colapsado la economía de países pequeños,
lo que ha llevado a que los clientes de bancos exijan se les hagan efectivos
sus capitales y ahorros. Esto ha ocasionado la intervención de las fuerzas del
orden.
─Perdón que
interrumpa, Mr. Morhell ─habló Mr. X─, además de los ahorradores, ¿hay manifestaciones
de otra índole?
─Desde luego que sí,
cosas incomprensibles en estos momentos: Hay grupos profesionales que motivan
disturbios callejeros violentos por el cierre de pequeños y grandes negocios; ha
habido compras de pánico en supermercados, de forma extraña se han concentrado
en la compra de papel sanitario, lo que causa descontentos adicionales a
clientes que llegan en su busca y ven los anaqueles vacíos; situaciones de
reconocimiento de género de mujeres encapuchadas, con toma y destrucción de
oficinas gubernamentales; por desabasto de combustibles en algunas ciudades,
esto ha ido de la mano con la sobreoferta de petróleo de Arabia Saudita, que en
países africanos ha llevado al cierre de refinerías, y dejado sin ingresos a la
empobrecida población. Aunado a esto, el reabastecimiento de los puntos de
compra se ha entorpecido porque el transporte marítimo y por ductos se tardan
en llegar a las zonas de recibo y distribución de combustibles. En las grandes
ciudades se ven largas filas de vehículos en espera de ser atendidos. Ante tal
demanda, se han tenido que limitar a la venta de pocos litros a cada cliente,
con las molestias y disturbios consecuentes.
─En américa Latina
─informa el americano─, las motivaciones de los disturbios varían de un país a
otro, los factores detonantes incluyen la desigualdad, los subsidios, el
descontento de los electores, la corrupción, los niveles de delincuencia, los
problemas ambientales y la calidad de los servicios públicos.
─Esto es sensacional
─dijo X entusiasmado─, no cabe duda de que hemos adquirido una buena
experiencia en la materia de crisis mundial, lo que nos augura un éxito
a futuro de nuestro avance al Novus Ordo Seclorum, como de manera
impecable nuestros socios supieron imprimir en la moneda americana. Hemos
sabido leer el futuro.
La charla triunfalista
continuó, lamentaban los asistentes a la video conferencia el no poderse reunir
para compartir una copa de champaña. Visto sin objetividad, se podría pensar
que lo logrado ha sido un tiro en el pie, pero el grupo sabe muy bien
los caminos que deben recorrer para llegar a la meta propuesta.
Capítulo 6
2020
Los químicos trabajan
a marchas forzadas, vestidos como astronautas, concluyen que el virus se
propaga entre humanos y animales. Los primeros infectados en China comieron
alguna variedad de murciélago o mamífero pequeño, huésped natural de aquellos.
Su transmisión en humanos es por aerosoles de saliva al hablar. Ya con estos
elementos se determinó que, donde se reunieran grupos de personas se debería
mantener una distancia mínima de un metro y medio, a esto se le denominó “la
sana distancia”.
Las poblaciones se
encuentran aterradas, encerrados en sus casas, los ciudadanos desesperan por no
tener los ahorros suficientes para sostener por mucho tiempo a sus familias,
con las fábricas y comercios cerrados al igual que las escuelas y
universidades, crean dentro de los hogares situaciones de crispación nerviosa,
lo que ha ocasionado que algunos desesperados se lancen a las calles en busca
de una solución que nadie sabe cuál sea, propician con esas actitudes un
crecimiento de los contagios.
Algunos países
americanos que, por ignorancia o corrupción desviaron los fondos públicos
dedicados a la salud, ven ahora, preocupados, que carecen de los centros
hospitalarios, los que tienen son insuficientes y equipados de forma
deficiente, lo que ocasiona que no tengan capacidad material para atender las
oleadas de pacientes infectados que quedan estacionados en los parques y las
calles aledañas a los escasos centros hospitalarios que hay en sus ciudades. A
marchas forzadas se encuentran los gobiernos que intentan terminar las
construcciones suspendidas y abandonadas y se dan cuenta que no tienen el
personal calificado suficiente para atenderlos.
Es tanta la urgencia
por la carencia de médicos especialistas, que los pocos hospitales que
funcionan echan mano de médicos de otras especialidades y en conferencias
improvisadas imparten los conocimientos básicos para que, por ejemplo, un
odontólogo sepa manejar en terapia intensiva a un paciente con crisis
respiratoria. No es fácil para ellos hacer una intubación. Lo mismo ocurre con
el personal de enfermería, apoyo indispensable para que un hospital funcione de
manera adecuada.
Eso si hablamos de las
ciudades medias y grandes, en poblaciones pequeñas o localizadas en las zonas
rurales, la situación no es desesperada, es aterradora porque no existen ni tan
siquiera clínicas rurales suficientes, lo que ocasiona que se pretenda llevar
pacientes graves a lomo de mulas o caballos por la carencia de medios de
comunicación, Hay muchos fallecimientos y sus cuerpos son sepultados en el
monte, para evitar que siga la propagación de la enfermedad.
2021
En tanto científicos
de todo el mundo intentan encontrar los medicamentos adecuados para atacar a la
enfermedad y evitar que lleguen los pacientes a terapia intensiva y en pequeños
laboratorios privados en universidades, se afanan en la búsqueda de una vacuna
efectiva para lograr una inmunidad a la brevedad posible.
Tal como fue diseñado,
el virus ataca a los ancianos que presentan enfermedades crónicas consideradas
propias de la edad, como hipertensión o diabetes; padecimientos autoinmunes
como el EPOC, la enfermedad pulmonar oclusiva crónica, que empiezan a morir ante
la impotencia de los médicos tratantes. En el primer trimestre del año ya se
cuentan por millones los fallecidos en el mundo, aunque los gobiernos maquillan
los resultados. Se insiste en el slogan “quédate en casa”, usa el cubre
boca, procura la sana distancia y no asistas a reuniones numerosas.
De forma sorpresiva,
empiezan a desarrollarse conflictos entre naciones del medio oriente, que por
fortuna solo son amenazas, pero de pronto, Israel lanza un sorpresivo bombardeo
sobre Palestina, frontera un tanto incierta que de forma unilateral determinó
Israel, desde luego que cuenta con el respaldo de las Estados Unidos.
El plan de
abaratamiento del petróleo motivó que se empezaran a intensificar la
utilización de energías renovables y el redescubrimiento de minas de litio,
material necesario para la fabricación de baterías para autos y equipos movidos
por electricidad, lo que dejaría obsoleto al petróleo en un futuro no tan
lejano. Esto da pie a que, naciones con depósito de litio se vean presionadas
por cuestiones políticas como forma de enmascaramiento de las verdaderas
intensiones de las grandes potencias.
En algún lugar en el Océano Pacífico, el señor
“X” se reúne con Von Vanderhall, el Holandés administrador de importantes
fortunas golondrinas, de Mr. H. C. Morhell, Americano, representante de
inversionistas de capitales bancarios mundiales y de Viktor Masterson. Es una
reunión de emergencia para conocer el estado de los planes originales pasado un
año de su inicio.
─Dígame, Von
Vanderhall ─interroga el señor “X”─, ¿cómo se comportan nuestros asociados?
─Están muy activos,
señor, el cierre de negocios ha propiciado que las Bolsas de Valores se muevan
un tanto erráticas, los capitales no saben de pandemias, si los rendimientos
van a la baja, el capital vuela en busca de mejores mercados; desde luego que
las naciones medianas son las afectadas. Las empresas maquiladoras que se han
cerrado, en algunos casos de forma permanente y los equipos desmontados para
llevar a otros lugares que ofrezcan seguridades.
─Ante esta situación,
Mr, Morhell, ¿qué reacción han tenido nuestros bancos?
─En términos
generales, están desconcertados. Con sus sucursales cerradas, fábricas y
comercios con las cortinas abajo, les ha causado problemas de liquidez, en
algunos casos han tenido qué negar la entrega de efectivo a sus clientes. Esto
ha llevado a que muchos exijan que se les entreguen los saldos de sus cuentas;
Bancos pequeños se han visto en la necesidad de cerrar operaciones por haber
quedado descapitalizados. Toda esta situación ha sido favorable para nuestros
asociados, ya que tres o cuatro de presencia mundial han rescatado a esos
capitales fugados, ofrecido atractivos créditos para dar soporte a empresas
detenidas, lo que nos coloca en un buen lugar de supremacía.
─¡Bien, bien por eso!,
funciona de acuerdo a lo planeado, debemos alcanzar nuestra meta de tener en
nuestras arcas el 80% mínimo del capital bancarizado, Nuestros amigos del Banco
Mundial deben estar eufóricos, aunque los voceros y la Prensa mundial muestre
datos diferentes.
─¿Qué nos cuenta
nuestro amigo Masterson? ¿Qué nos
muestran sus modelos matemáticos?
─Han sido acertados en
todos los aspectos; la pandemia cubre ya el 90% de la población mundial y está
dando certeza al pronóstico de fallecimientos en la India y países africanos.
Se considera, según tales modelos, que al final de las operaciones habremos
alcanzado un 50% de bajas entre la población improductiva, uno de cada dos no
consumirá ya los bienes de la clase productiva, los siguientes treinta años los
deberemos ocupar en el desarrollo de nuevas pandemias. Ya los medios de
comunicación hablan de mutaciones del virus, sin saber que, en realidad, son
cambios causados en nuestros laboratorios. La industria farmacéutica ha tenido
ganancias razonables al mostrar una cara de noble benefactor al entregar de
forma altruista millones de vacunas para aplicar a las poblaciones favorecidas,
a las naciones que consideramos que lastran nuestros planes, se les han enviado
pocas dosis, con el pretexto de que no tienen el capital suficiente para
adquirirla. Aunque algunos países se han unido en bloques colindantes y la
nación preponderante por su economía, les hace donaciones altruistas; esto no
debe preocuparnos, será como poner un parche caliente para curar un cáncer, han
de perdonar esta divertida comparación ─dijo sonriente el americano─.
─Mr. Masterson
─continuó X─, con base en sus conocimientos para crear modelos matemáticos,
necesitamos que los tenga preparados para que haga algunas declaraciones
públicas mencionando las posibilidades de crecimiento o cese de la pandemia,
así como una apreciación futurista de cómo ve al mundo. Usted me entiende.
─Desde luego, Señor,
aprovecharé los medios que me siguen para hacer ese tipo de comentarios. Haré
una fuerte donación en efectivo destinada a la investigación para lograr una
vacuna en los laboratorios en que soy parte de la junta directiva.
A partir de entonces
la fuerza de la pandemia perdió fuerza, las vacunas empezaron a fluir y se
encontraron medicamentos para tratar de forma eficaz a los infectados. Los
medios de comunicación le bajaron de tono a las informaciones referentes al
problema.
Los países han
estimulado la reapertura de las empresas productivas y los empleados han
recuperado sus empleos y la economía empieza a tomar velocidad. Se espera que
las medidas de precaución impuestas durante mas de un año, persistan en las
costumbres de los ciudadanos. De a poco las escuelas y universidades abren sus
aulas.
En algún sitio en el
inmenso Pacífico un lujoso yate se mece al impulso del oleaje; tiene un curioso
nombre, “The God’s eye” mientras en la cubierta de proa, hermosas jóvenes en
diminutos bañadores toman el sol, en tanto unos afortunados multimillonarios
brindan con copas escanciadas de dorado champán, congratulándose por el éxito
de una campaña mas para alcanzar el “Nuevo Orden Mundial”.
Desde la cubierta
principal, los hombres invitados por Mr. X, juegan al volar unos curiosos
aparatos voladores que, mediante cámaras de video les envían la imagen del yate
vista de diferentes ángulos.
Antes de que se ponga
el sol, un poderoso helicóptero se posa en la pista de aterrizaje del yate, en
el que partirán los invitados para regresar a sus propios países. Cuando la
nave se eleva, permanece unos minutos suspendida, mientras ve que el yate se pierde
en el horizonte. Ya tendrán oportunidad de volver a viajar en el singular
barco.
FIN
Julio 25 de 2019 / Playas de Rosarito, B.C. / octubre 3 de 2021
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