tag:blogger.com,1999:blog-63072078265391901482024-03-12T21:10:46.892-07:00MI ESCRITORIO, MIS CUENTOSEl rincón de mis cuentos, leyendas y poesíaUnknownnoreply@blogger.comBlogger23125tag:blogger.com,1999:blog-6307207826539190148.post-8919893418009842482021-10-28T17:09:00.000-06:002021-10-28T17:09:16.635-06:00LA CATACUMBA ROMANA<p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></p><h1 style="text-align: center;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La catacumba romana<o:p></o:p></span></h1>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 141.6pt; text-align: right; text-indent: 35.4pt;"><i><span style="font-family: arial; font-size: medium;">"No
puedes convencer a un creyente de nada porque sus creencias no están basadas en
evidencia, están basadas en una enraizada necesidad de creer".<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 141.6pt; text-align: right; text-indent: 35.4pt;"><i><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Carl
Sagan<o:p></o:p></span></i></p>
<h2 style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Universidad de Tel-Aviv<o:p></o:p></span></span></h2>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><i><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">“…esta es mi
sangre, que será derramada por ustedes…”<o:p></o:p></span></span></i></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Estas palabras
resonaban en la cabeza del recién graduado de la universidad de Tel Aviv, Elías
Rosenberg, que preparaba su tesis de doctorado. Su profesor, el arqueólogo
americano Robert Calahan, lo tenía integrado a su grupo de trabajo que tenía el
permiso de excavación en una catacumba romana llamada <i>Vigna Randanini</i>,
que partía de la antigua <i>Vía Appia</i>.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">No obstante ser un
sitio explorado en varias temporadas, era un buen lugar para que los graduados
adquirieran experiencia en las técnicas y cuidado de los sitios elegidos; era
sabido que siempre existía la posibilidad de hallazgos inesperados. Todo el
grupo tenía preparados sus documentos personales y las visas correspondientes
para entrar a Italia; los estudiantes procedentes de Israel recibían un trato
especial.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></span><span style="font-family: arial; font-size: large;">Hacía unos días que se
habían terminado los cursos regulares y empezaba el receso de vacaciones de
verano; sus amigos y compañeros se dispersaban en diferentes rumbos, algunos
dentro del país y los extranjeros venidos de diversas universidades, retornaban
a sus lugares de origen.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Esa noche, celebraban
la terminación del curso y un grupo de amigos se reunió en un bar del centro de
la ciudad. Cuatro jóvenes que formarían parte de la excavación en Roma,<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Elías era un buen
judío ortodoxo y su doctorado se basaba en el estudio de las sagradas
escrituras cristianas, en el sentido de que provenían de las tradiciones
hebreas desde los oscuros tiempos de Abraham, nacido en la ciudad de Ur, de
Caldea, mil ochocientos trece años antes del nacimiento de Jesús. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Estaban reunidos sus
mejores amigos, entre ellos, su favorita y con quien sostenía una buena
relación, Ángela Pellegrini, joven italiana recién graduada que apoyada por
Elías consideraba la posibilidad de un doctorado en la cultura hebrea; sería
esa o la cultura maya centroamericana, aunque ello le llevaría a separarse de
su novio. Existía la diferencia religiosa, pero ambos pensaban que era
superable.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Los acompañaban Eleazar
Castañeda, compañero de habitación de Elías, mexicano, graduado de la
Universidad Nacional de México y estudiante de doctorado de la cultura hebrea y
su origen. El grupo lo completaba Jacob Alazraky, amigo y compañero de
doctorado de Elías. Estos cuatro jóvenes arqueólogos destacaban por su
brillante trayectoria estudiantil y eran de los preferidos por el profesor
Calahan en sus excavaciones.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Cuando se reunieron en
el bar, ubicado en el sótano de un alto edificio, la concurrencia era moderada.
El ambiente lo animaba una música un tanto retro para su gusto, pero del agrado
de la mayoría compuesta por ejecutivos de las oficinas cercanas; tocaba un
grupo israelí con vestimenta que recordaba a los Beatles, incluso con un
guitarrista zurdo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Les asignaron una mesa
cerca de la pista. No eran bebedores, por lo que los cuatro pidieron cervezas y
algunos bocadillos <i>kosher</i> para picar. Desde luego que la plática estaba
centrada en la próxima expedición que realizarían a Italia.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Ángela ─preguntó
Eleazar─, ¿no te emociona ir a tu país?<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─!Claro que me
emociona! Y mucho. De ser posible quisiera invitarlos a mi casa, cerca de <i>Milan</i>,
aunque es probable que mis padres vayan a Roma a saludarme; eso con el fin de
que no gaste en el traslado.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─No te preocupes,
querida ─intervino Elías─, lo importante es que estemos juntos, además en Roma
hay muchos sitios donde podemos divertirnos.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Es cierto ─expresó
Jacob─, preferible permanecer en Roma, yo no cuento con recursos para hacer ese
viaje.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La charla siguió y
Elías invito a Ángela a bailar, en el receso de los músicos se escuchaba música
grabada lenta, ideal para las parejas. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En tanto se retiraban
para bailar, sus amigos comentaban:<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Eleazar, ¿dejaste
novia en México?<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Tuve una novia y
pensábamos casarnos, pero al terminar la carrera en la universidad, me
ofrecieron la beca para hacer el doctorado aquí y no pude rechazarla; Bertha,
mi novia, estudiaba medicina, estuvo de acuerdo y quedamos en que al volver nos
casaríamos; pero la distancia puede cambiar las cosas y en mi caso así fue. Tal
vez el amor no era tan firme y mi novia me escribió para que termináramos la
relación. No me dijo la razón. Poco después y por medio de una de mis hermanas,
me enteré de que la habían visto muy amorosa en compañía de un médico, a quien
conocí poco antes de venirme a Israel.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Suele pasar eso
─respondió Jacob─, pero supongo que fue mejor así. No imagino lo que pudiera
haber sido tu matrimonio si ella no te quería lo suficiente.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Tienes toda la razón,
de esa forma lo entendí; ello me ayudó a aceptarlo sin dolor, debo decirte que
yo sí estaba enamorado de ella.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La pareja de
enamorados volvió a la mesa para no dejar mucho tiempo a los amigos… Iba a
hablar Elías cuando vieron aproximarse al profesor Calahan, que al verlos se
encaminó hacia ellos. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Hola, muchachos, ¿no
los interrumpo? ─preguntó educado el profesor─.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Desde luego que no,
maestro ─respondió Ángela─, por favor acompáñenos.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Supongo que celebran
el fin del curso. Me alegro de haberlos encontrado juntos; en un par de día partiremos
hacia Roma y deseo comentar algunos detalles con ustedes. Tal vez estén
enterados de que me han encomendado hacer un recorrido con un grupo de chicos
que vienen a empezar la carrera en la universidad; es la primera vez que me
designan y no pude negarme.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Entonces ¿se cancela
nuestra excavación? ─preguntó Elías, ante la expectativa de los otros tres─.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─!De ninguna manera!
Yo estaré ocupado unos cuantos días; en tanto, te voy a encargar a ti, Elías,
que encabeces el grupo; eres el de mayor experiencia y será una buena práctica
para ti; Jacob será tu segundo y los tres estarán bajo tu mando y guía. Yo
espero que todos estén de acuerdo. ─dijo a los cuatro jóvenes─.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─De acuerdo…, no hay
problema…, encantada. ─Jacob, Eleazar y Ángela lo aceptaron, ante el
beneplácito del profesor Calahan y Elías─.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Muy bien chicos, para
celebrarlo, yo invito la siguiente ronda de cervezas. Elías, aunque tienes
experiencia en otras excavaciones, te recuerdo que debes ser muy cuidadoso; ver
detalles al parecer insignificantes o sin importancia; siempre existe la
posibilidad que surja algún objeto que ha sido pasado por alto, pero que puede
representar un buen hallazgo que podría llevar a complementar lo que se tiene
estudiado que ocurría en esas catacumbas.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Gracias por recordarlo,
profesor; desde luego que tendré sumo cuidado con esos detalles que menciona.
Tengo un verdadero interés en esa catacumba. Aunque todas fueron lugar de
enterramiento de los primeros cristianos; en ocasiones se realizaba el culto de
“partir el pan”, que era una comida en comunidad, en tanto se recordaba de
forma oral y tal vez con alguno de los libros escritos, sobre la vida de Jesús.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Con esos antecedentes
─prosiguió Elías─, se encontraron restos de los inhumados y objetos con que
acompañaban el cadáver, costumbres de la antigüedad. Eso ha permitido
reconstruir ese período de la historia. No se descarta que pueda haber otros
objetos que nos den luz a lo ocurrido en el siglo II del cristianismo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─No pasemos por alto
que también fue refugio durante las persecuciones a los cristianos ─dijo
Eleazar─, por tal razón se han encontrado espadas, lanzas, escudos y demás
objetos que utilizaban para defenderse de los legionarios que los perseguían.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Referente eso
─preguntó Eleazar a Elías─.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">¿Por qué, siendo
judío, te interesas por la historia cristiana?<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Una buena pregunta,
─corroboró Jacob─.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Esa misma pregunta me
la hizo el profesor Calahan cuando le externé mi interés de hacer el doctorado
en esa etapa de la historia. Esta es la razón que le di:<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Soy judío devoto y
practicante de la religión de mis padres, pero no deja de sorprenderme ¿por qué
razón no estamos convencidos que el Mesías anunciado por los profetas?, nunca
fue aceptado; ni en su tiempo, ni ahora. Esa fue la base del nacimiento de lo
que a la postre se convirtió en el cristianismo y que dividió a la población
judía en general. Mi interés es encontrar algo que dé luz a esa interrogante
que me hago.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Debo decir que a mis
padres nunca les ha gustado eso que yo me empeño en descubrir; para ellos lo
dicho en La Torah, que son los cinco Libros escritos por Moisés, conocidos
también como la Ley Mosaica y La Mishná la tradición oral, que fue recopilada
en el siglo II, son la única verdad.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La plática se prolongó
un par de horas, hasta que el profesor Calahan decidió que él se retiraba. Los
muchachos también hicieron los mismo y salieron del bar, estimulados por la
plática y su futura expedición.<o:p></o:p></span></span></p>
<h2 style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Roma al fin.<o:p></o:p></span></span></h2>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">A hora temprana, los
amigos se reunieron en el Aeropuerto Ben Gurión, consideraban que se llevarían
algún tiempo para realizar sus trámites; el vuelo a Roma era de los que movían
un mayor número de viajeros. En tanto esperaban su turno en la fila para
revisión de pasaportes y visados, llegó el profesor Calahan, seguido por
algunos de los muchachos que serían los novatos en la universidad; en Roma se
les unirían los procedentes de otros países.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Al terminar el trámite
pasaron a la sala de abordar; ya era un grupo notorio, sus risas y bromas se
sentían en la abarrotada sala. Minutos después arribó el avión en que
viajarían; era un vuelo procedente de España. Bajaron una buena cantidad de
viajeros de rostros cansados; tal vez el aeropuerto español hubiese sido una
escala para llegar a Israel. Ya en sus asientos, les avisaron que el vuelo llevaría
unas tres horas y media, por lo que estarían llegando a Roma en las primeras
horas de la tarde.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></span><span style="font-family: arial; font-size: large;">Cuando salieron del Aeropuerto
de Roma-Fiumicino, en la ciudad había una temperatura de 28º Celsius. A bordo
de un taxi con aire acondicionado, a vertiginosa velocidad los llevaron al
hotel reservado. Los viajeros estaban sorprendidos del agitado tráfico romano.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Al día siguiente se
presentaron en la oficina donde les entregaron el permiso de excursión y
excavación en la catacumba <i>Vigna Randanini</i>, que partía de la antigua <i>Vía
Appia. <o:p></o:p></i></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En cuanto entraron a
la catacumba, Elías recordó la plática en el bar; sabía que las catacumbas están
bastante trabajadas; pero siempre había la posibilidad de encontrar algunos
vestigios u objetos que esclarecían partes de la historia; mucho interviene la
suerte, en particular para los novatos, que era el caso de Elías, era su
segunda excavación, la primera fue como estudiante avanzado. El profesor que
los guiaba les recomendaba mirar con cuidado las paredes, algunas revestidas de
calaveras o convertidas en osarios; en ellas era frecuente que ocultaran
algunas reliquias.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El ingreso es una
construcción románica; el descenso a la catacumba se hizo por una escalera
construida en tiempos modernos; con enrejados de hierro forjado; un pequeño
atrio se cruza para la entrada a la catacumba, protegida por una cancela
también de hierro, al cruzarla empieza el descenso por una escala de cantera. «<i>Es
probable </i>─Pensaba Elías─,<i> que, en su tiempo, el acceso haya sido por
medio de una escalera de mano, la que quizás retiraran cuando todos hubiesen
penetrado». <o:p></o:p></i></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El pasillo, que es la
propia catacumba, excavada en la toba volcánica, tiene un ancho poco mayor a un
metro; los muros, fueron trabajados para hacer los espacios en que se inhumaba
a los muertos. El hueco dejado era cercano al tamaño de un ataúd moderno.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Hay algunos espacios
mayores donde se ven pinturas al fresco que representan escenas de santos y
ángeles; de sacerdotes o dignatarios y calaveras, cientos de calaveras, algunas
recubren los muros. No todas las tumbas fueron ocupadas; otras se ven tapiadas
con ladrillos de barro cocido. Algunas zonas tienen los muros revestidos por
losas de cantera tallada.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El grupo camina lento,
mira con curiosidad los detalles; toman algunas fotografías con sus teléfonos
celulares. Se detenían ante los murales, hay algunos de buena factura, otros un
tanto burdos en su realización, pero todos interesantes; la mayoría eran motivo
de diversas tomas fotográficas.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Vieron unas rústicas
mesas de cantera sostenidas en columnatas del mismo material; tal vez sobre
ellas se hacía la ceremonia de “Partir el Pan”, precursora de la liturgia que,
con cambios y añadiduras se fue dando al paso de los siglos, hasta alcanzar la
forma actual de los altares.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En tanto Elías tomaba
sus fotografías, Jacob y Eleazar observaban con interés las pinturas que
decoraban el ábside abovedado que rodeaba la mesa de piedra.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Son pinturas al
fresco ─expresó Eleazar─, por esa razón conservan su colorido original.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Así es ─repuso Jacob─,
esta técnica es la más antigua de la humanidad; de hecho, las muestras más arcaicas
se encuentran en las grutas de Lascaux en Francia, de unos 30,000 años.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─En mi país ─afirmó
Eleazar─, en la zona de la cultura Maya, utilizaron esta técnica, sobresale el
llamado color Azul Maya, no conocido en ninguna otra parte; de belleza
inigualable.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>─Es cierto Eleazar, México contiene una gran
riqueza arqueológica y artística, yo espero tener la oportunidad de unirme a
alguna expedición a esa zona; muy amplia, por cierto, abarca desde
Centroamérica, hasta el sur de México.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Entretenidos en estos
detalles, el grupo de Elías se había separado del grupo del profesor Calahan; hicieron
caso a la recomendación del profesor, observaban un muro en que una de las
losas de cantera que recubrían el muro, presentaba ciertos detalles que al
muchacho llamaron su atención. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Metros adelante se
encontraba un joven, aparente estudiante, de reojo lo miró Elías; era un hombre
de mirada huidiza, veía los folletos de información editados por el Instituto
de Antropología; vestía un pantalón desteñido; una camiseta azul con un círculo
negro y una cruz blanca al centro. Su color de piel era oliváceo y llevaba
gafas de sol. Pensó en cualquier vacacionista.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Elías volvió su
atención a las explicaciones del profesor, que se alejaba con sus estudiantes. La
junta que notó en el muro pareciera un tanto abierta; la tocó e hizo un poco de
presión, sintió que cedía. Antes de intentar removerla, tomó varias fotografías
con su teléfono celular; en seguida, valiéndose de una herramienta fina, la introdujo
en la junta abierta como palanca y la losa de unos veinte centímetros por lado,
se desprendió. La sostuvo con una mano y con la otra tomó un par de
fotografías.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>─Ángela, ─llamó a su compañera─ por favor,
toma mi teléfono, ponlo en video y graba lo que hago.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La joven hizo lo que
le pedía Elías, en tanto su guia retiraba la losa del recubrimiento.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Se escuchó algún ruido
y por un momento Elías volteó hacia donde procedía el sonido; el muchacho de
los pantalones desteñidos lo observaba, tal vez pensó que Elías hiciera algo
ilegal. Ignoraba el israelita, que ese joven era un vigilante, siempre
pendiente de que surgieran nuevos hallazgos y que debería reportar a una oscura
organización. El arqueólogo volvió a concentrarse en su tarea, se desentendió
del curioso.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Se dio cuenta que
parte de la pared de tierra caliza se había deprimido en su superficie. Con
brochas y cucharillas empezó a retirar el relleno, un poco mayor que la losa
que lo cubría. Trabajó entusiasmado, comprendía la importancia probable de su
hallazgo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Sin descuidar lo que
hacía, pidió a Ángela que, sin dejar de grabar, hablara a Eleazar y Jacob para
que se acercaran. Cuando los muchachos se llegaron, se dieron cuenta de lo que
hacía Elías; a su pedido, alguno llamó por teléfono al maestro para informarle;
él era el responsable de la excavación, debía darle cuenta de lo que se realizaba.
<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En pocos minutos Elías
se vio rodeado por sus compañeros y el profesor. Dado que el espacio era
reducido, el profesor permitió a Elías trabajar solo; a Ángela Pellegrini le pidió
seguir la grabación del trabajo de Elías; Jacob y Eleazar le asistían para
retirar el material que extrajera y acercarle las herramientas que requiriera. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El calor era intenso,
había algunos ventiladores colocados en diferentes sitios, pero eran
insuficientes. La concentración en lo que realizaba, aceleraba la transpiración;
percibía un peculiar olor que salía de la tierra removida. Elías se detuvo,
volteó hacia sus amigos mientras sacaba un pañuelo para enjugarse la cara.
Entonces volvió a ver al muchacho de las gafas, se encontraba parado detrás de
un grupo de curiosos que observaban su trabajo. Algo se removió en su interior
y sintió un regusto amargo en la boca.<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Volvió a concentrarse en su tarea.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Al fin, con una brocha
empezó a agitar la punta de algo que parecía ser de tela; pidió a Jacob para
que tomara las fotos con su teléfono y siguió en su tarea, concentrado, con
calma. Ángela seguía con el video.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Una tela empezó a
aparecer hasta quedar descubierta por completo; se dio cuenta que el lienzo no
estaba suelto, envolvía algo. El profesor dejó en receso a sus estudiantes y se
acercó a observar; tomó un par de fotos con su propio equipo, y permitió que el
graduado descubriera el objeto, que resultó ser una caja de madera; indicó a
Elías que cepillara alrededor del hallazgo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Mientras tanto buscó
unas bolsas de plástico dentro de su maletín. Cuando la caja quedó descubierta,
la extrajeron con cuidado y sin descubrirla, la metieron a la bolsa impermeable
y la guardaron en un maletín para evitar que el ambiente la fuese a dañar.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Felicitó a Elías y
seguido por sus estudiantes que comentaban alegres y sorprendidos por el
momento, nuevo para ellos, salieron de la catacumba. Como lo encontrado era
propiedad del pueblo italiano, se dirigieron a las oficinas a reportar su
descubrimiento. Se tomaron todos los datos y el permiso de excavación, así como
el nombre del arqueólogo descubridor, doctor Elías ben Becker y el responsable
del grupo, doctor Robert Calahan.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Ocupados en la
oficina, nadie se dio cuenta que el hombre de los pantalones desteñidos extraía
su celular y con pocas palabras informó:<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Han encontrado algo
en la catacumba, ahora lo reportan. ─No obtuvo respuesta, cortó la comunicación─.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Dentro de la oficina,
un empleado, colocado detrás de unos estantes llenos de papeles y carpetas,
grababa el momento en que los arqueólogos entregaban al director el objeto descubierto.
Ya tendría tiempo de averiguar los nombres de los descubridores. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Al día siguiente
fueron citados al ministerio correspondiente y llevados al laboratorio del
Instituto de Arqueología, donde ya los expertos trabajaban con los objetos
descubiertos; en presencia del arqueólogo jefe de la expedición y del graduado
y descubridor, fue retirado el lienzo, quedó al descubierto una caja de madera
pulida de color negro, retiraron la tapa, dejaron a la vista el contenido: un
vaso de barro cocido y vidriado, común en los primeros siglos del cristianismo,
no tenía alguna característica especial que indicara el por qué había sido
guardado con tales cuidados dentro de la catacumba.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El paño que la
envolvía era sometido a la revisión de carbono 14 para datarlo de forma
correcta; lo mismo se haría con la caja de madera. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Debajo del vaso, se
encontraron varias hojas de pergamino escritas en arameo antiguo; las colocaron
entre cristales para preservarlas del aire y el clima, para que luego de ser
fotografiadas por los especialistas, fueran remitidas al departamento de
lenguas muertas para su interpretación. El resultado de los estudios sería
remitido a la Universidad de Tel Aviv para su conocimiento.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En tanto esto se
desarrollaba en el Instituto de Arqueología, en otro rumbo de la ciudad, en una
residencia del barrio de Trastévere<i>. </i>El joven del pantalón desteñido se
encontraba en una oficina junto al que tomó el video en la oficina de la
catacumba; eran atendidos por un hombre de edad madura; cabello ralo
blanquecino; vestía un elegante traje gris de tres piezas, de diseñador, tal
vez Armani. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Relataron con lujo de
detalles todo lo que habían observado, desde la llegada del grupo; Vitorio
Gracci, el muchacho del pantalón desteñido tenía experiencia en esa labor de
vigilancia dentro de las catacumbas; era uno de los varios “guardianes” de las
reliquias depositadas en su interior y que la Hermandad de la Santa Cruz cuidaba
de que no fueran sacadas del país de forma clandestina.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Vitorio, ─decía el
hombre elegante que los atendía─ el objeto que ha sido extraído de esa
catacumba es el de mayor valor, incluso de todo el contenido en Roma y el
mundo. Se trata del vaso que Nuestro Señor utilizó durante la Cena Pascual,
antes de ser arrestado.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Los dos muchachos
escuchaban fascinados lo dicho por el ejecutivo de la hermandad, del que
desconocían su nombre y cargo, pero debería ser importante; el hombre que
hablaba, de manos finas y manicuradas, vestido impecable y hablar reposado, así
lo demostraba.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Por ahora, Vitorio
─continuó el personaje─, debes mantenerte atento a todo lo que ocurra; la
excursión de los judíos continuará; no los pierdas de vista. En cualquier
momento serás requerido; algo deberás hacer, te lo garantizo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─<i>Commendadore</i>,
no sé su nombre, ¿por quién debo preguntar?<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Oh, no te preocupes
por eso, te haremos llegar un mensaje a tu teléfono con las instrucciones
precisas. Ahora vuelvan a su trabajo… muy pendientes.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La expedición del
profesor Calahan, siguió de acuerdo con lo planeado; Elías y sus tres amigos
trabajaron por separado del grupo de novatos; siempre pendientes al leve
indicio de cualquier cosa. Tomaron fotografías de murales, columnas, capiteles
y arcos que se encontraban a su paso. Una gran impresión les causó encontrarse
con un recinto que rodeaba una mesa con calaveras humanas; era un gran osario
de cráneos superpuestos que miraban al frente.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─<span style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-language: JA;">Esto</span> <span style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-language: JA;">me recuerda ─comentó Eleazar</span>─,<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"> los <i>tzompantli</i> de
las culturas de Mesoamérica; eran una especie de cajas recubiertas de calaveras
humanas, donde reposaban los cráneos de personajes importantes. Uno de ellos,
de gran tamaño, impresionó a los conquistadores españoles que tomaron la Gran
Tenochtitlán.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Sí, he leído de ello,
─respondió Jacob─ por ello deseo participar en alguna expedición a tu país. <o:p></o:p></span></span></p>
<h2 style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El relato de Esaú<o:p></o:p></span></span></h2>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Tiempo después se
sabría en Jerusalén el contenido del manuscrito, que resultó ser de un joven
llamado Esaú ben Ajshalom, seguidor de Yeshúa (Jesús) y el vaso resguardado era
el que el propio Jesús había utilizado durante la llamada Última Cena, que se
realizó en la noche de Pascua en que fue apresado, juzgado y crucificado el mes
de Nissan del año treinta y tres de nuestra Era. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><i><span style="mso-ansi-language: ES-MX;">«─Esa noche ─</span></i><span style="mso-ansi-language: ES-MX;">relata
Esaú<i>─, fui uno de los servidores de los comensales en la Cena del Seder. A
media tarde llegaron los apóstoles de Jesús, quien iba acompañado por Simón,
Santiago y Juan. El Señor era un hombre alto, moreno como la mayoría éramos. Su
mirada era firme, penetrante. Todo él emanaba fuerza. <o:p></o:p></i></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><i><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─La cena se sirvió en el piso alto, lugar donde dormía la familia. Se
arrinconaron sillas, mesas y utensilios y sobre caballetes se improvisó una
mesa para los trece visitantes. Yo ayudé a colocar los platos y vasos y puse en
el lugar central, donde estaría parado Jesús, un vaso vidriado en verde que tal
vez de manera casual habían colocado ese, que era diferente del resto de los
utilizados. <o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><i><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─La celebración del Seder dio principio ─continúa Esaú el relato─, en
esos momentos yo no tenía trabajos que hacer, solo estar pendiente a cualquier
llamado, por lo que me senté en la escalera, miraba el desarrollo de la cena.
Yeshúa sirvió la primera copa de vino, levantó el vaso e hizo la oración de alabanza
y dio gracias a Dios por haber sido liberados de la esclavitud. Luego tomó un
poco de verdura; la mojó en el agua salada y la dio a los comensales; tomó el
pan ácimo, lo repartió, cortó a la mitad y reservó una parte para el final de
la cena. Entonces el más joven, Juan, hizo la pregunta:<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><i><span style="mso-ansi-language: ES-MX;">─¿Por quá hacemos esta celebración?... ─</span></i><span style="mso-ansi-language: ES-MX;">todos respondieron<i>─. “Un día fuimos esclavos
del Faraón en el Egipto; entonces nos condujo el Eterno, nuestro Dios, fuera de
allí”.<o:p></o:p></i></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><i><span style="mso-ansi-language: ES-MX;">─El hombre mayor, Simón ─</span></i><span style="mso-ansi-language: ES-MX;">narra
Esaú<i>─, hace el recuerdo de las diez plagas; todos mojan el dedo en la copa
de vino y dejan caer las gotas, no se beben. No se bebe por completo la copa de
la alegría, porque en aquellos tiempos mucha gente sufría. Luego de la
narración de la liberación, todos pronuncian el Hellel. Se bebe la segunda copa
de vino y Yeshua partió el pan dio las gracias a Dios y repartió un trocito a
cada uno. Tomó de las hierbas amargas, las sumergió en la salsa e hizo una
oración de gracias; la dio a cada uno.</i><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><i><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Al terminar la cena, todos los asistentes bajaron por la escalera,
nadie se fijó en ese muchacho parado a un lado para no estorbar el paso. En
cuanto todos salieron, empecé a levantar platos y vasos; sin pensarlo, tomé el
vaso vidriado en verde y lo guardé entre mis ropas. Bajé la escalera y salí de
la casa; todos trajinaban para retirar la mesa y dejar lista la habitación para
el reposo de la familia.<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><i><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Alcancé a ver que el grupo de seguidores de Yeshua se dirigía hacia la
salida poniente de la ciudad, la del valle del Cedrón y el huerto de olivos. Vi
detrás de ellos a mi amigo Marcos y quien me había acercado al grupo de Yeshua;
yo me dirigí a mi casa porque debería celebrar el Seder con mi familia.<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><i><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Al llegar, guardé el vaso en lugar seguro; hice mis abluciones como
ordena la Ley de Moisés y entré a casa a tomar mi lugar en la mesa. Al verme mi
padre hizo un gesto de asentimiento y empezó la ceremonia.<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><i><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Esa noche, ya tarde, se escucharon urgentes llamados a la puerta; molesto
mi padre preguntó quién llamaba. Escuché la voz de Marcos que me llamaba.<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><i><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─!Esaú, David, vengan pronto, han detenido al Maestro!<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><i><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Mi padre también era seguidor de Yeshua, por lo que de inmediato retiró
la tranca y ambos salimos; corrimos detrás de Marcos, lo llevaban al Sanedrín.<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><i><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Fue una noche larga, todos los seguidores y sus discípulos se habían
ido por diferentes rumbos, temían ser detenidos por la guardia del Sanedrín; mi
padre optó por volver a casa, Marcos y yo nos quedamos para tratar de saber
algo; por ser unos chamacos, nadie se fijaba en nosotros. Horas después lo
sacaron, atado de manos, para llevarlo a la fortaleza Antonia, para acusarlo
ante el procurador Poncio Pilatos.<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><i><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></span></i><i><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Sus seguidores nos reunimos casi en secreto, escuchábamos a alguno de
los discípulos que habían permanecido en Jerusalén. Nos relataban lo que Yeshua
les había enseñado y esas enseñanzas eran transmitidas a las mujeres y los
hijos; a los vecinos y a quienes quisieran escucharlas. A la muerte de Yeshua
todo era tristeza, pero los discípulos decían que el Maestro había dicho que
“pasados tres días, regresaría”</span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><i><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Fue terrible verlo colgado del madero; los guardias no nos permitían
acercarnos. A lo lejos vimos a María su madre, a Juan y otras dos mujeres,
sentadas cerca de la cruz. Después de su resurrección empezaron a suceder
algunas cosas asombrosas.<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><i><span style="mso-ansi-language: ES-MX;">─Por esos días, mi madre enfermó de gravedad, pensábamos que se moría;
tenía sed y me pidió un poco de vino; no hallaba en qué servirlo; entonces
recordé el vaso verde, corrí en su busca y le serví a mi madre un poco del odre
que teníamos. Cuando me acerqué a la cama de mi madre, el vaso se llenó de una
luz maravillosa; tan sorprendido estuve que casi se me cae el vaso, que se
sentía tibio; el vino rebajado con agua brillaba en un rojo intenso. Lo acerqué
a la boca de mi madre que lo bebió con avidez; luego se durmió tranquila; la
fiebre había pasado y su semblante era sereno. Volví a guardar el vaso y a
nadie dije lo ocurrido.</span></i><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><i><span style="mso-ansi-language: ES-MX;">─No obstante</span></i><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"> ─narra
Esaú─, <i>esta sanación de mi madre se supo en las reuniones que teníamos desde
la muerte y resurrección de Yeshua y cuando se presentó la oportunidad por
enfermedad de un hermano, me solicitaron el vaso; fui por él a mi casa y lo
llevé a la del enfermo. Le sirvieron el vino y volvió a iluminarse y volverse el
vino de un rojo intenso, ante el asombro de los presentes; ya no hubo duda, me
pareció escuchar la voz de Yeshua cuando les dio vino a sus discípulos el día
del Seder:</i> <b><i>«…esta es mi sangre, que será derramada por ustedes…»</i></b><i><o:p></o:p></i></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><i><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─A partir de entonces se conservó el vaso en las manos de Simón-Pedro. Tiempo
después se unió Saulo a nosotros. Nacido en Tarso e hijo de un romano y una
mujer judía, se convirtió en feroz perseguidor de los seguidores de Yeshua,
hasta que en un viaje a Damasco se le apareció el Maestro; perdió la vista y
cuando la recuperó, se convirtió en tenaz predicador, viajaba por mar y tierra
a diversas ciudades, donde sembró La Palabra. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Con el fin de aprovechar los viajes que iba a
realizar, se le confió el vaso sagrado para llevar el Evangelio a otras
ciudades. Las sanaciones que se realizaron al beber el vino convertido en Su
Sangre incrementaron el número los seguidores de Yeshua, y yo me fui con él.<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><i><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─En esos viajes conocí a Lucano, médico griego que no tuvo oportunidad
de conocer a Yeshua y que se pasaba largas horas con Saulo, aprendía todo lo
referente al Maestro. Algunos años después, Saulo fue apresado por los judíos,
quienes lo acusaron de traición a Roma. Saulo adujo su ciudadanía romana y fue
privado de la libertad durante dos años, confinado a una casa que rentaba el Estado.
En ese lugar nos reuníamos sus seguidores y por sugerencia del Apóstol de los
gentiles, el vaso fue resguardado por Félix Aurelio, romano convertido a la fe
que dirigió por varios años la comunidad que era llamada cristiana. Ya entonces
nos reuníamos en una catacumba excavada extramuros de la ciudad, para depositar
los cuerpos de nuestros hermanos dormidos en el Señor, las persecuciones a los
cristianos se intensificaban.<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><i><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─A mí, Esaú ben David, de cuarenta y seis años, se me confió la tarea de
buscar un sitio apropiado para conservar el vaso sagrado, que se utilizaba una
vez al año, durante el Seder. Al volverse violenta la persecución en tiempos de
Aureliano, elegí para ocultar el vaso uno de los muros de la catacumba;
acompañado de un fiel amigo, excavamos una pared; el vaso fue envuelto en un
lienzo limpio depositado en una caja de madera tallada y debajo de él esta
carta. Si alguna vez se localiza, será por voluntad del Maestro. La paz del
Señor le acompañe. El relato escrito en hojas de pergamino se colocó para dar
testimonio del valor del vaso sagrado.<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><i><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─A pregunta expresa de Saulo, le comenté que fui consagrado a Dios
cuando me circuncidaron. Que por mi amistad con Marcos, me hice seguidor de Yeshua,
hasta su muerte y resurrección. <o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><i><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Nunca me casé y dediqué mi vida a transmitir el Evangelio de Yeshua;
cuando Saulo fue llevado a Roma, yo lo seguí también. Lo visité día tras día
durante los dos años que estuvo detenido en la casa alquilada y que era
vigilada por un soldado. Esaú murió anciano en el año ochenta y el vaso pasó,
para su resguardo, entre los amigos varones, hasta que, durante la persecución
de Diocleciano fue ocultado en la catacumba, fuera de la ciudad. <o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><i><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─En la catacumba se reunían los hermanos a partir el pan y cuando alguno
estaba enfermo de gravedad, el poseedor del vaso lo sacaba, todos los reunidos
hacían oración a Dios, escanciaban vino y se lo daban al enfermo; las
sanaciones se repitieron, según indicaba el manuscrito» <o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><i><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El manuscrito no
indica por qué razón fue tapiado el hueco donde se conservaba. Por el sitio
donde fue hallado, un habitáculo de respaldo semicircular y al frente una
pequeña mesa de mármol, se supone que era, en ese tiempo, la Mesa del Servicio,
lo que en la actualidad son los altares para la celebración eucarística y el
sagrario o tabernáculo, donde se reserva el Pan consagrado.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Esta fue la conclusión
del informe de la Dirección Arqueológica Italiana. En la realidad no se podía
obtener otra información de los tres objetos encontrados y su sitio de
descubrimiento. Para los israelitas eso fue suficiente.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></span></p>
<h2 style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">2015<o:p></o:p></span></span></h2>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La temporada de
excavaciones terminó y todos se retiraron a Tel Aviv; unos a finiquitar sus
estudios o trámites de terminación; algunos a integrase a grupos de trabajo, ya
como graduados y el resto, los novatos, a iniciar el Primer año de la carreara.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El profesor Calahan,
director de la carrera, se encontraba ocupado en organizar los grupos y designaba
maestros para las diversas materias del primer grado. Elías fue recibido como
investigador en el departamento de arqueología. Su novia, Ángela Pellegrini
estaba contratada como maestra para los novatos, en tanto iniciaba su doctorado
en culturas centroamericanas. Eleazar, al igual que Ángela, fue nombrado
maestro de primer grado e iniciaba su doctorado en cultura Olmeca. Por su
parte, Jacob fue incorporado a una expedición que se preparaba para trabajar en
Medio Oriente.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Tiempo después, los doctores Robert Calahan
y Elías Rosenberg, eran notificados por el Instituto Arqueológico de Roma. Se
habían concluido los estudios referentes al vaso de cerámica vidriada y la
traducción de los pergaminos hallados en el mismo sitio. El vaso de cerámica y
los pergaminos correspondían al primer siglo de la era cristiana. El contenido
del manuscrito, que resultó ser de un hombre llamado Esaú ben Ajshalom,
seguidor de Yeshúa (Jesús), era el depositario del vaso que había utilizado el
Maestro durante la llamada Última Cena, que se realizó en la noche de Pascua en
que fue apresado, juzgado y crucificado el mes de Nissan del año treinta y tres
de nuestra Era. Se narran también diferentes sanaciones milagrosas que se
atribuían al mencionado vaso, que, en el momento de verterle vino, se iluminaba
de forma inexplicable, dando la salud a quien bebía el contenido. Sin que se
sepa el por qué, se encontraron posos casi microscópicos de lo que podría ser
sangre. Debido a la escasez de material, no se puede determinar si es sangre
humana o animal. En cuanto al análisis de la tela que envolvía el vaso, fue
fabricado con lino de la región de Israel y, según el análisis de carbono 14,
fue elaborado alrededor del 50 A. C. Su buena conservación es debida a la
carencia de luz y aire donde se ocultó. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></span><span style="font-family: arial; font-size: large;">─Felicidades, Elías
─expresó sincero el doctor Calahan─, me siento orgulloso y honrado de haber
sido tu maestro, de alguna forma haber participado en este importante hallazgo.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Maestro, me preocupa
la seguridad del vaso, me han llegado noticias de que existe una organización
preocupada por recuperar los elementos materiales que se utilizaron durante la
vida de Jesús de Nazaret. Es un grupo que se mueve en la clandestinidad y
cuenta con suficientes recursos económicos para llevar a cabo su tarea.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─No debes preocuparte
por ello, Elías, al conocer la Iglesia católica el descubrimiento del auténtico
cáliz utilizado por Jesucristo en la cena de Pascua serán los primeros en
intentar resguardarlo en las bodegas del Vaticano, ese vaso se ha tomado,
dentro de la Liturgia como elemento central de la Eucaristía. Para el museo de
Israel, solo es un vaso de barro de la época cristiana. La iglesia tratará de
obtenerlo, aunque es reacia a reconocer efectos milagrosos como los que señala
la carta.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Tiene razón, maestro,
espero que, el vaso se encuentre a resguardo y que lo podamos ver en alguna
exposición.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Veo difícil que eso
ocurra, durante toda la historia se ha mencionado un cáliz hecho de algún metal
valioso, contra toda lógica, dado que los apóstoles y sus seguidores en su gran
mayoría eran gente sencilla y no se menciona en los Evangelios que la cena
pascual se hubiese celebrado en una casa de ricos.<o:p></o:p></span></span></p>
<h2 style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La Hermandad de la Cruz<o:p></o:p></span></span></h2>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En la ciudad de Roma,
el año de 1920, pasada la I Guerra Mundial, se reúnen un grupo de religiosos
con fieles, devotos y ricos feligreses. La reunión la encabeza el cardenal
Mássimo Lessi, con voz y representación del papa Benedicto XV, se aprestaba a
firmar la carta de constitución de la Orden laica La Hermandad de la Cruz;
dirigida y patrocinada por diversas personas de intachable pasado, quienes
habían elegido por unanimidad a Leopoldo Alessandri, acaudalado naviero
veneciano, como canónigo honorífico para regir el <i>capitulum</i> de la Orden.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La función encomendada
y que deberían seguir con celo y con plena tolerancia papal, es el cuidado y
salvaguarda de los objetos sagrados existentes en templos, conventos, casas
particulares y visibles u ocultos en las catacumbas de Roma. Con el fin de
actuar en plena libertad, podrían operar en la clandestinidad, si así era
aprobado por el <i>Capitulum</i>.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Dicho órgano colegiado
sería elegido en un principio por el cardenal Mássimo Lessi, que haría una
investigación profunda en el pasado de los candidatos, con el fin de elegir a
los hermanos legos que ocuparían tan honroso lugar. El cargo era de carácter
vitalicio y siempre se mantendría una lista de los posibles sustitutos, tanto
para canónigo, así como para los cinco hermanos legos que compondrán el <i>Capitulum</i>.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La sede de la Orden
estaría en el barrio de Trastévere, en una casona del siglo XVII; un florido
jardín frontal impedía imaginar lo que era la Orden. La casa, sobre elevada un
metro del jardín contaba con una breve escalinata de mármol; dos leones del
mismo material custodiaban el paso que daba acceso a una agradable galería
sostenida por columnas de orden jónico. La puerta principal, de hierro forjado
con cristales biselados, se encontraba al centro de la fachada; del lado
derecho ostentaba un escudo de armas: sobre fondo azur; un círculo en sable y
al centro, en plata, una cruz. En la parte alta del escudo, sobre un gafete la
leyenda <i>“Fratrum S. Crucis Christi”.<o:p></o:p></i></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></span><span style="font-family: arial; font-size: large;">Vitorio </span><span style="font-family: arial; font-size: large;"> </span><span style="font-family: arial; font-size: large;">Gracci entró a la casa, el guardia de servicio
le saludó y le indicó que esperara a que le llamaran ─Tomó una revista y la
hojeó sin leer, veía las fotografías─.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Vitorio, ─le llamó la
agraciada secretaria con una sugestiva sonrisa─ puedes pasar, el jefe te
espera.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Con paso seguro,
Vitorio abrió la puerta y entró a un amplio despacho donde lo esperaba el jefe.
Una lámpara encendida a su espalda impedía verle el rostro.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─!Informa Vitorio!,
─pidió con energía─ ¿qué noticias me tienes?<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─El chico del
Instituto, me ha comentado que se terminaron los estudios de datación del vaso
y el lienzo, lo dataron de forma correcta. Primer siglo de esta Era.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Es lo que
esperábamos, ¿sabemos ya en dónde conservarán el vaso?<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Aun no, señor, se
encuentra en el laboratorio, pero parece que hay la intención de obsequiárselo
a la Universidad de Tel Aviv, consideran que es tan común como los cientos de
cacharros desenterrados en diversos lugares de Roma.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─!Vaya semejante
tontería! Si supieran lo que tienen entre manos, caerían de rodillas ante el
vaso. ¡No podemos perderlo de vista!, instruye a tu contacto para que te
informe de inmediato ante cualquier movimiento que pretendan. El Vaso Sagrado
no debe abandonar Roma. A cualquier costo debemos recuperarlo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Existe la intención
de que la Santa Sede lo pida para su custodia, quiera Dios que se los
entreguen.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El hombre misterioso
quedó en silencio, jugueteaba con un lápiz, pensaba en lo que deberían hacer.
Volvió a hablar.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─¡Retírate Vitorio! y
mantén los ojos abiertos. A cualquier hora, de día o de noche, tienes el teléfono
abierto y puedes llamar a Lucía si es urgente, ella sabe dónde localizarme. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El joven de la playera
azul y pantalón desteñido salió del despacho. Al pasar frente a la secretaria,
le guiñó un ojo, la chica le sonrió.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Abandonó la casa, a
paso lento cruzó el río por el puente Garibaldi, caminó por Arenula a la plaza
del Cienci; entró en un barecito tranquilo donde lo esperaban sus dos amigos,
Miguel Ángelo y Tomassino.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Aló, chicos ─saludó
al llegar─, la cosa se pondrá buena, pero debemos esperar. Tú, Tomassino,
deberás estar pendiente para enterarte cuando saquen el vaso del laboratorio y
a dónde lo llevan. Miguel Ángelo, revisa la correspondencia para saber si lo
sacan del Instituto, a dónde lo llevan y por qué medio de transporte. Me avisas
cualquier movimiento, no importa la hora en que se haga.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Tomassino tenía sus
contactos en el laboratorio donde estudiaban el vaso. Un empleado del almacén
general le avisó que en dos días se enviaría a la Universidad de Tel-Aviv, no
obstante, la petición directa del Papa Benedicto, argumentaban que, siendo una
pieza fundamental para la cristiandad debería estar en el Vaticano para su
custodia.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">De inmediato Tomassino
comunicó a Vittorio la decisión tomada. Hizo una llamada telefónica al jefe,
que le indicó que pasara a una cierta pensión donde le proporcionarían una
furgoneta cerrada con un comando especializado para esas operaciones. Estarían
pendientes. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Tomaasino citó en un
bar a su contacto en el laboratorio, Luca, un hombre de cuarentaicinco años,
astuto y un fundamentalista católico, dispuesto a dar la vida en defensa de sus
creencias. Enteró que se preparaba su traslado al aeropuerto para el envío de
la pieza a Tel-Aviv.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Tomassino le entregó
una caja con una bomba de humo, con un reloj de retraso de quince minutos, que
intentaría colocar en el vehículo que llevara la pieza. Al colocarla debería
ponerla en acción, procuraría que no fuera con mucha anticipación para evitar
que funcionaria antes de la salida del transporte. Mediante una llamada al
celular le indicaría el momento de la partida, ya tenían dos automóviles
dispuestos en distintos sitios de la ruta, en los posibles puntos del asalto.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Luca, le indicó─,
cuando tengan todo dispuesto me pones un mensaje por WhatsApp indicas si es una
caja, o portafolios o cualquier tipo de envase, para no perder tiempo en
buscarla. Tú sigue con tu trabajo y no te hagas notar.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En tanto esto ocurría
en Roma, en la universidad de Tel Aviv, Elías y sus amigos, los descubridores
de la valiosa pieza, por su carácter histórico, preparaban un discurso que
debería decir ante los alumnos de la institución. El hecho le daba relevancia
en el ramo de la arqueología mundial. Se encontraban en el cubículo asignado a
Rosenberg.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Qué emoción, ─decía
Ángela─ este hallazgo te hará muy famoso, en particular en los países
católicos. Todos tratarán de conocer el famoso vaso de Jesús.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Una vez leída la
carta que da crédito al vaso, ─expresó Eleazar─ ¿qué piensan los judíos
respecto a las curaciones milagrosas que mencionan? ¿Ayudará ello a que
rectifiquen lo referente al mesías anunciado?<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Es difícil
predecirlo, ─repuso Alazraky─ mas de mil años no fueron suficientes para que la
comunidad judía de su tiempo creyera en Jesús, no veo porqué cambiarían ahora.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Recuerdo ─intervino
Ángela─, lo que el propio Jesús les dijo: <i>«ustedes creen en mí no por los
signos que han visto, sino por el pan que comieron hasta saciarse»</i><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Por mi parte y tal
vez por conveniencia personal ─dijo Elías─, y dado que este es el motivo de mi
estudio arqueológico, sí creo que, ante esta evidencia, Jesús sí fue el mesías
esperado. No obstante, mis paisanos son reacios a creer en algo que contravenga
lo dicho en la Torá y la Mishná. Veo muy difícil que esta evidencia los haga
cambiar de punto de vista.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─En todo caso ─volvió
a intervenir Jacob Alazraky─, tal vez tengan que pasar otros mil años para que
nuestros teólogos lo asimilen y la comunidad lo empiece a aceptar.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Me temo que eso
sucederá ─concluyó Eleazar en el momento en que sonó la campana para el
reinicio de clases─.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Todos se dirigieron a
continuar con sus actividades, excepto Elías, enfrascado en el mensaje que
dirigiría a la comunidad universitaria. Ya para entonces su mente era un mar de
confusiones, <i>«¿será esto mi camino de Damasco?»</i> ─pensaba─.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En el Vaticano, donde
se había recibido de forma clandestina una fotografía del vaso y copias del
escrito original y de la traducción realizada, todo era nerviosismo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─De ser esto cierto,
Santo Padre ─comentaba un monseñor ante el papa Francisco─, ¿qué podemos decir
ante tantos santos griales que se han “descubierto” al paso de la historia?<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Ninguno de ellos ha
sido aceptado por el Vaticano ─dijo rotundo─, este nuevo hallazgo, con todo y
la carta que lo acompaña, será sometido al estudio profundo de nuestros
especialistas, en tanto, no podemos aceptar nada, es uno de tantos que se
tomará con las debidas precauciones. La Iglesia no tiene prisa en demostrar
nada, para nosotros, dos mil años de historia son suficientes.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Los asistentes a la
reunión guardaron un respetuoso silencio, no se podía contradecir al Santo
Padre en una cuestión tan incierta.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Una vez terminada la
reunión donde se habían discutido otras cuestiones, dos obispos americanos se
reunieron en privado.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─¿Qué piensa usted,
monseñor Salinas, de todo este asunto? ─preguntó el obispo Bridge─.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Creo que es posible
que mi comunidad crea esta situación. Es un pueblo devoto, fiel creyente de
nuestra doctrina y en lo personal le doy credibilidad a este humilde vaso de
cerámica vidriada sobre un santo grial de oro y joyas preciosas.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Razonable, monseñor
Salinas, la comunidad cristiana de los primeros dos siglos, eran gente humilde,
pastores y agricultores con una producción de subsistencia y casi esclavos de
los señorones que podían disponer de grandes vestidos y joyas. Jesús, hijo de
un carpintero rural, no vivía muy por encima de sus vecinos.<o:p></o:p></span></span></p>
<h2 style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El rescate<o:p></o:p></span></span></h2>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">De acuerdo con lo
convenido, Luca hizo la llamada telefónica. Fue lacónico.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Mercedes Benz Blanco.
<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Poco después, en
mensaje escrito, puso: Maletín de cuero.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Desde temprana hora la
furgoneta y un Fiat 1100 gris custodiaban las calles por donde debería pasar el
auto blanco para dirigirse al aeropuerto. Las calles estrechas de Roma les
facilitaban la operación.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Al paso del Mercedes
Benz, el equipo del Fiat siguió detrás de ellos. Calles adelante y en el
momento oportuno la furgoneta bloqueó el paso del auto, en el instante que la
bomba de humo explotó. El Mercedes se detuvo, de inmediato salieron dos hombres
con metralletas Uzi y chalecos antibalas, eran agentes de la unidad
antiterrorista de los Carabinieri, adiestrados contra ataques sorpresivos.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La explosión de la
bomba abrió el maletero del Mercedes. Los hombres de la furgoneta empezaron a
disparar contra los agentes policiacos, en tanto, cuidaban de no quedar al
alcance de las balas de sus compañeros, los pasajeros del Fiat se apoderaron
del maletín. Los agentes se encontraban heridos y los asaltantes con el maletín
abordaron la furgoneta y escaparon a toda velocidad. Cuando se presentó una
unidad de los Carabinieri, dieron auxilio a los heridos y otros se pusieron a
dar alcance a los delincuentes.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Les llevaban mucha
ventaja y el tráfico de la mañana les complicó la persecución a los policías.
En cuanto a la furgoneta, cambió de dirección en un callejón y entró a un
garaje abierto que ya los esperaba. En el trayecto sacaron el vaso y tiraron el
maletín.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Tranquilo ya y a salvo
de la persecución, Vittorio escribió un mensaje para la Hermandad de la Cruz: “El
bebé salió de cuidados intensivos, en unas horas lo darán de alta y cuando no
haga tanto calor, lo llevaremos a casa”<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Cuando el elegante
caballero de los trajes Armani leyó el mensaje, que a su secretaria se le hizo
muy extraño, lo entregó e inocente preguntó:<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─¿Su nietecito estaba
enfermo, <i>comendatore</i>?<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Un poquitín, <i>signorina</i>,
─dijo sonriente─.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En el Garaje, Vittorio envolvió
en una franela gris el valioso vaso y lo guardó en una mochila estudiantil,
similar a la que todos los chicos portan a toda hora. Utilizando una patineta
eléctrica salió de un departamento que tenía comunicación con la pensión de
autos. Sin poder circular a gran velocidad por los transeúntes Vittorio Grassi
se dirigió al Trastévere, a la sede de la Orden de la Cruz.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El joven italiano se sentía ufano, se movía alegre entre los
sorprendidos viandantes que se hacían a un lado para darle paso al singular
vehículo. Entre el tráfago mañanero, nadie tomó en cuenta un casi silencioso
dron que seguía la ruta de Vittorio. Solo bastó un disparo bien dirigido para
poner fuera de acción al portador del vaso sagrado. Del lugar convenido se
acercó un joven, tomó la mochila y siguió caminando, dobló en una esquina y
abordó una elegante limusina que aguardaba con el motor encendido. Silencioso
se integró a la circulación.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></span><span style="font-family: arial; font-size: large;">Vittorio sangraba por un hombro y recobrado el conocimiento se comunicó
de inmediato con sus superiores, le indicaron no decir nada y llegar a la sede
de la Orden para que recibiera los primeros auxilios. Ciudad inconsciente,
todos se mueven veloces a cumplir con sus propias actividades y nadie se
conmueve de un chico que cayó de su patineta, «imprudente» pensarán y seguirán
adelante.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─¿Y bien, Vittorio?, ─le interrogó el misterioso personaje detrás de la
luz─ ¿qué fue lo ocurrido?, desde luego no fue un hurto callejero, te hubieras
percatado de quien te arrebataba la mochila. Dime cómo ocurrió.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─No sabría cómo explicarlo, commendatore, no escuché nada extraño, ni
nadie se acercó a mí, iba a buen paso en la patineta y de pronto sentí un golpe
en el hombro y perdí el equilibrio. No sé cuánto tiempo pasaría, volví en mí y
ya no tenía la mochila. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Muy extraño todo esto. Veremos qué nos pueden mostrar las cámaras de
video de la calle, ─el hombre pulsó un botón y dio unas instrucciones─ dadme
imagen de la Vía della Trinitá.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En breves minutos tenía en la pantalla de su computadora las imágenes de
la mencionada calle en su aproximación al puente para llegar al Trastévere.
Ubicó con claridad el recorrido que iba teniendo Vittorio, de pronto pareció
perder el equilibrio y cayó, golpeándose la cabeza. No se ve nada fuera de lo
común, solo al joven que se lleva la mochila y camina tranquilo hasta la
esquina, entonces se pierde el muchacho. Tal vez un francotirador, cosa
improbable por la cantidad de gente que lo rodeaba. Luego de pensarlo volvió a
utilizar el intercomunicador.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─!Que se presente el médico que atendió a Vittorio!<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Cinco minutos después se presentó el doctor Russo <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─A sus órdenes commendatore, ¿en qué puedo servirle?<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Usted acaba de atender a este muchacho, ─señala a Vittorio─ ¿qué
lesiones presenta?<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Una herida por arma de fuego que interesó el trapecio sin lesionar
huesos. Una salida limpia.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─¿Cómo supone usted, doctor, que pudieran haberle disparado entre tanta
gente?<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─No lo había considerado así. Un disparo de cerca, por la espalda, pero
el ángulo de disparo es imposible, deberían poner el arma por encima de la
cabeza de Vittorio, pero moverse a la misma velocidad que él, imposible
hacerlo, además habría residuos de pólvora, no se detectaron.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─¿Qué tan arriba se imagina?<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Fue una bala de calibre pequeño, disparada tal vez desde lo alto de una
azotea. Pero el movimiento y la velocidad lo harían muy difícil, aun con mira
telescópica.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─¿Desde un helicóptero?<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Sería posible, commendatore, pero supongo que el ruido hubiera sido tan
fuerte, que hubiera llamado la atención de Vittorio. No lo menciona.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─¿Tal vez un dron con cámara de precisión para controlar el disparo?<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Parecería ciencia ficción, pero creo que solo lo tienen Israel y
Palestina y tal vez algún grupo terrorista árabe.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Le agradezco sus observaciones, doctor Russo, me ha dado claridad y
creo que ya sé por dónde empezar. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Vittorio ─indicó al mensajero─, vete a descansar, permanece en casa
para localizarte en caso de ser necesario. Te repondrás pronto.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El hombre ocupó el comunicador de la oficina.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─!Que venga de inmediato Hugo Ferrari!<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─A la orden, jefe ─dijo saludando de forma marcial, estaba- en posición
de firmes, como militar─.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Coronel, le tengo una misión especial y urgente, necesito que mueva a
su gente, la mejor preparada y eficiente. Tal vez esta sea la misión de mayor
importancia en su carrera en el Servicio Secreto.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Con calma y de forma clara, le explicó al militar lo que estaba en juego
y cómo se había llegado a tener posesión del vaso en el que Jesús dio a beber
el vino a sus apóstoles en la Cena de Pascua e instituyó la Santa Eucaristía.
El coronel Ferrari escuchaba sorprendido lo relatado por su jefe y comandante.
Al terminar de escuchar el relato, emocionado y con los ojos húmedos, expresó:<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Commendatore, ofreceré mi vida de ser necesario, pero prometo a Nuestro
Señor que Su Vaso, volverá a donde debe estar, en el Vaticano.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La limusina negra entró a un hangar privado del aeropuerto Fiumicino,
donde los esperaba un avión Lear de dieciséis plazas. En cuanto los pasajeros
estuvieron a bordo, el avión pidió permiso para despegar, lo enviaron a la
cabecera oeste para formar detrás de Air France y un Iberia. Quince minutos
después estaban en el aire con destino al aeropuerto Beersiva de Israel.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Samael Baruch encabezó el comando que recuperó el vaso y era el
dirigente de una organización fundamentalista Judía, a costa de lo que fuera, se
lograría que el pueblo judío siguiera a la espera del Mesías anunciado por los
profetas. La organización era financiada por empresarios multimillonarios de
distintas nacionalidades. En el aeropuerto ya los esperaba un Jeep para
trasladarlos a unas cabañas en la frontera con Jordania. Cinco hombres formaban
el comando encargado de recuperar el vaso, llevarlo a Israel y ocultarlo
durante los siguientes mil años.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El comandante Samael, cuyo nombre significaba <i>veneno de Dios</i>, en
su <i>Brit Milá</i>, sus padres le eligieron ese nombre y lo consagraron a
Dios, con la promesa de salvaguardar la integridad de la Torá y la Ley Mosaica.
Cuando sus contactos de la Universidad de Tel-Aviv le enviaron la fotografía
del vaso y la traducción del pergamino escrito en arameo, no dudó un solo
instante de que debería de recuperar el vaso y volverlo a perder. Quedaban las
fotografías y el manuscrito, pero sin el vaso que realizaba esas supercherías
milagrosas, nada podían probar. Ya con el tiempo se encargarían de destruir los
documentos respectivos.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Con sus contactos en los servicios de inteligencia de Israel e Italia,
pronto tuvo la información necesaria para preparar la operación de rescate,
traslado y ocultamiento del vaso. Miembro Veterano del <i>Mossad</i>, sabía
organizar operaciones casi quirúrgicas. El Servicio Secreto israelí le facilitó
el dron equipado con el equipo especial para eliminación selectiva de enemigos.
Sus cuatro subalternos eran miembros activos y fundamentalistas convencidos de
que trabajaban al servicio de Dios. Casi cuatro mil años de historia judía no
se cambiarían por un vulgar vaso de barro.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">A partir de que el equipo de rescate llegó a la frontera jordana, Samael
se movería a solas, con ello se evitaría alguna indiscreción involuntaria o que
llevara un estímulo económico, confiaba por completo en su equipo, pero confiaba
en realizar a solas esta operación. Se encerró en su habitación, se colocó el <i>Kipá</i>,
encendió la <i>Menorah</i> y se ató las faltriqueras, se ajustó el <i>taledo</i>,
se puso el <i>talit</i> sobre los hombros y extrajo el Talmud. Oró toda la
tarde y cuando el sol se ocultó, con reverencia guardó sus elementos de
oración. Envuelto el vaso en un lienzo blanco, lo guardó en una caja de madera
y todo preparado lo echó en su morral, envuelto en sus ropas personales.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Sus hombres acompañaron a su comandante hasta la frontera y por oscuros
caminos evitaron las patrullas jordanas que cuidaban la línea con Israel.
Siguió una ruta de montaña y ya cuando amanecía llegó a una cabaña ocupada por
seudo jordanos, israelitas en posiciones de avanzada que hacían la vigilancia
de las partidas militares. Todo el día descansó con los soldados, comió y bebió
agua en cantidades suficientes para un día de marcha. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></span><span style="font-family: arial; font-size: large;">Al anochecer, Samael llegó a unas minas de carbón abandonadas, extrajo
una lámpara de baterías y una de luz ultravioleta; en sitios adecuados revisaba
con la luz especial e identificaba las marcas que en alguna ocasión él mismo
hizo, con el fin de ocultar armamento en esa mina, fuera de la vista del
ejército jordano. Alejado cerca de tres kilómetros de la boca de la mina, con
su equipo de zapa excavó una cavidad suficiente para ocultar la caja, la
protegió con piedras y con una pequeña cantidad de explosivo C-4 hizo explotar
el techo de esa zona de la mina, con el tiempo suficiente para ponerse a salvo,
a unos metros de la salida. Justo cuando iba a salir, escuchó los pasos y la
charla de unos soldados que hacían la ronda en los alrededores.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En cuanto se alejaron un poco, salió de la mina y se ocultó detrás de
unas rocas, en el preciso instante en que detonó la bomba que cerraba la mina
por completo. Al escuchar la detonación, los soldados regresaron a ver qué
había ocurrido, vieron que salía polvo del interior de la gruta. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Atribuyeron la explosión a acumulación de gas grisú, cosa frecuente en
esas viejas minas. Lo anotaron en su bitácora para hacer su parte de novedades.
Por la noche Samael regresó a la cabaña donde había pernoctado, agradeció a
Dios que le hubiera permitido cumplir con su tarea, cenó con calma y durmió a
satisfacción.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Tres días después el comando se encontraba en Tel-Aviv, celebraba su
éxito en un bar de las cercanías de la universidad.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></span><span style="font-family: arial; font-size: large;">En la casa de la Orden de la Cruz el ambiente era pesado, habían citado
a todos los participantes en la operación de custodia del vaso. Hasta ese
momento no podían encontrar a quienes habían herido a Vittorio y robado el vaso
sagrado. Revisaron personas que hubieran entrado a Roma una semana antes y
salido una semana después. La revisión de cámaras urbanas no detectaba nada
sospechoso. Si acaso unos chicos volando un dron en una azotea, pero
investigado el caso, se trataba de unos estudiantes israelitas becados en el
Instituto, jugaban con un dron armado por ellos mismos.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></span><span style="font-family: arial; font-size: large;">La noticia en la Universidad de Tel Aviv, fue un balde de agua fría para
Elías y sus amigos, así como para el profesor Calahan, quienes ya tenían
preparado el discurso de recepción de la preciada reliquia encontrada por el
recién graduado de doctorado Elías Rosenberg. Quedaban como testimonio las
fotografías y videos hechos durante el descubrimiento, así como las cartas que
relataban la historia del vaso y los análisis efectuados a los objetos
encontrados en la catacumba romana.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0in;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></span></p>
<h1 style="text-align: center;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">FIN<o:p></o:p></span></span></h1>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Sergio A. Amaya Santamaría<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Febrero de 2020<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Octubre de 2021<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Playas de Rosarito, B. C.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></span></p>Unknownnoreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-6307207826539190148.post-20689163162829149072021-10-22T11:40:00.001-06:002021-10-22T11:41:59.132-06:00El secreto del adoratorio<p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><br /></span></div><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><br /> <span style="text-align: left;"> </span></span><p></p><div class="WordSection1">
<h2 style="text-align: center;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">EL SECRETO DEL ADORATORIO</span></h2>
<p class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Derechos
reservados<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Sergio A. Amaya
Santamaría<o:p></o:p></span></p>
<p style="background: white; margin: 0in; text-align: right; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><b><span style="border: 1pt none windowtext; padding: 0in;">14/03/2021 </span></b><strong><span style="border: 1pt none windowtext; padding: 0in;">2103147169956</span></strong><b><o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></p>
<h2 style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La casa del anticuario<o:p></o:p></span></h2>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Esto que voy a relatar es la afortunada
experiencia que he tenido en mi actividad comercial; ocurrió en la década de
los 60 en esta maravillosa ciudad. Mi nombre es Fernando Cabañas, tengo treinta
años y he sido un estudioso de la historia de México, que me encanta; esta
pasión me llevó a abrir un negocio de antigüedades; comercio con piezas que
estudio a fondo para entregar al cliente la realidad de lo que adquiere. Tuve
la suerte de abrir la tienda en un sitio emblemático, el barrio viejo de la
ciudad de México. Calles coloniales llenas de historia y encanto; sitios que
han sido testigos de hechos históricos desde los años de su fundación. Mi
tienda goza de fama bien ganada y es visitada por coleccionistas nacionales y
extranjeros, siempre convencidos de que lo que adquiere, en realidad es un
objeto de colección, lo mismo un jarrón de porcelana, que una pintura del siglo
XVII. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Soy egresado de la Facultad de Antropología
de la UNAM y he sido habitante constante del barrio desde mis tiempos de
preparatoria. Me gusta vestir como si estuviera a punto de entrar a una
excavación: Pantalón y chamarra de mezclilla y camisa de franela. Fui un buen
estudiante, pero sin ser una lumbrera; siempre me esforzaba en escudriñar todos
los secretos que pudiese guardar una pintura, escultura o arte lapidario; creo
con firmeza que cada pieza lleva algo de su creador. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Con este entusiasmo y un poco de capital
heredado de mi padre, renté una vieja casona y puse en ella la tienda de
antigüedades, en el viejo barrio; el llamado Primer Cuadro de la ciudad de
México, cercana a la Catedral Metropolitana y al recién descubierto templo
mayor de los antiguos pobladores del Anáhuac. El llamado Zócalo, llamado así en
recuerdo de algo que casi nadie sabe: En ese sitio se colocó el zócalo o
basamento para levantar el monumento de Carlos IV, que nunca se colocó, pero el
zócalo o base de la escultura quedó allí, a la vista de todos, que dieron en
llamar “zócalo” a toda la plaza. La estatua ecuestre de Carlos IV. Ahora, 1980,
se encuentra a un costado del Palacio de Minería. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La ahora llamada Plaza de la Constitución,
una hermosa plaza pública hasta hace poco sembrada de elegantes palmeras y
floridos prados, que luce desde 1960 una fría capa de cemento. Rodeada por
emblemáticos edificios: hacia el norte, la Catedral Metropolitana; al oriente,
el Palacio Nacional, donde estuviera el palacio de Moctezuma; hacia el sur, el
Palacio Municipal y al poniente, el portal de Mercaderes; también, pero a un
costado de Catedral, el bello palacio que construyó don Pedro Romero de
Terreros el primer monte pío de la Nueva España y conocido hoy como el Monte de
Piedad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En esa plaza estuvo el mercado del Parián,
donde se expendían las mejores telas llegadas en la Nao de China. A un costado
de Palacio Nacional, sobre la calle de La Moneda se encuentra el Palacio del
Arzobispado y poco adelante el Museo Nacional de Historia, antiguamente la Casa
de Moneda, que le dio nombre a la calle. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Tantos sitios históricos para recordar, como la Plaza del Volador, que
debe su nombre a que en ella se levantaba el poste donde se celebraba el ritual
solar de los voladores, conocido como los Voladores de Papantla y donde hoy se
encuentra la Suprema Corte de Justicia. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><v:shapetype coordsize="21600,21600" filled="f" id="_x0000_t75" o:preferrelative="t" o:spt="75" path="m@4@5l@4@11@9@11@9@5xe" stroked="f"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">
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</v:f></v:f></v:f></v:f></v:f></v:f></v:f></v:f></v:f></v:f></v:f></v:f></v:formulas>
<v:path gradientshapeok="t" o:connecttype="rect" o:extrusionok="f">
<o:lock aspectratio="t" v:ext="edit">
</o:lock></v:path></v:stroke></span></v:shapetype><v:shape id="Picture_x0020_1" o:spid="_x0000_s1026" style="height: 166.65pt; left: 0px; margin-left: 0px; margin-top: 43pt; position: absolute; text-align: justify; visibility: visible; width: 243.5pt; z-index: 251654656;" type="#_x0000_t75">
<v:imagedata o:title="" src="file:///C:/Users/samay/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image001.jpg"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">
<w:wrap type="square">
</w:wrap></span></v:imagedata></v:shape><span style="font-family: arial; font-size: medium;"></span></p><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="text-indent: 35.4pt;">Muchos
edificios cercanos y emblemáticos de ese viejo barrio; ¿dónde mejor pude haber
instalado mi negocio de antigüedades en este México que vive y huele a historia?</span></span></div><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><o:p></o:p></span><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Soy un buen conversador y asiduo visitante
de las cafeterías de los alrededores; he tenido facilidad para hacerme de
amistades que, de una u otra forma, me han acercado clientes; este carácter, en
mi actuar como especialista en antigüedades, me ha creado fama entre los
coleccionistas; mi actuar amistoso con algunos de ellos, me llevaron a tener
amistad con un Monseñor que me acercó a las jerarquías eclesiásticas, fui nombrado como asesor de la Arquidiócesis en el
ramo de arte sacro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En varias ocasiones, las autoridades
eclesiásticas han recurrido a mis servicios para autentificar piezas de arte religioso
que de pronto aparecen en manos de algunos devotos feligreses, quienes
prefieren donarlo a su parroquia, a fin de preservarlo para la posteridad. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En esa forma llegó a mis manos para su
estudio, una pintura religiosa en apariencia auténtica, pero carente de firma.
El tema era la Virgen María vestida con rico manto, llevando en brazos al Niño
Jesús, también vestido con elegancia; a un costado de la virgen, tres nobles,
uno de ellos hincado frente a un religioso. La pintura fue recibida en la
Parroquia de San José y a petición del Arzobispado, fui citado para revisar la
pintura. Empecé por lo básico, su realización: fue pintada sobre madera,
tratada tal vez con aceite de linaza, que la había preservado de las polillas,
técnica propia del siglo XVII. La pintura en sí muestra trazos firmes y buena
proporción de las figuras y el trazo de la perspectiva es correcto. El
claroscuro recuerda a la pintura flamenca, pero para mejor y mayor información
debería llevarla a mi taller para hacer un estudio detallado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Tomadas todas las precauciones, fue
trasladada a mi taller en la tienda de antigüedades. Empacada de forma
conveniente, el traslado se hizo bajo la protección de una empresa de
seguridad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La pintura mostraba algunos craquelados, tal
vez causados por un ambiente demasiado seco o que hubiese estado expuesta a la
luz directa; valiéndome de una potente lupa, pude observar en esos pequeños
cortes, que debajo de esa capa de pintura, había otra, algo común en aquellos
tiempos, cuando una obra era cubierta con pintura y pintado un nuevo trabajo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Contraté los servicios de profesionales en
el análisis por rayos X y el resultado fue asombroso. La pintura superior, era
obra de un pintor desconocido, pero con seguridad trabajó bajo la guía de algún
maestro. El fondo de ambas pinturas era una capa de pintura blanca con base de
plomo; la primera pintura representaba un ángel custodiando a una persona, no
identificable con ninguna pintura religiosa; sobre ella se había pintado la
virgen y los personajes. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En definitiva, era una pintura realizada en el
siglo XVII, aunque no se podía atribuir a ninguno de los pintores notables de
aquella época; los trazos señalaban en el sentido de recordar la pintura de
Pedro de Villegas. No habiendo otra cosa que averiguar acerca de la pintura, el
cuadro fue regresado a la parroquia. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Tal vez por mi pasión por las antigüedades y
su estudio, me he dedicado poco a las cosas románticas me he convertido en un
solterón empedernido, de esa forma puedo dedicarle toda mi atención a mi
trabajo y profesión de anticuario. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><v:shape id="Picture_x0020_2" o:spid="_x0000_s1027" style="height: 182.55pt; left: 0px; margin-left: 0px; margin-top: 99.9pt; position: absolute; text-align: justify; visibility: visible; width: 243.15pt; z-index: 251655680;" type="#_x0000_t75">
<v:imagedata o:title="" src="file:///C:/Users/samay/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image002.jpg"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">
<w:wrap type="square">
</w:wrap></span></v:imagedata></v:shape><span style="font-family: arial; font-size: medium;"></span></p><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="text-indent: 35.4pt;">Por
azares del destino, llegó a mi poder un viejo manuscrito que contenía un
antiguo plano de una construcción en Nueva España y viendo que la planta de
dicha obra mantenía un singular parecido con la casa en que vivo y tengo el
negocio, que ya para entonces era de mi propiedad, me puse a investigar acerca
de la finca; pude corroborar que la construcción original había sido modificada
durante los primero años del siglo XIX, en los últimos tiempos de la Colonia.</span></span></div><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><o:p></o:p></span><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Mientras estudiaba el plano en mi estudio,
pensaba que de alguna manera no era yo nuevo en esta casa y quedé convencido de
que el plano encontrado era el perteneciente a esta; las medidas de la planta
baja lo corroboraban. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Fue entonces que reparé en un detalle: En
cierto punto de la construcción, donde debería estar la cocina, que en aquellos
tiempos eran construcciones de mampostería con quemadores de leña o carbón y un
enorme cenicero, se había construido una meseta de mampostería que se habría
utilizado como lugar para almacenar cosas inútiles. En el plano se marcaba con
claridad una puerta de entrada a un sótano, debajo del cenicero. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Conocer esos detalles, me decidió a romper
esa mampostería, pero no me era posible hacerlo yo solo, por lo que hablé con
mi hermano Felipe, unos años menor que yo y a quien le tenía suficiente
confianza para relatarle lo que suponía que podríamos encontrar: Una entrada a
un lugar secreto, tal vez donde guardaran objetos valiosos que yo pudiera
vender en la tienda. Mi hermano estuvo de acuerdo en ayudarme y decidimos
contratar a unos trabajadores para que realizaran la demolición, que es el
trabajo pesado, debían transportar el escombro a un lugar donde luego fuera
sencillo deshacerse de él, Felipe atendio los trabajos de los obreros, en tanto
yo continuaba al pendiente de los clientes, no tenía intenciones de cerrar el
negocio. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Felipe estudiaba en la Facultad de
Arquitectura, en Ciudad Universitaria y solo dispondría de tiempo libre los
fines de semana, o de plano habría que esperar hasta las vacaciones, ya que le
quedaba poco tiempo para asistir a la escuela y estudiar en casa o con amigos,
cuando de algún proyecto en equipo se trataba. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Al contrario de mí, Felipe es más dado a la
introspección; tiene pocos amigos, es un lector constante y regular jugador de
ajedrez en la cafetería de la Universidad. Hombre de pocas palabras, no es dado
a entrar en discusiones, pero es un analista profundo de lo que le representa
algún interés y, desde luego, la posibilidad de estar en contacto con la
arquitectura de antaño, le llamó la atención. Mi hermano, con quien llevo una extraordinaria
relación consideró que era prioritario ayudarme. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Felipe siempre va vestido de forma correcta
para un estudiante: Pantalón de casimir, alguna camisa a juego y algún suéter
de acuerdo con la temporada. Bien parecido, es asediado por compañeras que se
integraban a los grupos de trabajo. Como estaba cercano un período de
vacaciones, Felipe no tuvo inconveniente en participar en la exploración.<o:p></o:p></span></p>
<h3 style="text-align: justify; text-indent: 0in;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Explorando la casona</span></h3>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Después de vaciar de cosas inservibles esa habitación, los trabajadores
empezaron a demoler la mampostería; no fue tan complicado como pensábamos, era sólo
un muro de tabiques recocidos, recubiertos con argamasa de cal. Luego
encontraron un relleno de tierra y piedras, sobre el cual se había hecho una
cubierta de cemento; al retirar ese material encontraron el brasero que yo
suponía; a partir de ese momento, despedimos a los trabajadores, nosotros continuamos
con la investigación. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Notifiqué a la clientela que realizaría un
viaje durante varias semanas en busca de mercancías, por lo que permanecería
cerrada la tienda. Entonces empezamos por demoler el piso debajo del cenicero,
trabajo que hicimos a marro y cincel, agachados debajo del cenicero; no tardamos
en encontrar la puerta que había identificado en el plano.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Sin gran dificultad removimos la puerta de
madera, podrida por el tiempo y la humedad, quedó a la vista un pozo negro, mi
hermano y yo nos acercamos un poco, descubrimos una escalera de piedra que se
internaba debajo de la construcción. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Del obscuro pasaje salía un fétido olor a podrido y a humedad; en algún
momento pensamos si no habrían dejado enterrado a alguien, igual como se
acostumbraba, según las leyendas, a emparedar a algunos habitantes de los múltiples
conventos existentes en la Metrópoli.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Durante todo el día dejamos abierta la
habitación para permitir que se ventilara el sótano; por la tarde y valiéndonos
de un larga extensión eléctrica descendimos por la escalera. Los escalones de
piedra se sentían mohosos y resbalosos, por lo que pisábamos con sumo cuidado.
Contamos trece escalones hasta llegar al piso del sótano, al reparar en el
número trece, pensé en cábalas y cosas herméticas; no hubo nada de eso. La
lámpara nos permitió ver la amplitud del lugar. Si alguna vez ese sótano tuvo
iluminación, las ventanas habían quedado por debajo de la calle actual, por lo
que permaneció en la ignorancia durante decenas, o tal vez, cientos de años. El
propio hundimiento de la ciudad en el fondo cenagoso del antiguo lago obligaba
a levantar las calles cada cierto tiempo; así sucedía en el monumento a la
Independencia, que cuando fue inaugurado se encontraba a nivel de banqueta y en
la actualidad ya tiene más de diez escalones.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El piso de esa estancia era de piedra de
cantera, lo cubría una gruesa capa de polvo endurecido por la humedad y el paso
de los años. El techo estaba soportado por robustas vigas de mezquite, por lo
que habían perdurado hasta entonces sin menoscabo de su dureza y resistencia. Recargado en uno de los muros, había un viejo
librero que contenía algunos antiguos manuscritos, que al contacto de los dedos
se hicieron polvo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En el entrepaño superior, vi una caja de
madera, se lo hice notar a mi hermano y luego de llevar una escalerilla de
mano, subí para bajarla y conocer su contenido; para entonces ya me había
colocado guantes de hule y cubre boca, al igual que Felipe; tomé con cuidado la
caja y se la pasé a mi hermano. Se sentía pesada, por lo que supusimos que
podría contener algo valioso; para revisarla mejor, la llevamos al exterior,
hasta mi estudio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Ya sobre mi mesa de trabajo y conociendo los
procedimientos para tratar objetos encontrados, tanto enterrados, como en
lugares húmedos y valiéndome de una brocha de pelo fino, empecé a limpiarla, a
fin de conocer el estado de la madera. Luego de paciente trabajo, me percaté de
que no era madera, sino una superficie de cuero repujado, era un trabajo muy
fino. Antes de abrirla y dado que el mismo cuero hacía las veces de bisagra,
unté la superficie con aceite, para quitarle lo reseco y evitar que se fuera a
romper al tratar de abrirla. La envolví en un paño impregnado de aceite y la
metí en una vitrina, para evitar que estuviera al aire y permitir que el aceite
hiciera su trabajo. Ya era noche y decidimos descansar, para intentar abrir la
caja por la mañana. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Nos retiramos a las habitaciones de la
planta alta de la casa y luego de darnos un buen baño, nos reunimos en el
comedor. Durante la cena comentamos nuestras primeras impresiones de lo
hallado. Yo me centraba en la caja y su contenido; en tanto que mi hermano,
estudiante de arquitectura hablaba de la obra en sí, le admiraba que se
construyeran tales casas con los elementos rudimentarios de la época. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">–Bueno, hermano, los españoles que
edificaron esta casa, llevaban alguna tecnología de la época, pero piensa en
las grandes construcciones que realizaron los habitantes de Tenochtitlán; ¿cómo
hicieron para transportar las enormes piedras, llevadas desde las riberas del
lago y fueron acarreadas desde regiones alejadas? No disponían de animales de
tiro, por lo que requerían grandes cantidades de trabajadores, muchos esclavos
conseguidos en las guerras con sus vecinos. Fabricar enormes barcas, que
también utilizaban troncos llevados tal vez desde Chapultepec.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Felipe me escuchaba con atención; siempre
aprendía de mi experiencia adquirida, tanto en la escuela, como en años de
ejercerla a través de las antigüedades que llegaban a la tienda. Así se nos iban las horas; yo muy
locuaz, mi hermano parco pero receptivo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">A la mañana siguiente, luego de desayunar,
estábamos ya en el estudio, ansiosos por conocer el contenido del cofre, tuve
cuidado de no estropear la cubierta, me daba cuenta de que, solo como pieza
antigua, tenía un buen valor. La extraje de la vitrina y la coloqué sobre la
mesa de trabajo; le retiré el lienzo y limpié con cuidado el aceite remanente.
Acaricié con suavidad la superficie; era una piel de color café rojizo. Ante la
mirada ansiosa de mi hermano, empecé a levantar la tapa, revisé que el lomo que
hacía la bisagra, no se rompiera. No ocurrió así, la previsión de aceitar la
piel, le había devuelto su flexibilidad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Cuando abrí el cofre, quedó a la vista un
libro del tamaño de la caja; era bastante antiguo, la cubierta era de piel, tal
vez de oveja, como se usaba en la antigüedad. Con los guantes de látex puestos
y mucho cuidado, extraje el libro y lo deposité sobre la mesa. El libro no
contenía título o nombre de autor y se encontraba bastante deteriorado por
efecto del tiempo; lo abrí con mucho cuidado y entre las páginas de una vieja
historia de caballería, se encontraba un texto en letras góticas escrito en un
antiguo trozo de pergamino, el que, aun con mi preparación y frecuentes
encuentros con textos antiguos, me costaba entender, acerqué una lupa con
iluminación y empecé a intentar comprender esa escritura que nuestros
antepasados utilizaban:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">«Hace muchos años, entre los soldados del
Capitán don Hernando de Cortez, se estableció en esta noble ciudad un hombre
que incorporose al ejército del conquistador, en la escala que la armada hizo
en Gran Canaria, un hombre liberado de galeras, Antonio de Garmendia; personaje
de pasado obscuro, pero de notable inteligencia y sabiduría. Este tal Garmendia
peleó tenazmente contra los indios que defendían el diabólico adoratorio de
Tezcatlipoca, de piedras ennegrecidas por la sangre de cientos de sacrificios
hechos a los diablos. Por su valentía, don Nuño de Guzmán lo recomendó al
Capitán Cortez para ser recompensado. Una vez tomada la Gran Tenochtitlán y los
indios sometidos, al Garmendia le fueron otorgados unos terrenos afuera de la
traza, en la cercanía de un gran canal que era utilizado por los comerciantes
que llegaban con sus mercaderías a ofrecerlas en el gran tianguis. Antonio de
Garmendia se enriqueció en breve tiempo, lo que nunca despertó sospecha alguna.
Unos indios que estaban a su servicio corrieron la noticia de que Garmendia
había descubierto el tesoro de Moctezuma que se había perdido en aquella
terrible noche de triste memoria, cuando los hombres de Cortez salieron
huyendo, ante la embestida de los indios que querían recuperar sus adoratorios.
La noticia que hacía referencia al Garmendia voló por toda la ciudad y no dejó
de ser atendida por el propio Garmendia, quien temeroso de ser despojado de su
riqueza, tuvo buen cuidado de esconderla en diferentes sitios. No solamente
para Garmendia, también la noticia llegó al Santo Oficio, por boca de alguien
que deseaba hacerse con las riquezas del Garmendia. El hombre falleció a causa
de los tormentos a que fue sometido. Nunca se han encontrado los indicios de
tales enterramientos, solamente un trozo de papel que dice:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">“En la tercia
petra a la sinestra escala<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">debajo della se
fhalla ella”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><v:shape alt="FIRMA Antonio de Garmendi" id="Picture_x0020_1" o:spid="_x0000_i1025" style="height: 59.4pt; visibility: visible; width: 151.2pt;" type="#_x0000_t75">
<v:imagedata o:title="FIRMA Antonio de Garmendi" src="file:///C:/Users/samay/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image003.png">
</v:imagedata></v:shape><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Por ser yo un hombre viejo y de escasa vista
y menos entendederas, no he encontrado el sitio que menciona, por lo que dejo
este escrito para quien el Señor Dios o la fortuna se lo tenga reservado. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Juan de Cisneros y Guzmán<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Anio del Señor de 1570<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><i><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En un principio, Felipe estaba muy
interesado en el contenido del escrito, pero al paso de las horas y sin tener
actividad en ese momento, vio que ya pasaba del medio día y yo no mostraba
deseos de detener la interpretación del texto, optó por irse a la cocina a preparar
algo, para cuando sintiéramos hambre.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Cuando al fin terminé la lectura, los ojos
me ardían por el esfuerzo realizado, me fijé en el reloj de pared que decoraba
el estudio y vi que eran casi las tres de la mañana; se me habían pasado las
horas sin apenas darme cuenta; no sentí el cansancio ni el hambre, tanta era mi
emoción como arqueólogo de tener esta oportunidad, quizás única en mi vida, de
poder interpretar por vez primera un documento escrito en el silo XVI.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Me levanté de la silla y enderecé el cuerpo,
que dolía como si me hubiesen apaleado, dejé el libro y me eché a dormir en un
catre que tenía cerca de la mesa y donde con frecuencia dormía por unas cuantas
horas, cuando el trabajo me absorbía, como era el caso actual.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">A la mañana siguiente, a primera hora me
levanté y me dirigí a la recámara a despertar a Felipe, ya que no podía esperar
para poder tratar de resolver este misterio, que tal vez nos tuviera reservada
alguna agradable sorpresa. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─¡Felipe, Felipe, despierta! ─dije a mi
hermano al apenas entrar a la habitación─. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─¿Qué pasa?… ¿Por qué vienes tan alterado? ─preguntó
Felipe medio en sueños─ <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Lo que pasa es que he entendido lo del
escrito; me pasé gran parte de la noche para interpretarlo y creo que estamos
parados sobre un tesoro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Luego de explicar a mi adormilado hermano lo
que acababa de leer, los dos volvimos al estudio, donde el mismo Felipe intentó
leer el documento, pero como estaba menos preparado para ello, desistió de
hacerlo, confiaba en mi buen juicio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Este es el mensaje importante y creo que
dice así: <i>“En la tercia petra a la
sinestra escala debajo della se fhalla ella”</i> ─dije a mi sorprendido hermano─.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Pues sigo sin entender, ¿me lo puedes
explicar? <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Desde luego, dice:<i> “En la tercera piedra, a la izquierda de la escalera, debajo de ella,
se halla ella”</i>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Felipe no comprendía─. Me has de perdonar,
hermano, pero entiendo a medias, ¿a qué ella encontraremos? <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Con certeza, no sé qué hallaremos, pero de
que lo vamos a buscar, lo vamos a hacer. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Estoy de acuerdo, Fernando, pero lo que
esté enterrado, lo está desde hace cientos de años y te aseguro que no se
perderá si antes de buscarlo nos damos un baño y desayunamos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Tienes toda la razón, hermano, lo que pasa
que la emoción me hace apresurar. Pero es cierto, necesito de un buen baño y,
desde luego, alimentarme de forma adecuada. Entra tú a bañarte y yo preparo el
almuerzo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Felipe se dirigió al baño y yo salí
apresurado rumbo a la cocina; de pronto se me mezclaban las ideas y no sabía si
cocinar unos libros con tocino o me encontraba a punto de desenterrar unos
huevos de gallina… Al fin me despejé del mal dormir y me centré en la
preparación del desayuno. Cuando Felipe entró a la cocina, muy fresco y
afeitado, yo me dirigí al cuarto de baño. Felipe puso en funcionamiento la
cafetera, esperaba que saliera yo, su acelerado hermano.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Luego de desayunar y beber con calma un café
bien platicado, nos pusimos en obra; al bajar la escalera, ubicamos la tercera
piedra de la izquierda, que era más oscura que el resto del piso. Las losas
medían medio metro por lado y de inmediato empezamos a intentar levantarla;
algo nada sencillo, la piedra era bastante pesada para removerla. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Trabajamos con energía, turnándonos, porque
el espacio no permitía que lo hiciéramos los dos a un mismo tiempo. Consideré
que nos hacía falta una herramienta para hacer una palanca y tener mejores
posibilidades de levantar la losa con un menor esfuerzo; indiqué a mi hermano
que descansara un poco, yo saldría en busca de una barreta; al darme cuenta de
que no la tenía, indiqué a Felipe que saliera para refrescarse y descansar, yo
tendría que ir a una ferretera a comprarla, lo que me podría llevar una hora.
Siguió Felipe mi recomendación, volvió a la superficie; en la cocina bebió agua
y se fue a recostar al catre, en tanto yo regresaba.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Cuando volví encontré a Felipe en el catre;
me di cuenta de que el cansancio lo había vencido y se quedó dormido. Cuando
despertó me contó un extraño sueño:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> <i>«Se vio en un sitio desconocido para él, se
encontraba dirigiendo una construcción, pero sus ropajes eran diferentes a lo
que él usaba; los trabajadores eran indígenas apenas cubiertos por taparrabos,
en tanto que él vestía un pantalón como de piel volteada y botas hasta las
rodillas, una camisa blanca holgada con holanes en los puños y un sombrero tipo
chambergo. Todo le era conocido, pero a la vez extraño. Se veían pocos
edificios en los alrededores; mirando hacia el poniente, se estaba levantando
una iglesia de madera y frente a ella un edificio en plena demolición. Dejó a
sus trabajadores y se dirigió hacia el edificio que se estaba demoliendo;
entonces se dio cuenta de que muchas piedras se encontraban ennegrecidas, como
pintadas por una pintura rojiza negruzca, cayendo en la cuenta de que se
trataba de sangre reseca. Muchos peones semi desnudos desmontaban las piedras y
las trasladaban hacia una gran construcción que se situaba hacia el oriente de
dicha plaza. Dentro de su extraño sueño, que bien sabía que no era real, pero
se miraba tan real a sí mismo, que pensaba que estaba enloqueciendo. Se dio
cuenta que unos hombres, soldados españoles según se percató, acompañaban a un
personaje que debería ser noble indígena, con un tocado de plumas multicolores
y un gran manto de tela blanca bordado también con plumas azules, el personaje
calzaba una especie de sandalias de cuero, sujetas las suelas con tiras de cuero
que se enredaban en sus pantorrillas; los indígenas que trabajaban, bajaban la
vista cuando el personaje se acercaba</i>» De pronto sentí que algo me golpeaba en el hombro y escuché una voz.<i> </i>¡Felipe,
Felipe, despierta! Era mi voz que le llamaba. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Me hizo el relato de su sueño y sólo pude
decirle que los acontecimientos que veíamos le habían influido. Te quedaste
dormido, flojonazo, vamos a trabajar, ya tengo la barreta. Se levantó
adormilado y me siguió cuando ya descendía por la escalera de piedra.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Trabajamos todavía un par de horas, hacíamos
palanca, pero la losa se encontraba adherida, tal vez con argamasa de cal. Al fin,
sudorosos y cansados pudimos levantar la piedra y ponerla a un lado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> Tal
como lo pensé, la piedra de cantera había sido fijada con argamasa de arena y
cal; debajo de la argamasa, una capa de tierra había servido de asiento a la
piedra; retiramos la tierra encontrando unos viejos tablones medio podridos,
pero aún lo bastante resistentes para sostener la piedra. Sin miramiento
alguno, Felipe empezó a tratar de romper los tablones, suponiendo que se
trataba de una cimbra muerta; cuando al fin las retiraron, quedó al descubierto
una escalera de piedra rústica que se adentraba en un obscuro y húmedo
pasadizo. El hedor a humedad y putrefacción era nauseabundo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Sabiendo lo que esos ambientes encerrados
durante siglos podían hacer daño a sus descubridores, decidí, por prudencia,
que en ese momento no debíamos adentrarnos al pasaje, la obscuridad era total y
las emanaciones nos podrían intoxicar; además la extensión eléctrica no era
suficiente, por lo que salimos en busca del equipo necesario, dimos tiempo a
que penetrara aire fresco al sótano para renovar ese ambiente viciado por
siglos de encierro. Aprovechamos el tiempo para comer y por la tarde veríamos
si ya era seguro el acceso o tendríamos que esperar hasta la mañana siguiente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Caminamos rumbo al poniente, dirigimos
nuestros pasos hacia la calle Brasil, a fin de encaminarnos a la Plaza de Santo
Domingo, portales donde por decenas de años existieron unos escribanos que eran
conocidos como “Evangelistas”, (tal vez tal denominación se les dio en recuerdo de
los Apóstoles de Jesucristo; dado que en Las Escrituras dice que “Escribieron
lo que El Señor les decía) que elaboraban y leían cartas que mucha
gente les requería, algunas para escribirlas y otras para leerlas. Eran tiempos
en que había un gran analfabetismo, por lo que cumplían una importante función
social de comunicaciones. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Para la fecha actual, había varios negocios
de imprenta, donde lo mismo elaboraban las invitaciones para la quinceañera;
las participaciones de la boda; las tarjetas de presentación y hasta títulos
profesionales apócrifos. Esto me hizo pensar en mis amigos de la Prepa, de algunos
sabía que habían terminado sus carreras; de otros no supe ya. <i>«─</i>Pensé al
ver los títulos profesionales apócrifos<i>─, recordé los tiempos en la escuela,
¿qué se habrían hecho mis compañeros?, ¿sería posible que algunos de ellos
obtuvieran sus títulos en este lugar?»</i> al descubrirme en esos pensamientos,
sonreí y seguí caminando.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En esos locales también había fondas con
comida casera para atender a los empleados de los alrededores a precios
módicos, en uno de tales sitios entramos a comer, ya que con la tienda cerrada
no había generación de ingresos y convenía cuidar los fondos existentes por lo
que se avecinara. La comida del día eran unas deliciosas albóndigas de res en
salsa de tomate rojo, arroz a la mexicana, frijoles y agua fresca. Las
tortillas eran a discreción, las cocineras sabían que era el complemento
indispensable en la dieta nacional.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En mi salida a la ferretera, había previsto
que tal vez necesitaríamos una extensión eléctrica mayor, por lo que compré
material eléctrico. Con esos elementos nos hicimos de una extensión eléctrica
mayor a cincuenta metros, nos pusimos guantes y botas y un ventilador para
inyectarle aire fresco al pasaje, ya que no sabíamos lo que pudiéramos
encontrar. Antes de entrar, bajamos la extensión, a fin de disponer de una
buena iluminación. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La sorpresa que llevamos Felipe y yo fue
enorme, nos dimos cuenta que nos encontrábamos en una construcción
prehispánica, tal vez un adoratorio. El piso estaba cubierto de una capa de
tierra humedecida; supuse que los muros superiores del adoratorio se habían
utilizado como cimentación de la casa.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Mi preparación académica me permitió darme
cuenta de la importancia del hallazgo; no quería dañar lo que bien suponía era
de importancia histórica, opté por salir. Lo comenté con Felipe. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Hermano, lo que hay debajo de este piso es,
creo yo, un adoratorio prehispánico y no quisiera dañar algo por ignorancia o
descuido, por lo que sugiero recurrir a algún conocedor y creo tener la persona
indicada. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Me parece bien Fernando, pero debe ser
alguien de confianza, porque si se entera el Instituto, te pueden confiscar
hasta la casa. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Lo sé hermano, es algo delicado, pero
quiero saber lo que encierra este misterio, sin dañar, desde luego, algo que es
patrimonio nacional. Para ello, voy a buscar a Aníbal, un amigo que tuve en la
Preparatoria y que siguió la carrera de antropología, sé que trabaja en el
Museo Nacional, iré a buscarlo y juntos planearemos todo esto.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En tanto yo me encargaba de localizar a mi
amigo y de explicarle lo hallado, Felipe se fue a su departamento para darse un
buen baño y comunicarse con su novia, a quien tenía varios días sin ver. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Me comentó mi hermano, cuando volvimos a
reunirnos, que Mónica estaba medio molesta por su ausencia, pero aceptó que se
vieran a tomar un café y, tal vez, asistir al cine a ver una buena película. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─¿En dónde te has metido?, ─le reprochó en
cuanto se encontraron─ solo espero que no me entere que me andas poniendo el
cuerno, porque entonces me conocerás… <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Nada de eso, mi amor, ─le contestó cariñoso─
bien sabes que no tengo corazón más que para ti, lo que pasa es que mi hermano me
pidió ayuda para hacer un inventario de sus cachivaches y habías de ver cuántas
cosas encontramos que ya ni recuerda cómo llegaron a su tienda. Todavía no
hemos terminado, pero él tuvo que salir a ver algún pendiente con un amigo, por
eso lo primero que hice fue llamarte para poder verte. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Mira que te lo creo, ─dijo Mónica a Felipe─
siempre has sido muy serio, pero no me dan confianza esas compañeritas
resbalosas que tienes… <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Felipe rio con ganas por la ocurrencia de
su novia─ no te preocupes, Mónica, yo pienso que nos llevaremos el resto de las
vacaciones, pero trataré de hablarte desde la tienda en cuanto me sea posible.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">De esa forma, ya tranquilos Mónica y Felipe
disfrutaron de una tarde de café y por la noche, de una película que Mónica
deseaba ver. Después de la función fueron a cenar a un sitio tranquilo, donde siguieron
platicando, hasta que Mónica miró su reloj y se dio cuenta que ya era tarde. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─¡Vámonos pronto, mi amor!, que ahora sí mi
papá me va a sacar los ojos como mínimo.<o:p></o:p></span></p>
<h3 style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p><span style="font-family: arial; font-size: large;">Estudiando el hallazgo</span></h3>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Horas después, logré comunicarme con Aníbal,
mi amigo desde la Prepa que trabaja en el Museo Nacional, que se sorprendió y a
la vez le dio gusto recibir comunicación de su antiguo compañero; quedamos de
vernos esa misma noche en una cafetería de la Plazuela de El Carmen, lugar que
a ambos nos era cómodo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El resto del día, lo ocupé en limpiar, tanto
en el estudio como en los lugares que con ayuda de Felipe habíamos descubierto;
preparé con cuidado la extensión eléctrica para asegurar una buena iluminación
cuando bajáramos al supuesto adoratorio. Comí algo ligero a base de verduras y
carne de pollo y luego de bañarme me recosté en el catre a reponer las fuerzas
para lo que vendría.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Hubo sinceros abrazos por el reencuentro y
los comentarios personales, la charla se centró en las actividades
profesionales de ambos. Aníbal se sorprendió de saber que la tienda de
antigüedades que era reconocida hasta por funcionarios del museo, fuese
propiedad mía. Por su parte, Yo me puse al corriente de las actividades de
Aníbal dentro del museo, quien me comentó que estaba participando en la
limpieza y clasificación de objetos encontrados en las excavaciones del Templo
Mayor. Aprovechando ese comentario, entré en materia:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Aníbal, sé que te sorprendió mi llamado,
después de varios años sin vernos. Además de tener el placer de saludarte,
tengo necesidad de tu ayuda profesional; debe ser algo privado, hasta estar
seguros de lo que es y una vez definido, tú tendrás el mando de la situación. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─¡Caramba, Fernando! me sorprendes, me da la
impresión de que hubieras hallado un tesoro… Pero desde luego, conozco tu
honradez y estoy seguro, que por ello me llamaste; es decir que quieres hacer
las cosas de forma correcta y yo estoy de acuerdo. Tú dirás.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Relaté a mi amigo a lo que me dedicaba y
cómo, de manera fortuita había llegado a mi poder el plano de mi casa, que,
aunque la databa de los primeros tiempos de la Colonia, el plano se había hecho
en los primeros años del siglo XIX. De cómo había deducido la entrada al sótano
y lo referente al antiguo libro y la nota hallada dentro de él. Que, al
descifrarla, la curiosidad me llevó a levantar una losa de la escalera del
sótano y el hallazgo de que la cimentación de la casa fuese un viejo adoratorio
prehispánico. El antropólogo se sorprendió de que yo hubiera llegado a la
cimentación de la casa, no por el posible adoratorio, pues todas las grandes
obras que se hicieron dentro de la llamada “traza”, fueron construidas en esa
forma, o con las piedras obtenidas de las edificaciones prehispánicas. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Tú sabes, ─me dijo─ que cuando ocurren
estos descubrimientos, de inmediato se debe notificar a Antropología e Historia
y sólo ellos pueden excavar el sitio. De no hacerlo así, nos podrían acusar de
robo arqueológico… <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Me quedé pensativo, calculaba si hubiera
otra posibilidad. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Mira, Fernando, voy a cooperar contigo, no
quisiera que perdieras tu casa y negocio. Vamos a entrar y tomaré nota de todo
lo encontrado, no sacaremos nada y al terminar la revisión, volveremos a cerrar
y se termina el asunto. ¿Estás de acuerdo? <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─En principio sí, Aníbal, tampoco quiero
dañar ese testimonio de nuestra cultura antigua, pero debes dejarme un cierto
espacio para extraer algo, no sé qué pudiera ser, en tanto no forme parte del
adoratorio. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Bien, ─accedió─ no me imagino a qué cosa te
pudieras referir, pero estoy de acuerdo. ¿Cuándo empezamos? <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Mañana mismo, si te parece bien, te espero
en la esquina de República de Argentina y Guatemala, a un costado de la
Catedral. En esa esquina tengo mi negocio y ahí mismo vivo. Frente a Porrúa.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─De acuerdo, inventaré algo para ausentarme
del trabajo un par de días, suponiendo que no tengamos que demorarnos uno o dos
días más.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Al día siguiente se presentó Aníbal a la
hora indicada; ya lo esperábamos mi hermano y yo; el antropólogo llegó con una
gran caja de madera que un taxi le dejó en la banqueta. Luego de introducirla a
mi oficina, nos explicó que eran herramientas apropiadas para el trabajo que
harían. Llevaba también una cámara fotográfica con tripié y una lámpara para
iluminar el área de excavación. Antes de empezar, me pidió ver los papeles que
llevaron a ese descubrimiento, lo que me pareció razonable. Mas acostumbrado a
descifrar textos antiguos, Aníbal no tuvo mucho problema para leer la carta.
También le llamó la atención el ejemplar del libro de caballería, se trataba de
“Policisne de Boesia”, de don Juan de Silva y Toledo, considerado el último
libro de este género, escrito a finales del XVI o principios del XVII.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Te aseguro, querido amigo que con este
ejemplar del libro encontrado, puedes obtener una bonita cantidad, hay
coleccionistas que dan una pierna por una de estas copias. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Lo sé, Aníbal, pero de momento lo que me
interesa es lo que dice la nota. Vamos a bajar para que veas el sitio. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Los tres bajamos al sótano y yo retiré una
hoja de triplay que había colocado sobre la boca del pasaje. Aníbal observó
todo el entorno, calculó la diferencia de niveles con la calle y dedujo que
podría tratarse de una prolongación del Templo Mayor, sobre el que fue
construido el Palacio Nacional que vemos en la actualidad y que en su origen
fueron las casas de Moctezuma. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Antes de seguir adelante, encendió la
lámpara y tomó fotografías de todo el espacio disponible. Ayudado por nosotros;
medimos con cuidado todos los espacios y después Aníbal cuadriculó todo lo medido
sobre un dibujo que elaboraba en tanto se medía. Felipe y yo le auxiliábamos en
lo que solicitaba. Así pasaron unas dos horas. Hasta entonces empezamos en
realidad a buscar algún indicio relacionado con el extraño mensaje.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Ahora sí, –me dijo─ dime por dónde quieres
empezar y lo haremos de una forma adecuada, para no ir a perder algo o
perjudicar algún vestigio. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Si estos restos corresponden a un
adoratorio, busquemos el lugar de los sacrificios ─dije─, empecemos por allí.
No me pregunten por qué, pero es una intuición<span style="color: red;"> </span>que
como anticuario debo seguir. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El espacio disponible medía cerca de
cincuenta metros por el Norte; treintaiséis en el Sur; cuarenta y ocho en el
Poniente y cincuenta en el Oriente. El resto estaba ocupado por lo que
supusimos sería material de relleno, piedras y tierra. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Muy bien ─dijo Aníbal─, como los
sacrificios humanos se dedicaban a <i>Tonathiu</i>,
por lo general se ubicaba el <i>techcatl</i>,
o piedra de sacrificios, al este de la construcción, por donde se levanta el
sol. Empecemos ya. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Aníbal nos proporcionó unas cucharillas y
brochas de pelo para empezar a remover la tierra; nos pidió que conforme
extrajéramos material, lo fuésemos cerniendo, para recuperar pequeños trozos de
cerámica, hueso u otros objetos. Así trabajamos durante varias horas, en una
posición muy cansada para mí y mi hermano; no así para el antropólogo, que ya
estaba acostumbrado a tales tareas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><v:shape id="Picture_x0020_7" o:spid="_x0000_s1028" style="height: 244.5pt; left: 0px; margin-left: 0px; margin-top: 4pt; position: absolute; text-align: justify; visibility: visible; width: 245.6pt; z-index: 251656704;" type="#_x0000_t75">
<v:imagedata o:title="" src="file:///C:/Users/samay/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image004.jpg"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">
<w:wrap type="square">
</w:wrap></span></v:imagedata></v:shape><span style="font-family: arial; font-size: medium;"></span></p><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="text-indent: 35.4pt;">Las
áreas de trabajo estaban delimitadas por cordones clavados sobre estacas de
acero y una estación para cada uno. Yo ocupé la que se encontraba al este de lo
que parecían los muros superiores del adoratorio. Luego de casi cuatro horas de
trabajar en silencio, concentrados en nuestra actividad, encontré algo duro y
uniforme, se lo hice saber a Aníbal, quien de inmediato ocupó mi lugar para
seguir con la limpieza de la superficie; valiéndose de la brocha de pelo. Al
fin, por la tarde, luego de detenernos una hora para descansar y almorzar el
antropólogo puso al descubierto una gran losa circular poco mayor a un metro de
diámetro, la que presentaba vestigios de pinturas de diversos colores. Ubicó su
equipo de fotografía por arriba de la piedra e hizo varias fotos.</span></span></div><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><o:p></o:p></span><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Sin lugar a dudas, el hallazgo debe ser muy
importante, estoy muy emocionado, Fernando, creo que ya encontramos a “ella”,
si no me equivoco, esta es una piedra que representa a la Coyolxauqui, quien,
según el mito del nacimiento de Huitzilopochtli, , al enterarse de que su
madre, Coatlicue, estaba embarazada de un padre desconocido, furiosa guio a sus
hermanos (los cuatrocientos surianos) hacia Coatepec, donde aquélla se
encontraba, para matarla, y así lavar la afrenta.(*) Dicen los códices que la
mujer, Coyolxauhqui, fue descuartizada y la imagen esculpida en esta piedra,
muestra una mujer desmembrada. Necesito limpiarla bien para estar seguros.
Después la descubriremos en su perímetro para cerciorarnos de que es una piedra
independiente del resto de la construcción; si esto es correcto, trataremos de
ver si hay algo debajo de ella.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Aníbal ─dije preocupado─, si esto es en verdad
lo que supones, ¿durante cuánto tiempo puedes mantener este hallazgo en
reserva? <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Me temo que no por mucho tiempo ─respondió
con seriedad─, desde luego que se han dado casos en que un afortunado
arqueólogo, encuentre algo valioso al trabajar solo, de manera que durante
algunos meses trabaja sin notificar, hasta estar seguro de la importancia de lo
encontrado y poder llevarse la gloria que busca todo profesional. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─En cuanto a que te lleves el mérito como
arqueólogo ─dije con sinceridad─, desde luego que lo entiendo y no me opondré,
aunque yo haya sido quien los encontró, por ser mi propiedad y por haberme
llegado el plano, adquirido como anticuario, no podría haber hecho más de lo
que hice; sólo quiero tener tiempo para tratar de esclarecer el mensaje y, tal
vez, eso nos lleve a otros descubrimientos. Yo te aseguro que, si lo encontrado
tiene algún valor de mercado, lo hallado se dividirá entre nosotros tres, ─dije
al señalar también a mi hermano─. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Por lo pronto ─dijo Aníbal─, veamos que nos
tiene reservado la descuartizada Coyolxauqui. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Esto dijo el arqueólogo, en tanto empezaba a
remover la tierra perimetral, trataba de constatar que no formaba parte de la
piedra base. Poco a poco se confirmó que era una pieza separada, por lo que una
vez descubierta, utilizamos unas estacas como cuñas y palancas, logramos
levantarla lo suficiente para ver el cuello de un cántaro de barro, cuya boca
estaba sellada. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Seguimos la misma rutina, Aníbal tomó
fotografías y medidas del objeto encontrado y después empezó a retirar la
tierra en que estaba empacado. Antes de retirar el cántaro de su lugar, tomó
nuevas fotografías y medidas, hizo a la vez un dibujo. Después, con los guantes
de látex puestos, tomó la vasija y la retiró, colocándola sobre tierra sin
piedras, para evitar que se fuese a romper. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Opino, Fernando y Felipe, que esperemos a
que se seque el jarrón, que se siente demasiado húmedo y no quisiera que se
hiciera pedazos al tratar de abrirlo; además de que ignoramos con qué material
esté tapado. Llevémoslo arriba, al taller y en tanto se seca, trabajamos otro
poco aquí, ¿les parece bien? <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Por nuestra parte no hay problema ─expresé y
miré a mi hermano, que asintió─, tú eres el experto y sabes mejor que nosotros
cómo se deben manejar estas cosas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Los tres procedimos a llevar la vasija hasta
el taller, donde la cubrieron con un lienzo húmedo para que la vasija recuperara,
de a poco, su propia humedad; después volvimos al adoratorio, donde constatamos
que el resto era, parte de la construcción, que se perdía debajo de los
edificios vecinos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Una vez determinado esto, Aníbal procedió a
cerrar la entrada con tablas nuevas, bien aceitadas, colocó encima la piedra
original. Subimos al taller, pero de momento no se podía hacer nada, por lo que
salimos en busca de algún alimento. Las horas se nos habían pasado sin darnos
cuenta.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Temprano al día siguiente, Aníbal se hizo
presente en la tienda de antigüedades. Ya lo esperaba en compañía de mi hermano
Felipe, ansiosos por conocer lo que pudiera haber dentro del cántaro de barro,
que para esa hora ya se veía bastante seco. Aníbal tomó algunas herramientas y
empezó a retirar la capa de tierra que cubría la boca de la vasija, encontró un
material resinoso a modo de tapón. Valiéndose de la lupa, determinó que la
substancia era un tipo de cera de abeja mezclada con cascarilla vegetal, por lo
que empezó a tratar de despegarla de las paredes de barro. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Destrozó lo mínimo posible, retiró todo el
tapón, y dejó a la vista una vieja hoja de algo que parecía ser piel muy
delgada; con todo cuidado lo extrajo y lo colocó sobre la mesa, estaba
enrollado y atado con un cordón de ixtle. Antes de desplegarlo comprobó la
flexibilidad del material, para evitar lesionarlo. Cuando al fin lo extendió,
miramos unos garabatos parecidos a los
escritos antiguos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Yo quedé desconcertado, al igual que Felipe,
de ninguna manera podíamos entender el mensaje que encerraba. Aníbal nos
tranquilizó, dijo que él trataría de descifrarlo, pero le llevaría algo de
tiempo; necesitaba algunos libros que tenía en su casa, por lo que salió de
prisa y en menos de una hora estaba de vuelta; de inmediato se puso a trabajar.
Al tenerlo descifrado nos leyó el mensaje contenido: Este es un fragmento de un
documento mayor, nos comentó Aníbal, tal parece que luego de escribirlo lo
cortaron en trozos, a fin de que no se conozca el todo de una vez; dice así:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">«Yo, Antonio de
Garmendia, español de Gran Canaria, liberado de galeras por el Capitán don
Hernando de Cortés, que al servicio de S. M. Don Felipe I, rey de España,
reclutaba gente para dirigirse a conquistar las Indias. Por mi trabajo como
soldado me gané respeto y fortuna. Gracias a Nuestro Señor Jesucristo y a la
Santísima Virgen de la Candelaria, en tierras de mi propiedad hallé piezas de
oro y otros materiales, olvidados por soldados españoles en la mentada “Noche
triste” Parece ser parte del tesoro de Moctezuma, que mi señor don Hernando
encontró.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Gente envidiosa
me ha denunciado al Santo Oficio y antes de que me confisquen lo que por ley es
mío, lo he dejado en varios sitios. Esta carta os debe llevar a un lugar
llamado Tepozteco, al sur de la Capital. En la cumbre del cerro Tlahuiltepetl,
hay un gran cúmulo de mampostería muy antiguo que los naturales denominaron
“Casa del tepozteco” lugar consagrado al dios Ome Tochtli, que en lengua mexica
quiere decir “Dos conejos”, al sur del cúmulo, bajando a la barranca, trece
rocas ocultan la gruta donde he depositado parte de mi fortuna, tal vez, si el
Santo Oficio me libera, vaya a recuperarlo y llevar una vida obscura»<i><o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─La hoja está cortada aquí, ─dije─. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─En efecto, es una parte de un escrito
mayor. Esto es lo que dice el manuscrito ─dijo Aníbal, dejando el papel sobre
la mesa─, por lo que creo que deberemos hacer una excursión al Tepozteco y
seguir la huella de tal enterramiento. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Desde luego que iremos ─dijimos al unísono Felipe y yo─, esto está muy
intrigante y creo que podremos encontrar parte del supuesto tesoro.<o:p></o:p></span></p>
<h3 style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p><span style="font-family: arial; font-size: large;">En el Tepozteco</span></h3>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">A la mañana siguiente, a bordo del auto del
anticuario y la caja de herramientas de Aníbal, los tres amigos nos dirigimos
hacia el Sur, salimos por la Calzada de Tlalpan, la antigua Calzada de
Iztapalapa. En menos de una hora, luego de almorzar en Tres Marías, entramos al
pueblo de Tepoztlán; nos detuvimos en una tienda a comprar agua, pan y queso
para comer en el cerro. Acercamos el auto hasta el aparcamiento y con las
mochilas a la espalda, empezamos la fatigosa subida, por la cara sur del Tepozteco.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><v:shape id="Picture_x0020_10" o:spid="_x0000_s1029" style="height: 172.15pt; left: 0px; margin-left: 3.4pt; margin-top: -52.35pt; position: absolute; text-align: justify; visibility: visible; width: 258.3pt; z-index: 251657728;" type="#_x0000_t75">
<v:imagedata o:title="" src="file:///C:/Users/samay/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image005.jpg"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">
<w:wrap type="square">
</w:wrap></span></v:imagedata></v:shape><span style="font-family: arial; font-size: medium;"></span></p><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="text-indent: 35.4pt;">La
vereda serpentea entre formaciones rocosas de origen volcánico, como todo el
entorno; entre vegetación espinosa y algunos árboles chaparros, de flores
blancas. Nuestra intención era llegar a la cima y una vez en ella, orientarnos
mediante una brújula, con el fin de tener la certeza de ir en la línea correcta;
las vueltas del camino hacían perder la orientación.</span></span></div><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><o:p></o:p></span><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Cuando al fin alcanzamos la cima,
contemplamos embelesados el Valle de México, hacia el Norte y hacia el Sur, el
tranquilo pueblo de Tepoztlán, de rojas tejas en las techumbres. Pero no íbamos
de paseo; una vez recuperadas las fuerzas que la ascensión nos había quitado;
de dar unos tragos a nuestras botellas de agua y pese al calor que ya era
sofocante, y de orientarnos mediante la brújula de Aníbal, empezamos a bajar; algo
nada sencilla, estábamos en la orilla de un barranco profundo, por lo que
propuse tomar referencias del sitio, dejar un paño visible desde abajo para
marcar el lugar en que estábamos parados y buscar el descenso por el sitio menos peligroso.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> Se impuso la cordura y así
lo hicimos; después de poner un paliacate rojo atado a una higuerilla, colgado
hacia el barranco; empezamos a bajar por la vereda, buscado el paso que nos
llevara a la barranca. Descendimos unos cincuenta metros y entre piedras y
espinos llegamos al fondo; mirando hacia arriba se veía hondear el paliacate.
Aníbal rectificó el rumbo, quedamos parados frente a un montículo de piedras.
Por ser el de mayor experiencia de campo, el antropólogo nos indicó tener
cuidado dónde íbamos a pisar o apoyarnos, era un terreno propicio para la
víbora de cascabel; en todo caso y por experiencia, siempre llevaba en su
mochila el suero anticrotálico y jeringuillas para aplicarlo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Por ser un día entre semana, nos encontrábamos
solos en el monte, sin nadie que nos ayudara en determinado momento, pero
también a salvo de miradas inoportunas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Así, entre piedras y espinos, los tres
exploradores llegamos a lo que parecía ser la boca de una cueva, que se
encontraba cerrada por una acumulación de rocas de diferentes tamaños. Todo
coincidía con la descripción que Garmendia dejó en su escrito. La recomendación
de Aníbal de estar atentos a la posible presencia de reptiles aumentó el
nerviosismo mío y de mi hermano, que llevábamos nuestras vidas en la
tranquilidad de la ciudad. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Valiéndonos de las herramientas que llevó
Aníbal y con las manos protegidas por gruesos guantes de cuero, empezamos a
retirar las piedras. Una…, dos…, tres, fueron cayendo una a una; la décimo
tercera piedra nos costó un poco retirarla, porque era la de mayor tamaño, pero
al fin pudimos ver la entrada a una gruta, como una breve grieta entre dos
grandes piedras, apenas lo suficiente para el paso de un hombre. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Valiéndonos de unas varas a manera de
antorcha, los tres penetramos en la gruta, espacio reducido donde quedaba poco
lugar libre al ocupado por los tres. En una rincón, sobre una roca, se
encontraba una calavera humana; sirviéndose del flash de su cámara, Aníbal tomó
algunas placas, luego retiró la calavera y removió la piedra, debajo de ella
había tierra y hojas, lo que le indicó que esa pedrusco había sido colocada de forma
determinada; empezó a quitar la tierra, poniendo al descubierto un cofre de
madera con herrajes de hierro; la madera se encontraba en buen estado, había
sido impregnada de algún aceite. Emocionados, los tres hombres extrajimos el
cofre, lo colocamos fuera del agujero. Preso de una intensa emoción, puse al
descubierto una gran cantidad de monedas de oro y plata y algunas joyas de
origen prehispánico: un gran pectoral de oro; unas orejeras del mismo metal;
brazaletes de oro y esmalte y una gran profusión de joyas de lapidario de
distintos materiales, predominban los chalchihuites y la obsidiana.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Aníbal tomó las fotografías suficientes para
dar fe de lo encontrado; entonces nos comentó a Fernando y a mí: <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Estas joyas son de un valor incalculable,
pero son patrimonio de la nación, por lo que yo les sugiero que, las monedas de
origen español, con todo y tener su valor histórico, las repartamos entre
nosotros y los artículos prehispánicos los reportemos al Instituto; yo creo que
las monedas, vendidas como anticuario entre numismáticos, pueden reportar una
buena suma de dinero, ¿qué opinan? <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Yo estaré de acuerdo con lo que diga
Fernando ─dijo Felipe─, ustedes dos son especialistas en sus propias
profesiones. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Por mi parte ─repuse─, desde un principio,
cuando encontramos el adoratorio, le dije a mi hermano que esto era propiedad
nacional, así que estoy de acuerdo contigo Aníbal. Ahora hay que ver cómo nos
llevamos esto. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Empecemos por repartir lo encontrado en
nuestras mochilas ─dijo Aníbal─, el cofre lo volveré a enterrar, colocaré la
piedra y la calavera. Al salir volveremos a amontonar las piedras y ya cuando
haga la entrega de las piezas encontradas, haré la denuncia de todo, procuraremos
que no vaya a perjudicar tu propiedad, aunque eso no lo puedo garantizar.<o:p></o:p></span></p>
<h3 style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p><span style="font-family: arial; font-size: large;">La leyenda del Tepozteco</span></h3>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Satisfechos consumimos una generosa cantidad de agua para reponer la
perdida durante la ascensión. Al terminar la improvisada comida, Aníbal nos
propuso que, en tanto descansábamos, nos podría contar la leyenda del Tepozteco,
lo que aceptamos gustosos, ya que eso era parte de la cultura popular.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">«Desde tiempo inmemorial, ─empezó Aníbal el
relato─ un grupo de tlahuicas del Valle de México, se trasladaron a habitar en
este valle; el personaje que los guiaba y gobernaba, era su rey y tenía una
hija muy bella, a quien protegía con la finalidad de casarla con algún gran
señor y establecer una alianza ventajosa para su pueblo. La joven era
custodiada por una guardiana, que la cuidaba con celo de las miradas
indiscretas. La joven acostumbraba a bañarse en las frescas aguas del río
Atongo. Un cierto día en que la bella doncella se bañaba, bajo los ojos
vigilantes de su cuidadora, se posó en la rama de un árbol un vistoso pájaro de
un rojo brillante y empezó a silbar melodiosamente. La joven estaba dichosa, el
agua fresca le aliviaba del abrasante calor y el canto del ave le acariciaba el
alma. Estas visitas del pájaro rojo se repitieron día a día; hasta que, en una
de tantas visitas, al emprender el vuelo se le desprendió una pluma roja que se
fue a posar sobre la cabeza de la doncella; nunca más se volvió a ver el ave.
La joven se entristeció y desmejó a la vista de sus afligidos padres, quienes
mandaron traer al curandero del pueblo; el chamán la revisó y al final dijo a
los ansiosos padres: Su hija está en espera de un niño. El padre se enfureció,
eso echaba a la basura sus planes a futuro; de inmediato mandó desterrada a la
cuidadora y cuando nació el niño, el padre lo arrebató de los brazos de la
madre y lo echó a un hormiguero, para que se lo comieran los insectos; pero
lejos de ello, las hormigas lo cuidaron y lo alimentaron con los mismos granos
de comida que tenían para la colonia. Al ver eso, el padre enojado tomó al niño
y lo echó en un maguey para que el sol lo calcinara; pero la planta dobló sus
pencas para darle sombra al niño y lo alimentó con la rica leche del aguamiel fortaleciéndolo. Desesperado, el
padre agraviado metió al niño en una canasta y lo tiró al río, para que la corriente
lo lanzara lejos y desapareciera de sus vidas; una pareja de ancianos que nunca
habían podido tener hijos, vieron la canasta con el niño y se lo llevaron para
criarlo como hijo propio. El niño creció fuerte, en contacto con la naturaleza
y como era hijo del dios del viento, una simple flecha que lanzara, hacía caer
aves y frutos para alimentar a los ancianos. En aquellos tiempos habitaba un
terrible gigante en las cercanías de Xochicalco y los habitantes, para
mantenerlo alejado, con regularidad le llevaban a un hombre, que nunca regresaba,
porque el gigante lo devoraba. Uno de tantos días llegó el turno a la casa de
los ancianos, debiendo entregar al vigoroso joven que con tanto amor habían
criado. El muchacho obedeció y se dirigió en busca del gigante, pero en el
camino recogió unos trozos de obsidiana y cuando el gigante se lo tragó,
extrajo del morral las piedras y con ellas cortó las entrañas del monstruo,
salió por un agujero en forma de viento y mató al gigante. El joven héroe subió
al cerro para prender una fogata, cuyo humo blanco anunciaría la muerte del
gigante; al cerro lo nombraron como “El Tepozteco” en donde se escucha el soplo
del viento y con frecuencia se mira aquella nube blanca simulando el humo de la
victoria»<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Mi hermano y yo estábamos emocionados con el
relato que el arqueólogo nos acababa de hacer, nunca habíamos escuchado esa
historia. Una de tantas que enriquecen el imaginario popular. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Bien amigos ─continuó Aníbal─, ya comimos y
descansamos, ahora es tiempo de bajar y salir de esta montaña, no es
conveniente que nos sorprenda la noche.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Con las mochilas cargadas, ahora pesadas por
las monedas que iban dentro, emprendimos la marcha. Salir del barranco fue
lento y fatigoso, pero una vez en la cima, ya el descenso fue tranquilo y hasta
placentero, tan solo de pensar en el tesoro que cada uno llevábamos en la
espalda.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Cansados y hambrientos volvimos a la ciudad.
Como Aníbal también vivía en una vieja vecindad del barrio estudiantil, siguió
con nosotros. Felipe no quiso llegar a su departamento con su parte del tesoro,
por lo que convinieron ambos conmigo para que les ayudara a vender cada uno su
parte y conservar el tesoro dentro de la misma tienda, aprovechábamos su caja
de seguridad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Con todo, gusto, amigos ─dije a mis
compañeros de aventura─, moveré mis contactos para conocer el valor de estas
piezas y la manera conveniente de venderlas. No va a ser pronto; tendremos que
conseguir coleccionistas e inversionistas que viajen a México, para evitar dar
explicaciones a las Autoridades Hacendarias.<o:p></o:p></span></p>
<h3 style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p><span style="font-family: arial; font-size: large; text-indent: 0in;">Un día aciago</span></h3>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La actividad era constante, Aníbal reunía datos y evidencias
para documentar la presentación que haría tiempo después de la denuncia del
hallazgo; estábamos conscientes de la importancia que el hecho tenía, de manera
especial en esos tiempos en que se trabajaba en la recuperación de los
testimonios arqueológicos del proyecto conocido como “Templo Mayor” y que
estaba el mando de un reconocido arqueólogo mexicano de talla mundial.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Pero el negocio que nos daba para vivir era la tienda de
antigüedades y no se podía descuidar por mucho tiempo. Me llegaron informes de
una venta de objetos de principios del siglo XVIII en la ciudad de Morelia.
Todos quienes nos dedicamos a este ramo, sabemos que en aquella ciudad se
encuentran muy buenos ejemplares de cuadros y adornos de las fastuosas
residencias que existieron, por lo que me vi obligado a asistir en busca de
mercancía para el negocio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En esas condiciones no me fue posible acompañar a Aníbal en
un viaje al cerro del Tepozteco,
por lo que le pedí a mi hermano Felipe que lo acompañara para ayudarle en lo
que fuese necesario; debía llevar el equipo de fotografía para hacer buenas
tomas del lugar y del recorrido seguido para localizarlo. Esa noche yo viajé a
Morelia y pensaba demorarme unos tres días.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Al día siguiente, mi hermano y mi amigo cargaron el equipo y
salieron con rumbo a Cuernavaca. La mañana era un tanto nubosa en la Capital,
pero a medida que se alejaban de la mancha urbana, el cielo se fue aclarando.
La pareja de amigos se detuvo en Tres Marías para almorzar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Una hora después reanudaron el viaje; el tráfico era un
tanto bajo por ser entre semana; algunos camiones de carga circulaban en ambos
sentidos. De pronto se escuchó un fuerte sonido, se había tronado un neumático
delantero; Aníbal perdió el control y el auto hizo un brusco viraje y se volcó,
dando varias vueltas hasta detenerse sobre el arcén.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Aníbal estaba consciente, se quitó el cinturón de seguridad,
sentía un fuerte dolor en la pierna izquierda, se inclinó hacia Felipe para
intentar reanimarlo y pudiera salir del auto, pero seguía inconsciente. Aníbal
le soltó el cinturón de seguridad e intentó jalarlo, imposible; algo lo tenía
aprisionado entre el retorcido tablero y la guantera.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> Herido como
estaba, Aníbal se arrastró fuera del auto, ya para entonces se habían detenido
algunos automovilistas que le ayudaron a salir; alguien de los presentes había
llamado a la patrulla de caminos y la ambulancia iba en auxilio de los
accidentados.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> Veinte minutos
después se detuvo una unidad de la patrulla de caminos y el oficial se acercó a
Aníbal a que declarara la posible causa del accidente. Enseguida llegó la Cruz
Roja y los paramédicos intentaron sacar a Felipe; no era posible, se requerían
las “pinzas de la vida”, que de inmediato pidieron al cuerpo de bomberos de
Cuernavaca. En tanto llegaba la herramienta solicitada, un paramédico se
deslizó hasta alcanzar a Felipe; tomó sus datos vitales e informó a su
compañero que el herido estaba vivo, pero su ritmo cardiaco empezaba a bajar;
le transfundieron alguna solución para mantenerlo en tanto lo trasladaban al
hospital. En cuanto llegaron los bomberos y se dieron cuenta del estado del
vehículo, con las pinzas de la vida cortaron los fierros que evitaban que
Felipe saliera.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Yo no había tenido la precaución de indicar en dónde me
hospedaría, por lo que no me pudieron localizar ese día; hasta que Mónica, la
novia de Felipe, me encontró registrado en uno de tantos hoteles de la ciudad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Llorosa y angustiada me puso al corriente del accidente y
del estado de mi hermano y de Aníbal; ambos estaban heridos, Aníbal sólo con
una pierna enyesada, pero Felipe estaba en Terapia Intensiva y no se tenía un
pronóstico de momento. Intenté tranquilizarla diciéndole que en ese momento me
dirigiría a tomar el primer autobús que me regresara al D. F.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Cerca de las siete de la noche me presenté en el hospital de
la Cruz Roja en Cuernavaca, donde me reuní con Mónica; se encontraba pálida y
llorosa. Aun no había noticias de Felipe, pero nos dirigimos a la habitación de
Aníbal. Mi amigo se encontraba bien; esa misma noche sería dado de alta. Nos
hizo un rápido relato de lo ocurrido. Un inesperado accidente que le puede
ocurrir a cualquier conductor, por cuidadoso que sea al conducir un auto.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Dadas las condiciones de mi hermano, reportado como
“estable”, convencí a Mónica que se retirara a su casa, a descansar y
alimentarse bien; al día siguiente pasaría por ella a primera hora para
regresar al hospital.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Fueron días angustiosos que vivimos Mónica, Aníbal y yo, en
espera de recibir una buena noticia. Al fin llegó: Al tercer día de estar de
guardia en la sala de espera, salió el médico residente a buscar a las
familiares de Felipe Cabañas; de inmediato Mónica y yo nos acercamos al doctor,
que nos informó que mi hermano estaba fuera de peligro y esa noche sería puesto
en Terapia Intermedia, por lo que esperaban que a la mañana siguiente lo
pudieran pasar a su cuarto, donde lo podríamos visitar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Alegres con la noticia recibida y sin tener posibilidades de
ver a mi hermano esa noche, nos regresamos a México, nos detuvimos en Tres
Marías para festejar con una buena cena a base de quesadillas y café de olla.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En esas condiciones, Acompañé a Aníbal a hacer la denuncia
del hallazgo, que no podía esperar por más tiempo. Al verlo con muletas, sus
compañeros se acercaban a enterarse de lo ocurrido; lo mismo ocurrió con el
señor director que, al verlo, exclamó:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─!Qué te ha ocurrido!, Aníbal, ¿te caíste de la escalera?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─No, señor director, iba en camino al Tepozteco y me volqué
en el auto, por fortuna sólo salí con una pierna fracturada.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Es una larga historia ─continuó Aníbal sin dar tiempo a más
plática─, parte de una investigación y hallazgo que se ha hecho dentro de la
propiedad de mi amigo, el señor Cabañas… <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Hizo entonces un relato completo de todo lo ocurrido desde
mi compra de aquel documento antiguo que resultó ser el plano de mi casa y
tienda de antigüedades; le mostró las fotografías de los sitios descubiertos
hasta llegar al punto culminante: El hallazgo del adoratorio prehispánico de la
Coyolxauhqui.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─!Esto es sensacional, Anibal! ─casi gritó el arqueólogo─ y
viene a justificar el proyecto Templo Mayor que está iniciando.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">─Pero eso no es todo ─interrumpió Aníbal al director─, al
darnos cuenta que la piedra donde estaba esculpida no era parte integral del
adoratorio, la retiramos, encontramos debajo de ella una vasija sellada ─mostró
las fotos respectivas─ y dentro de ella un interesante manuscrito de uno de los
capitanes mencionados por Bernal Díaz del Castillo, español que construyó su
casa sobre ese terreno que le fue obsequiado. El tal escrito nos condujo al
Tepozteco, donde había sepultado parte de su tesoro, supuesto parte del famoso
tesoro de Moctezuma. Esa era mi razón de volver al cerro para comprobar la ruta
de acceso al enterramiento.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El director estaba extasiado, miraba las fotografías
entregadas por Aníbal; tal parecía que se encontraba a solas en el despacho,
nosotros habíamos desaparecido.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<span style="font-family: arial; font-size: medium;"><h3 style="text-align: justify;">Se denuncia el hallazgo</h3></span>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Así pasaron unos meses, Aníbal había
mantenido en secreto el hallazgo realizado, tanto lo descubierto en la casa de
antigüedades, como en el Tepozteco, solo era conocido por el director; pero no
podía ocultarlo siempre. Yo estaba consciente de que en cuanto el Instituto
Nacional conociera lo que se ocultaba en el fondo de mi casa, me sería
expropiada, por lo que muy a tiempo logré hacerme de una propiedad, ya fuera de
la Traza original de la ciudad colonial, pero cercana a la Alameda Central, lo
que me mantendría en las proximidades de la zona de importancia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El trabajo de limpieza, clasificación y
colocación en álbumes, de las monedas encontradas, fue lenta y laboriosa y
mucho ayudaron Felipe y Aníbal, dedicaron sus ratos libres a trabajar en ello.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Aníbal, por su parte, preparó una
presentación muy profesional para hacer la denuncia del hallazgo; habiéndolo
comentado con su director de área, que le recomendó que convocara a la Prensa,
dado que era un descubrimiento de primera calidad y parte fundamental del
Proyecto Templo Mayor.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El evento se llevó a cabo en el auditorio
del Museo Nacional de Antropología y Aníbal invitó a sus amigos y cómplices a
estar presentes en lo que se iba a anunciar. Desde luego que el mérito
profesional y curricular, fue para Aníbal, pero tuvo la delicadeza de
mencionarme como arqueólogo y anticuario; propietario del inmueble donde fue
localizada la piedra esculpida de la Coyolxauqui y que en ese sitio se habían
obtenido los datos que llevaron al hallazgo del Tepozteco, en donde se
recuperaron valiosas piezas de joyería en oro y de arte lapidario, que se
presume formaba parte del famoso tesoro de Moctezuma, perdido durante la huida
de los españoles en la llamada “Noche triste”, caudal que nunca se ha podido
comprobar su existencia con solidez.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La presentación fue todo un éxito, Aníbal recibió
múltiples felicitaciones e invitaciones para dictar conferencias en diferentes
universidades del país y del extranjero. Esta fama ayudó también a dar un nuevo
impulso a mi tienda de antigüedades y al futuro arquitecto, Felipe Cabañas, ya
repuesto del accidente que pudo haber sido grave, que elaboraría su tesis
profesional sobre la arquitectura colonial y su influencia hasta bien entrado
el siglo XX.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La casa en que se encontró la piedra de la
“Mujer desmembrada”, que ya ha sido expropiada, será convertida en museo de
sitio, donde se expondrán piezas recuperadas en las excavaciones del Templo
Mayor.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Esta historia terminó de manera feliz. En
cuanto al hallazgo, el Instituto agradeció a Aníbal y a nosotros, Felipe y yo
por nuestro esfuerzo. La piedra de Coyolxauqui fue extraída y las casas que se
encontraban sobre el adoratorio, fueron demolidas para dejar a la vista las
importantes ruinas arqueológicas. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">«Con todo esto pensaba en que le hubiera
podido sacar una buena cantidad de dólares y las podría haber mandado a París;
mi amigo André Terré, viejo anticuario de <i>La Cité</i> tiene muy buenos
contactos; pero ya no tiene remedio, como profesionista de la carrera debo
aceptar que la pieza hallada debe formar parte del patrimonio histórico y ser
conocida por todos los mexicanos»<i><o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Con el dinero de la expropiación y lo
logrado con la venta de las monedas, los tres nos hemos hecho de fortuna y yo,
como anticuario, he podido abrir mi negocio en una zona moderna de la Ciudad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Esta es la historia de la aventura realizada
con mi hermano Felipe y Aníbal, destacado arqueólogo, en el hallazgo de un
importante testimonio histórico de México. Ahora, en 2010, ya viejo para efectuar
tales aventuras, me dedico a atender mi tienda de antigüedades, hago viajes a
todos los Estados y al extranjero, en busca de piezas para su comercialización.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Felipe, mi hermano, se casó con Mónica,
tienen dos hijos y vive dedicado a su carrera y al estudio de las
construcciones coloniales. Aníbal, con quien me reúno con frecuencia, disfruta
de su jubilación y lleva una vida tranquila con su esposa. Yo, por propia
decisión, permanezco soltero, aunque no solterón, pues amigas nunca me han
faltado.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><br /></span></p>
<h4 style="margin-left: 35.4pt; text-align: center;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Referencias</span></h4><h3 style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><br /></span><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><b><i>Nota. </i></b><i>En realidad,
la piedra de la Coyolxauqui fue encontrada por personal de la Compañía de Luz
en unas obras de ampliación de líneas y ahora está expuesta sobre la zona
restaurada del Templo Mayor.<o:p></o:p></i></span></h3>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><b><i>(*)</i></b><i> Nota tomada
de Wikipedia.<o:p></o:p></i></span></p>
<h2 style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Monolito de Coyolxauhqui<o:p></o:p></span></h2>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><i><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Coloración
del monolito original, determinada a partir de rastros químicos de pigmentos. <o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><i>La gran
piedra con forma de escudo se encontró en la base de las escaleras del Templo
Mayor en febrero de 1978, mientras la Compañía de Luz y Fuerza del Centro,
realizaba excavaciones para el cableado subterráneo, dirigidos por el Ing.
Felipe Curcó Bellet. Esta piedra representa a Coyolxauhqui, quien se encuentra
descuartizada, con la cabeza, brazos y piernas separados alrededor de su
cuerpo. La forma redonda de la piedra, similar a la luna llena, indica que es
la diosa lunar. En ella se distinguen pequeñas bolas de plumas de águila en el
cabello, un símbolo en forma de campana sobre su mejilla, y una pestaña mexica con
el símbolo mexica para determinar el año en su oreja. Como en las imágenes de
su madre, se le muestra con unos cráneos atados a su cinturón. Los estudiosos
opinan también que la decapitación y el desmembramiento de Coyolxauhqui se
refleja en el patrón de los sacrificios rituales de los guerreros. En primer
lugar, los corazones de los cautivos eran extraídos del pecho. En seguida eran
decapitados y desmembrados. Finalmente, sus cuerpos eran arrojados desde el
templo, por las escalinatas de la pirámide, quizás sobre la gran piedra de
Coyolxauhqui. (Nota tomada de Wikipedia)</i><o:p></o:p></span></p>
<h1 style="text-align: center;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">FIN<o:p></o:p></span></h1>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: arial; font-size: medium;"> </span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: right;"><b><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Sergio
Alfonso Amaya Santamaría<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Diciembre de 2015 – Celaya, Gto.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Noviembre 20 de 2018 - Rosarito, B. C.</span><o:p></o:p></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6307207826539190148.post-82252800622652284632021-10-07T06:39:00.002-06:002021-10-22T11:58:52.500-06:00La conspiración<p style="text-align: center;"><b><span style="font-size: large;"> La conspiración</span></b></p><p class="MsoTitle"><o:p></o:p></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES-MX;">Derechos reservados<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0in; text-align: right;"><span style="font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES-MX;">Sergio A. Amaya Santamaría<o:p></o:p></span></p>
<h1 align="right" style="background: white; margin: 0in; text-align: right; vertical-align: baseline;"><span face=""Open Sans",sans-serif" style="color: #282828; font-size: 10pt; font-weight: normal; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-weight: bold;">LA CONSPIRACIÓN<o:p></o:p></span></h1>
<p align="right" style="background: white; margin: 0in; text-align: right; vertical-align: baseline;"><span style="border: 1pt none windowtext; font-family: inherit, serif; font-size: 10pt; padding: 0in;">02/10/2021 </span><strong><span face=""Open Sans", sans-serif" style="border: 1pt none windowtext; font-size: 10pt; padding: 0in;">2110029414691</span></strong><span face=""Open Sans",sans-serif" style="color: #999999; font-size: 10pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 141.6pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><i><span style="font-size: 11pt; mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="font-family: arial;">La ambición de los seres
humanos los ha llevado a guerras cruentas, que han costado miles de vidas
humanas; por lo general jóvenes que son motivados por un patriotismo manipulado
e irracional. En ocasiones prolongadas por naciones que arrastran a países colindantes
o cercanos a los campos bélicos. ¿Qué es lo que buscan? Riquezas naturales;
territorios convenientes para sus fines imperialistas; hasta lavar un “honor”
que se siente mancillado por un acto extremista, sin sentido. Guerra de 1914; Guerra
de 1938, Guerra del Pacífico donde se prueba por vez primera la fuerza nuclear;
Guerra de Corea; Vietnam, etc. Pero hay otra que se planea por décadas, cruel y
soterrada, planeada y ejecutada por seres viles que controlan capitales
mundiales…</span><o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 106.2pt; text-align: justify;"><i><span style="font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES-MX;"> </span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 106.2pt;"><i><span style="font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES-MX;"> </span></i></p>
<h2>Capítulo 1<o:p></o:p></h2>
<h3><span style="font-family: arial;">2016 Madrugada de Julio.<o:p></o:p></span></h3>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">El reloj electrónico
sobre el escritorio marca las 3:00 A.M. Sin apenas darse cuenta, un hombre de
alrededor de treinta años, de cabello lacio y negro, casi lampiño, con una
pelusa de adolescente en el mentón, teclea sin descanso en su ordenador
portátil; en otra pantalla tiene la imagen de un hombre oriental y detrás de él
se pueden ver microscopios y mesas de laboratorio. El oriental recibe señales
electrónicas encriptadas que desde San Francisco le mandan desde un silencioso
ático en el Barrio Chino.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Muy lejos de Hong Kong,
en América, un joven y destacado doctor en informática, trabaja para su primo John
Singer Huang. Se dedica desde hace varios meses a la programación del <i>software</i>
necesario para la producción de un producto farmacéutico que Harry Li tiene
encomendado. El doctor Huang realiza la investigación farmacéutica y su primo
la informática. Llegará el tiempo en que se encuentren para empezar la
producción.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Cansado de tantas
horas frente al brillante monitor, Harry Li sale de la casa en que tenía rentado
el ático. El Barrio Chino es como una ciudad que nunca duerme; camina con
confianza en el bullicio callejero conocido desde su niñez; toma por un lóbrego
callejón, donde predominan los dormideros de gente de todos los niveles y entra
en un pequeño bar a media luz; algunos parroquianos se encuentran repartidos en
varias mesas, unos solitarios y otros en parejas. Li se mueve con confianza, es
el sitio donde, siempre de madrugada, llega a cenar.</span><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Durante el día, luego
de dormir unas horas en una cama que tiene en el ático, se dedica a teclear
incansable en su <i>laptop. </i>No conoce de horarios; si siente hambre, llama
a un servicio a domicilio y le llevan lo que apetezca. Su nevera siempre está
provista de jugos naturales y algunas Coca Colas que de vez en cuando apetece beber,
pero procura los alimentos naturales. En ocasiones se le antoja una pizza o una
hamburguesa; no es frecuente, prefiere un plato de verduras; alguna sopa y
pescado. Cada cierto tiempo se levanta de su mesa de trabajo y hace algunos
estiramientos de cuerpo y movimiento de piernas y brazos; sabe bien que la
postura de trabajo no es lo recomendable para mantener un cuerpo vigoroso. Su
constitución es delgada, fibrosa y fuerte. Cuando decide tomarse un descanso,
lee alguna novela o revistas de su especialidad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─¿Qué te sirvo, Li? ─Le
pregunta una atenta mesera cuando llega─. Te veo no solo cansado, sino
desmejorado, podría jurar que no has comido en todo el día; te traeré un <i>chop
swey</i> con bastante pollo y tu bebida favorita: licuado de soya con frutas…
disfruta la música.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">La camarera se retiró
y John se quedó pensativo, con la lánguida canción que entonaba la cantante
china en su propia lengua. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">A bordo del carguero
chino “Mercurio” que navega en el Pacífico del sur, el doctor Huang se hunde en
sus pensamientos en un breve tiempo que sale a la cubierta a descansar y tomar
el sol.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">«Casi tengo completa
la secuencia para lograr la vacuna que el señor X desea a la brevedad. En
cuanto el primo Li me tenga toda la información, completaré los diagramas de
flujo para que empiecen las pruebas de fabricación y control de calidad. Ha
sido un duro trabajo, agotador por la premura con que lo desean; la única
condición es que lo hiciera yo solo, sin ninguna colaboración; mi comunicación
es solo con el señor X y con mi primo Li. El anticipo de cien mil dólares casi
se agota, pero cuando termine recibiré novecientos mil y entonces me iré a Hong
Kong a poner una empresa farmacéutica con mi primo. Siempre he tenido la duda,
¿pará qué me pidieron hacer este trabajo? Una vacuna para una infección viral, si
existen en el mercado una variedad de ellas; con seguridad se tratará de un
producto conocido, pero ahora con el nombre de otro laboratorio; costumbre
frecuente en el medio, quizás con la idea de introducirlo en algún país
africano, o tal vez para aplicación en animales… todo es posible. Otra cosa
rara que me piden es que cuando muera una persona infectada no queden rastros
genéticos del virus, pero el que paga y lo hace bien, es el que manda»<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En el Barrio Chino,
Harry Li se había quedado con la mente casi en blanco; el cansancio mental era
demasiado; casi terminaba, estaba en espera de los últimos informes de su primo
Huang para concluir el trabajo; el anticipo casi se agotaba, pero estaba ansioso
por finiquitar ese trabajo y esperar a Huang para montar un laboratorio en San
Francisco. No sabía que Huang pensaba también en el laboratorio, pero en Hong
Kong.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">De pronto volvió a la
realidad, su comida estaba servida y la linda mesera lo miraba con curiosidad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Me quedé observándote
Li, pensé que estabas dormido con los ojos abiertos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Para nada ─repuso al
mover la cabeza de forma negativa, empezó a comer con un apetito voraz.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Tal vez pensaba en
unas lindas piernas, ─expresó con una maliciosa sonrisa mirando con avidez el
cuerpo de la chica, que sonrió insinuante y se alejó, contoneaba sus estrechas
caderas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">«Linda Mei ─piensa─, haces
honor a tu nombre, en cuanto me desocupe de este trabajo, con buenos dólares en
la cartera, vendré por ti»<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Dos años antes, Harry
Li, recién terminado su doctorado en informática, trabajaba en una empresa
desarrolladora de software en Silicon Valey. Era bien apreciado y considerado
un genio de la programación. Con un salario de doscientos cincuenta mil dólares
al año y soltero, disfrutaba en grande la vida que llevaba. No era dado a las
parrandas ni a los vicios; su pasión eran las computadoras y en sus ratos
libres hacía programas para cualquier cosa que se le ocurría, como simple
diversión.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En ese tiempo, Li
rentaba un buen departamento en Menlo Park; un tanto ruidoso, donde vivían
jóvenes y ricos informáticos, casi todos solteros y dados a las fiestas de fin
de semana, donde sacaban las tensiones a que estaban sometidos durante las
largas jornadas laborales.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Las barbacoas
dominicales, en la alberca comunal del edificio, estaban adornadas por hermosas
chicas de todos colores y nacionalidades; algunas jóvenes informáticas y otras
invitadas de los habitantes del edificio. Li tenía una novia latina,
venezolana, de brillante cabellera negra y excitante cuerpo, compañera en la
empresa donde trabajaban; la chica era secretaria de uno de los funcionarios.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Temprano los domingos
por la mañana, Estela gustaba de asolearse en la terraza, en tanto Li se
duchaba; cuando este terminaba, montados en sus bicicletas buscaban algún sitio
tranquilo, de comida saludable donde hacían un almuerzo ligero. Rodaban en sus
bicicletas por los bosques de los alrededores y a las tres de la tarde ya
estaban listos para un chapuzón en la alberca y colaborar en la barbacoa.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Desde el sábado,
Estela se instalaba en el departamento de Li; ambos con buenos ingresos y pocos
compromisos. Estela enviaba unos dólares semanales a su madre para el
sostenimiento de sus hermanos menores; pagaba un departamento económico
compartido con otra compatriota. Estela hacía el fin de semana en el de Li y
Bertha; su paisana, tenía sus propias fiestas en el departamento compartido. Un
arreglo satisfactorio para ambas.</span><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Al otro lado del
Pacífico, en Hong Kong, vive su primo John Singer Huang, hace investigación en
un importante laboratorio; él fue el que le confió su actual y bien remunerado
trabajo a Li, que le ofreció que, al concluir el proyecto que enfrentaban, se
unirían para formar algún negocio, en Estados Unidos. Huang no le replicó, pero
él tiene la intención de que tal empresa la emprendieran en China. Ante esa
oportunidad de ganar una buena pasta, Harry Li renunció a su empleo en Silicon
Valley y ante la secrecía que debería guardar con el proyecto confiado, dejó el
departamento y se recluyó en el ático del Barrio Chino. A Estela, su novia
venezolana, le dijo que tenía que ir a ver a su abuela que moría en una aldea
en China, le dejó pagados dos meses de renta y se olvidó de ella.<o:p></o:p></span></p>
<h3><span style="font-family: arial;">2016 Primavera de Hong Kong, año. </span><o:p></o:p></h3>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En el medio laboral en
que se mueve Huang, nunca faltan los llamados <i>hunters</i>, que circulan por
los medios apropiados en busca de talentos que les encargan sus clientes;
William Sunday era uno de ellos, de los mejor colocados en cuanto a buscar
talentos en el ramo de la informática; aunque en un principio a Huang le
extrañó que lo buscara una persona que no representaba a alguna empresa
conocida. Recibió una llamada en su despacho:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Mi nombre es Sunday,
escuchó en cuanto levantó la bocina de su teléfono─, William Sunday, ─repitió─ y
quisiera tener una entrevista con usted.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Me puede decir, señor
Sunday, ¿qué asunto desea tratar conmigo? Tal vez se equivocó de persona.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─No lo creo, señor Huang,
estoy en busca de una persona capacitada para determinadas labores de
investigación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Mmmm ─murmuró─, señor
Sunday, ¿representa usted a alguna empresa?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Digamos que hay buena
pasta en este asunto, ¿eso será suficiente?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─En principio sí,
trabajo para ganar dinero, como todos. ¿De qué área requiere a esa persona?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─De esas personas que
trabajan con investigación farmacéutica. Es todo lo que le puedo decir por
teléfono, si le interesa nos vemos en el bar del <i>Four Seasons</i> a las
nueve de la noche. Lo esperaré en la barra del bar; uso un sombrero que le
indicará que soy su cita.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Sin darle tiempo a
responder, Huang se dio cuenta que su interlocutor había colgado… se quedó
intrigado, pero al vivir en Hong Kong, siempre venía bien algún dinero extra.
No ganaba mal en el laboratorio en que se desempeñaba, un millón doscientos mil
HKD anuales, no era tan malo, pero... Ansiaba tener lo suficiente para
emprender un negocio en algún lugar de China con su primo Li.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">John Singer Huang, había
terminado su doctorado en virología y era de los químicos mejor cotizados en
esa competitiva ciudad. Tenía buenas propuestas de laboratorios en Suiza,
Francia y Alemania, pero por lealtad a su madre había optado por la empresa
china en que trabajaba; con tanta población en la zona continental de su país,
había una constante investigación de medicamentos para enfermedades
transmisibles, en especial algunas que llegaban a los seres humanos por la
ingesta de animales de diversas especies, tradicionales entre la inmensa
mayoría de la población rural.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Huang tenía eventual
comunicación con su primo Li, hijo de una parienta de su madre, que habían
emigrado a América desde antes de su nacimiento. Durante un viaje que Harry Li
hizo a Hong Kong, habían establecido una fraternal amistad, vislumbró la
posibilidad de hacer algún negocio, con las especialidades de ambos. Ese era su
objetivo en un incierto futuro; primero había que reunir una buena cantidad de
dólares americanos. Con la paridad tan baja, necesitaba una cifra alta de HKD.
Su salario de un millón doscientos anuales de dólares de Honk Kong apenas
hacían unos cuarenta mil dólares americanos, pero el costo de la vida solo le
permitía ahorrar unos cuantos dólares mensuales, de manera que, si se podía
hacer de un dinero extra, no lo dudaría; sería bienvenido.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Con esa mentalidad,
esa noche se dirigió al Four Seasons; con la conocida dificultad para
estacionar su pequeño auto <i>Daihatsu</i> en el atestado estacionamiento del
hotel, se trasladó en un taxi. Un atento botones le abrió la portezuela del
auto en cuanto este se detuvo a las puertas del hotel. Se dirigió al bar, que
como siempre, estaba bastante concurrido. Empezó a observar a los clientes que
se encontraban en la barra: Un par de jóvenes ejecutivos; una joven y bonita
rubia que miraba en todas direcciones, tal vez esperaba a alguien, o a la caza
de algún galán de ocasión. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En un rincón alejado, retirado
de la entrada, un sujeto de mediana edad portaba un sombrero como los que usaba
un detective de los 70s en la Tv, Mike Connors, recordaba. Un sombrero blanco
de ala minúscula. No había duda, era una peculiar identificación. Se acercó
decidido al sujeto. Alto, por el tamaño de las piernas, de espalda ancha y
robusto cuello, con mas tipo de matón que de <i>hunter</i>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Buenas noches, señor
Sunday, ─saludó con seguridad─ soy el señor Huang.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Encantado de
conocerlo, amigo Huang. Estaba seguro de que usted vendría y sé que es la
persona indicada, pero venga, lo invito a cenar y charlaremos en un sitio
reservado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Con toda confianza
tomó del brazo a John y lo encaminó hacia el restaurante, indicó a la persona
que recibía a los comensales, que tenía una reservación a nombre de Sunday; la
chica revisó la lista y tomó dos tablas de menú los condujo al fondo del
restaurante. Un pequeño reservado, alejado de ojos y oídos indiscretos. Dejó
frente a cada uno los menús y anotó un par de bebidas que pidieron los
caballeros. Se retiró en silencio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Amigo Huang, tengo
muy buenas referencias de usted, lo felicito, es muy joven y tiene ya una
envidiable posición en su medio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Gracias por decirlo,
señor Sunday, pero ¿cómo sabe usted tanto de mí?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Tengo mis fuentes,
señor Huang, me dedico a buscar talentos y para ello he tejido una red de
informantes; no crea que busco de cualquier especialidad, solo lo hago en el
ramo de los laboratorios farmacéuticos e informáticos y resulta que usted
amalgama ambas especialidades, lo que ya es una garantía para mis expectativas;
el resto lo consigo en las universidades y tecnológicos de las principales
ciudades del mundo. Tengo muchos años en este negocio y poseo una buena
calificación. Me muevo en las grandes ligas… usted entiende.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Sí, le entiendo,
señor Sunday. Es posible que su cliente sea uno de los que me ha insistido en
que me integre a su equipo…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Le puedo asegurar que
no, querido amigo. Pero espere, llegan nuestras bebidas; le sugiero elegir la
cena, demorará un poco, hay bastante clientela.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">El mesero colocó las
bebidas y quedó en espera del pedido de sus clientes. Anotó lo indicado y se
retiró.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─En verdad me intriga,
señor Sunday, ─reinició la charla el químico─, si no es uno de los grandes, le
puedo asegurar que no me interesa cambiar de laboratorio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Lo entiendo… créame
que lo entiendo y no se trata de eso. Pero le diré que, de realizarse, usted
recibirá la respetable cantidad de cincuenta millones de dólares americanos
depositados en un banco de su preferencia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Sunday dejó en el aire
su propuesta, observaba con una leve sonrisa la reacción de Huang, que se había
quedado petrificado, con los ojos muy abiertos y sin poder articular palabra.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"> ─¡Asombroso! ¿verdad? Yo sabía que usted es el
profesionista que conviene a mi cliente. Le dejo en la incógnita por ahora,
disfrute su bebida y después de cenar entraremos en materia, ¿le parece bien?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Enseguida sirvieron lo
ordenado y cenaron con calma, disfrutaban la música que interpretaba un grupo
inglés de cinco muchachos. Los platillos fueron deliciosos y la charla
circunstancial. Cuando les sirvieron el café, volvieron al tema importante.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Muy bien, Huang, ─le
habló con confianza─ si te interesa el asunto debo decirte que no lo podrás
comentar con nadie fuera del círculo que tú mismo integres para que te acompañe
en tu tarea. Te daré además el medio de comunicación con la persona que dirige
este proyecto, no lo conocerás, ni sabrás en donde se ubica.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Espera, espera un
momento, Sunday ─respondió con el mismo trato que recibía─, antes de que me
digas de quién se trata, dime qué es lo que debo investigar; además montar un
laboratorio y pagar los servicios que deba contratar, serán cubiertos por tu
cliente, no de la paga que yo recibiré, ¿estamos de acuerdo?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─!Desde luego que
estamos de acuerdo, Huang!, ahora estoy convencido de que eres la persona
correcta: conoces tu trabajo y lo que requieres y proteges tu paga, eso es un
buen indicador de que podrás con la encomienda y serás tan discreto como se
exige.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Entendidos ambos,
continúa indicándome los detalles.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Perfecto, pero no
será en este lugar, no sabe uno cuántas orejas estén pegadas a los muros. Vamos
a dar un paseo en auto y te pondré al tanto.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Como dos buenos
amigos, salieron del restaurante, la paga del consumo la había hecho el robusto
inglés que dejó una generosa propina. Abandonaron el hotel y se dirigieron a un
lujoso Mitsubishi color perla. Cuando Huang sintió la tersa vestidura de los
asientos de piel color tabaco, casi sintió desprecio por su económico auto con
vestiduras de plástico imitación de piel. El interior olía a agua de colonia
fina.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Salieron del
estacionamiento y Sunday condujo lento por la animada avenida; cientos de
anuncios de neón, anunciaban infinidad de sitios y productos. Las ventanillas
cerradas del auto no permitían la entrada de sonidos del exterior.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Este asunto es de una
confianza suprema, ─inició Sunday─ por lo que te pediré tu teléfono celular, te
lo devolveré cuando terminemos nuestra plática. ─Extendió la mano y Li depositó
su teléfono; el inglés lo revisó y procedió a apagarlo y lo depositó sobre el
tablero.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Mi cliente, que solo
conocemos como el señor X, me ha encargado conseguir a un doctor en ciencias
farmacológicas especializado en virología: Encontré dos candidatos, los que no
deberían ser mayores de cuarenta años, pero con la suficiente experiencia en el
ramo pedido; localicé a un americano en New York y a ti; le pasé las carpetas
de investigación al señor X y él te seleccionó a ti. La razón de su preferencia
es que confía más en los chinos que en los americanos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Entendido lo
anterior, te daré detalles gruesos de lo que se pretende; cuando recibas el
anticipo, el señor X te dará los detalles de lo que requiere: Necesita un virus
que sea nuevo; que se transmita, de forma inicial de algún animal comestible y
una vez instalado en el ser humano, se propague de persona a persona.</span><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─El laboratorio está
instalado a bordo de un barco mercante que navega entre China y América; no
tocará otro puerto que Hawaii para abastecerse; todo el equipo que formes
vivirá a bordo del buque; tendrán todas las comodidades, pero solo tú tendrás
comunicación con el señor X y siempre con la presencia del capitán del barco;
las necesidades de animales o productos que requieran, las pedirás al señor X y
se harán llegar por cualquier medio a donde se localice el barco en esos
momentos. El tiempo de trabajo tú lo determinarás; en cuanto se termine a
satisfacción del señor X, quedarán libres en el lugar que ustedes decidan.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Eso es todo lo que
puedo decirte. Si estás de acuerdo, dime en qué lugar deseas que se te deposite
tu anticipo; los gastos de tu personal serán pagados en efectivo a bordo del
buque por medio del capitán; no firmarán ningún recibo o documento a cambio de
su paga, aunque a bordo no tendrán necesidad de gastar ni un centavo. Un detalle
último: nadie de tu personal deberá tener vicio alguno, a bordo no hay bebidas
alcohólicas, no hay tabaco ni droga alguna; ten cuidado cuando los contrates y
hazles saber que cualquier indiscreción puede costarles la vida… esto va para
todos, Huang.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─¿Es amenaza?</span><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─No, solo una
advertencia, el asunto es delicado y se requiere de personas inteligentes en
todos sentidos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Entiendo, antes de
embarcarme necesito reunir el equipo; algunos aquí, otros en América, el
principal de ellos, que es de absoluta confianza: mi primo Li, de San Francisco;
es posible que en Silicon Valey pudiese encontrar un ayudante para Li.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Huang, te voy a
entregar este teléfono celular, solo te servirá para tener conferencias con el
señor X. A mí me podrás llamar de tu teléfono, pero solo para establecer alguna
cita, jamás mencionarás nada de nuestro asunto mediante líneas telefónicas.
Desde este momento estás bajo el cuidado del señor X, conocerá todos tus
movimientos. Cuando llegues a la ciudad que hayas acordado visitar en busca de personal
y que habrás indicado al señor X, te comunicarás con él por el teléfono
especial; lo mismo cuando partas, indicarás tu próximo destino</span><o:p></o:p></p><div class="WordSection1">
<h2 style="text-align: center;">Capítulo 2<o:p></o:p></h2>
<h3>2018 Verano.<o:p></o:p></h3>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En el <i>Millennium Cruise</i>,
elegante y concurrido casino de Hong Kong, un gran reloj colocado en un muro,
sobre la zona de tragamonedas, indica las 18:00 horas. Un ventanal mira hacia
el Mar de China, donde se ve un intenso tráfico de embarcaciones de diferente
tipo. Una milla al oriente se encuentra fondeado un enorme yate de lujo; sobre
su segunda cubierta se ven algunos cuerpos recibiendo los últimos rayos
solares.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">El lujoso yate viaja
por los mares del mundo; siempre fondea antes de llegar a los desembarcaderos.
La embarcación de nombre <i>“The God’s eye”</i> navega con bandera liberiana y
está a nombre de una oscura organización comercial.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">El capitán del barco,
un experimentado chino de nombre Xian Fong, era quien recibía instrucciones del
personaje que se ostentaba como <i>Capo di tutti i capos</i>, a quien se identificaba
como señor X; nadie conocía su rostro, solo lo escuchaba el capitán por su
intercomunicador. Un cocinero italiano y su ayudante; tres recamareras; cinco
personas de intendencia y cinco marineros era toda la tripulación del yate.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En el camarote principal
había una puerta disimulada que, mediante un elevador de silla, llegaba al
fondo del yate, donde se abría un espacio y se encontraba atracada una lancha
de alta velocidad. Que por las noches y solo con el conocimiento del capitán
Fong, el señor X abandonaba el yate y se dirigía a alguna reunión secreta, que
se realizaba en cualquier lugar del mundo. Bastaba una llamada del señor X,
para que de los cinco continentes se dirigieran de inmediato al punto de la
reunión. El misterioso jefe se presentaba siempre disfrazado de anciano,
encorvado y valido de un bastón para caminar. Nadie sabía que era un bastón
electrónico construido bajo su propio diseño.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">El mango contenía una
cámara de video de alta resolución con capacidad para quince horas de grabación;
el cuerpo del bastón era un fusil de 9 mm con tres cartuchos útiles. Además de
todo, si pensaban que ese anciano era presa fácil, se podrían llevar una
desagradable sorpresa; el señor X era experto en <i>Kendo</i> japonés o “camino
de la espada”. El video era mandado mediante transmisión satelital a su
ordenador a bordo del yate.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Esa noche el señor X,
en su carácter de anciano, había citado a sus socios en el casino <i>Millennium
Cruise</i>; era de su propiedad bajo nombre supuesto: Alexander Semianev, ruso
de Moscú, propietario también de minas diamantíferas en Siberia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En la sección
administrativa del casino, en una enorme sala de juntas con vista hacia el Mar
de China, le esperaban cinco personas que representaban, cada una, a otras
cinco personalidades; esas veinticinco personas eran la cabeza de doscientos
cincuenta capitales multimillonarios que eran la cúspide de la pirámide; una
oscura organización con el extraoficial nombre de “La Sombra” La organización
piramidal se había formado desde veinte lustros atrás, con diferentes nombres.
Su origen, según se cuenta, sin documento que lo pruebe, fue en Londres, en el
palacio de <i>Buckinham</i>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><i>«Es curioso</i> ─pensaba Semianev─, <i>que ese gran palacio
haya sido construido como un “pequeño hotel” para John Sheffield, el Primer
duque de Buckinham y Normanby en 1703…, tal vez por ese antecedente hubo, años después,
una reunión en otro prestigioso hotel, el Bildenborg de Holanda, donde cada año
nos reunimos, ─</i>previa invitación<i>─, los capitalistas importantes e
influyentes del mundo. Este viejo proyecto cristalizado de a poco. Siete
generaciones de Semianev han trabajado con este fin; de cazadores furtivos en
las tundras siberianas a la fortuna que se ha acumulado y la que yo ahora
resguardo e incremento, Hace seis generaciones dejamos de ser siervos de los
señores feudales; ¡Ahora somos Los Señores»<o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">De pronto fue vuelto a
la realidad, cuando uno de los sirvientes del casino le comunica que sus
invitados lo esperan.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Perdón que lo
moleste, señor, pero han llegado sus invitados, están en el salón.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─No te preocupes,
muchacho, diles que pasen; condúcelos a este despacho.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Uno por uno fue
pasando, hacían una discreta reverencia al anfitrión y buscaban sus asientos;
sus nombres están escritos en tarjetas, frente a cada carpeta de trabajo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 141.6pt; text-align: justify; text-indent: -120pt;"><span style="font-family: arial;">Herr Vanderhall Holandés.
Administrador de importantes fortunas golondrinas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 176.85pt; text-align: justify; text-indent: -155.25pt;"><span style="font-family: arial;"><span lang="EN-US">Mr. H. C. Morhell Americano. </span>Representante de inversionistas de capitales bancarios mundiales.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 176.85pt; text-align: justify; text-indent: -155.25pt;"><span style="font-family: arial;">Sir A. MacOldman Inglés. Representante
del Banco Mundial y de fuertes empresarios de laboratorios de productos
farmacéuticos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 176.85pt; text-align: justify; text-indent: -155.25pt;"><span style="font-family: arial;">Mesie, Lefranck Francés. Representante de los
principales vitivinicultores mundiales<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 177pt; text-align: justify; text-indent: -155.4pt;"><span style="font-family: arial;">Herr F. Karlfenhose Alemán.
Representante de capitales petroleros mundiales.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Bienvenidos todos,
socios y amigos ─saludó Semianev─, los he citado porque tenemos noticias. Les
informo que desde hace pocos meses se trabaja en el medio para que lancemos una
nueva pandemia, espero que tan letal como la de 1918; en aquella ocasión
pudimos mezclarla con la llamada Primera Guerra Mundial; hasta la fecha no
terminan las especulaciones de su origen: se habla de China, Kansas en los
Estados Unidos y Asia Central, pero se le identifica como la “Gripe española” <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Todo esto nos fue
conveniente; en realidad la iniciamos en Rusia, había una enorme cantidad de
soldados americanos al terminar la guerra; el clima, en esa ocasión un invierno
muy frío, ocasionó una epidemia de gripe común, lo que enmascaró la
introducción del virus H1N1; los soldados que volvían a sus hogares se
encargaron de diseminar el virus por Europa y América; se le llamó Española por
que fue en España donde la Prensa le dio
gran relevancia en virtud de que tal país no estaba involucrado en la
guerra y no había censura en lo que publicaban. Fue una gran pandemia, pero no
cundió en todo el mundo, en esos tiempos no había la movilización humana de
este tiempo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Cometimos un gran
error entonces, murieron muchos niños y jóvenes; tal vez pocos adultos mayores,
que debe ser nuestro objetivo, ya no son necesarios y consumen demasiados
recursos pecuniarios y alimenticios y no aportan a la producción. Este punto es
uno de nuestros objetivos: La desaparición de la clase consumidora no
productiva o debilitada por diversas causas, de poca o nula utilidad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Con ese objetivo
hemos montado un gran laboratorio al norte de China y contratado a un
prestigiado doctor en química farmacológica y a un doctor en informática; ellos
y todo su equipo trabajan a bordo de un barco carguero preparado para la
investigación y que navega constante en aguas del Océano Pacífico; en cuanto
tengamos terminada la investigación, todo el equipo, excepto los dos doctores,
serán regresados a tierra muy bien pagados e instruidos en la secrecía
correspondiente, advertidos de que cualquier indiscreción les costará la vida;
con uno que ocurra y así será, sabrán que la advertencia es cierta. El
laboratorio de China producirá la vacuna que distribuiremos en el momento
adecuado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Este es uno de los
pasos que nos acercará a nuestro objetivo final: La reducción de habitantes del
planeta hasta mil millones ─los asistentes hicieron sonidos y movimientos de
inconformidad que percibió Semianev─, ¿les asombra o extraña?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─No será tan rápido
como pueden imaginarse es un proceso que está programado por una ruta crítica;
para su comprensión les proporciono esta secuencia simplificada. Esto viene de
mucho tiempo atrás: Hemos recurrido a los alborotos sociales, al chantaje
económico a los gobiernos; a derrocarlos si fuese necesario; manipulamos los
mercados, el petróleo, etc. Sus representados tienen bien conocidos los métodos
y los tiempos adecuados.<o:p></o:p></span></p>
<h3 style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Ruta crítica, secuencia de pasos:<o:p></o:p></span></h3>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Crecimiento de la
delincuencia ─0─ manifestaciones populares ─0─ caída de los precios del
petróleo ─0─ siembra del virus─0─ tardía reacción en reconocer la epidemia ─0─
desarrollo de la pandemia ─0─ desinformación de los medios ─0─ lentitud en la
creación de vacunas ─0─ cierre de bancos, escuelas y negocios ─0─ errática
entrega de vacunas ─0─ movimientos bursátiles ─0─ crisis económica mundial.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Ese es mi informe
─continuó Semianev, (señor X)─, para que le informen al resto del grupo. Ahora
la instrucción es que empiecen a mover las bolsas, que suban y bajen y en dos
semanas, que los árabes anuncien que exportarán un gran volumen de barriles de
petróleo; eso derrumbará los principales indicadores. Los rusos no
reaccionarán, su precio estimado es el menor del mercado; Venezuela tiene
graves problemas, envíen dinero a sus cuentas secretas para que permanezcan
callados; México nos dará algunos problemas, pero tiene un buen seguro que le
responderá en un precio que tienen estimado para evitar que haya serios problemas
presupuestales. Los americanos, enterados desde hace tiempo de este proyecto,
han empezado a almacenar sus excedentes en minas abandonadas y en pozos
agotados. Metan miedo en los mercados. Dos semanas después sembraremos el
virus; de cinco a diez días empezarán a surgir casos que se confundirán con
dengue y gripe común. En la próxima reunión les indicaré la logística que
seguiremos en la propagación de la pandemia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">El magnate miró a cada
uno de los cinco asistentes, esperaba alguna reacción o aclaración a lo
expuesto; en vista de que ninguno parecía requerir otra cosa. Se levantó y despidió
a sus visitantes.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Gracias por su
asistencia, caballeros, ahora si desean jugar en el salón, saben que disponen
de cien mil dólares americanos cada uno; hasta que lo pierdan o salgan
millonarios; su suerte lo decidirá. Todo lo que consuman, solo firmen la
cuenta, Buenas noches.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">El señor X hizo una
ligera reverencia, los visitantes salieron de la sala de juntas y se dirigieron
al salón principal. Cada uno, según el huso horario de su país, transmitiría su
informe en mensajes cifrados y distribuidos por el satélite de uso particular
del “Grupo de los 300”. Semianev descolgó su intercomunicador y llamó a
Seguridad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Señor Ming, ─dijo a
quien respondió─ siga a los caballeros que salieron de la sala de juntas, vea
que les entreguen fichas por cien mil dólares americanos a cada uno. Quiero
imagen y audio de todos sus movimientos, me los envían al <i>“The God’s eye”</i>
como usted sabe.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Sin dar conocimiento a
nadie y mediante una salida oculta, abandonó el casino en un Mercedes Benz
negro, que lo esperaba en el sótano del edificio vecino y se perdió en la noche
de esa ciudad que nunca duerme.<o:p></o:p></span></p>
<h1 style="text-align: center;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-size: large;">Capítulo 3 </span><o:p></o:p></span></h1>
<h3 style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Invierno de 2018.<o:p></o:p></span></h3>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En algún punto del
Pacífico del Sur. A bordo de un potente helicóptero militar, J. S, Huang es
trasladado a algún incierto punto; un par de soldados uniformados, armados con
potentes fusiles de asalto <i>Kalashnikov</i> vigilan por la puerta abierta del
aparato. En una banca, atado al fuselaje de la nave, Huang mira con
preocupación las aguas del océano; abrazado a un maletín asegurado con clave
para abrirlo, sujeto a su muñeca izquierda, que contiene todos los documentos
relacionados con su investigación; todo ello respaldado en un USB de gran
capacidad que le había proporcionado el capitán del barco carguero donde
trabajaba. Lo habían recogido en un campo habilitado en la selva a donde había
sido conducido por un auto Mercedes Benz gris con placas diplomáticas que lo
esperaba en el aeropuerto de ciudad Ho Chi Minh; no le informaron a dónde se
dirigían, solo que el señor X lo esperaba.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Después de un vuelo de
dos horas, tuvieron a la vista un enorme yate de color blanco. El helicóptero
sobrevoló en círculos hasta recibir el permiso para posarse en el yate. Con
habilidad, el piloto descendió en la plataforma circular de color rojo óxido.
Un soldado soltó el cinturón que sujetaba a Huang, indicándole que podía
descender. Lo esperaba un oficial de marina vestido de blanco con una gorra
azul reglamentaria; lo recibió y condujo a la segunda cubierta, en tanto el
helicóptero ascendía y se perdía rumbo a tierra.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Llegaron a una especie
de sala de juntas con una mesa rectangular para diez a doce personas. Le indicó
sentarse en la cabecera de la mesa cercana a la puerta, el oficial extrajo una
llave y abrió la cadena que le sujetaba el maletín. Salió el marino y se
apagaron las luces; las claraboyas que permitían ver el mar fueron cerradas en
forma remota. Una espesa negrura lo envolvió. De pronto, frente a él se
encendió una brillante luz y notó que una persona se sentaba en la cabecera de
la mesa del extremo opuesto y se escuchó una voz metálica, deformada por medios
electrónicos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Sea bienvenido,
doctor Huang, soy el señor X y jamás me conocerá, usted comprenderá que la
seguridad debe ser extrema. Estoy muy satisfecho con su trabajo y profesionalismo;
hemos investigado los antecedentes del doctor Li, su primo y son excelentes.
Una buena elección para complementarse con sus investigaciones.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Gracias por la
bienvenida, señor ─respondió Huang─, le aseguro que esperaba encontrar medidas
de seguridad, pero nunca me las imaginé de esta forma. Me alegra que esté
satisfecho con mi trabajo y sí, la elección de mi primo, con su preparación y
experiencia, es la adecuada para continuar la segunda fase del proyecto.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─En efecto, doctor Huang,
de acuerdo con la ruta crítica que se elaboró, estamos bien; con un ligero
adelanto muy satisfactorio. Su laboratorio se encuentra instalado y abastecido,
conforme a la lista de necesidades que me hizo llegar. A bordo de este yate
hemos adecuado un lugar para que empiece usted a trabajar con la segunda fase,
en tanto llegamos a Honolulu, donde volverá para abordar el mercante “Mercurio”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Antes de ello, señor,
debo viajar a San Francisco para recoger a mi primo; no le he dicho nuestro
itinerario ni sitio donde está el laboratorio, de acuerdo con sus
instrucciones.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Eso me parece
correcto, doctor Huang y estoy de acuerdo, de Honolulú volará a San Francisco,
dispondrá de cuatro días para que el doctor Li haga su equipaje y se despida de
su familia; solo estarán informados que vuelan a Honolulu para empezar su
trabajo. Cuando el “Mercurio” se encuentre fuera de las aguas territoriales
americanas, un enviado de mi confianza le explicará al doctor Li cuáles serán
sus ocupaciones. Le recuerdo, no deberán llevar sus LapTops; antes de abordar
el avión, apagarán sus teléfonos celulares y al llegar al barco carguero los
entregarán al capitán Daisuke; tendrán comunicación con el exterior, pero
siempre en presencia del capitán. No deberán llevar ningún dispositivo de respaldo
de información; en su momento, el capitán les presentará a un enviado personal
que hará todo el respaldo. ¿Alguna duda?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Ninguna duda, señor,
espero no tener que informar el color de calzones que uso ─dijo irónico y
sonriente, ante las carcajadas del señor X─.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─A partir de hoy,
doctor Huang, dispondrá usted de diez días de vacaciones a bordo del “The God’s
eye”, tienen preparado un camarote para usted, encontrará todo lo necesario
para tener unos buenos días de reposo: Biblioteca; televisión satelital para
encontrar programaciones de cualquier país del mundo; una Lap Top que podrá
utilizar como usted guste, con la advertencia de que todo lo que haga en ella,
páginas web que abra; correo electrónicos que mande y reciba; todo en general,
será grabado en nuestro laboratorio informático. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Le recomiendo
discreción y no romper las reglas que tan bien ha respetado hasta ahora. Tendrá
buena compañía de bellas chicas que viajan con nosotros. Como supondrá, no hay
bebidas alcohólicas ni substancias prohibidas. Disfrute sus vacaciones.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">El extraño Señor X se
levantó y abandonó el recinto; se apagaron las luces y abrieron las claraboyas;
el oficial que lo había recibido, lo esperaba al salir y lo condujo a la
primera cubierta, donde cuatro lindas jóvenes tomaban el sol en diminutos
bañadores; le sonrieron a Huang en tanto su guía lo encaminaba a su camarote. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Su equipaje estaba
dispuesto sobre un taburete. Se quedó a solas y revisó con cuidado todo el
camarote. No encontró ningún objeto de
espionaje. Sobre la mesa de trabajo, junto a una Lap Top, estaba su teléfono
celular y junto el teléfono especial con que se comunicaba con el Señor X y con
William Sunday, el <i>hunter</i>. La computadora estaba encendida, entonces
comprendió que ese era el sistema de vigilancia; tal vez fuera del camarote
hubiera todo un entramado de cámaras de video para vigilar a todos, tripulantes
y visitantes<b><span style="line-height: 112%; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 13.0pt; mso-bidi-theme-font: major-bidi; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-theme-font: major-fareast;"><o:p></o:p></span></b></span></p>
<h2 style="text-align: center;"><span style="font-family: arial;">Capítulo 4<o:p></o:p></span></h2>
<h3 style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Año 2015. <o:p></o:p></span></h3>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En una fastuosa
residencia en Menlo Park. El hombre, echado sobre un camastro, se asolea
mientras bebe un refrescante <i>Gin and tonic</i> con unas hojas de menta, como
a él le gusta; atento, alejado de manera conveniente, su barman personal está
pendiente en su cantina; limpia la barra y permanece a la espera de que le
hagan la seña para servir otra bebida.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">El propietario de la
residencia es un poderoso magnate de la industria informática. De complexión
robusta, alto, rubio, no esconde su descendencia vikinga; Viktor Masterson, es
hijo de un inmigrante sueco, residente de Gotemburgo, Suecia y emigrado a New
York, huyó del nazismo que perseguía a los judíos. En Manhattan estableció un
taller de reparaciones y ventas de radios y equipos de comunicaciones Emanuel
Masterson era ingeniero en electrónica y pronto se hizo de una buena clientela.
Conoció a una linda americana y en 1958 nació Viktor, hijo único que creció
entre tornillos, resistencias y bulbos y se hizo aficionado a la electrónica. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Desde su tiempo en la
escuela elemental Viktor se iba al taller de su padre a realizar sus deberes
escolares y su padre estaba pendiente de que lo hiciera de forma correcta, con
limpieza y pulcritud; cuando tenía alguna duda, su padre le indicaba los libros
que debería revisar para resolver la duda que tenía. Pocas veces tuvo que dar
la respuesta el padre; esa buena costumbre inculcada en la niñez perduró en
toda su vida estudiantil.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En tanto estaba en el
taller, escuchaba a su padre platicar con algún cliente, dando explicaciones
acerca de las fallas que presentaban los aparatos que le llevaban a reparar,
tenía la paciencia de indicar qué elemento fallaba y porqué afectaba al radio o
grabadora que le llevaran. Ya fuese un bulbo con el filamento fundido, o alguna
resistencia o conexión fallida. Viktor todo lo almacenaba en su memoria. Cuando
terminaba de hacer sus deberes y luego de revisarlos, su padre los aprobaba, se
quedaba a su lado él, para ver cómo trabajaba en la reparación de los equipos
electrónicos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Tiempo después y bajo
la mirada y guía de su padre, empezó a realizar pequeñas labores en las
reparaciones; de esta forma, hacía una soldadura aquí, reemplazaba alguna pieza
o elegía la refacción adecuada, Vicktor se hizo un eficiente colaborador de su
padre y percibía un salario establecido y convenido con su padre, así pagó sus
estudios sin ser una carga en la economía familiar.<o:p></o:p></span></p>
<h3 style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En 1978 <o:p></o:p></span></h3>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Viktor Masterson
alcanzó el doctorado en informática con <i>summa cum laude</i>. Por su gran estatura,
seis pies cuatro pulgadas y una brillante cabellera rubia, era el capitán del
equipo de futbol universitario y el ídolo de las chicas. Al terminar el
doctorado, con el apoyo de su padre y asociado con un amigo, de nombre Esteban
─apodado “El manitas”─, fundaron una empresa para desarrollar un sistema
operativo para los nuevos ordenadores que revolucionaban el mundo. Su socio era
un genio para el <i>software</i> y él, siendo bueno, era mejor como negociador.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"> Desde que era estudiante de electrónica, Viktor
había pensado en desarrollar un aparato volador que pudiera ser operado a
distancia mediante las ondas de radio. Se había pasado noches enteras en su
diseño; basado en los juguetes de control remoto, de los cuales había comprado
varios diferentes, desde autos, hasta aviones<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Para iniciar su
negocio, el padre de Viktor les prestó una bodega que tenía desocupada; ellos
se encargaron de limpiarla; pintaron los muros de un blanco inmaculado y un
electricista calificado les hizo una instalación eléctrica de acuerdo con sus
necesidades; compraron un par de mesas de trabajo y llevaron sus propios
ordenadores para empezar. Cuando todo estuvo listo para trabajar, tuvieron su
primera reunión para definir el proyecto a realizar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Viktor sirvió unas
copas de vino, pero Esteban prefirió un té verde; sus costumbres alimenticias
eran peculiares.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Brindemos por el
éxito de nuestra empresa ─propuso Víctor al levantar su copa─, debemos ponerle
un nombre a este niño que nos ha nacido: Propongo se denomine Future@online;
considero que este nombre representa nuestro objetivo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Mira que no me parece
mal, socio, debemos mirar hacia el futuro para llevar ideas nuevas y, desde
luego, que será relacionada con el mundo de la informática; propongo que tal
nombre se represente con algo natural, que induzca a pensar en que romper lo
establecido nos puede llevar a nuevas satisfacciones… ─se quedó en silencio
pensando en alguna cosa natural… <i>«me gustan la fruta y las verduras»─.</i><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Pero dejemos de soñar
─volvió a hablar Esteban─, te voy a exponer cuál es el proyecto que he traído
en mente desde hace tiempo: Pienso que las comunicaciones, deberían ser no solo
rápidas, sino cómodas y que un aparato no solo sirva para hablar, sino que
tenga otras prestaciones; he pensado que pueda enviar y recibir textos e
imágenes; tal vez hasta pueda ser una cámara fotográfica. Creo que lo podamos
lograr.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Me parece bastante
futurista, pero vale la pena estudiarlo con calma. Por mi parte ─expuso Viktor─,
he trabajado en un aparato volador que se opere a distancia, como los
cochecitos a control remoto, pero volador…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─¿Estás pensando en un
avión? ¿En un juguete?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─No, no pienso en un
juguete; el ejército ha desarrollado aviones a control remoto, basados en las
experiencias alemanas con sus bombas voladoras que tanto daño hicieron, en
especial en Londres, ya cerca del final de la guerra. Pero yo voy adelante de
eso. Imagina un pequeño dispositivo que se eleve y descienda de forma vertical
y con la potencia suficiente para llevar cierta carga; por ejemplo, una cámara
fotográfica que pueda tomar imágenes de sitios difíciles para los
emplazamientos tradicionales; tomas aéreas de zonas boscosas o urbanas
complicadas; vigilancia policiaca; incendios forestales; etc. Sobre ello he
trabajado, en el desarrollo del <i>sofware</i> necesario e imaginado la forma;
debo buscar un diseñador, tal vez un especialista en aeronáutica y que
trabajemos en conjunto. ¿Qué te parece?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Me entusiasma, no lo
niego, pero nos llevará tiempo lograrlo. Si te parece, yo seguiré en el desarrollo
de mi idea de un teléfono del futuro y tú negocias con los fabricantes de lo
que requiramos y en tu tiempo libre, sigues con tu idea del aparato volador; lo
importante es que en breve tiempo podamos tener ingresos para el negocio, de
otra forma no podremos sostenerlo por mucho tiempo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Estoy de acuerdo,
dame una idea de lo que traes en mente y yo busco quien nos haga los prototipos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Bajo ese esquema de
trabajo, empezó a funcionar Future@online. Fueron días y noches de intenso
trabajo, construcción de algoritmos; interpretación en lenguaje informático;
diseño del objeto en busca de lo compacto, fácil de llevar y sencillo en su
operación. En tanto Esteban trabajaba en la programación, elaboraba los diseños
dibujados con las medidas aproximadas, Viktor se puso a buscar los fabricantes
necesarios para fabricarlas: Placas de circuito, antenas integradas, teclados,
baterías, pantallas LCD, micrófonos y altavoces.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Fueron meses intensos
de viajes constantes; desde México hasta la Patagonia; a China, Corea,
Australia, etc. Cuando Viktor regresó a New York, llevaba una gran maleta con
prototipos físicos de los elementos que Esteban requería para montar las piezas
de su rompecabezas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Eran partes construidas
por fábricas diferentes, de forma que ninguna de ellas supiera cuál era el
destino final de la parte entregada. Solo estaba basada en un modelo tomado de
un plano detallado de medidas y puntos de conexión y ensamble. El plano
mostraba el sitio donde se conectaría a una antena y donde se conectaba con
algún otro componente; desde luego que no faltó algún detalle que al momento de
la integración no encontraba acomodo, de manera que varias veces se tuvieron
que rediseñar componentes y cuidar que no afectara a lo que ya estaba completo.
Nuevos viajes para obtener la pieza adecuada y por consiguiente mayores gastos.
Las tarjetas de crédito de los socios estaban por llegar al punto máximo y los banqueros
ya arrugaban la nariz cuando recibían nuevas solicitudes de ampliación de los
créditos, pero la capacidad negociadora de Víktor y el respaldo de su padre, le
daba un poco de oxígeno.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Cuando tuvieron
ensamblados dos equipos, Viktor se fue a su casa y Esteban permaneció en el
taller; habían establecido un permiso temporal para el desarrollo del producto,
utilizaron las antenas celulares de una importante empresa telefónica que tenía
por escrito la promesa de ser la primera opción de compra en caso de que fuese
aprobado el prototipo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">El teléfono era
novedoso, pequeño, cabía en la palma de la mano de un adulto y recordaba una
castañuela española, se abría y en la tapa estaba la pantalla y en la base el
teclado telefónico. A la hora acordada y con los números prestados por la
telefónica, Esteban llamó a Viktor, que se encontraba con su padre en el
taller; de pronto sonó el llamado de su teléfono y al abrirlo se iluminó la
pantalla, que indicaba el número del teléfono de Esteban.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Fue una experiencia
sensacional, el pequeño teléfono funcionaba, solo era extraer la antena y estar
dentro de un área geográfica que alcanzara la señal de la repetidora, Emmanuel,
padre de Víktor estaba satisfecho de los progresos alcanzados por su hijo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Ahora venía la parte
difícil de conseguir, los fabricantes que hicieran la producción que requerían;
desde luego contaban con el respaldo de la telefónica que sería la primera en
lanzar el novedoso producto entre su clientela habitual. Con ese respaldo, los
fabricantes no pusieron objeciones para aceptar los encargos. Que deberían
estar completos para su montaje y prueba. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Víktor se puso en
comunicación con sus contactos para que le consiguieran un sitio adecuado para
el montaje y crecimiento que esperaban en poco tiempo. El sitio fue ubicado en
Silicon Valey, en la costa oeste del país. En tanto avanzaba el montaje bajo la
dirección de Esteban, su socio, junto con la telefónica lanzaron una campaña
publicitaria a nivel mundial, invitaban a las personas adecuadas a la
presentación anual de equipos y sistemas informáticos. El primer lote ofrecido
a la empresa telefónica fue de dos millones de teléfonos celulares, por lo que
se instalaron las antenas repetidoras por todo el país y se hicieron las
contrataciones adecuadas para la utilización de satélites para la comunicación
transatlántica.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Pero todo eso era la
historia de Víktor, unos meses antes su socio Esteban había fallecido en un
accidente de automóvil y él ahora era un gran magnate; uno de los pocos
multimillonarios americanos y uno de los trescientos invitados al hotel
Bildenborg.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Eran varias salas
donde se efectuaban reuniones por especialidades y que una acción podía mover
la vida económica o social del planeta. Desencadenar una guerra o derrocar un
gobierno. Igual podía provocar una pandemia. Esto era “La Sombra” los
trescientos rostros del Nuevo Orden Mundial.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En esa reunión Víktor
se encontraba con el grupo de tecnología, que tenía encomendada la producción
de un virus suficiente para lograr una buena reducción de la población. Hablaba
Alexander Semianev, el señor “X”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Caballeros, ─saludó
con una inclinación de cabeza─, les comunico la buena noticia: está listo el
virus que tenemos encomendado; es tal su malignidad, que puede producir daños
pulmonares, hepáticos o renales, con singular energía actúa sobre cuerpos
debilitados por diabetes, hipertensión arterial, Epoc, males muy afines a
personas en edad avanzada; desde luego que no discrimina a otras edades, en
tanto haya una disminución de las defensas orgánicas por otras causas. Tiene
también la peculiaridad de regenerarse y modificarse para crear mayores
problemas en los rebotes, tal vez el primer rebote sea mas letal. Se ha
decidido que, en el caso de los fallecidos no se encuentren rastros genéticos
del virus, que podrá confundirse con el H1-N1, ya conocido por la humanidad
hace cien años<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Me informan,
─continúa Semianev─, que también está en producción limitada, solo para nuestro
grupo, la vacuna que nos protegerá. La que se hará llegar al público en general
es de protección parcial y será fabricada en diferentes partes del mundo en momentos
distintos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En otro espacio, se
encuentran reunidos importantes personajes de la industria: alimentos,
fertilizantes, armamentos, petróleo y minería. Esta reunión la encabeza Herr F.
Karlfenhose, magnate de la industria petrolera alemana.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Amigos y asociados,
nuestro grupo tiene como estrategia mantener escasos los alimentos en todo el
mundo; así mismo, distribuir fertilizantes que contengan sustancias
cancerígenas que se transmitan a las plantas alimenticias. Los suministros de
petróleo árabe se incrementarán en el mercado mundial y la OPEP avalará esa
sobreoferta para obligar a bajar el precio del barril a nivel mundial; eso
afectará de forma particular a los productores latinoamericanos y africanos y
contrarios a los intereses de Arabia Saudita. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Angola, Libia,
Nigeria y Argelia son los mayores productores de petróleo africanos y tienen
grandes poblaciones de gente consumidora que no produce; lo mismo ocurre con la
India y diversos países de Medio Oriente. Para reforzar las presiones sociales
que causará la baja en los precios, iniciaremos levantamientos populares que
obliguen a una intervención armada de manera eventual. Les comunico que
nuestros socios holandeses ya tienen una buena cantidad de armas atómicas en su
territorio. Estados Unidos se nos ha ido un poco de la mano y algunos líderes
aun piensan en la supremacía de América; impulsaremos a dirigentes afines a
nuestros propósitos, que es llevar la población americana a noventa millones de
habitantes. Se buscará la unificación de Centroamérica con México, cuya
población no deberá superar los sesenta millones y Sudamérica será dividido
entre Argentina y Brasil.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En otra sala, donde
también tiene representación Víktor Masterson es en la de Alta Tecnología.
Fuera de él, que es civil, el resto son militares de alta graduación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">General Jon Claud,
americano; general Helmut Hausensat, alemán; general Yang Ho, chino; general
Ivan Ivaniev, ruso y general Josef van Holden, holandés. La reunión la dirige
Víktor Masterson, americano.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Caballeros, el general Claud, inspector general de la Sección 51, nos
tiene la noticia de que nuestros amigos y aliados extraterrestres han terminado
con la propuesta de clonación, que lleva por fin la sustitución de dirigentes
que no están de acuerdo con nuestro proyecto del Nuevo Orden Mundial. El
procedimiento es rápido, sencillo y efectivo. A tal grado se ha perfeccionado
el aspecto del sustituto, que su bagaje de recuerdos y conocimientos queda
intacto, pero el microchip que se les coloca en la raíz del cerebelo nos
permite condicionar sus actitudes, para hacerlas afines a nuestros propósitos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Como un ejemplo se le hizo la implantación a un presidente sudamericano
y se le ha ordenado llevar una política errática, lo que ha desplomado su
economía y predispuesto al pueblo para un levantamiento, pero se le ha ordenado
reprimir con fuerza excesiva a sus ciudadanos, lo que ha ejecutado a la
perfección. Quedó un leve problema que se ha podido aprovechar, cuando se le
dan órdenes se imagina que le hablan los ángeles, pero ejecuta los trabajos de
inmediato y a satisfacción.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─De acuerdo con la ruta crítica, ─continuó Masterson─, es provocar la
pandemia, lo que encomendaremos al general Ho, que deberá aprovechar la
costumbre milenaria de los mercados de su país de consumir especies exóticas
vivas, que se expenden y consumen en esos peculiares sitios. El virus fue
inoculado en una especie de murciélagos endémicos del norte de china; eso
sucedió hace cinco días, esperamos una respuesta efectiva durante el mes de diciembre,
al calcular los tiempos de incubación del virus y la transmisión a alguna
especie comestible en los mercados chinos. La vacuna para nosotros ya está
disponible y nos será aplicada en el momento oportuno.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">El general Helmut Hausensat, representante de Alemania levantó la mano e
interrumpió a Víktor.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Herr general, adelante, por favor ─indicó Masterson─, le escuchamos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Amigos, todo esto que nos ha expuesto Mr. Víktor es muy motivante, pero
me queda la siguiente duda: Todos los gobiernos o digamos, una gran cantidad de
países son miembros del Consejo Mundial de Salud y tienen muy calificados
virólogos que, ante la amenaza de pandemia, lanzarán una alerta mundial,
recomendarán medidas para contener los contagios. ¿Tenemos alguna
contrapropuesta?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─En efecto, general ─replicó Víktor─, en primer lugar, el líder del
Consejo es de los nuestros y tardará en dar la alerta de pandemia, lo que dará
tiempo para que se vuelva incontrolable con los métodos convencionales. Además,
ya tenemos convenios con los grandes medios de comunicación para que difundan
noticias controversiales que tengan en la incertidumbre a los ciudadanos.
Cuando al fin logren convencer a las grandes masas, ya habrá un gran número de
fallecimientos y los hospitales serán rebasados. En los países con grandes
poblaciones, la gente morirá en las calles, pero las mismas autoridades
ocultarán los hechos para no caer en el desprestigio popular y mundial. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Si en 1918 a 1919 se lograron cuatrocientos cincuenta millones de
muertes, aceptadas por todos, pero nunca confirmados ─los asistentes se
removían inquietos, mas no preocupados<span lang="JA">─</span>, lo que puede llegar al cuarenta por ciento sobre
la cifra aceptada. En esta época, con el movimiento humano que se tiene en el mundo,
de forma conservadora podemos estimar en mil millones de muertos oficiales, lo
que podríamos confirmar en cerca de dos mil millones. Una buena cuota para
alcanzar nuestras metas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─El siguiente paso, consecuencia de lo anterior, es la caída de las
economías por la paralización de actividades industriales, comerciales,
educativas. Habrá una gran masa poblacional sin empleo, sin alimentos y con un
gran descontento. Las economías frágiles colapsarán y habrá guerras civiles.
Hay países, como el mío ─dijo Masterson─, en que por años se ha tolerado que
los ciudadanos comunes tengan armas en sus casas; eso no fue una medida
desafortunada, sino seguida con meticulosa observación con vistas al futuro y
ese tiempo ya nos alcanzó.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─En el punto siguiente en la ruta crítica, serán promovidas guerras regionales,
apoyadas por las grandes masas en busca de su alivio económico personal. Como
colofón a todo ello habrá bombardeos atómicos con energía limpia. Eso matará
toda forma de vida, pero dejará útiles las estructuras y nuestros hombres
podrán entrar a las ciudades en pocos días. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Los generales escuchaban las palabras de Víktor, tomaban nota de las
ciudades que serían atacadas, deberían sacar a sus parientes de esas zonas y
enviarlos a ciudades seguras. New York, Manhatan, Detroit, Seattle, San
Francisco, Los Ángeles, San Diego, Houston, Atlanta. Dallas, las Carolinas,
Wasington, D.C. Las ciudades del centro se rendirían al ver la gran destrucción.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Esta será una guerra corta, pero de gran destrucción; la respuesta de
los Estados Unidos será violenta y letal para muchos países, pero necesaria
para alcanzar nuestras metas a mas tardar en el año 2050<o:p></o:p></span></p>
<h1 style="text-align: center;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-size: large;">Capítulo 5</span><o:p></o:p></span></h1>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Hangzhou, China
oriental en el Mar de China, está atracado el carguero chino “Mercurio”. El
doctor John Singer Huang, doctor en química bacteriológica, y su primo Harry
Li, doctor en informática, preparan sus equipajes para descender cuando la nave
esté atada al muelle. El capitán les hace entrega de sus teléfonos celulares y
sus computadoras personales, deseándoles una buena estancia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Le informo, doctor
Huang, que todos sus archivos referentes a la investigación que realizó a
bordo, ya se encuentran en los servidores del laboratorio que se ha montado según
sus especificaciones. Li Fang, hombre conocedor del medio en que vivirán les
acompañará a usted y al doctor Li. Él les indicará en donde se hospedarán y se
encargará de que no les haga falta nada. El señor Fang es de la absoluta
confianza del señor “X”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">A indicación de Fang,
unos portadores tomaron los equipajes de los recién llegados y bajaron ligeros
por la rampa de desembarco. En el muelle los esperaba un flamante Hongqi H-9
con cristales polarizados. Un chofer uniformado esperaba a los visitantes, Fang
les cedió el paso.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">El auto era
confortable, con finos asientos forrados de piel natural. Huang y Li se
acomodaron, en cuanto Fang cerró la portezuela se hizo un impresionante
silencio y los cristales ahumados les ocultaban el muelle. Silencioso, el auto
se alejó; al llegar a la puerta de salida, los guardias saludaron a la usanza
militar y permitieron la salida sin revisar el interior del auto. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Fang accionó un botón
y un cristal aisló la parte del conductor, de los pasajeros; el guía chino
pulsó un botón y se escuchó la voz metálica del señor “X”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Doctores Li y Huang,
sean bienvenidos a nuestro país, deseo se sientan cómodos durante su estancia.
Todo está dispuesto para que se inicie la etapa de fabricación del virus. En la
zona correspondiente encontrará varios ejemplares de los murciélagos que
deberán ser inoculados. Consideramos que veinticinco ejemplares serán
suficientes para que infectar unos cien animales por día.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─En cuento liberen a
los murciélagos, se procederá a vacunar a todo el personal e iniciarán una cuarentena
obligatoria. Por ningún motivo, nadie saldrá de las instalaciones; por los
tiempos que usted nos indica, después de infectados los murciélagos deberán
pasar entre ocho y quince días para que se empiecen a presentar síntomas en
humanos, estaremos pendientes en el exterior.<o:p></o:p></span></p>
<h3 style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">2019<o:p></o:p></span></h3>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En un hospital de Fuzhou<span style="background: white; color: #3a3a3a; font-size: 13pt; line-height: 112%;">, </span>una población al norte de China, empezaron a
llegar decenas de personas que presentaban fiebre, dolores musculares y otras
manifestaciones que en un principio hicieron pensar en una epidemia de gripe,
pero en pocos días esas personas presentaban cuadros graves de neumonía que
obligaron a conectarlos a respiradores artificiales, pero al no conocer el
origen del mal empezó una gran mortandad de pacientes.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En poblaciones
rurales, donde los hospitales estaban retirados de las comunidades, los
enfermos morían en el campo o en las calles, antes de recibir atención médica.
Ante la urgencia, la Agencia Mundial de la Salud intervino para intentar
identificar la causa de la enfermedad, localizar los medios de contagio y
determinar al paciente Cero.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Pasaron dos semanas en
que no fue identificado el germen, mientras tanto la epidemia salió de los
límites territoriales de China. Las fronteras de ese país son de las mas
concurridas y cientos de vuelos parten o llegan; sin saberlo, llevan con ellos
el germen de la ya declarada pandemia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En tanto se identifica
con seguridad el germen y la forma en que ha llegado al hombre, se recuerdan
las recomendaciones de la pandemia del 18; se pide a la población permanecer en
sus domicilios. Se cierran tiendas, sitios de esparcimiento y espectáculos,
escuelas y universidades. El mundo parece paralizarse ese fin de año en Europa;
España, Italia, Francia y Alemania son los mayores afectados. Algún país cierra
sus fronteras y cancela los vuelos, pretende de esta forma contener los
contagios que lleguen del exterior. Se implementa el uso de cubrebocas y se
aconseja lavar las manos con agua y jabón. <o:p></o:p></span></p>
<h3 style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">2020<o:p></o:p></span></h3>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Todo parece incapaz de
contener la pandemia que en los primeros días de 2020 cruza el océano y se dan
los primeros brotes en los Estados Unidos, aunque ya se tiene determinado que
se trata de un virus nuevo, de la variedad conocida como Corona, se desconocen
sus formas de transmisión. A finales de 2019 se identificó al Sars-Cov-2.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">A bordo del <i>“The
God’s eye” </i>que viaja a navega en aguas de Hawaii, se celebra una reunión de
evaluación de las primeras acciones y resultados conocidos mediante video
conferencias dirigidas por Mr. X oculto de forma conveniente por potentes reflectores
que solo permiten ver su silueta.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Dígame, Vanderhall,
¿empiezan a reaccionar los mercados de capital?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Así es, camarada, de
acuerdo con lo programado y debido al pánico que se empieza a sentir y que
nuestros amigos de los medios de comunicación han fomentado, se han <i>retirado</i>
importantes inversiones europeas, lo que, en un principio, ha causado
nerviosismo en las Bolsas mundiales.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 176.85pt; text-align: justify; text-indent: -155.25pt;"><span style="font-family: arial;">─¿Qué nos puede decir, amigo Morhell?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Nuestros principales
clientes en el mundo, temerosos por los disturbios sociales que se desarrollan
en distintos países y desde luego, por la baja de producción motivada por el
cierre de fábricas, comercios y la fuerte caída de productos agrícolas, incluso
el cierre de bancos para evitar contagios ha colapsado la economía de países pequeños,
lo que ha llevado a que los clientes de bancos exijan se les hagan efectivos
sus capitales y ahorros. Esto ha ocasionado la intervención de las fuerzas del
orden.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Perdón que
interrumpa, Mr. Morhell ─habló Mr. X─, además de los ahorradores, ¿hay manifestaciones
de otra índole?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Desde luego que sí,
cosas incomprensibles en estos momentos: Hay grupos profesionales que motivan
disturbios callejeros violentos por el cierre de pequeños y grandes negocios; ha
habido compras de pánico en supermercados, de forma extraña se han concentrado
en la compra de papel sanitario, lo que causa descontentos adicionales a
clientes que llegan en su busca y ven los anaqueles vacíos; situaciones de
reconocimiento de género de mujeres encapuchadas, con toma y destrucción de
oficinas gubernamentales; por desabasto de combustibles en algunas ciudades,
esto ha ido de la mano con la sobreoferta de petróleo de Arabia Saudita, que en
países africanos ha llevado al cierre de refinerías, y dejado sin ingresos a la
empobrecida población. Aunado a esto, el reabastecimiento de los puntos de
compra se ha entorpecido porque el transporte marítimo y por ductos se tardan
en llegar a las zonas de recibo y distribución de combustibles. En las grandes
ciudades se ven largas filas de vehículos en espera de ser atendidos. Ante tal
demanda, se han tenido que limitar a la venta de pocos litros a cada cliente,
con las molestias y disturbios consecuentes.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─En américa Latina
─informa el americano─, las motivaciones de los disturbios varían de un país a
otro, los factores detonantes incluyen la desigualdad, los subsidios, el
descontento de los electores, la corrupción, los niveles de delincuencia, los
problemas ambientales y la calidad de los servicios públicos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Esto es sensacional
─dijo X entusiasmado─, no cabe duda de que hemos adquirido una buena
experiencia en la materia de <i>crisis mundial, </i>lo que nos augura un éxito
a futuro de nuestro avance al <i>Novus Ordo Seclorum, </i>como de manera
impecable nuestros socios supieron imprimir en la moneda americana. Hemos
sabido leer el futuro. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">La charla triunfalista
continuó, lamentaban los asistentes a la video conferencia el no poderse reunir
para compartir una copa de champaña. Visto sin objetividad, se podría pensar
que lo logrado ha sido <i>un tiro en el pie</i>, pero el grupo sabe muy bien
los caminos que deben recorrer para llegar a la meta propuesta.<o:p></o:p></span></p>
</div><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">
<span style="font-size: 14pt; line-height: 112%;"><br clear="all" style="mso-break-type: section-break; page-break-before: always;" />
</span>
</span></p><h1 style="text-align: center;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-size: large;">Capítulo 6</span><o:p></o:p></span></h1><h3 style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">2020<o:p></o:p></span></h3><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Los químicos trabajan
a marchas forzadas, vestidos como astronautas, concluyen que el virus se
propaga entre humanos y animales. Los primeros infectados en China comieron
alguna variedad de murciélago o mamífero pequeño, huésped natural de aquellos.
Su transmisión en humanos es por aerosoles de saliva al hablar. Ya con estos
elementos se determinó que, donde se reunieran grupos de personas se debería
mantener una distancia mínima de un metro y medio, a esto se le denominó “la
sana distancia”.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Las poblaciones se
encuentran aterradas, encerrados en sus casas, los ciudadanos desesperan por no
tener los ahorros suficientes para sostener por mucho tiempo a sus familias,
con las fábricas y comercios cerrados al igual que las escuelas y
universidades, crean dentro de los hogares situaciones de crispación nerviosa,
lo que ha ocasionado que algunos desesperados se lancen a las calles en busca
de una solución que nadie sabe cuál sea, propician con esas actitudes un
crecimiento de los contagios.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Algunos países
americanos que, por ignorancia o corrupción desviaron los fondos públicos
dedicados a la salud, ven ahora, preocupados, que carecen de los centros
hospitalarios, los que tienen son insuficientes y equipados de forma
deficiente, lo que ocasiona que no tengan capacidad material para atender las
oleadas de pacientes infectados que quedan estacionados en los parques y las
calles aledañas a los escasos centros hospitalarios que hay en sus ciudades. A
marchas forzadas se encuentran los gobiernos que intentan terminar las
construcciones suspendidas y abandonadas y se dan cuenta que no tienen el
personal calificado suficiente para atenderlos.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Es tanta la urgencia
por la carencia de médicos especialistas, que los pocos hospitales que
funcionan echan mano de médicos de otras especialidades y en conferencias
improvisadas imparten los conocimientos básicos para que, por ejemplo, un
odontólogo sepa manejar en terapia intensiva a un paciente con crisis
respiratoria. No es fácil para ellos hacer una intubación. Lo mismo ocurre con
el personal de enfermería, apoyo indispensable para que un hospital funcione de
manera adecuada.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Eso si hablamos de las
ciudades medias y grandes, en poblaciones pequeñas o localizadas en las zonas
rurales, la situación no es desesperada, es aterradora porque no existen ni tan
siquiera clínicas rurales suficientes, lo que ocasiona que se pretenda llevar
pacientes graves a lomo de mulas o caballos por la carencia de medios de
comunicación, Hay muchos fallecimientos y sus cuerpos son sepultados en el
monte, para evitar que siga la propagación de la enfermedad.<o:p></o:p></span></p><h3 style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">2021 <o:p></o:p></span></h3><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En tanto científicos
de todo el mundo intentan encontrar los medicamentos adecuados para atacar a la
enfermedad y evitar que lleguen los pacientes a terapia intensiva y en pequeños
laboratorios privados en universidades, se afanan en la búsqueda de una vacuna
efectiva para lograr una inmunidad a la brevedad posible.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Tal como fue diseñado,
el virus ataca a los ancianos que presentan enfermedades crónicas consideradas
propias de la edad, como hipertensión o diabetes; padecimientos autoinmunes
como el EPOC, la enfermedad pulmonar oclusiva crónica, que empiezan a morir ante
la impotencia de los médicos tratantes. En el primer trimestre del año ya se
cuentan por millones los fallecidos en el mundo, aunque los gobiernos maquillan
los resultados. Se insiste en el <i>slogan</i> “quédate en casa”, usa el cubre
boca, procura la sana distancia y no asistas a reuniones numerosas.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">De forma sorpresiva,
empiezan a desarrollarse conflictos entre naciones del medio oriente, que por
fortuna solo son amenazas, pero de pronto, Israel lanza un sorpresivo bombardeo
sobre Palestina, frontera un tanto incierta que de forma unilateral determinó
Israel, desde luego que cuenta con el respaldo de las Estados Unidos.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">El plan de
abaratamiento del petróleo motivó que se empezaran a intensificar la
utilización de energías renovables y el redescubrimiento de minas de litio,
material necesario para la fabricación de baterías para autos y equipos movidos
por electricidad, lo que dejaría obsoleto al petróleo en un futuro no tan
lejano. Esto da pie a que, naciones con depósito de litio se vean presionadas
por cuestiones políticas como forma de enmascaramiento de las verdaderas
intensiones de las grandes potencias.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p><p class="MsoNormal" style="margin-left: 0.05in; text-align: justify; text-indent: 0in;"><span style="font-family: arial;">En algún lugar en el Océano Pacífico, el señor
“X” se reúne con Von Vanderhall, el Holandés administrador de importantes
fortunas golondrinas, de Mr. H. C. Morhell, Americano, representante de
inversionistas de capitales bancarios mundiales y de Viktor Masterson. Es una
reunión de emergencia para conocer el estado de los planes originales pasado un
año de su inicio.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Dígame, Von
Vanderhall ─interroga el señor “X”─, ¿cómo se comportan nuestros asociados?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Están muy activos,
señor, el cierre de negocios ha propiciado que las Bolsas de Valores se muevan
un tanto erráticas, los capitales no saben de pandemias, si los rendimientos
van a la baja, el capital vuela en busca de mejores mercados; desde luego que
las naciones medianas son las afectadas. Las empresas maquiladoras que se han
cerrado, en algunos casos de forma permanente y los equipos desmontados para
llevar a otros lugares que ofrezcan seguridades.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Ante esta situación,
Mr, Morhell, ¿qué reacción han tenido nuestros bancos?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─En términos
generales, están desconcertados. Con sus sucursales cerradas, fábricas y
comercios con las cortinas abajo, les ha causado problemas de liquidez, en
algunos casos han tenido qué negar la entrega de efectivo a sus clientes. Esto
ha llevado a que muchos exijan que se les entreguen los saldos de sus cuentas;
Bancos pequeños se han visto en la necesidad de cerrar operaciones por haber
quedado descapitalizados. Toda esta situación ha sido favorable para nuestros
asociados, ya que tres o cuatro de presencia mundial han rescatado a esos
capitales fugados, ofrecido atractivos créditos para dar soporte a empresas
detenidas, lo que nos coloca en un buen lugar de supremacía.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─¡Bien, bien por eso!,
funciona de acuerdo a lo planeado, debemos alcanzar nuestra meta de tener en
nuestras arcas el 80% mínimo del capital bancarizado, Nuestros amigos del Banco
Mundial deben estar eufóricos, aunque los voceros y la Prensa mundial muestre
datos diferentes.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─¿Qué nos cuenta
nuestro amigo Masterson? ¿Qué nos
muestran sus modelos matemáticos?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Han sido acertados en
todos los aspectos; la pandemia cubre ya el 90% de la población mundial y está
dando certeza al pronóstico de fallecimientos en la India y países africanos.
Se considera, según tales modelos, que al final de las operaciones habremos
alcanzado un 50% de bajas entre la población improductiva, uno de cada dos no
consumirá ya los bienes de la clase productiva, los siguientes treinta años los
deberemos ocupar en el desarrollo de nuevas pandemias. Ya los medios de
comunicación hablan de mutaciones del virus, sin saber que, en realidad, son
cambios causados en nuestros laboratorios. La industria farmacéutica ha tenido
ganancias razonables al mostrar una cara de noble benefactor al entregar de
forma altruista millones de vacunas para aplicar a las poblaciones favorecidas,
a las naciones que consideramos que lastran nuestros planes, se les han enviado
pocas dosis, con el pretexto de que no tienen el capital suficiente para
adquirirla. Aunque algunos países se han unido en bloques colindantes y la
nación preponderante por su economía, les hace donaciones altruistas; esto no
debe preocuparnos, será como poner un parche caliente para curar un cáncer, han
de perdonar esta divertida comparación ─dijo sonriente el americano─.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Mr. Masterson
─continuó X─, con base en sus conocimientos para crear modelos matemáticos,
necesitamos que los tenga preparados para que haga algunas declaraciones
públicas mencionando las posibilidades de crecimiento o cese de la pandemia,
así como una apreciación futurista de cómo ve al mundo. Usted me entiende.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">─Desde luego, Señor,
aprovecharé los medios que me siguen para hacer ese tipo de comentarios. Haré
una fuerte donación en efectivo destinada a la investigación para lograr una
vacuna en los laboratorios en que soy parte de la junta directiva.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">A partir de entonces
la fuerza de la pandemia perdió fuerza, las vacunas empezaron a fluir y se
encontraron medicamentos para tratar de forma eficaz a los infectados. Los
medios de comunicación le bajaron de tono a las informaciones referentes al
problema.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Los países han
estimulado la reapertura de las empresas productivas y los empleados han
recuperado sus empleos y la economía empieza a tomar velocidad. Se espera que
las medidas de precaución impuestas durante mas de un año, persistan en las
costumbres de los ciudadanos. De a poco las escuelas y universidades abren sus
aulas.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En algún sitio en el
inmenso Pacífico un lujoso yate se mece al impulso del oleaje; tiene un curioso
nombre, “The God’s eye” mientras en la cubierta de proa, hermosas jóvenes en
diminutos bañadores toman el sol, en tanto unos afortunados multimillonarios
brindan con copas escanciadas de dorado champán, congratulándose por el éxito
de una campaña mas para alcanzar el “Nuevo Orden Mundial”.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Desde la cubierta
principal, los hombres invitados por Mr. X, juegan al volar unos curiosos
aparatos voladores que, mediante cámaras de video les envían la imagen del yate
vista de diferentes ángulos. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Antes de que se ponga
el sol, un poderoso helicóptero se posa en la pista de aterrizaje del yate, en
el que partirán los invitados para regresar a sus propios países. Cuando la
nave se eleva, permanece unos minutos suspendida, mientras ve que el yate se pierde
en el horizonte. Ya tendrán oportunidad de volver a viajar en el singular
barco.</span><o:p></o:p></p><h1 style="text-align: center;"><span style="font-size: medium;">FIN</span><o:p></o:p></h1><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">
</span></p><p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">Julio 25 de 2019 / Playas de Rosarito, B.C. / octubre 3 de 2021<o:p></o:p></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6307207826539190148.post-68230874669932710892021-09-15T12:04:00.001-06:002021-09-15T12:04:37.722-06:00Clamor de justicia<p> </p><p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-size: medium;">CLAMOR DE JUSTICIA<o:p></o:p></span></b></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><o:p><span style="font-size: medium;"> </span></o:p><span style="font-size: large;">El pueblo se
encuentra dolorido,</span></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><span style="font-size: medium;">tanta injusticia
que a su puerta toca,<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><span style="font-size: medium;">saca de su pecho
un alarido,<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><span style="font-size: medium;">grito de auxilio
que justicia invoca.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><o:p><span style="font-size: medium;"> </span></o:p></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><span style="font-size: medium;">Ver cómo el
patrimonio es reducido,<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><span style="font-size: medium;">la angustia de
sentirse desempleado,<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><span style="font-size: medium;">contemplar al
político complacido<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><span style="font-size: medium;">y su riqueza
mostrar con desenfado.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><o:p><span style="font-size: medium;"> </span></o:p></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><span style="font-size: medium;">Vemos brotes de
violencia aislados,<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><span style="font-size: medium;">¡es por
desesperación, es por hastío!,<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><span style="font-size: medium;">es por ver esos
cuerpos mutilados<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><span style="font-size: medium;">y ese clamor que
grita en el vacío.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><o:p><span style="font-size: medium;"> </span></o:p></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><span style="font-size: medium;">México amado,
patria mía mancillada,<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><span style="font-size: medium;">no mereces el
gobierno que te damos,<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><span style="font-size: medium;">acaso no mereces
esta gente tan callada,<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><span style="font-size: medium;">¡luchemos por la
vida que deseamos!<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><o:p><span style="font-size: medium;"> </span></o:p></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><span style="font-size: medium;">El clarín del país
toca silencio,<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><span style="font-size: medium;">silencio por las
vidas que ha costado<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><span style="font-size: medium;">silencio por las
viudas, ¡toca recio!,<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><span style="font-size: medium;">silencio por el
huérfano postrado.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><o:p><span style="font-size: medium;"> </span></o:p></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><span style="font-size: medium;">Hay que
reconstruir nuestra tierra<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><span style="font-size: medium;">dar la mano al
hermano, levantarlo,<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><span style="font-size: medium;">cerrar esa fosa
mortal que nos aterra,<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><span style="font-size: medium;">¡juntos podemos,
vamos a intentarlo!<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><o:p><span style="font-size: medium;"> </span></o:p></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><o:p><span style="font-size: medium;"> </span></o:p><b>Sergio A. Amaya Santamaría</b></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;">Julio 4 de 2011<o:p></o:p></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;">Ciudad Juárez,
Chih.<o:p></o:p></p>
<p align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;"><o:p> </o:p></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6307207826539190148.post-28007088422520251582020-07-21T11:36:00.012-06:002021-10-28T17:11:08.240-06:00La cristiada<span style="font-size: medium;"><br />
</span><h1 style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif"><span style="font-size: large;">La Cristiada<span style="mso-tab-count: 1;"> </span></span><span style="font-size: medium;"><o:p></o:p></span></span></span></i></h1>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: medium;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> Un grupo de campesinos
platicaba, como todas las tardes y hasta el anochecer, de sus diarios
aconteceres y de algunos problemas que eran comunes a los pobladores del rancho.
Que si la sequía ya se prolongaba demasiado. Que si la lluvia era mucha, o poca
o a destiempo. Que el agua del jagüey ya casi se agotaba. En fin, problemas
comunes que a todos preocupaban; la actividad del pueblo era la agricultura de
temporal; unos pocos, además, tenían algún hato de cabras; algunos burros y los
bueyes necesarios para trabajar las tierras.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> Corría el año de 1926,
principios del mes de mayo; apenas tenía dos años en el poder y Plutarco Elías
Calles, alias El Turco, hizo una modificación al Artículo 130 de la
Constitución expedida en 1917; mediante tal modificación, limitaba las
manifestaciones religiosas con el fin de contar con instrumentos más precisos
para ejercer los controles que la Constitución determinaba. Esto tenía muy
molesto al clero nacional y a los fieles, quienes sumaban esta preocupación a
sus diarias tareas.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –Pos cómo la ven,
quesque El Turco quere que los padrecitos ya no digan misa ─dijo Dámaso
Barraza, un hombre de respeto en el rancho.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –Pos yo no sé qué
haiga molestao al hombre, pos si ellos no queren ir a Misa, pos ellos se lo
pierden ─repuso Natividad Rojas.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –Asina mesmamente lo
miramos nosotros, pero el gobierno no ─expresó Tereso Martínez.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –Pos por ai cuentan
que alguna gente de Guadalajara empieza a hablar de problemas mayores ─dijo
otro vecino.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –Pos esperemos al
domingo ─habló Dámaso─, cuando venga el padrecito a decirnos la Misa, veremos
que noticias trai.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> Con esas
preocupaciones, los hombres se empezaron a retirar en cuanto la noche caía, ya las mujeres tendrían lista la cena con tortillas calientes y unos
buenos frijoles con chile y, desde luego, un buen jarro de café de la olla.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> Esta era la vida en
esos ranchos perdidos en el llano o las colinas; vidas alejadas del ruido de
las grandes ciudades. Dedicados a traba-jar y sostener a sus familias; siempre
en espera de la Divina Provi-dencia; los gobiernos solo acudían a ellos en
tiempo de elecciones, en busca del voto de gente que no sabía leer, hacían una cruz donde el sonriente visitante les dijera. Esa era la “democracia” que
les dejó la Revolución a cambio de las vidas de padres, hermanos y conocidos.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="color: #4f81bd;"><o:p><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> </span></o:p></span></b></div>
<h2 style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;">Varios meses después<o:p></o:p></span></span></h2>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: medium;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> El domingo esperado,
el padre Benito viajaba de Rincón de Romos, montado en un caballo alazán que el rancho El
Potrerillo le proporcionaba; llegaba antes de las ocho de la mañana para que le
alcanzara el tiempo, ya que también celebraba en Las Rosas y en Escalerillas. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> El año de 1928 resultaba complicado para la realización de la Eucaristía en las
rancherías alejadas de las ciudades. Debían moverse con cautela; las partidas
militares podían presentarse en cualquier momento; aunque los propios
campesinos pasaban la ubicación de los soldados dos o tres veces por día.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> La mañana era luminosa
y fresca por ser temprano; abejorros y mariposas revolotean sobre las plantas
en floración y al paso del borrico se percibía un aroma fresco y agradable; el
viento sopla en breves ráfagas y forma remolinos de polvo. Al alcanzar una
cuesta de la loma, miró el rancho tendido en el llano. Columnas de humo salen
de las casas; las mujeres estan echando las tortillas para el almuerzo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> Ya lo esperaba el
rancho entero; todos preocupados por las noticias que los arrieros les llevaban.
Apresurado como siempre, el padre Benito entró a la sacristía y se revistió; la
capilla estaba preparada desde temprano.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> Sentados en el suelo por falta de bancas, las
mujeres de un lado y los hombres del otro miraban la espalda del sacerdote, que
en palabras e idioma incomprendido por todos, realizaba la celebración. En el
momento oportuno, el padre Benito subió al púlpito y dirigió una mirada a su
asistencia, poco más de cincuenta hombres y otras tantas mujeres con niños y
sintió una honda tristeza al pensar que esas buenas personas se pudieran ver
envueltas en problemas que atacaban sus creencias. Se aclaró la garganta y se
dispuso a decir su sermón.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: medium;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;">–Hijos míos, que Nuestro Señor ha puesto en mis
imperfectas manos para guiaros en el camino de la fe. La Palabra que Cristo
Jesús nos ha enviado en este día, como de forma providencial, nos habla de la
obligación de <o:p></o:p></span></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;">"…dar a Dios lo que es de Dios y dar al César
lo que sea del César"<o:p></o:p></span></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;">
<span style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"><span style="font-style: italic; mso-spacerun: yes;"> </span><i>Desde
luego que esta es Palabra de Dios y debe ser respetada, pero hay hombres
malvados que pretenden arrebatarnos la fe y la oportunidad de ser guiados en
ella por los sacerdotes consagrados a esa importante labor. Desde el anterior
gobernante, Álvaro Obregón emitió una Ley que limita las actividades de los
sacerdotes; inclusive se piensa en suprimir la participación de las iglesias en
la vida pública. Por si esto no fuera suficiente y dadas algunas de las
características de dicha Ley, en algunos Estados se quiere obligar a que los
sacerdotes sean casados y se prohíbe la existencia de las comunidades
religiosas, sin tomar en cuenta la labor humanitaria que dichas comunidades
realizan, limitan el culto religioso a las iglesias y prohíben el uso
de los hábitos fuera de los recintos religiosos… ─</i>El sacerdote hizo un
prolongado silencio, observa a su grey y el efecto que sus palabras han causado. Los asistentes al servicio se miran unos a otros y se cruzan algunas palabras en voz baja… El sacerdote continuó<i>─: Pero hubo aun casos de
mayor gravedad, con el asunto en Tabasco, donde el Gobernador Tomás Garrido
Canabal, decretó normas que iban más lejos, lo que obliga a que los sacerdotes
sean casados para poder oficiar en los templos. El gobierno de Chihuahua
pretende limitar a un mínimo el número de sacerdotes. El nuevo Gobierno, que
encabeza el general Calles, endurece la Ley, por tales motivos,
nuestros Obispos han llamado a la resistencia civil: No comprar gasolina, no
adquirir productos elaborados por empresas del gobierno, no comprar billetes de
lotería. Si todos aceptamos realizar esas acciones, podemos causarle serios
problemas económicos al gobierno, a fin de obligarlo a dar marcha atrás…”<o:p></o:p></i></span></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 0.3in; text-align: justify;">
<span style="font-size: medium;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> Una voz se escuchó en
el recinto, lo que hizo que todos voltearan para tratar de saber de dónde
provenía.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –Con el perdón de
asté, padrecito, pero nosotros no mercamos la dicha <i style="mso-bidi-font-style: normal;">gasolín; </i>pos nuestros bueyes solo comen pastura y, pos tampoco
mercamos mucho, pos semos probes, comemos lo que nos da nuestro Padre Dios en
el campo y unos cuantos trapos de manta pa hacernos calzones y camisas. Ya ni
se diga la mentada lotería, pos quen sabe que será eso…<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –Tienes razón,
Melquiades –dijo el sacerdote luego de escucharlo–, ustedes mismos poco podrán
hacer en ese sentido, más bien va dirigido a quienes viven en las ciudades. No
obstante, deberán estar pendientes por si las cosas empeoraran; por
ahora no puedo decirles más<span style="color: red;">. <o:p></o:p></span></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> Cuando terminó el servicio
religioso, el padre Benito fue conducido a la casa donde ese día le ofrecerían
el desayuno; obligación que pasaba de casa en casa para que todos pudieran
dar su hospitalidad al sacerdote. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> En la casa que fue
recibido, rodeado por los familiares y vecinos, amplió sus explicaciones acerca
de lo que ocurría, que hizo crecer la inquietud de los pacíficos vecinos, que siempre
se habían mostrado dóciles con los gobiernos posteriores a la Revolución, con
todo y no saber quién peleaba contra quién y qué buscaban, en los ranchos
alejados sólo llegaban las partidas a robar ganado, caballos y gallinas, además de las inquietantes levas que todos los bandos realizaban para aumentar sus
fuerzas.<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-size: medium;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif"><div style="text-align: justify;"><br /></div></span>
</span><h2 style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;">Antecedentes<o:p></o:p></span></span></h2>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: medium;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> Luego de la sangría
dejada por las luchas revolucionarias, las rancherías empezaron a recuperarse.
A voltear las tierras para nuevas siembras, a contratar brazos que hicieran el
trabajo de tantos hombres perdidos en las luchas enfrentadas. Familias enteras
se empezaban a recomponer. Mujeres viudas arribaban a las rancherías, llevaban consigo a los huérfanos de la Revolución.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> Más de una se unió a
hombres solos que requerían la asistencia de mujeres y niños que ayudaran en la
reconstrucción. No fue fácil levantar lo destruido por la guerra; con paciencia
y tesón lo lograban. Miraban con temor y desconfianza a los diferentes
gobiernos que se formaron en esos pocos años. Hasta 1917, cuando
Carranza encabezó la promulgación de la Constitución; que aunque contenía artículos
antirreligiosos, no fueron ejercidos de forma abierta. Fue hasta después de
1920 con la ascensión a la Presidencia de Álvaro Obregón, cuando se a endurecieron las relaciones Estado-Iglesia.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: medium;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif"> En 1924, Plutarco
Elías Calles llega a la Presidencia y en 1926 aplica las Leyes contenidas en la
Constitución del ’17. Dan comienzo las protestas del Episcopado que no son
escuchadas por el Gobierno. Se forma la Liga para la Defensa de la Libertad de
Cultos, formada por grupos extremistas, que empiezan a inquietar </span></span>a los creyentes mexicanos: primero en
las ciudades y luego en el campo. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;"> En enero de 1927
empieza el acopio de armas, se levantan voces de sacerdotes inconformes con la
pasividad mostrada por el Episcopado y empiezan algunos levantamientos; como el
encabezado por el sacerdote Aristeo Pedroza, que se pone al frente de un
contingente en los Altos de Jalisco, también en la zona de Tequila, Jalisco
se levanta el padre Toribio Romo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> Con estos antecedentes
se levantaron los Estados del Centro del país: Guanajuato, Michoacán,
parte de Querétaro. Jalisco en la parte centro y sur, Zacatecas, Colima y
Nayarit. El norte, tal vez influenciado por su cercanía con los Estados Unidos
y su fuerte economía, no respondió al llamado. El sur de México, sumido en su
eterna pobreza, tenía más necesidad de ayuda, que recursos para luchar contra el
gobierno.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: medium;"><span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif"> En junio de 1926 se
publica la llamada “Ley Calles” que penaliza ejercer actos de culto sin ser de
nacionalidad mexicana, enseñar religión en la escuela primaria, incluso que en las escuelas particulares un ministro de culto abra escuela o enseñe en ella, establecer escuelas primarias particulares no sujetas a vigilancia oficial, comentarios de asuntos políticos hechos por prensa religiosa, realizar actos
religiosos fuera de los templos, usar sotana o hábito religioso </span><span face="Arial, Helvetica, sans-serif">f</span></span><span>uera de los templos,</span><span> entre otros</span><span>.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></div>
<h2 style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;">Rancho El Potrerillo<o:p></o:p></span></span></h2>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: medium;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> El Padre Benito
Martínez llegó a El Potrerillo un sábado, montado en el caballo alazán prestado por un vecino de la parroquia de Rincón de Romos. Arribó ya cuando pardeaba la tarde. Como siempre, en el centro del rancho debajo de un mezquite, se
encontraban los hombres del pueblo que al ver llegar al sacerdote se
levantaron y fueron a su encuentro. Alguien tomó del ronzal al caballo en
tanto el sacerdote desmontaba. Iba vestido en forma común, no llevaba la
sotana. Luego de beber un buen trago de agua de un bule que le acercaron, el cura les dijo la razón de su visita.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –Hijos míos, como
pueden ver, ahora no vengo vestido como sacerdote, las Leyes nos lo tienen
prohibido y si nos sorprenden vestidos con sotana fuera del templo nos llevan
a la cárcel.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –La razón de mi
visita –dijo ante la expectativa de sus oyentes–, es que está próximo el cierre
de todas las iglesias y capillas, esto lo ha decidido el Episcopado como
protesta ente el endurecimiento de las leyes anticlericales. Desde luego que no
todos los sacerdotes estamos de acuerdo, en la Ciudad de México ya se ha
formado una Liga de creyentes que se oponen a dichas leyes. Me doy cuenta de que
ustedes son gente pacífica, pero ante todo, son fieles seguidores de Nuestro
Señor Jesucristo y estarán dispuestos a defender su fe y su derecho a
expresarla. ¿Estoy en lo cierto?<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –Pos desde luego que
sí, padrecito –respondieron casi a una sola voz–, ¡naiden nos puede impedir que
créamos en Nuestro Señor! ¡No, mesmamente que no! Faltaba más…<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –Muy bien, si están
dispuestos a defender la causa de Jesucristo, no pondrán reparo en acompañarme
a los ranchos en donde celebro cada domingo. Nos iremos mañana, antes de que
salga el sol, solo vendrán los hombres más fuertes; los muchachos, los viejos y
las mujeres se queden a cuidar y levantar las cosechas. Traigan las armas que
tengan, pistolas, carabinas, parque, lo que tengan. Iremos a Las Rosas y
Escalerillas. En alguna parte nos podemos hacer de caballos y de armas; ya que
seamos un buen número, trataremos de sorprender a los soldados de Rincón de
Romos; ya tenemos hablados a pobladores de ese lugar. También habrá que
cuidarse de algunos hacendados ricos, a los que les dieron tierras luego de la
Revolución, ellos están de parte del Gobierno. Pidan a las mujeres que les
hagan buenos itacates, sólo Dios sabe dónde podremos obtener comida. Llenen sus
bules de agua, la caminata será larga. Por esta noche les pido me hagan la
caridad de un taco para cenar y un lugar dónde poder dormir; ¡ah! y que atiendan
al caballo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –No se dispriocupe,
padrecito, en mi humilde casa puede cenar con nosotros; onque solo sean
frijolitos con chile y café de la olla y del caballo, yo mesmo me encargo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> Todos, convencidos de
las palabras del cura, se retiraron a sus jacales, comentaban entre
ellos lo que podrían llevar, animados ante la posibilidad de defender su
religión.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –Esto ha de ser culpa
de los mentaos masones –dijo alguno─.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –O de los mesmos
gringos, que son protestantes. No, si les digo, estos endinos siempre están
listos pa echarse encima de nosotros. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –¡Faltaba más!, –dijo
otro.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –Pos yo voy a buscar a
mi compadre Dámaso –dijo uno–, ya debe de haber llegao, pos se jue al potrero a
buscar a sus bueyes.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> El grupo
se adelgazaba, en la medida que llegaban a sus casas. El último fue
el compadre de Dámaso, ya que éste vivía en las orillas del rancho.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –Buenas noches,
compadre –saludó al llegar a la puerta de la casa–, pos le traigo noticias.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –Pos usté dirá,
compadre, pero pásele pa dentro, pa que se tome un jarro de café. Mira vieja –dijo a su esposa que se encontraba de espaldas, hincada ante el fogón–, es el
compadre, anda, sírvenos un cafecito pa palabriar a gusto.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –Pos mire compadre –empezó a contarle–, hace unas horas llegó al rancho el Padre Benito… (le relata
lo dicho por el sacerdote) Mañana, antes del amanecer nos juntaremos en el
mezquite pa irnos con el padrecito, debemos llevar cualquier arma que téngamos, llevar agua y comida, pos vamos a caminar hasta Escalerillas y luego pal Rincón
de Romos.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –Pos no se hable más,
compadre, yo no tengo más que mi escopeta güilotera, pero me la llevaré, onque
sea pa’cer ruido. Nos vemos pronto. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: medium;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> A las cuatro de la mañana
ya había algunos vecinos calentándose en una fogata. Poco a poco se acercaban otros, como fantasmas salidos de las sombras, gente que portaba
escopetas, machetes y hasta aperos de labranza. El Padre Benito llegó al grupo
a las cinco de la mañana, llevaba el caballo por el ronzal, ya para entonces
se habían juntado todos los hombres disponibles, unos cuarenta, envueltos en
sus sarapes y con los sombreros bien calados.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –Pos ya estamos todos,
Padrecito –dijo Dámaso Barraza, que parecía comandar el grupo─.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –Muy bien hijos –dijo
el sacerdote, extrayendo del morral una estola bendita. Se quitó el sombrero y
el sarape y se colocó la estola–. Ya que no podemos celebrar la Santa Misa,
pongámonos de rodillas, demos gracias a Dios y pidamos la bendición y guía de
Jesucristo y el Espíritu Santo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> Todos se quitaron los
sombreros y se pusieron de rodillas; en tanto el sacerdote leía algunas
oraciones en latín, incomprensible para los hombres. Al terminar la lectura,
impartió la bendición a todos, se santiguaron y se pusieron de pie. Sin montar
en el caballo, el sacerdote abrió la marcha, enseguida iba Dámaso y detrás de
ellos el resto de los campesinos.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –¿Hay alguna noticia
de los militares? –preguntó el sacerdote.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –Parece que andan
retiraos –dijo Dámaso–, los muchachos no han reportado nada. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> Natividad Rojas y
Tereso Martínez, buenos amigos de Dámaso, caminaban detrás de él, como
cuidándole la espalda. Platicaban entre ellos.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –Pos cómo ves, Nati –decía Tereso–, yo no sé en qué vaya a parar esto, pero si nos pidieron que
lleváramos armas, es que va’ber pleito. Yo espero que no nos encuéntrenos a los
de la Partida, pos si nos echan bala, nos acaban.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> Al salir el sol, el
grupo de hombres había recorrido unos cuatro kilómetros, el señor cura ordenó
descansar y se formaron grupos que hicieron lumbre para calentar los tacos mandados
por sus mujeres, al padre Martínez le habían preparado uno, pero esa era
una comida igual para todos. El Padre Benito hizo la oración de Gracias, les comentó que estaban como los primeros cristianos, que comían todos de los mismos alimentos comunales, como sucedía ahora. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> Luego de almorzar,
algunos se echaron a dormir un poco y otros rodearon al sacerdote y a Dámaso,
para enterarse de lo que irían a hacer.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –Ahora verán –les
dijo el sacerdote–,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>el día de ayer, Luis
Román prohibió el paso de la Santa Cruz por las calles de Rincón de Romos, pero
el señor cura Richkarday siguió con la celebración de las fiestas del Señor de las
Angustias; pero tiene miedo de que lo vayan a matar y parece que se va a ir a
otra parte. Todo esto lo hemos visto algunos curas, pero no nos dejan
ni acercar al templo; si se va el párroco, se dice que dejarán dos
encargados, tal vez sean don Nicho Vázquez y don Apolonio Muñoz y si pasa lo que
se rumora que sucederá, ellos tendrán que cerrar la iglesia.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –Pero eso no es justo –dijo alguien–, nosotros tenemos el derecho de poder entrar a la iglesia y<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>si no lo podemos hacer, ¿onde vamos a ir?<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –Tienes razón, hijo –respondió el sacerdote–, yo les recomiendo hacer oración en sus casas, rezar el
Santo Rosario y pedirle a Dios que pronto termine este conflicto. Pero bueno,
basta de plática; tenemos que caminar para llegar a Las Rosas a buena
hora, hablar con los hombre y seguir a Escalerillas.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> La columna se puso
otra vez en movimiento, el caminar era lento y por delante se habían enviado
exploradores, para estar seguros de que no se encontrarían con la Partida
Militar; por lo que, de tanto en tanto, tenían que detenerse a esperar el aviso
de los exploradores. Como buenos conocedores del monte; seguían a
Dámaso, caminaban fuera de la vereda real, con el fin de minimizar algún
encuentro inconveniente.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> Cuando se encontraban
con alguna pequeña ranchería, el sacerdote explicaba a los moradores la razón
de su marcha, algunos se sumaron a la columna y ésta se estiró un poco, lo que no encontraron fueron caballos, eran familias pobres, campesinos
de temporal, que mal sacaban para su autoconsumo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> Ya con el sol alto, se
detuvieron en la cima de una loma a descansar, beber algo de agua y comer lo
que llevaran. Todavía deberían atravesar un llano extenso y al pie de una
serranía que azulaba en la lejanía, se encontraba el rancho Las Rosas. El Padre
Benito pensaba que era el recorrido que hacía cada domingo cuando llevaba la Palabra
de Dios a esa pobre gente, tan alejada de la ciudad, claro que montado en el
caballo, que tenía buen paso, llegaba a medio día, celebraba la Santa Misa, comía
un taco y seguía adelante para llegar a Escalerillas a media tarde. El Oficio
era en las primeras horas de la noche, al terminar lo invitaban a cenar y a
dormir en alguna casa.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: medium;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 6pt; text-align: justify;"><b><span style="font-size: large;">Rancho Las Rosas</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: medium;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> La columna se puso en
movimiento, al bajar la loma se encontraron en un llano reseco y duro, donde
solo crecían huizaches y nopales raquíticos. Aun para los hombres del campo acostumbraos a caminar, el día había sido fatigoso; el caballo del padre Benito
iba cansado, por la tarde llegaron a Las Rosas, como desde temprano alguien los había
visto, el rancho ya los esperaba; temerosos de que llevaran malas noticias, lo
que pudieron confirmar en cuanto el sacerdote les relató los acontecimientos.
Al conocer la noticia, uno de ellos le relató al padre Benito la noticia
llegada hacía unos cuanto días, por medio de un arriero que venía de Zacatecas.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –Pos asegún cuenta el
arriero –empezó el relato–, un don Pedro Quintanar llegó a Valparaíso, onde ya
estaban aprevenidos un Aurelio Acevedo y sus amigos. Se realizó una
movilización en Peñitas y Peñas Blancas y hace unos días se enfrentaron a los
Federales, ganó el Quintana y todos gritaron triunfantes: ¡Viva Cristo Rey!<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> –Bueno, eso les
confirma lo que yo les digo –repuso Benito–, ahora vamos rumbo a Escalerillas,
si contamos con ustedes y con ellos, ya tenemos manera de intentar tomar el
cuartel de los Federales en Rincón de Romos. No tenemos más armas que las que
ustedes mismos tengan en sus casas, pero tenemos la protección de Nuestro Señor
Jesucristo que verá que pelamos por su causa. Yo propongo que para
identificarnos, peguen en sus sombreros una imagen de Nuestro Señor o de la
Virgen de Guadalupe y seremos los Cristeros.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> Todos los reunidos
gritaron ¡vivas! Y lanzaron sus sombreros al aire; estaban jubilosos y con
deseos de recuperar su libertad de creencias. Esa noche fue de poco dormir, los
habitantes de Las Rosas preparaban sus bultos y limpiaban sus escopetas, los
que la tenían. Unos pocos poseían pistolas 38 súper y algo de parque. Uno de
los afortunados que tenía dos pistolas, le dio una a Dámaso Barraza; a quien
desde entonces le decían “Coronel”, y fue el encargado de dirigirlos, ya que
era un viejo conocido en la región.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: large; mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p><span face="Arial, Helvetica, sans-serif"> </span></o:p></span><b style="font-size: large;"><span style="color: #4f81bd;"><o:p><span face="Arial, Helvetica, sans-serif"> </span></o:p></span></b></div>
<h2 style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif"><span style="font-size: large;">Escalerillas</span><span style="font-size: medium;"><o:p></o:p></span></span></span></h2>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: medium;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> El rancho Escalerillas
no estaba muy retirado de Las Rosas, por lo que antes de anochecer ya se
encontraban reunidos con sus pocos habitantes. Todos estuvieron de acuerdo, por
lo que se pusieron en movimiento esa misma tarde, para intentar llegar de
madrugada y sorprender a los soldados. Fatigados pero ansiosos de entrar en
acción llegaron a Rincón de Romos cerca de las cuatro de la madrugada.
Encabezados por Dámaso, los que llevaban pistolas y escopetas, se situaron por
delante, el resto venía comandado por el Padre Benito. Los guardias del
cuartelillo dormían a pierna suelta, por lo que los asaltantes no tuvieron
ningún problema en someterlos; les quitaron las armas y los ataron y
amordazaron, encerrándolos en un cuarto, dejaron a dos hombres de vigilancia.
Luego avanzaron a los dormitorios, no eran más de veinticinco soldados y dos tenientes, quienes fueron sorprendidos
cuando abrieron la puerta de golpe. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> Cuando al fin se
dieron cuenta de lo que ocurría, ya estaban sometidos; sin pantalones fueron
formados en el patio del cuartelillo, en tanto que los hombres del Padre Benito
se apoderaban de los caballos, de pastura y de sillas de montar, albardones
reglamentarios, pero servirían. Otro grupo de hombres encabezados por Natividad
Rojas y Tereso Martínez, penetraron en la armería, llevándose todas las armas y
el parque en un remolque jalado por mulas. Cuando salió el sol, los vecinos se
sorprendieron de no haber escuchado el toque de Diana de todos los días. Los
policías del pueblo, no más de seis, se unieron a los cristeros, llevándose sus
armas de cargo y su respectivo parque.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> Así fue el inicio de
la Cristiada en Aguascalientes. Algunos habitantes del Rincón se les unieron, así como otros, venidos de los ranchos cercanos, algunos del Estado de
Zacatecas. Llegaban con caballos y armas, lograron reunir un buen contingente.
Se les conoció como la gente del padre Benito y tuvieron la oportunidad de participar
en batallas formales, en alguna oportunidad a las órdenes del general
Enrique Gorostieta, comandante en jefe de los cristeros.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: medium;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> Pasaron los tiempos de
guerra, los templos reabrieron sus puertas y todo volvió a una aparente
normalidad, aunque al no ser derogadas las Leyes, siguieron pendientes de
aplicarse en cualquier momento. Hubo muchos muertos; algunos sobrevivientes
volvieron al lado de sus familias, a seguir trabajando la tierra para
sobrevivir, asistían a las misas dominicales, ya no oficiadas por el padre Benito, que no se sabe si fue fusilado en Guadalajara u obligado a
retirarse a algún convento para alejarlo de las venganzas que se cernían sobre
los religiosos participantes, de cualquier forma se guardaba buen recuerdo del
valiente sacerdote.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> Dámaso Barraza,
regresó a su casa y vivió muchos años. Su compadre murió en alguna batalla.
Natividad volvió al rancho; aunque había perdido una pierna, luego de una
herida de bala mal cuidada. Tereso también volvió con una bala en una
pierna, por lo que le quedó una cojera de por vida. Los tres sobrevivientes se
sentaban bajo el mezquite y noche a noche contaban sus historias a los jóvenes, que los escuchaban, unos con atención y otros pensaban que eran “charras”,
como le dicen a las historias fantasiosas.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> Lo cierto es que la
Revolución les dejó el cacicazgo del Grupo Sonora, que lo componían De la
Huerta y Calles, ya era difunto Álvaro Obregón. El turco Calles se erigió en
Jefe Máximo y gobernó tras las cortinas durante varios cuatrienios, hasta la
llegada de Cárdenas, que tuvo la valentía de manarlo al exilio para poder
gobernar con libertad. Modificó la Constitución para tener mandatos
presidenciales de seis años y llevó a cabo la Expropiación Petrolera. También
realizó un enérgico reparto agrario. Deberán pasar muchos años para que la
historia lo juzgue; por lo pronto, los campesinos, supuestos beneficiarios de
estas medidas, no han quedado satisfechos, por la mala calidad de tierras que a
algunos les tocó; miraban como a gente influyente y amigos les dotaron de
buenos terrenos.<o:p></o:p></span></span></div>
<h2 style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;"> </span></o:p></span></h2>
<h2 style="text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;">FIN<o:p></o:p></span></span></h2>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0in; text-align: justify;">
<span style="font-size: medium;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0in; text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;">Sergio A. Amaya Santamaría<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0in; text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;">Agosto 9 de 2017<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0in; text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;">Julio 14 de 2019<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0in; text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: medium;">Puerto Nuevo, Rosarito, B. C.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: medium;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: medium;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: medium;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: medium;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6307207826539190148.post-62514354038864666432020-07-14T18:00:00.003-06:002021-09-15T11:59:42.751-06:00A TRAVÉS DE MI VENTANA<br />
<h1 style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;">A TRAVÉS DE MI VENTANA<o:p></o:p></span></h1>
<div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"> Me Despierto temprano, son las seis de la mañana. Esto es
extraño, no escucho a mi mamá que acostumbra cantar en la cocina en tanto prepara el
desayuno. Tampoco oigo la voz de mi padre que apura a mi hermana para que
desocupe el baño porque se le hace tarde para irse a trabajar. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"> Me levanto, la mañana es fría, estamos en invierno, no debe
tardar la primavera. La calle está en silencio. Me acerco y recorro la cortina.
Nadie camina por la calle, debe ser temprano; el reloj luminoso indica las
seis con cinco minutos… que raro. Tal vez mi hermana haya prendido la televisión, se escuchan las
voces de los conductores en sonido de tono bajo… de pronto suben el
volumen, escucho claro: <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"><i>«Por disposiciones de la
Secretaría de Educación Pública se suspenden las clases en niveles de Primaria
y Secundaria, las autoridades de salud se encuentran evaluando las
posibilidades de que se esté presentando una epidemia de Coronavirus, similar a
la que está ocurriendo en Europa, llevada a Italia por unos viajeros que habían
estado en China».<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"><i>«La ciudad de México ha recibido
muchas visitas a los hospitales; hasta el momento hay veintisiete casos
confirmados»</i><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"> Volví a mi cama, no a dormir, sino a esperar a que despertaran mis padres y hermana. Me puse a hojear un libro de la escuela, con
su portada de colores y la mujer morena con la bandera patria. Pasé las hojas
una a una, sin mirarlas; sin comprender esa soledad extraña para mí. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"> El sol empezó a filtrarse en tímidos y opacos brillos en
tanto la casa se llenaba</span><span style="font-size: x-large;"> de ruidos. El correr de agua, sonido que salía de las
paredes del baño; aun en piyama salí de mi cuarto y me fui a la cocina en
busca de mamá que entonaba casi en murmullos “<i>Somos novios</i>”, no recordaba el
nombre del autor, pero mi madre acostumbraba a cantarla con frecuencia.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"> ─Buenos días, mami, ¿se te hizo tarde?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"> ─No, mi amor, me regalé unos minutos de flojera, como no hay
clases, me dio pena despertarte.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"> ─Mmm… ─murmuré en tanto tomaba un plátano y empecé a
pelarlo─.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"> Regresé a la estancia en tanto comía el dulce fruto. Me
acerqué a la ventana y contemplé esa calle, triste tal vez, porque le hacían
falta las carreras y risas de los chamacos que íbamos rumbo a la escuela. La
sentí tan solitaria como empezaba a estar mi alma. Escuché que mi hermana pasó
a la cocina sin dirigirme la palabra.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"> Cuando mi padre llegó a la cocina, mamá me llamó:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"> ─Pablito, vente a desayunar, amor, ya papá está sentado.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"> De inmediato llegué a ocupar mi lugar, saludé a mi papá e
hice un gesto a mi hermana, que me enseñó la lengua. Solo sonreí.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"> ─Empieza el encierro, hijos, yo me voy a trabajar, pero les
pido que se porten bien, no den molestias a su mamá. Hagan sus tareas, estudien
un poco, jueguen y entiendan que no pueden salir a la calle. La amenaza de la
enfermedad es seria, traten de llevar el encierro de la mejor manera. Procuraré
venir a comer temprano.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"> Han pasado las semanas y la amenaza creció. Una semana antes
de las vacaciones de Semana Santa, luego de unos días en la escuela, volvieron
a suspender las clases; esta vez sería durante un mes. Apenas ha transcurrido
la primera semana y me parece que llevo toda la vida entre estas paredes. No
puedo usar mi teléfono para chatear con mis amigos, por falta de pago tengo
suspendido el servicio; mi padre es taxista y ha bajado el número de viajes,
poca gente camina por las calles; el dinero escasea y mi padre no ha podido
comprar tiempo aire, mi mundo se redujo a lo que puedo alcanzar a ver desde mi
ventana. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"> Por las mañanas, cuando alumbra el sol, nos sentamos cerca
de las dos ventanas que ven a la calle y mi madre nos lee algún libro y los
tres nos asoleamos unos minutos. Cerré los ojos para concentrarme en la lectura
de mi madre.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"> <i>De pronto siento que me despiertan con brusquedad; abro los
ojos alarmado y casi me desmayo. ¡No estoy en mi casa!, es un cuarto diferente,
con una sola ventana y el techo es de tejas. Una mujer que no es mi mamá me
dice que debemos irnos, no entiendo qué pasa; me levanto del banco en que estoy
sentado y miro mi ropa, diferente a la mía, esta es de manta: un calzón y una
camisa blancos. Colgado junto a la puerta está lo que supongo es mi sombrero,
de palma y muy usado. Me lo pongo en tanto mi madre me arrastra hacia afuera.
La calle es de tierra y otras mujeres cargan bultos y corren seguidas por sus
chamacos. Entre jadeos por la carrera, pregunto a mi madre:</i><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"><i><br /></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"> <i>─¿Que pasa amá, que nos salimos pa’fuera a la carrera?<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"><i><br /></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"><i> ─Pos dicen que la peste ha llegao, que nos váyamos pal
monte, tu tata nos buscará…<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"><i><br /></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"><i> Cuando llegamos al jacal de mi tata grande, el viejo salió a
la carrera al escuchar los gritos de la gente que corría.<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"><i><br /></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"><i> ─!Ave María Purísima! ¿Pos qué te pasa Consuelo? ¿Qué ha
pasao que vienes jalando al ñeto y a la carrera?</i><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"> <i> Pasados unos días vi que mi tata grande se puso malo, le
dieron las calenturas, como tercianas, pero tenía la tos muy juerte… hasta que
se nos jue, lo envolvieron en un petate y entre mis tatas lo enterraron atrás
del jacal… Aluego se jué la mama grande, de igual manera, a tose y tose y los
calenturones. Mi mama nos puso unos chiquiadores de manteca y yerba santa y nos
pusimos los escapularios y nos juimos los tres pal monte; jallamos una cueva y
nos metimos pa dentro. Pasaron muchos días; mi tata salía con su jonda y regresaba
con un conejo o liebre y algunas yerbas pa que mi mama las cociera y eso
estuvimos comiendo… Mi tata empezó a toser y con calentura, pero no dejaba de
salir pa buscar qué comer, yo miraba como se iba secando hasta que un día ya no
regresó, se hizo de noche y nos dormimos sin comer, al amanecer, mi mama y yo
nos juimos a buscarlo; lo jallamos entre unos mezquites, medio comido por los
coyotes. Como pudimos yo y mi mama lo cubrimos con piedras pa que no se lo
siguieran comiendo y llore y llore nos juimos mas pa’dentro del monte, lejos de
la gente… solo Dios sabrá de nosotros…</i><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"><i><br /></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"> Sentí que me acariciaban una mejilla y abrí los ojos, miré
los dulces ojos de mi madre y escuché su voz:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"> ─Anda, dormilón, te quedaste dormido mientras leía, no te
quise despertar… Es un poco temprano, pero vamos a la cocina, entre los tres
prepararemos la comida.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"> No sé qué haremos tantos días encerrados, pero nos dicen que
es la forma de cuidarnos a nosotros mismos, a nuestra familia y a los vecinos.
Seguiré leyendo el libro que nos leía mamá, por cierto, se titula “El murmullo
de las abejas”<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: right;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;">Sergio A. Amaya Santamaría<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: right;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;">4 de abril de 2020<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: right;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;">Playas de Rosarito, B. C.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: right;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;">México<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6307207826539190148.post-67997090134352097752020-07-14T17:39:00.002-06:002021-06-16T06:58:52.025-06:00LA PANDEMIA DEL '18<br />
<h1 style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;">La pandemia del ‘18<o:p></o:p></span></h1>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"> Es un jueves por la tarde en el poblado El crucero; ha
terminado el rezo del rosario y las beatas, sentadas en el suelo ante la falta
de bancas, embozadas con sus rebozos, miran con ojos temerosos hacia la
dolorosa imagen de la Virgen de la Piedad; sus azules ojos de vidrio parecen
llorar. Don Emilio, el párroco y su monaguillo, trajinan en el presbiterio, preparan la Hora Santa; ambos llevan las boca y nariz </span><span style="font-size: x-large;">cubiertas</span><span style="font-size: x-large;"> </span><span style="font-size: x-large;">con paños morados. Las
mujeres, de forma mecánica, rezan sus jaculatorias.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-large;"> Es el mes de mayo de 1918 y todos temen a lo que de manera
coloquial llaman “la influencia disque española"; en los alrededores del
poblado se habla de varios muertos, el último es Rosendo, el chivero de don
Lucas, parece que lo hallaron muerto en su jacal. Ya las campanas llaman a
difunto, el sonido gordo de la campana mayor parece aplastar el viento que baja
del cerro del Garambullo y de ese mismo rumbo vienen tres hombres que fueron a
buscar el cuerpo del difunto.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-large;"> Al Chendo lo envolvieron en su petate y lo echaron de través
en el lomo de un borrico. El perro chivero de Rosendo camina triste a la sombra de su amo, así lo seguiría hasta la tumba, esperará hasta que vuelva.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-large;"> El viento llevaba los aromas del campo, polvo y yerba de
distintos olores. Pero la gente temía que también llevara la peste, las
calen-turas y los dolores de cabeza, insoportables y, al final, la muerte mis-ma;
algunos vecinos permanecían en sus casas y ni las ventanas abrí-an, que decir </span><i style="font-size: x-large;">ventanas
</i><span style="font-size: x-large;">es una exageración, los jacales, si acaso, tení-an un diminuto ventanuco.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-large;"> Se empezaron a escuchar murmullos y gente que camina; don
Emi-lio, seguido por un monaguillo que porta una cubeta con agua bendi-ta y un
ramo de flores blancas; detrás de ellos, el turiferario con el incensario y la naveta,
esparcen los dulzones efluvios del incienso; el párroco impide que la
comitiva acceda al templo, teme que se conta-gie la gente que se encuentra en el
interior.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-large;"> Reza unas oraciones de su librito, toma el ramo de
flores y asperja el cuerpo del difunto; enseguida recibe el incensario y sahúma
el cuerpo, como deseando que esos santos olores se lleven también; las últimas
disposiciones de las autoridades, que son en el sentido de cremar los cuerpos de
los fallecidos por la epidemia; ni en el rancho ni en el Municipio hay
crematorios, por lo que en el camposanto se acondicionó un espacio donde no
puedan acercarse los deudos y en grandes hogueras se queman los cuerpos, lo que hace recordar los Autos de Fe de la antigüedad.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-large;"> Como los huesos no se queman fácil, los sepultureros los
medio machacan y las cenizas y unos pocos residuos óseos se entregan a los
deudos en rústicas cajas de madera; los que no pueden pagar la caja, se los
llevan envueltos en lo que pueden para darles una cristiana se-pultura o
conservarlos en el ara doméstica, junto al retrato de la abuela y las imágenes de
sus devociones; una veladora hará las veces del pebetero que les dé la luz
perpetua.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"> </span><span style="font-size: x-large;">─!Castigo de Dios! ¡Arrepintámonos de nuestros pecados! Hagamos penitencia y pidamos perdón al Señor.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-large;"> Don Emilio, que fue designado a ese tranquilo pueblecillo a
ter-minar en calma su labor pastoral de toda su vida, pero el ser humano no sabe lo que encontrará al doblar la esquina. Muy duro se le hace cerrar las puertas
del templo y dejar a esas buenas personas teme-rosas y sin un lugar a dónde orar
para pedir a Dios y a todos los san-tos y vírgenes que detengan la plaga que los diezma a gran veloci-dad. Apenas con sus monaguillos y dos o tres invitados,
el cura oficia una misa diaria por la mañana; por las tardes, en compañía de la
mu-jer que le asiste y el marido de ella, rezan el santo rosario. La Lectio
Divina que a solas realiza, es la fuente de donde saca fuerzas para se-guir en
la labor. Tomadas las debidas precauciones sale a llevar los Santos Óleos a quien les
son menester.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-large;"> De a poco empiezan a llegar brigadas sanitarias para hacer
reco-mendaciones higiénicas a los pobladores que, como muertos que se asoman del
sepulcro, abren el ventanuco de su vivienda para escu-char a esos fuereños
que les dicen que se deben lavar las manos con frecuencia y que no hagan
reuniones. Los que les escuchan piensan «</span><i style="font-size: x-large; mso-bidi-font-style: normal;">que
nos lávenos las manos y con qué agua si tenemos qu’ir a sacarla al río o la
toma pública cuando haiga»</i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-large;"> En cada casa ya falta alguien que la guerra revolucionaria se
llevó. Chamacos que crecieron huérfanos y ahora ven con temor que sus madres o
abuelas están en riesgo, lo que los dejaría solos en la vida.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-large;"> Las noticias vuelan y las malas son mas veloces: </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;">─¡Que el
padrecito Emilio ya está apestao! ─afirma una mujer─ Dicen que ya tiene las calenturas. Ni la
Gertrudis le quiere llevar un taco, pos tiene bien harto miedo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"> A los pocos días, la campana gorda del templo llama a
difunto, es por don Emilio, el santo viejecito que hasta el último día que tuvo
fuerzas cumplió con la promesa que hizo a Dios hace casi sesenta años.
De acuerdo con los ordenamientos, un carromato llegó a levan-tar el cuerpo del
sacerdote, que dejaron a la puerta de su vivienda, envuelto en una cobija
barata; sería llevado al cementerio para ser quemado junto con los fallecidos
esa noche. Si alguien le lloró, lo hizo dentro de su casa, sus huesos y cenizas
terminaron en la fosa común. Rumbo hacia donde sale el sol, se ve el terreno
sembrado de cruces; unas rústicas de madera bruta y algunas de cemento; no
falta la de granito, blanco y pulido. En un rincón sin cruz, solo un letrero
pintado por el sepulturero en una tabla: </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"><br /></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;">“Foza común, donde sentierran los
difuntos muertos”<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;">Sergio A. Amaya
Santamaría<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;">Junio 24 de 2020<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;">Playas de Rosarito, B.
C.<o:p></o:p></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6307207826539190148.post-63907483819246756532020-04-13T12:31:00.010-06:002021-10-08T07:44:33.081-06:00LAS GRUTAS DE LA LIBERTAD CAP. 1<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;"><b><span style="line-height: 150%;"><span style="font-family: arial; font-size: large;"><br /></span></span></b></div><div style="text-align: center;">
<b><span style="line-height: 150%;"><span style="font-family: arial; font-size: large;">Las grutas de la libertad</span></span></b></div><div style="text-align: center;"><b><span style="line-height: 150%;"><span style="font-family: arial; font-size: large;"><br /></span></span></b></div><div style="text-align: center;"><p class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 0in;"><span style="font-size: x-large;">©</span> <span style="font-size: x-small;"><b>C</b><b>opyright</b> DERECHOS RESERVADOS<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 0in;"><span style="font-size: x-small;">Sergio A. Amaya Santamaría<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0in; text-align: right; text-indent: 0in;"><span style="font-size: x-small;">SafeCreative 2103117147427</span><span style="font-size: 16pt;"><o:p></o:p></span></p></div><div style="text-align: justify;"><b><span style="line-height: 150%;"><span style="font-family: arial; font-size: large;"><br /></span></span></b></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="line-height: normal; margin: 0in 0in 0pt 177.25pt; text-align: justify; text-indent: 0in;">
<span style="font-family: arial;"><i><span><span>Sin duda, la
historia de los pueblos se encuentra en la memoria de los viejos; aderezadas
con sus fantasías, pero con un gran contenido de verdad.</span></span></i><i><span></span></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<h1 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;">
</h1>
<h1 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;">
<span style="font-family: arial; font-size: medium;">Inicia la aventura</span></h1><div><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">La mañana era luminosa, la primavera entraba radiante a la
Ciudad de México, el Ing. José Fortuna salía muy satisfecho de las oficinas de
la Comisión Constructora, le acababan de asignar su primer contrato, no
era algo grande, pero era su primera obra y eso era bueno. La obra era una rehabilitación de un sistema
de agua potable de un pequeño poblado de nombre Puruagua, Municipio de
Jerécuaro en el Estado de Guanajuato. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<h3 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">
El Rejalgar</span></h3><div><span style="font-family: arial; font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Al día siguiente de nuestra llegada, acompañados por el Señor Ortiz, don
Lupe, maestro de obra y algunas otras personas, nos fuimos en busca del famoso
manantial llamado “El rejalgar”. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Empezamos a subir la ladera, a media mañana seguíamos un pequeño
camino de herradura; en ocasiones la pendiente era suave, pero en algunos
lugares se hacía mas pronunciada, cruzamos dos pequeñas barrancas, como de seis
metros de profundidad y unos dieciocho a veinte de ancho, el ambiente olía
fresco, limpio y la brisa entre la arboleda era agradable. Grandes pinos y
oyameles dominaban el paisaje, se podía
ver una conducción de agua hecha con tubos de barro; nuestros guías nos comentaron
que esa obra fue realizada en tiempos de la Colonia y era la que llevaba el
agua a la hacienda; en algún lugar se perdía el suministro, tal vez filtrándose
a los mantos inferiores del cerro. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Con el sol en el zenit, llegamos al manantial llamado El Rejalgar, denominado así por ser el nombre que
le daban a una planta que en otras zonas se conoce como “hoja elegante”. Planta
de tallos gruesos y hojas grandes, por lo que en inglés le denominan <i>Elephant's
Ear. </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Nos rodea un ambiente distinto al vivido en otros sitios, cuando las
personas que habíamos subido guardamos silencio o hablábamos en voz baja, como
dentro de un templo, la naturaleza nos envolvía: Era el mítico Edén. Se escuchaba
correr del agua, que manaba, sigiloso, del vientre generoso de la tierra; el viento
entre las ramas de los centenarios árboles nos hacía caricias en los sudados
rostros. Hay enormes pinos; robustos oyameles; alguna variedad de robles de
rojos troncos y brillantes hojas. Una ardilla corretea despreocupada entre los
árboles, luego trepa con asombrosa velocidad al tronco de un pino y se pierde
entre el follaje, aparece poco después en una alta rama, cerca de donde se
encuentra una bellota. El cielo es de un azul extraordinario y breves nubes se
deslizan, como empujadas por el suave dedo de un infante. El afloramiento de agua es pequeño, brota entre algunas rocas; pendiente arriba, hay un gran sembradío de esta decorativa
planta, bajo las cuales fluye el agua que se dispersa colina abajo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Este era el motivo de encontrarme en ese hermoso sitio; no obstante, lo que
conocí en ese pueblo, de boca de los ancianos, fue lo que de ellos aprendí.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<h3 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">
La historia</span></h3><div><span style="font-family: arial; font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Los pueblos pequeños de México y creo de todo el mundo, siempre tienen historias
y leyendas que se van pasando, por tradición oral; de padres a hijos, de una generación
a la siguiente; de edad en edad. Puruagua no podía ser la excepción. Entre mas
antigua es la población, mas posibilidades hay de que se cuenten historias; algunas
de ellas podrían tener una parte de verdad, pero se han aderezado con la
sal y pimienta que le han puesto los cronistas de las diferentes épocas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"> Aunque Puruagua es de origen prehispánico, fue sometida a la Corona de
España por el indígena evangelizador Nicolás San Luís de Montañés, durante el
último cuarto del Siglo XVI y se tiene constancia de que en 1631 pertenecía a
don García del Castillo; tiempo hay de sobra para tejer cualquier cantidad de
historias. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"> En aquellos tiempos las tierras de la hacienda comprendían veinticinco
mil hectáreas. ¿Que son muchas? ¡muchísimas! Recordemos que en tiempos de
la Colonia se otorgaban las encomiendas y estas incluían tierras, pueblos y
habitantes, como es el caso que nos ocupa; en 1530 se entregó a Ruy Sotomayor
el sur de Guanajuato como encomienda, incluía: Acámbaro, Jerécuaro,
Puruagua, Puruagüita, Chupícuaro Puriantzícuaro y otros pueblos mas antiguos;
se estima que había alrededor de dos mil quinientos habitantes, entre
purépechas, otomíes y pames, siendo la mayoría purépechas; al paso de los siglos
esta extensión disminuyó, al grado de que al final del reparto agrario, a
Puruagua le quedaron solo doce hectáreas, mas lo que era la “Casa grande”, que
es lo que en la actualidad podemos admirar. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Es una hermosa construcción de tipo Neoclásico, tal vez producto de las
remodelaciones hechas en el siglo XIX; de amplios corredores y grandes patios.
En ese ambiente, pero en el siglo XVIII, cuando aun la hacienda cuenta con
miles de hectáreas, se desarrolla la historia que me relataron durante muchas
noches de plática amena, con la hospitalaria gente de tan agradable lugar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"> Don Tomás Alvírez, hombre de unos ochenta años, quien había sido caporal
de la hacienda, antes de la expropiación de las tierras, fue uno de los
relatores. Estaba también don Silvestre Benítez, que trabajó como peón hasta
que le aguantaron las fuerzas. Las personas se encontraban sentadas en el suelo
y en las bancas de cemento adosadas al muro del portal, al vernos llegar, se
levantó don Lupe a saludarnos:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Ingeniero Fortuna, buenas noches, quiero que conozca a estas
personas, estos dos hombres, ─señaló a los dos ancianos─ son
importantes en el pueblo y buenos contadores de historias. Como no tenemos nada
qué hacer por las noches, nos juntamos con ellos y nunca falta una historia qué
conocer.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"> —Gracias, don Lupe. Buenas noches, señores, soy el ingeniero José
Fortuna, ya todos saben el por qué de nuestra presencia entre ustedes.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"> —Mucho gusto, ingeniero ─repuso don Tomás─, claro que estamos enteraos,
le agradecemos que venga a trabajar a nuestro pueblo y sepa usté que aquí tiene
buenos amigos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"> —Desde luego que sí ─contestó don Silvestre─, tamos pa'servirle a usté y
si quere escuchar nuestras “charras”, pos no tiene mas que sentarse aquí y
'tonces conocerá lo que's el pueblo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"> —Les agradecemos su invitación y desde luego que nos gustará escuchar sus
recuerdos; estos pueblos viejos siempre tienen historias y leyendas que no
están escritas en ningún libro. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"> Hablamos de una cosa y otra y se llegó en las historias no
escritas, que personas de edad, conservaban en sus memorias y transmitían a sus
descendientes. Relatan los viejos:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">“En aquellos
lejanos tiempos, el propietario era Don Francisco de Urzúa, quien, además de
ser un hombre bastante rico y poderoso, era también un hombre solitario. En ese
tiempo de cuarenta y cinco años. Había quedado viudo a la edad de veintiocho,
cuando su esposa murió al dar a luz a una niña; su primera y única hija, a
quien por temor de que muriese el capellán de la hacienda, el padre José
de Castillejas bautizó con el nombre de Ana María. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Don Francisco no
volvió a casarse, amaba en la hija el recuerdo de la esposa fallecida. El
hombre tenía dos debilidades en la vida: Su hija, a la que cuidaba y rodeaba de
toda clase de comodidades y lujos y el cuidado de su hacienda, la que, por
medio de varios capataces hacía producir, a fin de darle a su hija el nivel de
vida de una reina. Cuando murió la esposa, don Francisco buscó entre la peonada
una mujer que estuviera criando, a fin de que fuese la nodriza de su hija; no aceptó
a cualquier mujer, buscó una que no tuviera mas de veinticinco años y que fuese
primeriza; de esa forma aseguraba que su hija recibiría una lactancia de la
mejor calidad; además, se cercioró de que la joven fuese sana y de buena
presencia; tendría que llevarla a vivir a la hacienda y no quería que diera un
mal aspecto a su lujosa casa. La consideraba poco más que un nuevo mueble. La
nodriza se llamaba Juana Cisneros y el niño recién nacido, había sido bautizado
con el nombre de Serafín; el padre del chiquillo era un peón de nombre Anselmo
Casimiro, aunque él no era importante para los fines de don Francisco, el
hombre se quedaría a trabajar en su propio pueblo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Don Francisco daba cuidado personal a toda su encomienda,
por lo que se pasaba grandes temporadas fuera de su casa, dejaba a su amada
hija al cuidado de Juana Cisneros, la nodriza. Esta india era una mujer más
alta que el promedio, esbelta y de buen cuerpo y bellas facciones; Anselmo, su
marido, estaba enamorado de ella. Juana era hija de un principal de su pueblo don
Tobías Cisneros, hombre muy respetado; por su parte, Anselmo, también era hijo
de un hombre importante, el chamán de esa zona; ambas familias eran de Chupícuaro.
Anselmo era también un hombre de buen porte y cuerpo fuerte y musculoso, al que
seguía un grupo de amigos, peones igual que él; don Francisco no hizo uso de su
derecho de pernada; no quiso dar lugar a malas querencias, había tantas
indias bonitas de quienes disponer a su antojo. La gente hablaba de que en sus
tierras había muchos niños blancos, de ojos cafés y cabello castaño, medio
rizado, distinto a los rasgos característicos de los pobladores de la región.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">El encomendero
siempre se hacía acompañar de un capataz de nombre Diódoro Garfias, un mestizo
de mirada torva y trato cruel, todos le tenían miedo; se decía que había matado
a varios hombres que se opusieron a sus órdenes; cuando la falta había sido
grave, los había dejado sepultados en un agujero, con la cabeza de fuera y
untados de miel, para que fuesen comidos por las hormigas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">A ciencia cierta
nadie había visto tal castigo; algunos decían que había sido por Jerécuaro,
otros que por Tarandacuao. Había alguno que decía haber ocurrido en lo alto del
cerro, otros que cerca del río; en lo que todos coincidían era en que el hombre
era un hijo del diablo y había que tener cuidado de él. No faltaba el incrédulo
que aseguraba que esas eran historias que el mismo Diódoro hacía correr “pa meterle
miedo a los tarugos” Por sí o por no, la gente se cuidaba de contradecir al
cruel capataz. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Este singular
personaje había venido al mundo por el rumbo de Pénjamo y era hijo de una india
de nombre Camila y del hijo de un hacendado del rumbo, nunca reconoció al
chamaco; vivió señalado por sus facciones medio blancas; viviendo en el jacal,
junto a su madre, visto siempre como el bastardo del hijo del patrón. Su madre
nunca quiso decirle quien había sido el desgraciado que la había violado. Conociendo
el carácter violento del muchacho, temía que fuese a cometer una locura contra
su propio padre, que, además de que lo condenaría al infierno la justicia de
Dios y lo llevaría a la cárcel y a la muerte la justicia de los hombres. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Camila siempre
vivió amargada, no hubo hombre que se interesara por ella; decían “ta marcada,
ni quen la quera asina” Cuando el muchacho cumplió los quince años, alcanzó una
estatura mayor que sus vecinos, desarrollando un cuerpo mas musculoso. Era un
chamaco resentido con todos y con todo, a la menor provocación empezaba a
soltar puñetazos y ya había roto varias narices, por lo que los muchachos de su
edad se cuidaban de enfrentarse con él. En cierta ocasión que el capataz
pretendió cintarearlo, Diódoro golpeó con una piedra al abusivo y se tiró al
monte. Nunca mas volvió a su rancho; tiempo después se enteró que al capataz le
habían dado unas puntadas en la cabeza y luego de una semana había vuelto, pero
ya era menos abusivo con la peonada.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">De Camila, su
madre, nunca volvió a saber, Diódoro se fue rumbo al sur y así llegó a
Jerécuaro, donde don Francisco lo conoció en una riña con dos indios, a los que
pudo contener casi sin esfuerzo. La guardia de Lanceros se lo llevó a los
calabozos por pendenciero, de donde lo sacó don Francisco para llevarlo como capataz
a su hacienda; le agradaban los hombres recios para someter a sus indios. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Don Francisco de
Urzúa, nació en Madrid, hijo de un rico fabricante de telas originario de
Barcelona. Creció entre personas ligadas a la Corte, lleno de lujos y
privilegios. Asistió a clases con los mas reconocidos preceptores de la Corte
y, desde luego, estudió en las mejores Universidades de España. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Cuando hubo la
posibilidad de irse a Nueva España, su padre no dudó en buscar una
recomendación del Rey, a fin de que le dieran una buena oportunidad a su hijo,
logrando que le concedieran una importante Encomienda. Así fue como llegó a Puruagua.
Acostumbrado como estaba a ser servido, desde un principio dejó bien claro
quien era el amo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Sus obligaciones
como encomendero eran el cuidado y atención de las cosas materiales de la gente
que viviera en su encomienda, así como la evangelización necesaria para
llevarlos a la verdadera religión y al conocimiento de Dios y su Hijo
Jesucristo. Para ello solicitó el auxilio de la Orden de Agustinos que ya
estaban en Acámbaro, de donde le enviaron a fray José de Castillejas, como capellán
y encargado del adoctrinamiento de los pueblos incluidos en la Encomienda. El padre
Castillejas llegó acompañado de cinco monjes Agustinos, repartiéndolos en los
principales pueblos del territorio. Aún con la Ley de Burgos emitida en 1512,
en la que se dejaba claro que “el indio era libre y que si trabajaba debería
recibir una retribución justa”, los encomenderos actuaban bajo su libre
albedrío, esclavizando a los naturales a fin de obtener los mayores beneficios
en el menor tiempo posible.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Don Francisco era
un patrón despótico, que no acostumbraba a hablar con sus indios, solo se dirigía
a Diódoro o a alguno de los religiosos. En la hacienda hablaba con Juana, la
nodriza de su hija y con la sirvienta que le atendía en la casa, Juvencia, una
anciana indígena que le habían heredado cuando recibió la Encomienda; nadie le
conocía familia y ella no recordaba ni los nombres de sus padres, desde muy
pequeña había sido criada en la hacienda.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"> Juvencia ordenaba a los sirvientes, organizaba
la cocina y atendía ella misma la limpieza de las habitaciones de don Francisco
y su hija Ana María. La anciana tenía las llaves de la despensa y era en la
única persona que tenía cierta confianza don Francisco; no es que le tuviera algún
afecto, pero le daba un trato un poco por arriba de sus animales. Juvencia era
un alma simple, en ella no había maldad, pero tampoco se encontraba amor; nunca
lo había recibido, por lo que no sabía expresarlo. Cuidaba con esmero a la niña
Ana María, pero no le sentía ningún afecto.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">La niña era feliz con Juana, su
nodriza era de trato muy dulce y tierno con sus dos niños. Como el amo se
encontraba fuera la mayor parte del tiempo, la única familia que trataba la
niña, eran Juana y Serafín, a quien veía como un hermano mayor. Durante el día,
la nodriza los dormía juntos, pues no quería desprenderse de la niña; solo por
la noche permitía que Juvencia se la llevara a su habitación; la vieja dormía
en el suelo, a la entrada de la puerta del cuarto de Ana María. Cuando el amo
volvía de sus largas excursiones de trabajo, miraba con aprobación que la fiel
Juvencia durmiera a la puerta de la habitación, como un fiel perro.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">El tiempo fue
pasando, la niña empezó a recibir clases de un preceptor venido de la Ciudad de
México, fray Joaquín de Salanueva, religioso Jesuita con fama de hombre sabio y
buen maestro; le enseñaba las primeras letras y la Historia Sagrada. Por
tratarse su pupila de una mujer, el religioso se hizo acompañar por una monja: sor
María del Refugio, que haría las veces de dama de compañía de la niña; no era bien
visto que un hombre, por muy fraile que fuera, diese la clase a solas a una
señorita. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">A la niña se le
hacían largas las horas que pasaba en el estudio con fray Joaquín, siempre a la
vista de la monja, que durante la clase leía su breviario. La niña se daba
cuenta que su “hermano” Serafín la vigilaba espiando por una ventana, lo que a
Ana María se le hacía bueno; los niños se hacían muecas y visajes, haciéndose
menos pesado el tiempo de estudio. Cuando la niña aprendió a leer, se fueron
incrementando las horas de estudio; entonces don Francisco llevó a un maestro
de música para que aleccionara a la niña a tocar el piano.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Largas y tediosas eran
las horas que pasaba frente al piano, intentando entender lo que el maestro
trataba de enseñarle; parecía imposible, Ana María no estaba dotada del fino
oído de los músicos, siéndole imposible diferenciar entre un do y un fa; por lo
que el maestro, aún en contra de su voluntad, ya que el estipendio era
generoso, tuvo que renunciar a la enseñanza de la chica, por temor de quedar en
entredicho en su calidad de mentor. Don Francisco no se amilanó, estaba deseoso
de que su hija recibiera la mejor educación. Contrató a un grupo de música de
cuerdas para que, cada semana dieran recitales en el salón de su casa. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">A fin de hacer mas
atractivo el momento a su hija, don Francisco enviaba invitaciones para que sus
amigos de los alrededores acudieran con sus hijos a las veladas musicales.
Dichas reuniones se fueron haciendo una costumbre que acercaba a los hijos de
los encomenderos y principales a reunirse con sus pares, de donde podían surgir
ventajosos matrimonios y jugosas alianzas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">No obstante, la
vida para Ana María y Serafín se fue haciendo mas pesada; ya no podían corretear
por la casa y Juana, la nodriza, temía que en cualquier momento don Francisco
la regresara a trabajar al rancho; se le hacía que dejaba un pedazo de su corazón,
tanto así había llegado a amar a esa hija de crianza que Dios le había
obsequiado. La realidad era que don Francisco ni se acordaba de que había
contratado a esa nodriza, si acaso la miraba, era como si hubiera visto una
maceta o una banca que siempre ha visto por su casa.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Por aquellos
tiempos, cuando la niña cumplió los catorce años, convirtiéndose en una bella
mujercita, vivo retrato de su madre: Cabellos dorados como rayos de sol, ojos
azules y una tez tersa como de marfil. Su carácter era alegre y noble, siempre
dispuesta a ayudar a cualquier persona, sin reparar en condiciones sociales o raciales;
se podría decir que eso lo había mamado de Juana. Cuando miraba que Serafín
necesitaba una camisa, o que su calzón presentaba algún desgarrón, le pedía a
la vieja Juvencia que le comprara ropa nueva, lo que la sirvienta hacía sin
mostrar ningún asombro. Pero había unos ojos que la vigilaban desde la sombra
de las ventanas, sor María del Refugio, pendiente siempre de quién se acercara
a la joven. Las clases de latín, aritmética y geometría, así como lógica y retórica
se las seguía impartiendo el padre de Salanueva, con la monja siempre presente,
como un candelabro mas en la estancia, pero sin perder detalle de los
movimientos del religioso; que a veces se sentía molesto de tanto escrutinio,
pero bien sabía que era lo mejor, ante la malicia de las lenguas de los indios.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Las reuniones de
música se celebraban los sábados, después del rezo del Rosario. Por lo general
estaba presente don Francisco, aunque algunas veces llegó a faltar por
encontrarse en los sitios mas alejados de sus tierras. Asistían familias
completas; todos deseaban quedar bien con don Francisco, ya que conocían la
influencia que el señor de Urzúa tenía en la Corte, tanto en la Ciudad de
México, como en España. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">De los jóvenes
asistentes, había uno en especial, don Fermín de Bustos, joven de diez y seis
años, hijo primogénito de un rico minero de Guanajuato, quien estando de
vacaciones con unos parientes de Acámbaro, había sido invitado a una de las
reuniones, quedando prendado en el acto de la bella anfitriona. A fin de no
retirarse de las cercanías de su amada, don Fermín pidió a su padre que le
permitiera pasar una temporada en las tierras de su tío, para aprender la
administración de la hacienda, lo que al padre le pareció muy oportuno; los
beneficios de la minería se podrían invertir en tierras productivas. Ya con el
permiso de su padre, el joven Fermín se convirtió en asiduo asistente a las
amenas veladas musicales. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Los ojos
vigilantes de sor María del Refugio no dejaron pasar la presencia del joven
pretendiente, comunicándolo de inmediato a Don Francisco, quien conocedor del
apellido y de las actividades familiares del joven, no puso ningún reparo;
antes bien, vio con buenos ojos la posibilidad de unir lo apellidos y los
negocios familiares. Ya tendrían tiempo de enterarse de las verdaderas
intenciones del muchacho.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Tampoco para
Serafín había pasado desapercibida la presencia del joven Bustos, llenando de
celos su corazón; no obstante que su trato con Ana María seguía siendo el
mismo, unidos por el amor de hermanos, cuando menos por el lado de la joven. Serafín
ya la miraba con ojos de hombre y de hombre enamorado. Mucho le había dicho su
madre que esa niña no era para él; no podía dejar de lado el hecho de que solo
era hijo de la nodriza de Ana María.</span></div><div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face="arial, sans-serif" style="line-height: 150%;"><span style="font-size: large;"><br clear="all" style="break-before: page; mso-special-character: line-break;" /></span>
</span><b></b><i></i><u></u><sub></sub><sup></sup><strike></strike></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6307207826539190148.post-8495896633567141392020-04-04T06:55:00.001-07:002021-10-08T07:54:17.504-06:00Las grutas de la libertad - Capítulo 2<div style="text-align: justify;">
</div>
<h3 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;">
</h3>
<div>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<h4 style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify; text-indent: 0in;">
<span style="font-family: arial; font-size: large;">
Serafín</span></h4>
<div>
<span style="font-family: arial;"><span></span><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Serafín ha
salido de mañana sin decir a su madre a donde se dirige, solo se llevó unos
tacos y un bule con agua para beber, lo que deja ver que comerá en alguna parte
y su regreso a casa será ya tarde. El joven es un buen caminante y conocedor de
toda la región. La montaña la conoce como la palma de la mano; desde chamaco acostumbra
a irse con su palomilla a recorrerla en busca de aventuras. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">La montaña
es parte de la sierra de San Agustín, al poniente de Jerécuaro; tiene algunas
zonas muy escarpadas y de difícil acceso, pero Serafín y sus amigos han
encontrado pasos que para ojos inexpertos pasan desapercibidos; de forma que,
entrando por una serie de cuevas, se puede llegar a la cima, sin tener qué
hacer un recorrido de varias horas y con grandes esfuerzos y peligros físicos.
Estas galerías son casi un laberinto, donde es posible extraviarse con
facilidad. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Los
muchachos, a través de años de exploración, ha ido haciendo marcas que solo sus
ojos miran y entienden, a fin de llegar a diferentes puntos. Saben en qué parte
y de qué ruta valerse para llegar al sitio donde hay suficiente agua dulce; en
caso de necesitarlo, por donde llegar en pocos minutos al exterior; ya sea en
la cima de la montaña o volver a Jerécuaro; o cruzar la montaña y salir hacia Acámbaro.
Lo que en un principio fue para los muchachos un juego, ahora se ha convertido
en un secreto bien guardado, que están seguros les servirá mas adelante.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Serafín es
el líder del grupo desde que eran pequeños y con mucho, demuestra también ser
el mas inteligente; el muchacho tuvo la oportunidad de aprender lo mismo que Ana
María; la niña le pasaba las lecciones que recibía de sus preceptores; de esta
forma, a diferencia de sus congéneres que morían analfabetos. Sin que nadie se
hubiera dado cuenta, Serafín aprendió a leer y escribir. Valiéndose también de
los libros que la niña le prestara, Serafín se convirtió en un lector
constante, lo que lo fue llevando a aumentar el número de sus amistades, las
cuales ya no eran solo sus amigos de la infancia, sino que era invitado a
reuniones con personas interesadas en diferentes tópicos. Sus nuevas amistades
eran indígenas y mestizos descontentos con el dominio de los españoles y, aún a
riesgo de su libertad y de su vida, planeaban alguna forma de terminar con tal
situación. No tenían una idea segura, pero algunos que habían viajado por distintos
rumbos, comentaban haber escuchado de cierta persona que pertenecía a un grupo
de conjurados, al igual que ellos. En su viaje no pudo averiguar quién, ni dónde
se reunían; por propia seguridad, solo lo informaban a personas muy seguras,
quienes primero eran investigadas de forma soterrada.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">En esas
reuniones, serafín escuchaba todo, pero hablaba poco, no obstante, iba
guardando en su memoria los datos que en algún momento pudiesen serle de
utilidad. Algo que lo detenía, era el pensar en Ana María; aunque ella era
criolla, su padre era español y de los principales encomenderos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Aunque Serafín
nunca había sido castigado con golpes, no desconocía que, por ese sistema
arbitrario de explotación del indígena, le habían privado de conocer y vivir
con su padre. Fue ya de joven que su madre le dijo el nombre de su progenitor. Cuando
fue a buscarlo, hacía unos meses que nadie sabía de él; algunos pensaban que se
iría a acercar a la hacienda; no había dejado de amar a Juana, la madre de
Serafín. En esos tiempos Anselmo era un hombre joven, pero por esos ritmos de
trabajo y la mala alimentación, las personas no llegaban a viejas con facilidad,
por lo que decidió escapar de esa vida. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Ya tendría tiempo
Serafín para conocer a ese padre ausente por injustas razones. También picaba
su ánimo el saber que por una condición racial, no podía manifestar a Ana María
el amor que sentía; era casi seguro que, de enterarse don Francisco le mandaría
matar, o cuando menos lo enviaría lejos, tal vez a las minas de alguno de sus amigos;
sitios en donde se moría muy joven, sobre todo cuando entraban a lo socavones
siendo niños. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">En definitiva,
tendría que trabajar para colaborar en la expulsión de los españoles de México,
por lo que, sin comentarlo con nadie, se fue a Chupícuaro, donde alguien le
dijo que moraba su padre, un respetado hijo de chamán, que ya para entonces
vivía retirado en el monte, ante la persecución que le hacían los testaferros
del encomendero que dominaban esas tierras del bajío. No tuvo suerte en
hallarlo y volvió a Puruagua.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Unos cuantos
meses después, Serafín se fue a la lejana villa de Valladolid; en alguna
reunión habían comentado que en un pueblo denominado Churumuco, vivía un cura
que hablaba de esas cosas que le interesaban: rebelarse contra la tiranía de
los españoles; no de forma abierta, por supuesto, pero se iba formando un
círculo de adeptos a su alrededor. Supo que el cura era hijo de un indio,
carpintero de oficio. En ese viaje no obtuvo respuestas, solo vagas
referencias; ni un solo nombre. No obstante, no faltó quien se fijara en ese
indígena alto, de cuerpo musculoso.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Pasaron los
meses y Serafín y sus amigos seguían explorando las extensas cuevas de la sierra
de San Agustín, las que solo eran conocidas por algunos cuantos naturales que
procuraban mantener ocultas las entradas. La que estos muchachos utilizaban se
localiza en algún sitio cercano al río que pasaba cercano a Jerécuaro. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Sin un fin
específico, Serafín pidió a sus compañeros ir haciendo acopio de víveres en las
cuevas, utilizando para ello cántaros de barro, para evitar que algunos
animales se los fueran a comer. Llevando de a poco, llegaron a tener una buena
provisión. También y sin nadie pedirlo, fueron dejando algunas herramientas y
armas rudimentarias, como machetes, hoces y barras de hierro. Algún sentimiento
interno los movía, tal vez el mas evidente sería el de querer alejarse de la
vida sometida a los encomenderos y a una vida sin futuro; como habían vivido
sus padres, sus abuelos y los padres de sus abuelos; en una cadena de miserias
y sufrimientos sin fin.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Pero no
podían vivir siempre alejados de sus familias, no por ahora; así que siempre
volvían a sus casas y sus trabajos. Serafín era el mas afortunado, ya que vivía
en las cercanías de la hacienda y trabajaba dentro de ella, haciendo trabajos
de jardinería; siempre cuidando de lejos a Ana María y pasando de vez en cuando
algunas tardes juntos, como cuando eran niños. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Cuando la
joven podía escapar de sus tediosas clases, corría en busca de su amada Juana, que
le cocinaba los rústicos platillos que desde niña tanto gustaban a Ana María.
Por las tardes, cuando la chica se dirigía a la capilla a rezar el Rosario,
Juana y serafín procuraban también ir a rezar, de manera que podían estar cerca
de ella sin que nadie les regañara; la vieja Juvencia, al fin indígena,
toleraba que estos sirvientes rezaran a la misma hora que su niña, por su
parte, el Padre Castillejas se mostraba complacido en ver que su labor
evangélica diera frutos en esas criaturas del Señor.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Los invitados
empezaron a llegar desde el viernes por la noche, Serafín estaba encargado de
recibir las caballerías y conducirlas a los establos, donde otros peones se
encargaban de desensillarlas, limpiarlas y darles agua y hierba fresca. Esa
labor le gustaba al muchacho porque le agradaban los caballos y los animales
respondían con docilidad al trato del caballerango. Otros invitados llegaban en
carretas y diligencias, y eran recibidas por otros sirvientes, que se
encargaban de conducir los carros a sitio seguro y de atender a los carreteros
y conductores. Todo estaba bien, hasta que arribó Don Fermín de Bustos, el
pretendiente de Ana María, que por ser bien recibido por Don Francisco, se sentía
ya con derechos sobre los sirvientes de la casa.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—¡Toma las
riendas, muchacho!, le exigió don Fermín a Serafín, quien de cualquier manera
tenía qué hacerlo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">En su enojo
al ver de quien se trataba, el joven lo hizo con cierta brusquedad, lo que hizo
que el caballo reculara, para desagrado del jinete, que enfurecido cruzó el
rostro de Serafín con el fuete. Llevándose la mano a la cara, estuvo a punto de
echarse encima de Fermín, pero previendo su reacción, un viejo sirviente, José
Encarnación, el viejo Chon, se interpuso entre los jóvenes, deteniendo el
caballo y a Serafín, a quien aplacó de forma enérgica.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—!Asosiégate,
muchacho!, ─le dijo a Serafín─ to'vía no es tiempo de que hagas nada, ¡asosiégate!</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Serafín hizo
caso del prudente consejo del viejo y se dio la vuelta para retirarse, ante la
sonrisa de suficiencia de Fermín que, con paso lento, mirando a todos desde su
altura, penetró en la hacienda. Serafín echaba espuma por el coraje, sobre todo
por tratarse del que consideraba su rival y persona que podría hacerle daño a
Ana María. Se retiró a la cocina, donde su madre, al verlo llegar con el rostro
marcado por un cardenal, se apresuró a atenderlo, poniéndole un emplasto de
hierbas para bajar la hinchazón.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—¿Pos qué te
pasó m'hijo?, ─preguntó al muchacho, que solo bajó la cabeza para que su madre
no viera las lágrimas de coraje que le corrían por las mejillas─.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Poco
después, ya mas tranquilo, Serafín salió de la cocina y se fue a situar al pie
de una de las ventanas que daban al salón de música, para poder observar a su
amada Ana María y tener vigilado al odiado señorito. Pensaba <i>«que no se
atreva a tocarla o hacerle daño, soy capaz de matarlo»</i> Sentía que era demasiado
el tiempo que Ana María estaba al lado del malvado muchacho.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Alguna de
las amigas de la anfitriona tocaba alegres melodías al piano. Las chicas
formaban grupos, platicaban y reían; otras coqueteaban con los muchachos, que
deambulaban por el salón, como buscando pareja. Los invitados, hombres y
mujeres, bailaban a los acordes de la música de piano, mientras los sirvientes
repartían bebidas de frutas y bocadillos. El salón, bastante iluminado por las
velas colocadas en los candelabros, proporcionaba brillos y sombras a los
rostros de los jóvenes. En un grupo de hombres, Serafín distinguió la figura de
Fermín, rodeado de aduladores, como si él fuese el anfitrión; de vez en cuando,
el grupo volteaba hacia donde se encontraba Ana María, como para confirmar algo
que les decía Fermín. Serafín lo miraba con ojos encendidos de rencor.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Al ocultarse el sol, el viento
empezaba a enfriar el ambiente; escuchaba el movimiento de las plantas y los
murciélagos empezaban su nocturno volar en busca de alimento. La música iba
disminuyendo, hasta que los invitados pasaban al comedor para merendar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Mas noche,
la vieja Juvencia se acercó a Ana María y algo le susurró al oído; a partir de
entonces se empezó a disolver la reunión. La vieja se llevó a las chicas a sus
habitaciones y algunos sirvientes acompañaron a los jóvenes a sus aposentos.
Otros mozos levantaron vasos y platos y apagaron los candelabros. A poco, la
hacienda quedó en silencio y la obscuridad fue envolviendo los corredores y
jardines, solo permaneció encendida una tímida vela en el vestíbulo de entrada.
Como entendiendo la situación, la luna se ocultó detrás de los cerros y las
nubes la cubrieron. El patio olía a “huele de noche”, tenue y perfumado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><b><span face=""arial" , sans-serif"><span></span><br clear="all" style="break-before: page; page-break-before: always;" />
</span></b>
</span></div>
<h3 style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify; text-indent: 0in;"><span style="font-family: arial; font-size: small;">
El viaje</span></h3>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Días después
del incidente con don Fermín, Serafín salió de su casa en busca de algunos de
sus compañeros, que habían convenido en cruzar la sierra e ir a Acámbaro para
continuar hasta un sitio llamado Churumuco, en las cercanías de Valladolid,
donde, según algunas referencias recibidas, se encontraba un señor cura que al parecer
era partidario de quitar el poder a los gachupines; sus informantes le habían
dicho que preguntaran por el padrecito José María, pero que se mostraran
cautos, para no despertar sospechas; en caso de ser detenidos por los soldados,
deberían inventar alguna historia que fuese creíble.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Tal como lo
planearon, los muchachos llevaban provisiones para un par de días; por el agua
no se preocupaban, conocían los sitios donde había manantiales en la sierra. Harían
la travesía subiendo a los cerros, no querían correr riesgos y que alguien los
viese entrar a las cuevas; como las cavernas también tenían entradas por las
partes altas, cuando tuvieran que acampar, lo harían en el interior de alguna de
ellas. Debían tener mucho cuidado; en los montes había fieras peligrosas, como
osos y leones de montaña; también podrían hallar gato montés. Los muchachos
llevaban sus hondas y suficientes piedras. Valiéndose de alguna herramienta de
las que tenían ocultas en las cuevas, los muchachos cortaron unas ramas e
hicieron unas estacas con punta, que les podrían servir para enfrentar a alguna
fiera, aunque contaban con ser prudentes y saber interpretar bien las huellas
que los animales dejaban en el monte.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Como hombres
del campo, los jóvenes salieron en las primeras horas de la mañana, aún obscuro
y empezaron a caminar rumbo a Jerécuaro, para de allí empezar a subir con rumbo
a Acámbaro, siguiendo el camino real; para cuando el sol empezó a calentar, los
jóvenes ya casi habían llegado a la cima del cerro mas cercano a Jerécuaro,
cerca de un ojo de agua prendieron una hoguera y calentaron algunas tortillas
que llevaban; en sus morrales llevaban un atadillo con sal gruesa y algunos
chiles y con eso hicieron su primer alimento; de común acuerdo, no llevaban
algo mas substancioso, confiaban en que en el monte podrían cazar algún conejo
o un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">guajolotl</i>, piezas que abundaban
en la sierra. Después de descansar un poco y apagar la lumbre con un poco de
agua, Serafín y sus amigos retomaron su camino; pensaban llegar a Acámbaro a
las primeras horas de la tarde, en tanto caminaban, los muchachos charlaban:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Bueno, Serafín,
─preguntó Ignacio, uno de los muchachos, indígena, al igual que Serafín─ ¿si
jallamos al curita, pos que le vas a decir?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—En verdad
no sé, pero ya se me ocurrirá algo. Yo creo que si le decimos que estamos bien
enmuinaos con los gachupines, nos va a hacer caso. Le diré “Creo que su tata
era indio, como yo”, por lo que creo que nos entenderá.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">En esa
charla caminaban; el ruido que hacían al pisar las hojas muertas, en momentos
les ocultaba otros sonidos. Serafín, entrenado por su abuelo, mantenía sus
sentidos alertas. Hacia abajo del monte discurría el camino real. De pronto, Serafín
alertó a sus compañeros:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">─!Silencio!,
agáchense y no hagan ruido.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">─¿Qué
ocurre, Serafín? ─Preguntó Ignacio en susurros, buscando en todas direcciones,
intentando mirar lo que había alertado a su amigo─.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Poniéndose
un dedo en la boca, Serafín les indicó estar en silencio; señalando hacia el
camino, donde empezó a pasar un grupo de lanceros de la Reina; sus caballos de
guerra, eran grandes y pesados y su cabalgar bastante conocido por los indígenas,
siempre temerosos de sus abusos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Unos por
indios y otros por mestizos, pero pos a todos nos tratan pior que animales,
crioque comen mejor sus perros qui'uno, ─afirmó Domitilo cuando pasó el peligro
y se pudieron levantar─.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Pos sí es
cierto, ─continuó Domitilo─ a mí de nada me vale que mi tata haya sido un
gachupín, pos nomás cargó a mi mama y aluego se largó y lo único que he sacado,
son palos de los gachupines.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">En esas
pláticas, los muchachos externaban el resentimiento que había hacia la clase
dominante y pensaban que ahora que estaban jóvenes era el momento de buscar
alivio a esa situación; aunque no sabían de qué forma hacerlo; sabían que
enfrentarse con los gachupines, era ir directo a la horca, o cuando menos
acabar en las minas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Mientras
estuvieron en lo alto de la sierra, los pinos les proporcionaban una agradable
sombra, que los protegía de los hirientes rayos del sol, un cielo azul sin
nubes en una canícula bastante caliente que invitaba a permanecer a la sombra
para protegerse; pero ellos no se podían detener, les urgía llegar a Churumuco y
encontrar al cura indicado. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">En cuanto
empezaron a bajar hacia el pueblo, los árboles comenzaron a ralear, hasta que
el camino real solo estaba bordeado de magueyales; uña de gato y zarzas
espinosas; ni donde taparse el inclemente sol. Así, sin haber visto ni una
lagartija, llegaron hambrientos a las goteras del pueblo. Hallaron unas tapias
donde se sentaron a descansar y a sombrearse un poco; como no podían hacer
lumbre por temor a que les llamaran la atención, los muchachos comieron unas
tortillas frías, con algunos chiles y sorbos de agua fresca que llevaban en sus
bules.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Descansaron
un poco y luego continuaron su marcha hacia la salida del pueblo; pasaron la
noche en el monte, ya en camino hacia Churumuco, donde pensaban llegar al día
siguiente. Antes de que se ocultara el sol, los muchachos se toparon con una
parvada de palomas, utilizando sus hondas pudieron atrapar cuatro aves, un
tanto escasas de carne, pero ya tenían algo para cenar. Prepararon una buena
hoguera donde pudieron asar las palomas y calentar unas tortillas, que ya por
lo frías, se convirtieron de tostadas, aún así les parecieron deliciosas. El
sitio donde iban a pasar la noche estaba protegido por grandes piedras y
gruesos robles; con los estómagos satisfechos, los muchachos se pusieron a
platicar:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Bueno,
Serafín, tú eres el mas leido de nosotros, pos ¿por qué no te sales pa juera
del pueblo?, allí no tienes posibilidá cual ninguna.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Tienes
razón, Domitilo, pero no quiero dejar a mi madre y ella no desea abandonar a Ana
María; se da cuenta que don Francisco no le hace mucho aprecio a la muchacha.
Pero yo creo que si mi madre se empeña en ello, me tendré que salir yo solo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">¿Cómo sólo,
Serafín?, ─intervino Ignacio─ si nosotros semos como tus escuderos, no nos vas
a dejar afuera, ¿qué no, Domitilo?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Pos claro, si
nosotros semos parejos contigo, Serafín, onde vayas tú, allá mesmo iremos
nosotros.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Gracias
amigos, sé muy bien que cuento con ustedes, pero no quiero forzarlos a seguirme
a una empresa que no sé en qué pare.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Tú no
tengas apuro por nosotros, ─ratificó Ignacio─ onde tú vayas, nosotros iremos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Está bueno,
muchachos, ahora vamos a dormir, que mañana hay que seguirle.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Los amigos
se dieron la vuelta y se acomodaron para conciliar el sueño, cosa que el
cansancio de la caminata les ayudó a lograr; solo Serafín se quedó pensando: «Por
mas que estuviera enamorado de Ana María, se daba cuenta de que no llegaría a
nada y no por Ana María, aunque bien sabía que ella lo veía como a un hermano;
pero don Francisco era capaz de matarlo, antes que dejar que tuviera alguna
relación con su hija. Y luego estaba el asunto ese de don Fermín; se le hacía
una mala persona y eso, pensaba, «podría ser un camino de sufrimientos para Ana
María. No, en definitiva, tendría que hacer algo para tener qué ofrecerle a la
muchacha; se daba cuenta de que no era mas que el hijo de una sirvienta, un
peón mas de su padre.»</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Pensando en
esas cosas, el muchacho se fue quedando dormido, jaló la orilla de su sarape y
se tapó la cara. La fogata les proporcionaba calor y seguridad contra los animales.
Led gustaba el olor del monte al ponerse el sol; algunas plantas florean de
noche y esparcen sus aromas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Muy de
mañana al día siguiente, los tres amigos se pusieron en camino, preguntando a
unos arrieros que iban de paso, los muchachos se enteraron de la ruta más
directa a Valladolid, por lo que tomaron el camino real. Cuando empezó a
levantar el sol, los amigos se internaron en el bosque, en busca de algún
animal que pudiesen cazar para desayunar; entre los arbustos descubrieron un
nido de guaxolotl y cerca de él un macho de buen tamaño, Domitilo era el que
tenía mas habilidad con la honda, así que colocó una piedra en la redecilla y
haciendo girar la honda sobre su cabeza, lanzó la piedra, que se detuvo en el
pecho del ave, que cayó entre convulsiones de muerte; los muchachos corrieron a
atraparla, teniendo mucho cuidado de no ser alcanzados por los filosos
espolones o por las robustas alas; en cuanto murió el animal, se dedicaron a desplumarlo
en caliente, luego Serafín extrajo de su faja una navaja de pedernal y abrió en
canal al ave, sacándole las vísceras; separó las piernas, muslos y pechuga y
dejaron el resto a los animales carroñeros del bosque. En seguida prepararon
una buena lumbre y sobre piedras calientes asaron la carne. Esa mañana
almorzaron como reyes; cerca de ellos se encontraba un árbol de <i>cuauhtzapotl</i>, escogieron cuatro
frutos maduros y comieron la jugosa y dulce pulpa. Ya satisfechos sus estómagos,
los amigos volvieron al camino real y casi caído el sol llegaron a las afueras
de Valladolid, donde se cruzaron con otros arrieros, a quienes preguntaron cual
era el mejor camino para llegar a Churumuco.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"> Les dieron las señas, indicándoles
que ellos se dirigían al mismo pueblo, por lo que hablaron con el jefe de los
arrieros para que les permitiese viajar con ellos, ofreciéndose a trabajar para
ganarse los alimentos, a lo que el jefe accedió; en esos caminos nunca sobraban
brazos fuertes para ayudar y, en caso necesario, para hacer frente a las
partidas de bandidos que asolaban los caminos. El jefe del grupo les indicó que
necesitarían dos jornadas para llegar a Tipetío.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Puestos de acuerdo, los tres amigos se integraron al grupo para cumplir
con lo que fuese necesario y no pasó mucho tiempo en que se requirió la
participación de los muchachos. El camino real los llevaba subiendo y bajando
montes; había pasos pedregosos y otros de humedales, donde los animales se
hundían en el fango y se negaban a avanzar, terminando por echarse; para
levantarlos, había qué descargarlos, levantarlos entre varios y luego de
llevarlos a terreno firme, volver a cargarlos;
los arrieros llevaban como veinte
animales, entre asnos y mulas y cuando se presentaban estos casos, los brazos
de los tres muchachos eran de mucha utilidad. Como ya se había perdido mucho
tiempo en esas maniobras, el grupo no se detuvo a la hora de la comida, sino
que continuaron hasta un pequeño caserío que se encontraba a orillas de un
pequeño arroyo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Los perros anunciaron su llegada y los habitantes del lugar salieron a
recibirlos, eran conocidos de varios años. Luego de descargar los animales,
comisionaron a los muchachos a limpiar a burros y mulas, les dieron de comer y
beber. Cuando terminaron de atenderlos, ya estaba casi obscuro; estaban
cansados y hambrientos y dieron cuenta de la comida que les obsequiaron. Luego
de cenar se retiraron a acostarse envueltos en sus sarapes, quedando dormidos
de inmediato.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Al día siguiente, mucho antes de la salida del sol, el encargado de hacer
los alimentos ya tenía preparado el café y una cazuela de huevos con chile y
frijoles, así como una provisión de tortillas que les prepararon las mujeres
del caserío. Durante el almuerzo, el jefe les explicó que estaban por llegar al
punto mas peligroso del trayecto; estarían en la parte alta de la montaña,
donde eran frecuentes los asaltos. Fueron repartidos algunos mosquetes entre la
gente de confianza del jefe de la recua; a los amigos solo les recomendaron que
se mantuvieran alertas. Una avanzada de exploradores fue enviada por delante, a
fin de que avisaran en caso de encontrar gente armada. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Como a las diez de la mañana la recua estaba en movimiento, cuando se
recibió el aviso de los exploradores; el grupo empezó un suave descenso hacia
el río, que había qué cruzar en un vado, luego de batallar con los animales y
la carreta del bastimento, que era tirada por fuertes bueyes, comenzó la penosa
ascensión que los llevaría hasta la cima de la montaña; en cierta parte, el
camino se internaba en un pequeño cañón, cuando se escuchó un silbido de unos
de los exploradores, avisando que en lo alto del cerro estaba una partida de
hombres armados.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Todos se prepararon para ser atacados, ataron los animales a los árboles
de los lados del camino, parapetándose detrás de los árboles; los muchachos se
quedaron al lado del camino, aunque entre la vegetación no podían usar sus
hondas; de pronto se empezó a escuchar un intenso ruido de cascos. Entre gritos
y disparos hicieron su aparición los primeros jinetes; los muchachos salieron de entre los árboles y
prepararon sus hondas; en tanto los arrieros que tenían mosquete, empezaron a
disparar; eran solo cinco o seis armas de fuego, por lo que había largos lapsos
de tiempo sin que dispararan, en lo que recargaban sus armas; esos momentos lo
utilizaban los tres amigos para accionar sus hondas; como siempre, Domitilo era
el que mejor acertaba; casi era jinete por piedra, en tanto que Serafín e Ignacio,
tiraban cinco piedras para abatir a un jinete, así y todo, no dejaron pasar a
los asaltantes, que se tuvieron qué retirar, dejando diez cuerpos en el campo;
ocho de ellos solo estaban heridos; a esas personas y de acuerdo a la
costumbre, se les ahorcó, colgándolos de los árboles cercanos; los dos muertos
fueron cubiertos con piedras, para evitar que se los comieran las fieras. Era
una costumbre terrible, pero era una manera de impartir una forma de justicia,
que las Autoridades virreinales estaban lejos de poder cumplir a cabalidad, por
lo que hacían la vista gorda ante tal situación.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Por parte de la reata, se tenían cuatro heridos, que fueron colocados en
la carreta para ser llevados al siguiente poblado, que era Tipetío, a donde
llegaron ya casi de noche; de inmediato dieron parte a las autoridades
judiciales del lugar, quienes partirían al día siguiente a dar fe de los
cadáveres. Los heridos fueron atendidos por el curandero local; no había médico
en ese pueblo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">El jefe de la recua llamó a los amigos y los felicitó por su valentía y efectiva
cooperación en la defensa del grupo, invitándolos a unirse de manera definitiva
a ellos. Serafín, a nombre de los tres, le explicó que solo iban a Churumuco en
busca de un señor cura y luego de hablar con él, volverían a su pueblo. De
cualquier forma, el jefe les recomendó que los esperaran para volver con ellos,
de esa forma irían más seguros y podrían ganar unos duros en su viaje, a lo que
Serafín respondió que tratarían de hacerlo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">En Tipetío estuvieron detenidos durante tres días, en tanto los heridos
sanaban, tiempo que emplearon los muchachos para conocer los alrededores;
conocieron también al cura del lugar, que resultó ser un español, que estaba
satisfecho con la situación que imperaba en el país, mismo que sentía como una
extensión de España. Ni Serafín, ni sus amigos, hicieron alusión alguna al
descontento que sentían contra la actual situación; se dedicaron a cumplir con
sus obligaciones religiosas, a fin de no despertar suspicacias entre los vecinos;
no obstante, entre el grupo de arrieros encontraron dos o tres que dejaban
entrever su deseo de cambios; dos de ellos eran de origen indígena y un
mestizo. El jefe era un criollo, buena persona, pero desde luego que no
permitiría que cambiara una situación que para él era natural y ventajosa.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">El día de la partida, la actividad empezó casi de madrugada y con la
primera luz se pusieron en movimiento, aún faltaba un buen trecho para llegar a
la cima y empezar a bajar hacia el río Grande o Tepalcatepec. En ese tramo
fueron acompañados por un escuadrón de Lanceros, enviados por la Autoridad
Militar de la zona. Fue un tramo especial y difícil; el camino estaba compuesto
por piedras de todos tamaños, lo que hacía lento el avance; en particular de la
carreta de bastimentos, en una de tales piedras, se rompió una rueda, lo que
nos ocasionó un retraso de medio día; aunque se llevaba una rueda de repuesto,
el descargar la carreta, desmontar el eje y volver a cargar, ocasionó a una
buena demora. Aprovechando la parada forzosa para preparar los alimentos y comer;
de ahí en adelante ya no se podían detener, hasta llegar a Turicato, el
siguiente poblado. Al caer la tarde alcanzaron apenas la cima de la montaña,
procediendo a armar el campamento; llegaron tan cansados, que solo pensaban en
dormir, dejando la comida para el día siguiente. Los muchachos tuvieron que
retrasar el descanso, antes tenían qué limpiar y alimentar a los animales. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Las noches en esas alturas, solían ser frescas, no obstante estar en
verano, pero era maravilloso observar esos cielos estrellados, sin ninguna luz
que impidiera contemplar la Creación de Dios; era tanto el cansancio de Serafín,
que le impedía conciliar el sueño. Una lechuza hacía su lúgubre llamado desde
algún árbol, ante el sobresalto de los indígenas que componían la arria; se tenía
por creencia que el llamado de la lechuza anunciaba la muerte de alguno de
ellos. No obstante, sus compañeros dormían a pierna suelta, sin darse cuenta
del medio que los envolvía.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Al día siguiente se levantó temprano el campamento, había que ganarle al
sol, al llegar al nivel del río, la temperatura podía ser elevada; no obstante,
había qué bajar con cuidado, los animales podían resbalar y caer por las
barrancas. La bajada fue descansada y para el medio día ya se encontraban a la orilla
del río Tepalcatepec, donde descansaron; para la hora de la comida, el calor y
los mosquitos eran bastante molestos pero los amigos tuvieron la oportunidad de
nadar y refrescarse en las aguas del río. Aprovecharon la ocasión para lavar su
ropa y cuando reanudaron la marcha, iban frescos y limpios. Después de cruzar
el río por un vado, continuaron por la margen derecha hasta llegar a Turicato,
lo que lograron con las primeras sombras de la noche. Este era un pueblo
grande, donde concurrían comerciantes de los alrededores para instalarse el Día
de Plaza, lo cual se realizaría al día siguiente.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Antes de salir el sol empezaron a instalarse los puestos, coronados por
mantas de todos los colores imaginables, lo que creaba un paisaje muy vistoso.
Había comercio de compra venta o el tradicional trueque, aún practicado por estos
pueblos serranos. Ese día se encontraban varias recuas que iban a expender su
mercancía o a cambiarla por otra que se vendiera en otros mercados. Se podía
comprar pescado traído de la costa; frutos de tierra caliente, como plátano,
mango, chirimoya. Zapote, etc.; de las zonas altas llevaban manzana, durazno,
membrillo. Se encontraba alfarería de Pátzcuaro, tejidos de Valladolid, metates
y molcajetes de piedra llevados de tierras lejanas y, desde luego, toda la gama
de hortalizas y granos que se cultivaban en las fértiles tierras de esa
provincia. Los tres amigos no paraban de asombrarse de las maravillas que
miraban, lamentando no tener suficiente dinero para comprar tantas cosas que se
les antojaban.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Estos eventos,
con todo y que eran importantes para la economía de la región, también tenían
sus inconvenientes, uno de los cuales era la venta de bebidas embriagantes,
unas fermentadas del maíz como el tesgüino y otras de un tipo de maguey, como el pulque y el aguamiel; ambas
bebidas se vendían en grandes cantidades, por lo que al caer la noche, se
miraba a los arrieros y comerciantes dando tumbos por las calles, ésto desde
luego propiciaba las rencillas y pleitos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Esa noche
los muchachos presenciaron una pelea entre dos arrieros de diferente grupo; el
motivo pudo haber sido cualquier desacuerdo dado entre borrachos: los
resultados fueron funestos; luego de agredirse a golpes, el que iba mas en
desventaja, extrajo de entre su calzón de manta un cuchillo de hoja curva,
llamado “tranchete”, con el que dio un tajo en el vientre a su contrincante,
quien murió en la calle, con los intestinos de fuera. El agresor se dio a la
fuga, sin que le pudieran dar alcance. Situaciones como esta eran normales en
sitios donde se vendía el aguardiente con tanta facilidad.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Al día siguiente del del mercado, a media mañana, la recua se puso en
movimiento para la última jornada, llegando a Churumuco en las primeras horas
de la tarde. A los muchachos se les hacía curioso el nombre, hasta que un anciano les explicó:
« Su
nombre deriva de la palabra tarasca Churumekua que significa "pico de
ave"» El camino fue tranquilo y descansado, era la parte mas baja de la
zona, donde el río se remansaba y discurría con tranquilidad. Los muchachos se
despidieron de los arrieros, manifestando la posibilidad de esperarlos para su regreso,
que les llevaría entre cinco y seis días. El templo, dedicado a San Pedro, era
la construcción que destacaba en el pueblo, por lo que los tres amigos se
dirigieron a ella, confiando en hallar algo que buscaban sin saber a ciencia
cierta qué era.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<b></b><i></i><u></u><sub></sub><sup></sup><strike></strike><span style="font-size: large;"></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6307207826539190148.post-64466263880599701942020-04-03T06:56:00.003-07:002021-10-08T07:56:57.040-06:00Las grutas de la libertad - Capítulo 3<div style="text-align: justify;">
</div>
<h2 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;">
</h2>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<h4 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;">
<span style="font-family: arial;">
El Padrecito José María</span></h4>
<div>
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Serafín y
sus dos amigos entraron al Templo Parroquial de Churumuco, era una construcción
de finales del XVI, de fuertes muros de piedra y alta bóveda, no era un
edificio muy grande; debe haber tenido unos quince metros de ancho por treinta
y cinco de fondo, estaba amueblado con dos hileras de bancas de madera y en el
presbiterio un altar de piedra adosado al muro; sobre el Altar, un Cristo de gran
tamaño, al costado izquierdo del Cristo, una escultura policroma de San Pedro
Apóstol, santo patrono del lugar; al lado contrario, una imagen de la Virgen de
Guadalupe. A los pies del Cristo está el Sagrario y una veladora alumbra el
sitio de manera permanente. Son apenas las seis de la mañana y las campanas
tocan la tercera llamada para la Misa; algunas beatas ya están ocupadas, pasando
las cuentas de su rosario o leyendo en sus devocionarios; otras personas entran
de prisa al templo y se santiguan de cualquier manera, en el momento en que
entra el Sacerdote, precedido por un par de acólitos que caminan medio
adormilados. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">El Sacerdote
se acerca al Altar y reverente se inclina y lo besa, voltea hacia la asamblea e
inicia el rito, todos los presentes se persignan y en seguida voltea hacia el
Altar y da comienzo la Misa. La realiza en latín, lengua que nadie de los
presentes comprende, la mayoría sigue con las actividades que tenían desde el
momento de llegar al templo, unos el Santo Rosario; otros sus devocionarios,
sin faltar unos mas que miraban en todas direcciones, ausentes a lo que se
realizaba en la iglesia. Luego de largas lecturas en latín, el sacerdote se
encamina al púlpito, sube despacio la escalera y empieza su sermón: le habla a
la asamblea acerca de los pasajes que ha leído: <i>“</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<i><span style="font-family: arial;">«Qué ha
querido decirnos Jesús aceptando participar en una fiesta de bodas? Ante todo,
de este modo, Él con su presencia, ha honrado las bodas entre un hombre y una
mujer recalcando, que ellas son una cosa hermosa, querida por el creador y
bendecida por Él» </span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><i>S</i>obre el tema del matrimonio siguió hablando;
parece ser que en el pueblo y rancherías de los alrededores, se daba mas la
unión libre, que el matrimonio religioso; lo que los curas intentaban corregir.
Su sermón duró mucho tiempo, unos cabeceaban y otros de plano estaban dormidos;
otros tantos hacían como que prestaban atención. El sacerdote terminó, bajó del
púlpito y volvió al Altar a terminar la ceremonia. Al final impartió la
bendición y todos salieron a la carrera, a iniciar sus actividades del día. Solo
permanecieron los tres amigos; cuando vieron a uno de los monaguillos que
levantaba las cosas del Altar, se acercó Serafín a hablar con él:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Oye, muchacho, ¿podríamos platicar con el señor cura?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">El monaguillo volteó a verlo, en tanto continuaba con su actividad,
respondió:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Le voy a preguntar al Padrecito, pa ver si quiere platicar con usté.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">El niño
salió por la puerta trasera, rumbo a la sacristía; pasado un rato largo volvió
y les pidió a los muchachos que lo siguieran. Los condujo a través de la sacristía
y salieron a un patio interior que comunicaba con la casa sacerdotal. En la
puerta de una habitación estaba parado el sacerdote, vestido con su sotana
negra y alzacuello, con la cabeza descubierta; era un hombre moreno claro, no
muy alto, fornido tirando a una ligera obesidad, de mediana edad y mirada directa.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Hola, hijos, ustedes no son de por aquí, ¿en qué puedo servirles?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Gracias por
recibirnos, ─habló Serafín, en tanto sus amigos se estrujaban las manos, nerviosos
y apenados─ venimos desde un sitio que se llama Puruagua, mas allá de Acámbaro.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Pues vienen de lejos, hijos, ¿qué hacen tan lejados de su tierra?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Pos la mera
verdá, Padrecito, es que he escuchado allá por mi pueblo, en Jerécuaro, que
usté se junta con otras personas y platican de que no están contentos con la
vida que nos dan los españoles y, pos nosotros también no estamos contentos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—!Válgame la
Santísima Virgen! ¿Y solo por eso han venido hasta acá?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Pues sí,
Padrecito, nosotros semos indios y si nos ven juntos mucho tiempo, pues alueguito
nos quieren levantar. Tonces pensamos que era mejor venir pa'cá, pa platicar
con usté. Nos juntamos a unos arrieros que venían pa este rumbo y aquí estamos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—A qué
muchachos estos, ─dijo como para sí el sacerdote─ supongo que no han desayunado,
acompáñenme, por favor.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Los
muchachos siguieron al Cura hacia el interior de la habitación, era un amplio
comedor y en el cuarto contiguo se veía una gran cocina, con un brasero de
cuatro hornillas y ollas y cazuelas colgadas en la pared. En el comedor, en un
aparador, había muchos platos y jarros, parecía que vivía mucha gente en esa
casa. En la pared contraria, estaba colgado un cuadro grande de Nuestro Señor
Jesucristo en la Cruz. Cerca del cuadro estaba el filtro de piedra que dejaba
gotear el agua a un cántaro policromado, junto había un aguamanil con una tela
colgada, para lavarse las manos. La mesa era rústica, con diez sillas de madera
con asiento de otate. Las paredes del comedor estaban pintadas de color azul
claro, con un guardapolvo de color mas fuerte; el piso era de ladrillos
cocidos, muy regado y barrido. Dos grandes candelabros daban luz sobre la mesa,
aunque la habitación tenía una amplia ventana que daba a la galería. El sacerdote
ocupó una silla a la cabecera de la mesa e invitó a los muchachos a sentarse,
lo que hicieron medio cohibidos; nunca se habían sentado a una mesa tan
elegante.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Durante el
desayuno, no se habló nada respecto al asunto que había llevado a Serafín y sus
amigos en un viaje tan largo; la sirvienta del sacerdote estaba muy pendiente
de lo que hablaba el señor cura; luego corría a comunicarlo a las feligresas,
ansiosas de noticias o chismes. Se habó de cosas intrascendentes, de que el
padre del cura había sido carpintero; de que el sacerdote, antes de serlo,
había sido arriero, viajando de un lejano lugar llamado Acapulco, hasta la
ciudad de México, llevando mercancías que un tío, hermano de su padre,
comerciaba entre ambas ciudades. Les contó a los asombrados muchachos, que a
Acapulco llegaba un gran navío procedente del otro lado del mar, cargado de
mercancías maravillosas. Los muchachos nunca habían oído de ningún mar, por lo
que el sacerdote les contó que era como una enorme laguna, que no se le veía el
otro lado y era tan profunda, que se podrían sumergir la montaña mas alta de la
región, sin que se le pudiera ver la punta. Los amigos estaban maravillados y lo
creían porque se los decía el padrecito.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Cuando
terminaron, los invitó a caminar por la huerta; necesitaba ver cómo se estaban
desarrollando algunos árboles, lo cual era el pretexto para alejarse de los
curiosos oídos de la sirvienta, que se ocupó en levantar los trastos utilizados
para llevarlos a lavar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">La huerta
era grande y tenía al centro un gran tamarindo, cargado de sus dulces vainas.
Había chirimoyas y tejocotes y una gran variedad de plantas en floración. En un
rincón de la huerta se miraban unos cajones como para panales de abejas. Don
José María los llevó hasta un pozo y se sentaron en el brocal y en la banqueta
perimetral. Serafín se asomó y miró su imagen reflejada en las aguas y un cielo
azul surcado por unas tenues nubes. Todo olía a fruta y flores.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Miren,
hijos míos, ─empezó paternal el sacerdote─ esto que ustedes piensan es muy
peligroso, yo sé que ustedes actúan con limpieza de corazón. Tienen razón en
pensar en todas las injusticias que viven y en desear ponerles fin. Yo mismo las
he vivido; aunque mi madrecita, que en gloria esté, era criolla, yo soy y me
siento indio, como mi padre, como ustedes mismos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Pero padrecito,
─intervino Serafín─ usté es cura y no tiene problemas como nosotros, que semos
piones.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—En parte
tienen razón, Serafín, nuestros problemas son diferentes, pero también son
preocupantes; por ser indio me mandan a estos pueblitos tan lejanos. No me quejo
de ello, porque aquí miro el rostro de Nuestro Señor en los indios que sufren,
que son explotados como si fueran animales de carga; que viven casi en la
miseria y trabajan de sol a sol. Todo ello me hace pensar en que es necesario
un cambio; lo que pasa es que no sé cómo hacerlo, entonces solo lo platicamos
entre amigos. Yo les voy a recomendar que no hablen de esto con nadie, a menos
que sientan en tal persona la suficiente confianza para hacerlo, que estén bien
seguros de que no los va a traicionar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Pero díganme,
─continuó el cura─ ¿qué piensan esos personajes que me mencionas y que hicieron
referencia a mi?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Pues eso, padrecito,
que usted no está contento y que habla de hacer algún cambio, pero como dice,
todo se queda en pura platicada.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Es cierto,
Serafín, pero dime, ¿ustedes qué piensan? Me refiero a ti y a tus amigos, tan
callados, Ignacio y Domitilo ¿verdad?, ¿así son sus nombres?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Mesmamente,
contestó Ignacio medio mosqueado. Domitilo asintió con un movimiento de cabeza.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—La mera
verdad, padre, yo me imagino que para enfrentarse a los soldados españoles
necesitamos armas, pero no tenemos como mercarlas; pero sí podemos hacer
lanzas, flechas; entre nosotros, los indios, hay herreros que hacen arados,
espuelas y armas, solo hay que juntarlos y nos ponemos a fabricar algo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Me parece
bien lo que dices, pero, ¿qué supones que harán los soldados cuando se den
cuenta que están haciendo armas? ¿Qué van a pensar tus patrones cuando vean que
sus herreros están usando sus fraguas para hacer armas? ¿Qué piensas que
harían?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Los tres
amigos se quedaron en silencio, como analizando esas posibilidades que les
había planteado el sacerdote, algo en lo que tal vez no hubiesen pensado. Se
miraron unos a otros y al fin volvió a hablar Serafín.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Creo que ya
le entendí, padrecito, está difícil, ¿verdad?... Pero hay un lugar donde
podemos hacer muchas cosas sin que nos miren. Mis amigos y yo conocemos unas
cuevas muy grandes; están abajo de los cerros de San Agustín; tienen varias
entradas, una es por un arroyo que pasa por Jerécuaro; hay otras que están en
el cerro y otras que salen para Acámbaro. Sin saber para qué, nosotros hemos
juntado algunos alimentos, palos y fierros y creo que ahora me doy cuenta para
qué nos pueden servir.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Yo les
recomiendo, muchachos, que no se precipiten, están jóvenes. Mejor piensen en
estudiar algo para que puedan salir de su situación. Mírenme a mi, yo era como
ustedes; cuando murió mi padre yo me tuve que ir a trabajar con mi tío, primero
en el rancho y luego como arriero; se sufre mucho, ustedes han vivido solo un
poco de ese trabajo, por lo que me cuentan, fue el trayecto hasta aquí. Ahora
imagínense hacer esos recorridos, tres veces mas largos; aguantando aguaceros, lodazales,
fríos intensos, todo ello durante varios años. Claro que se puede ir ganando
algo de dinero, pero si no se ponen listos, no falta quien se los quite: los
juegos de azar, las mujeres, las borracheras con los amigos, no falta quien. Yo
logré ahorrar un poco y fui comprando mulas y burros; yo quería ser el patrón. Para
lograrlo hace falta mucho dinero: comprar mercancías en un lugar y llevarlas a
donde hacen falta, pero ya con los animales es menos difícil. ¿sí me entienden?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Serafín y
sus amigos guardaron silencio, sopesando las palabras del padre José María. Sí,
comprendían lo que el cura les decía, pero no era fácil para ellos pensar en
cómo hacerle para estudiar algo, si apenas tenían tiempo de cumplir con el
patrón. Ahora andaban de vagos, pero al volver, a lo mejor los cintareaban por
irse sin avisar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Usted habla
bonito, ─dijo Serafín─ pero es que su padre tenía un oficio, no se alquilaba
con ningún patrón; nosotros vivemos en las casas del patrón, en las tierras del
patrón y tenemos que trabajar para el patrón, ¿cómo pues hacerle? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Yo he tenido
la suerte de recibir las lecciones de una niña muy buena, hija del patrón. Mi
madre la crió desde pequeña, pues su mamá murió cuando ella nació. Cuando le
pusieron maestros, me empezó a enseñar a leer y escribir y ya sé algo, pero
estos, ─refiriéndose a sus amigos─ van a tener que estar pegados a la tierra, sus
padres son campesinos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Es cierto, ─respondió
el religioso─ es más complicado para ustedes, pero no imposible, tú, Serafín,
que recibiste de una forma generosa alguna enseñanza, tienes el compromiso de
pasarla también a tus amigos, de esa forma todos nos iremos preparando. Yo les
recomiendo que se acerquen al cura de su localidad para pedirle que les enseñe
las letras.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Me va a perdonar,
padrecito, eso va a estar mas difícil; el padre José es un español, atiende la
Capilla de la hacienda y no quiere ni vernos por ahí cerca. Diario celebra la
Misa, pero solo para la familia de Don Francisco y sus amigos, que siempre hay
en la casa.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Te
entiendo, muchacho; sí que la vida es difícil. «Piensa con tristeza en las lamentables
condiciones en que se tenía a las castas mas bajas. ¿Cuándo podría haber un
cambio, si se tenía en la ignorancia a los indígenas, mestizos y mulatos? Habrá
que esperar que los criollos y algunos mestizos ilustrados se animen a iniciar
un movimiento que reivindique a estos hermanos.»</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—¿Cuándo
regresan a su pueblo?, ─preguntó el Sacerdote─.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Quedamos de
esperar a los arrieros, para irnos con ellos, fueron a la costa y en unos días
volverán; así vamos mas seguros y nos ganamos unos reales por trabajar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Me parece
muy bien, muchachos, mientras tanto, conozcan estos lugares, son muy bonitos,
es un valle en el que corre un río importante, el Tepalcatepec, pero tengan cuidado, de pronto
tiene corrientes muy traicioneras. Si no tienen dónde comer o dormir, vengan
con confianza a buscarme, por lo general como solo y me agradará compartir el
pan con ustedes y para dormir, hay bastantes cuartos. No lo olviden.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">El Sacerdote se despidió de Serafín y sus amigos y los acompañó hasta el
atrio, donde los despidió; él tenía que atender a unas señoras que lo
esperaban. Los muchachos caminaron hacia la plaza principal, donde se sentaron
en una banca a platicar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 88.6pt; text-align: justify; text-indent: 0in;">
<span style="font-family: arial;">─¿Cómo la ves, Serafín?, ─preguntó Ignacio─ ¿ta
difícil, que no?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Pos yo no entiendo bien, ─intervino Domitilo─ pero eso sí, el patrón no
nos va a dar permiso de ir a aprender las letras, pos si nomás nos quiere tener
como burros, pa nada le servimos muy leidos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Ya veremos qué hacer, ─respondió Serafín─ el padre José María tiene razón,
tenemos que aprender muchas cosas, ser mayores; ahora nos ven muy chamacos y si
nos alebrestamos, nos van a romper el hocico y no vamos a ganar nada; pero eso
sí, a nadie le diremos de las cuevas y seguiremos llevando cosas. Algún día nos
servirán de algo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Pasaron los días esperando a los arrieros y platicando con el sacerdote.
Llegaban ya tardeando, cenaban con él y luego dormían en uno de los cuartos. Para
ellos fue novedad dormir en una cama con colchón y la primera noche no encontraban
acomodo. Lo que no les gustó mucho fue que el señor Cura les pidió que se
bañaran. Lo hicieron en una tina de lámina donde cabían hasta acostados, fue
diferente a bañarse en el río; pensaron que era como bañarse con agua sucia, estaban
acostumbrados a la corriente del río.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Luego se unieron a los arrieros y juntos volvieron hasta Acámbaro; la recua
se dirigía a Celaya y ellos se fueron para Puruagua cruzando el cerro, para
salir a Jerécuaro. Habían estado fuera de sus casas, poco mas de dos semanas,
así es que Juana le dio una buena regañada a Serafín y como lo habían predicho
Ignacio y Domitilo, el Capataz les dio una cintariza por haberse ido sin
permiso. Todo quedó en unos días con los lomos doloridos, pero felices por las
cosas que habían aprendido.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Cuando el ingeniero Fortuna miró su reloj, se dio cuenta que ya eran
casi las tres de la mañana; las horas se le habían ido sin darse cuenta, el
interés de la historia le había hecho olvidarse de la realidad de su
compromiso. La mayoría de los contertulios se habían ido de a poco, todos
empezaban sus actividades con las primeras luces del día. El Ingeniero y Pedro se
levantaron, agradeciendo a los viejos su tiempo para hacer el relato,
comprometiéndose a volver en pocos días a que lo continuaran; se habían quedado
muy interesados en conocer el resto de la historia. Todos se levantaron; los
viejos, quejumbrosos por las dolencias de sus piernas, tantas horas en la
inmovilidad, pero todos contentos; para muchos de los concurrentes, por ser tan
jóvenes, era una historia nueva.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<b></b><i></i><u></u><sub></sub><sup></sup><strike></strike><span style="font-size: large;"></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6307207826539190148.post-19920192908294714482020-04-02T06:27:00.002-07:002021-10-08T07:58:56.242-06:00Las grutas de la libertad - Caplíto 4<span style="font-family: arial;"><br />
</span><h3 style="margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0in; margin-right: 0in; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0in; mso-list: none; tab-stops: 35.4pt; text-indent: 0in;">
<span style="font-family: arial; font-size: small;"><span style="mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: Arial;"><span style="mso-list: Ignore;"><span style="font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> <b> </b></span></span></span><b><span>Regreso
de Michoacán</span></b></span></h3>
<div style="margin-top: 6pt; mso-list: l0 level2 lfo1;">
<b><span style="font-family: arial;"><span></span><br /></span></b></div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Los tres hombres se sentaron a la mesa, el
anfitrión les sirvió un café, mientras su esposa se afanaba en la cocina preparando
la cena de la familia.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Oiga, Ingeniero, me contaron que anoche se
quedaron platicando con los viejos hasta muy tarde.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Así es, Don José, repuso Fortuna, lo que pasa
es que nos empezaron a contar una historia muy interesante que, se desarrolló
en esta hacienda, hace muchos años, allá por mil setecientos noventa y tantos.
No sé qué tanto sepa usted de ella.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Solo lo que contaba mi padre, a él se lo transmitió
mi abuelo y así ha sido, de padres a hijos desde siempre. Yo a mi vez se la he
contado a mis hijos y lo que pretendemos es que estas historias, ciertas o no,
aunque yo pienso que tienen algo de verdad, no se pierdan en el tiempo, hasta
que haya alguno que le interese ponerlas por escrito.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Tienen razón, intervino Pedro, es importante
conservar estas historias; es lo que les da sustento a estas fincas tan viejas.
La vida de las familias siempre tiene partes interesantes. Aunque, a decir verdad,
cuando se van pasando esas historias de boca a boca, en cada oportunidad le
adornan con alguna cosilla, de manera que, cuando pasan los años y aquí estamos
hablando de cuando menos doscientos años, ya la historia verdadera se ha
enmascarado con tal cantidad de maquillaje, que es muy difícil descubrir la
verdad; no obstante, son como el espíritu de las fincas, siguen dándole vida,
aún cuando los tabiques se acaben.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—!Mire nomás, don José!, qué bien habló el
Pedrito, él que siempre es tan callado. Pero tienes toda la razón, Pedro, esas
historias no permiten que mueran estas fincas, que son parte de la historia de
nuestro país.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—A ver, señores, dijo la esposa de Don José
entrando con una budinera con la cena, ya es la hora de cenar y dejen la
plática para la sobremesa, si no luego qué platican.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Terminada la cena y los comensales satisfechos,
se reanudó la plática referente a las historias de la hacienda.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Cuénteme, Ingeniero, dijo Don José, ¿en qué se
quedó la plática de anoche?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Lo último que contaron fue que los tres amigos
regresaron de su viaje a Michoacán y les fue como en feria, creo que hasta
cintarearon a alguno.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Esa parte yo creo que es real, los capataces
acostumbraban esos castigos, sobre todo cuando algún peón se ausentaba sin
avisar; temían que se les fueran y no debemos olvidar que los encomenderos eran
dueños de tierras y almas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Tiempos muy ingratos, pobre gente, ─dijo Pedro─
imagínese don José, si así el ingeniero nos trae sin comer hasta la noche, pobres
indios de aquellos tiempos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Te la voy a hacer buena, Pedro, dijo el
Ingeniero siguiendo la broma de su ayudante.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Pero no perdamos más tiempo, dijo Don José, vamos
a ver si están los viejos para que sigan con su narración.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Don Tomás y Don Silvestre, los relatores de la
noche anterior, ya se encontraban esperando la llegada del Ing. Fortuna. Además
de varios hombres mas, se encontraba un viejecito de nombre Atilano, invidente
que había sido jardinero en la hacienda y quien era reconocido por su buen
humor, quien al darse cuenta que habían llegado el ingeniero y su ayudante, así
como el señor Ortiz, de inmediato se dirigió a ellos:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Qué bueno que vinieron, ingeniero, ─dijo el
viejo─ pos por lo que me contaron estos, viene la mejor parte de la historia y
tú también José, hace tiempo que no nos “vemos”. ─dijo socarronamente el
invidente─. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Ya hace tiempo, Atilano, pues ya “ves” que
siempre ando ocupado con mis vacas y los asuntos del Comité del Agua. Pero
mejor sigan con la historia, que a mi también me interesa escucharla.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Pos con el permiso de Tomás y Silvestre, yo les
voy a contar lo que sigue, pos como yo soy indio, igual que aquellos muchachos,
me pasaron algunos datos que solo se pasaban entre nosotros; 'hora ya es
distinto, pos pasaos tantos años, ya no es lo mesmo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Don Atilano dio principio a su relato:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<h2 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;"><span style="font-family: arial; font-size: small;">
El nahual se presenta</span></h2>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Serafín,
Ignacio y Domitilo siguieron su vida más o menos normal. Después de la cintariza
recibida, ya se cuidaban de no faltar a sus labores, pero al final del día, los
muchachos se dirigían en busca de su amigo, en las cercanías de la hacienda. Se
juntaban en un lugar boscoso en el cerro, por donde bajaba un arroyo y con pedazos
de carbón, sobre las piedras mas grandes, Serafín les iba pasando las lecciones
que él recibía de parte de Ana María; de forma rudimentaria, los muchachos
empezaron a leer y escribir, con muchos errores, pero alguna luz se estaba haciendo
en sus cabezas. Además de las lecciones, Serafín les hablaba de cosas que le
platicaba Ana María; algunas venían en los libros que leía, otras las escuchaba
de labios de su padre o de sus maestros y amigos; aseguraban que en España
había descontentos; en las colonias, los criollos estaban siendo dejados de
lado en cuanto a la Administración Pública, quedando todo en manos de
españoles. En fin, que las condiciones se estaban dando para tratar de poner
fin a esa situación de servidumbre en que vivían los mestizos y otras castas,
así como
los indios, quienes desde que fueron creados, poseyeron la tierra. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Ignacio y Domitilo no alcanzaban a ver a qué se refería Serafín, pero
estaban dispuestos a ir tras él, como siempre se lo habían ofrecido.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Cierto día en que se reunieron en el sitio de costumbre, los muchachos
escucharon unas como voces apagadas que provenían de un recodo del arroyo,
donde había una pequeña cueva, casi nada mas una depresión del talud del cauce.
Con mucho cuidado se fueron acercando al sitio, casi en silencio; se ocultaron
detrás de unas matas, podían ver hacia el lugar de donde venía el sonido. El
sitio estaba obscuro, miraban una luz difusa, como de brasas de una hoguera
terminada. Aunque los tres estaban llenos de miedo, pues pensaban que podía ser
un espíritu malo, continuaron su observación, en tanto continuaban los
sonidos... !aammmmm... aammmmm... aammmm!</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Cuando estaban a punto de retirarse, escucharon una voz con toda
claridad:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—No te vayas, Serafín, a ti te estoy esperando... no tengas miedo,
acércate, no soy ningún espíritu, pero tengo cosas importantes qué comunicarte.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Mirando a sus amigos, que lo veían con ojos suplicantes, Serafín sintió
dentro de él la necesidad de acudir al llamado. Se incorporó y de a poco se fue
acercando a la boca de la cueva. La persona que estaba dentro arrojó un trozo
de ocote y se alzó una flama suficiente para iluminar el lugar. Serafín vio
entonces que, sentado con las piernas cruzadas, estaba un anciano con los ojos
cerrados; vestía una especie de taparrabos, sandalias de cuero y una capa que
parecía ser de piel de leopardo. La cabeza la tenía cubierta por una banda
alrededor, de donde salían plumas de varios colores, así como algunos caracoles
y piedritas de obsidiana. El hombre volvió a hablar:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Serafín, yo soy tu abuelo, padre de tu padre. Tú eres mi sangre y mi
heredero. Debes saber que yo soy un nahual, tal vez esto te sorprenda, nos han
hecho mala imagen. No es cierto que hagamos el mal a nadie, mucho menos que les
chupemos la sangre; ni nos comemos a los niños; esto es lo que los curas le han
dicho a los indios, para acercarlos a las iglesias, pero no es verdad.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Si en verdad eres mi abuelo, ¿por qué no me buscaste antes? Y, algo
importante para mi, ¿dónde está mi padre? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Esas son preguntas inteligentes. La respuesta a la primera es que no te
busqué porque aún no estabas preparado. Todos los hombres tenemos un destino
qué cumplir; el tuyo es importante para tu pueblo, pero todavía no lo puedes saber,
hasta que sea el momento. La segunda pregunta le correspondería responderla a Anselmo,
mi hijo y tu padre, pero por ahora él no puede venir a verte. Siempre te ha
amado y ama a tu madre desde siempre. Hace tiempo que se fue del pueblo; no
soportó más el vivir atado al surco y a las arbitrariedades del hacendado y su
capataz, quienes le han impedido ir a verte y ver a tu madre. Es todo lo que te
puedo decir por ahora, ya tendrás ocasión de verlo y él te explicará.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Sé que tienes dos buenos amigos, Serafín y eso es bueno; deben ser como
dos hermanos menores para ti, cuídalos, enséñales y protégelos. Siempre estarán
junto a ti y serán tu protección. Ellos no lo saben, pero están unidos a ti
desde antes de nacer. Ahora son Ignacio y Domitilo, en su oportunidad te diré
cuales son los nombres secretos de ustedes tres. Quiero preguntarte, ¿Crees en
lo que te he dicho y confías en mi?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Sí creo, abuelo, porque lo siento en mi corazón y porque mi madre
siempre me ha hablado de mi padre y un poco de ti y sí confío, porque sé que
nunca me harás mal, porque soy tu sangre.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Así es hijo mío. Estos viejos ojos ya no ven la luz del sol, pero sí
ven dentro de los corazones y de las almas de los hombres.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Hasta ese momento, Serafín no se había dado cuenta que su abuelo estaba
ciego; pendiente de sus palabras, no había reparado en que el viejo seguía con
los ojos cerrados.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Perdona, abuelo, no sabía que eras ciego, ¿te puedo llevar a tu casa?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—No es necesario, hijo mío, yo vivo en el monte y sé los caminos. De
alguna forma te he visto cuando vienes con tus amigos y he estado presente
cuando les das las lecciones; hasta hoy, que era cuando me tenía que presentar
ante ti. Pero basta de charla, ustedes deben volver a sus casas, a nadie le
hables de que me han visto; sigan con su vida normal y yo les volveré a llamar.
Ahora vete, hijo y que los dioses te guíen y te protejan.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Siguiendo los consejos de su abuelo, los muchachos continuaron con su
vida normal; Serafín en la hacienda e Ignacio y Domitilo en sus labores en el campo.
Pasaban días sin verse; sus trabajos se terminaban hasta que el sol se ponía,
por lo que cuando llegaban a sus jacales, estaban tan agotados que solo
pensaban en dormir. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Por su parte Serafín había vuelto a ver a Ana María, entre semana era feliz,
porque podía estar cerca de ella durante el día. Por las tardes los jóvenes
caminaban por los jardines de la hacienda y ella le pasaba las clases que había
tomado; así fue aprendiendo que el mundo es algo mas que el espacio de tierra en
que nacieron y viven; aprendió que hay un mar océano que une dos mundos opuestos
y que es de donde vienen los conquistadores. No le dice nada a Ana María, pero
siente que cada día crece el odio hacia esos seres que han esclavizado a su pueblo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Los fines de semana son diferentes; entonces llegan los amigos y los
músicos y el despreciable don Fermín, quien lo veía y sonriente se burlaba de
él’ Se daba cuenta que el fiel sirviente estaba enamorado de la muchacha, a
quien él seguía alhagando con regalos y atenciones, pero sin dejar ver sus torcidas
intenciones. Tenía bien claro que él no era una persona que pudiese estar atado
a una persona por ese convencionalismo llamado matrimonio. No, las mujeres eran
para divertirse de vez en cuando, sin problemas, sin compromiso, en particular
para los seres afortunados como él mismo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">De nada habían valido las recomendaciones de su padre don Everardo de
Bustos y Santillana, que ya estaba cansado de sacar de problemas a su
primogénito y tenía en gran estima a don Francisco de Urzúa, encomendero y
propietario de la hacienda de Puruagua; hombre muy apreciado en la Corte, pero don
Everardo se daba cuenta que el hijo era un “calavera” que solo hacía caso a sus
instintos. Durante la semana, se paseaba con sus primos en Acámbaro, viviendo
de fiesta en fiesta y de taberna en taberna; siempre a la caza de alguna joven
guapa a quien cortejar, para hacerla objeto de sus bajas pasiones y si estas
noticias no habían llegado a oídos de don Francisco, era por el oro que el
muchacho sabía repartir entre los ofendidos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Llegó a la
hacienda el sábado por la mañana, acompañado por sus primos y una pandilla de
muchachos que le coreaban sus tonterías, quienes vivían sus francachelas a
expensas del disipado heredero. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Para
evitarse contratiempos, Serafín se mantuvo alejado del sitio de llegada de los
visitantes, dejando que otros peones se hicieran cargo de las cabalgaduras. A
media mañana, los jóvenes salieron a bordo de unas carretas adornadas con
flores, con destino a Puruagüita, sitio de esparcimiento donde había unos
borbollones de agua caliente y se formaban pozas muy agradables para retozar.
Las personas mayores acudían a ese lugar a aliviar sus dolencias reumáticas.
Sor María del Refugio no se separaba de su protegida Ana María, ante el
evidente enojo de Don Fermín.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Por su parte, Serafín y sus amigos, que se habían ausentado del trabajo
sin permiso, cuidaban a distancia los movimientos de los jovenzuelos. En tanto
los sirvientes levantaban las tiendas para proteger a los visitantes del fuerte
sol y otros se ocupaban de preparar los alimentos, los jóvenes inventaban
juegos y danzas con las muchachas; siempre tratando de alejarlas de las miradas
de sus nanas y cuidadoras. De cuando en cuando, los muchachos sacaban botas de
vino que habían llevado de contrabando, procurando convidar a las nanas, a fin
de tratar de emborracharlas, lo que fueron logrando sin que las encargadas de
las chicas se dieran cuenta. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">El calor del medio día también hizo estragos en Sor María del Refugio,
quien se quedó dormida a la sombra de un árbol. Habiendo estado de acuerdo en qué
hacer, los amigos de don Fermín se fueron hacia las pozas con sus damas, en
tanto el rufián, mediante engañifas, se retiraba con Ana María a una zona
boscosa un poco alejada. La inocente chica pensaba que era parte de los juegos
y corría feliz de la mano de don Fermín; pero Serafín no era tan inocente, por
lo que se fue acercando sigiloso en compañía de sus amigos, hasta colocarse a
una distancia prudente, que, sin ser visto, pudiesen dar ayuda a Ana María.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Sintiéndose seguro, el astuto Fermín abrazó con fuerza a Ana María, que
por mas que trataba de defenderse, no podía ante la fuerza física del abusivo
muchacho; pero antes de que lograra sus aviesos fines, Serafín lo levantó
jalándolo de la camisa; Fermín se revolvió furioso y al ver que se trataba del
sirviente, extrajo de entre sus ropas un afilado puñal, pretendiendo dar muerte
al intruso. Ignacio, al ver la desigual pelea, alcanzó a Serafín un leño lo
suficiente grande y fuerte para hacer frente al furioso muchacho; como dos gallos
de pelea, los jóvenes giraban sin perderse de vista; uno tratando de herir al
rival y el otro esperando el momento de defenderse. Don Fermín lanzó una puñalada,
a lo que respondió Serafín blandiendo el leño y esquivando el puñal, Fermín se
agachó y el palo abanicó el aire. Ambos jóvenes recuperaron sus posiciones y
siguieron girando.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">En tanto se desarrollaba el duelo, Ana María miraba aterrada y muda la
desigual pelea, sin atreverse a intervenir; corría el peligro de ser alcanzada
por el puñal, o por la estaca; Ignacio y Domitilo, mientras tanto, estaban
pendientes de que no fueran a llegar los amigos de Fermín, quien hizo un
movimiento de engaño y mientras Serafín bajaba el palo, logró alcanzarlo con el
puñal en el antebrazo izquierdo. Serafín se recuperó sin hacer caso a su herida
y en tanto Fermín contemplaba la sangre, el herido le asestó un estacazo en la
cabeza, cayendo Fermín sin sentido.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">De inmediato, Serafín corrió al lado de Ana María, para cerciorarse de
que se encontraba bien, la chica casi se desmaya al ver la sangre en el
antebrazo de Serafín y desgarrando el olán de una de sus faldas, le vendó la
herida a su buen amigo, abrazándolo con alegría. Ignacio se acercó a Fermín y
comprobó que solo estaba inconsciente. Preocupada, Ana María recomendó a
Serafín que se fuera, porque el capataz era capaz de matarle para quedar bien
con su padre y el mismo Fermín, era un muchacho vengativo y trataría de
cobrarse la afrenta.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Serafín accedió a irse, pero antes le pidió a Ana María que se fuera al
lado de sor María del Refugio, así él estaría seguro de que no le pasaría nada.
Accedió la chica y Serafín y sus amigos se fueron al monte, a perderse hasta
que se enfriara el asunto. Cuando don Fermín, se levantó hecho un basilisco
buscando a Serafín, Ana María se hizo la sorprendida y le reclamó al muchacho
su grosera actitud, al grado que su cuidadora les pidió volver en el acto a la
hacienda. Este penoso incidente dio al traste con ese paseo que tantas ilusiones
había despertado. Los sirvientes levantaron las tiendas y la comida a medio
preparar y todos se fueron a comer a la hacienda; bueno, no todos, porque don
Fermín y sus secuaces se disculparon por tener qué atender otros asuntos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">En realidad, don Fermín se fue en busca de información que lo pudiera
llevar a donde se pudiera esconder Serafín; no hubo quien le diera tal
información, no obstante, el grupo estuvo recorriendo la sierra en busca de los
tres amigos; éstos conocían muy bien su terreno y desde lejos miraban cómo
daban vueltas sin hallarlos. Hubo momentos en que estuvieron a escasos diez
metros unos de otros, pero pasaron sn ver a los fugitivos, quienes, de
quererlo, pudieron haberlos sorprendido y hacerles daño; no era oportuno, ya
tendrían la ocasión de hacerlo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Pasó casi un año, desde aquel incidente, Don Fermín se alejó de la
hacienda, había perdido la confianza de Ana María; cuando Don Francisco se
enteró, pidió a la servidumbre que se impidiera el paso a Fermín y sus amigos y
lo mismo le comunicó a don Everardo de Bustos, padre de Fermín, quien, apenado,
ofreció disculpas a don Francisco, ofreciendo poner un correctivo ejemplar a su
calavera hijo. Desde luego nunca lo hizo, pero bastó para alejar al muchacho de
la hacienda de Puruagua.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Serafín volvió a sus actividades en la hacienda y a sus paseos con Ana
María y continuó su aprendizaje; siguió reuniéndose con sus amigos, pasándoles
las lecciones y compartiendo con ellos las lecturas que Ana María le
proporcionaba. Poco a poco sus mentes se fueron abriendo a otras visiones del
mundo en que vivían. Sus reuniones nocturnas siempre estaban pendientes de que
en algún momento pudieran ser llamados por el abuelo de Serafín. Pasaron los
meses sin tener ninguna noticia del anciano, por mas que los muchachos vagaban
por distintos rumbos, no encontraban ni señas de que el hombre hubiese pasado
por esos lugares.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Luego de un año, se encontraban los muchachos en su clase nocturna, cuando
de pronto vieron surgir frente a ellos un enorme puma, los ojos amarillos le
brillaban por la luz de la fogata de los muchachos, quienes atemorizados se
quedaron inmóviles, esperando que en cualquier momento se les lanzara encima. Para
aumentar su asombro, el animal se irguió y bajo la piel apareció el anciano
ciego, quien, sonriente, les habló bromista.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—No se espanten, hijitos, aunque hace tiempo no nos hemos visto, siempre
estoy pendiente de ustedes; hoy vamos a continuar la plática que dejamos pendiente
hace unos meses. Acompáñenme.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">El viejo empezó a caminar sin tropiezos entre la vegetación del monte,
en completo silencio, como si fuera un felino; los muchachos, en esa obscuridad,
caminaban casi a tientas, tropezando con raíces y troncos. El abuelo, como si
los viera, sonreía. Esa era la primera lección de muchas mas que estaban por
venir. Luego de casi una hora, llegaron
a un claro donde había una gran piedra plana, el chamán se sentó en ella y puso
a un lado su bordón, la caminata le había hecho transpirar, por lo que se quitó
la capa de piel de puma. Poco después llegaron los tres amigos, jadeantes y
sudorosos, arañados y golpeados por las ramas, dejándose caer exhaustos junto
al anciano, quien no perdía su sonrisa.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—¿Se cansaron, hijitos?, preguntó socarrón el viejo, esto fue solo una
muestra de lo que tendrán que aprender para superarse a sí mismos. Tendrán qué
aprender a caminar a ciegas, sin hacer ruido. Primero empezaremos por conocer
sus nombres secretos, para saber cuales serán las características que tendrán
que desarrollar. Empezaremos contigo Serafín, ─dijo, en tanto extraía del
morral un pequeño braserillo, haciendo arder unas ramitas y colocando encima un
poco de copal, que al calentarse empezó a llenar el ambiente de su suave aroma,
avivando los sentidos─. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Continuó explicando a su nieto:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Siéntate con las piernas cruzadas, respira con tranquilidad y cierra
los ojos. En tanto el muchacho adquiría un ritmo de respiración pausado y
tranquilo, el nahual extrajo de su morral unos pequeños hongos secos y negros;
sobre la piedra y envueltos en unas hojas verdes, los molió aplastándolos con
las manos, hasta que quedaron casi en polvo; luego extrajo una hoja verde mas
chica y envolvió una pequeña parte del polvo, acercó el bocado a Serafín y le
pidió abrir la boca, masticar y tragar lo que le estaba dando. Masca con calma,
sentirás el sabor un poco amargo, pero soportable; no abras los ojos y
concentra tu pensamiento en la estrella de la tarde... el viejo hablaba en voz
baja, tranquilizante... ¿Ves la estrella? Es muy brillante y parece que se
agranda.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Los amigos de Serafín miraban como hipnotizados lo que estaba
ocurriendo, sentían algo de miedo, pero no era cosa de mostrarse débiles en
esos momentos. Serafín terminó de masticar y un hilo de espuma blanca le escurrió
por la comisura de la boca, tuvo un ligero estremecimiento y habló:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Honorable abuelo y maestro, estoy ante ti para recibir tus enseñanzas
con humildad; la fuerza de nuestros antepasados me sostiene y apoya. Te
escucho.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Muy bien, Serafín, mi nieto elegido; el Gran Espíritu, creador de todo
lo que vemos y de lo que nos está oculto, Señor de todos los hombres, los
animales y toda la vida. Dueño del mundo. Cuando naciste y de acuerdo con lo
que su sabia mano escribió para ti, te dio un nombre. Yo te ordeno que, con
mucha humildad, sin ver su rostro, le pidas que te revele el nombre que
escribió en el Libro, escucha muy bien lo que te diga.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Serafín permaneció en silencio un largo tiempo, en momentos movía la
cabeza en señal de asentimiento, siempre con la cabeza baja y los ojos
cerrados. Luego de largos minutos, enderezó el tronco de su cuerpo y habló:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Amado abuelo, el Gran Espíritu se ha dignado escucharme y me ha
revelado mi nombre secreto, este es Itzmín, el trueno, porque todos lo escuchan
y muchos le temen y mi animal es el gavilán; me indicó que el resto me lo
enseñarás tú mismo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Muy bien, Itzmín, ese será tu nombre entre nosotros, fuera de aquí seguirás
siendo Serafín. Tu animal es el gavilán y deberás adquirir sus cualidades. Ser
rápido y elegante en tus movimientos; tener una vista aguda a distancia y
moverte en silencio. Cuando domines esas cualidades, entonces podrás ser un
auténtico gavilán. Ahora bien, el nombre que el Gran Espíritu te eligió,
deberás hacerlo valer entre los hombres, pero sin revelarlo: que todos te
escuchen y muchos te teman, eso te hará fuerte para cumplir la misión que
iremos conociendo mas adelante. Ahora recuéstate y duerme, descansa tu mente y
tu espíritu.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Serafín obedeció el mandato de su abuelo y se recostó sobre la piedra,
cubriéndose con su sarape y cayendo en un profundo sueño. <i>«En ese estado
onírico se vio a sí mismo volando a gran altura, planeando elegante aprovechando
las corrientes de aire. Se vio al frente de un grupo de hombres: Unos sanos y
fuertes, empuñando algunas armas, otros enfermos y unos mas heridos, el gavilán
se posó sobre una rama y a todos ayudaba, luego se obscureció el cielo y hubo
un gran estruendo de golpes y voces, de gritos de dolor y de arengas. El
graznido del ave era como un grito que llenaba la obscuridad, pero no se miraba
dónde estaba el gavilán.</i>» Ya no supo mas. Durmió tranquilo, relajado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Después de algunos minutos de descanso y meditación, Ignacio y Domitilo
permanecieron en silencio, sin saber qué deberían hacer, mirándose el uno al
otro, sin hallar la respuesta. Volvió a hablar el viejo nahual.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Ahora te toca a ti, Ignacio. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">El muchacho se sobresaltó al escuchar su nombre, su rostro adquirió una
palidez temerosa, pero se puso en pie y se acercó al anciano, que permanecía con
los ojos cerrados, como durmiendo, con esos ojos muertos a la luz. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Siéntate con las piernas cruzadas y cierra los ojos. Respira con tranquilidad,
no temas. Siento vibrar tu alma por el miedo, pero debes estar tranquilo si
quieres ayudar a Serafín. Ustedes son como hermanos y yo te veo como a mi
nieto. No temas, hijo mío.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">El viejo continuó hablando con tranquilidad a Ignacio, quien a poco
empezó a respirar con suavidad, sin temor alguno. Entonces, al igual que a
Serafín, el nahual le dio a comer el bocado de hongos en polvo, pidiéndole que
lo mascara con lentitud. En la boca del muchacho se activó la salivación y el
bocado se hizo digerible; el gustillo amargo le molestó poco y sintió que su
cuerpo se hacía liviano. A lo lejos escuchó el ulular de un búho, pero no le
inquietó, solo escuchaba la voz del anciano nahual y a su nariz llegaba el
dulzón aroma del copal.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Ahora, Ignacio, vas a estar en presencia del Gran Espíritu, no lo mires
a la cara, pues morirías en el acto, humíllate ante Él y escúchalo, Él te dirá
cosas importantes.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Por un largo rato, Ignacio permaneció en silencio, en tanto el nahual
ponía mas copal y otras substancias en el braserillo, para envolver en humo aromático
el espacio en que se hallaban; la luna, impasible, continuaba su eterno vagar,
indicando el paso de las horas. El viento susurrante, llevaba mensajes de paz y
armonía en el milenario bosque; en el valle, los pueblos dormían el sueño de la
ignorancia o la indiferencia, mientras que, en el claro del bosque, cuatro
almas recibían una iluminación anunciada en la eternidad del tiempo. Al fin habló
Ignacio.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Venerable abuelo, el Gran Espíritu me ha hablado, me ha indicado mi
nombre secreto, es Coyoltzin, que significa, pequeño cascabel; estoy señalado
para llevar alegría a mis hermanos, es contagiosa y les aliviará sus momentos
de tristeza, que son muchos y vendrán mas; también es un aviso de que vienen
tiempos mejores, aunque antes de que lleguen habrá sufrimientos. Eso es lo que
me ha dicho, pero no lo entiendo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">No te preocupes, Coyoltzin, que yo te iré indicando el camino que
seguirás, al igual que a Itzmín, te digo que tu nombre, fuera de aquí, seguirá
siendo Ignacio. Tu nombre significa pequeño cascabel y, como bien sabes, los
cascabeles provienen de la serpiente, por lo tanto, deberás aprender a moverte
con cautela, tu alegría se escuchará y alegrará a tus hermanos, pero la
serpiente también es astuta y deberás aprender a serlo para que tus enemigos no
te sorprendan. Aprenderás estas cualidades bajo mi guía y cuando estés
preparado, yo te indicaré cual será tu misión. Ahora deberás descansar, tu
esfuerzo ha sido grande.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Tocó luego el turno a Domitilo, quien de inmediato se acercó al nahual, le
habló con respeto:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Honorable abuelo, toy aquí pa recibir tus enseñanzas; quero ser un fiel
acompañante de Serafín, a quen quiero como un hermano y por quien toy dispuesto
a dar la vida.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Lo sé, hijito, lo sé muy bien; como les dije, siempre he estado cerca
de ustedes. Siéntate como has visto hacerlo a tus amigos, cierra los ojos y
respira con tranquilidad.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">En tanto se relajaba Domitilo, el viejo nahual se puso a preparar sus cosas.
Atizó la lumbre del brasero, le puso mas copal y una piedrita de ámbar, con lo
que el aroma alcanzó una delicadeza especial, envolviendo al joven y ayudándole
a tener una concentración adecuada. Satisfecho con el estado mental del
muchacho, el curandero le dio el bocado de hongos y le repitió lo mismo que a
sus amigos. En tanto el chico se encontraba en ese viaje espiritual. El nahual
empezó a tocar una dulce melodía en una pequeña flauta de carrizo. El sonido
era suave y adormecedor, ayudando a Domitilo en su estado de relajación. Luego
de un tiempo, el joven habló:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Amado abuelo, he seguido tu guía y he’stado en la presencia del Gran
Espíritu; en mi viaje a la casa del Señor del mundo, he sido acompañado por un
espíritu de Luz, cuyo nombre es <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hiuhtonal</i>,
quien me ofreció estar cerca de mí durante toda mi vida. El Gran Espíritu miró
en su gran Libro y me dijo mi nombre, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Azcatl</i>,
mi animal es la hormiga.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Muy bien, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Azcatl</i>, ese es tu
nombre secreto y, en efecto, quiere decir hormiga, por lo que deberás desarrollar
sus características: inteligencia, trabajador, organizado y fiel. Cuando estés
preparado, nos reuniremos y continuaremos la enseñanza. Ahora, al igual que tus
hermanos, debes descansar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Domitilo se recostó junto a sus amigos y en pocos minutos estaba dormido.
El viejo los miró con amor indulgente; los sahumó con el braserillo; luego tocó
la flauta y tañó un tamborcillo y al ritmo de la música, danzó alrededor de la
gran piedra. La luna, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Kutzi</i>, se
ocultó en el horizonte. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tata Jurhiata</i>,
Señor Padre Sol, hermano y esposo de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Kutzi</i>,
empezó a asomar en la lejanía; algunas aves se lanzaron a su diario vuelo, en
busca del sustento. El Señor de la vida anunciaba el nuevo día. El viejo
invidente se alejó silencioso en busca del reposo. Los tres amigos recibieron
los acariciantes rayos de Tata <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jurhiata</i>
y se sintieron reconfortados.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<b></b><i></i><u></u><sub></sub><sup></sup><strike></strike><span style="font-size: large;"></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6307207826539190148.post-47107832937846826472020-04-01T06:36:00.001-07:002021-10-08T08:00:51.724-06:00Las grutas de la libertad - Capitulo 5<div style="text-align: justify;">
</div>
<h3 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;">
</h3>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;">
<span style="font-family: arial;"><b>Don Francisco de Urzúa</b></span></div>
<div style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;">
<span style="font-family: arial;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Don
Francisco de Urzúa, quien cambió la grafía de su apellido al llegar a Nueva
España, descendiente directo de Don Francisco Bucareli y Ursúa, virrey de
Navarra, era heredero de algunas tierras en aquellos lugares. Por su situación
económica no era muy fuerte, en comparación con otros descendientes del Virrey
Bucareli; no obstante su reconocida hidalguía le abría puertas con facilidad en
la Corte de Madrid, con lo que obtuvo el beneplácito para ser considerado Encomendero
en Nueva España, encomendándole el Rey las tierras del Bajío comprendidas al sur de Guanajuato,
incluyendo Acámbaro, Jerécuaro, Puruagua, Puruagüita, Chupícuaro Puriantzícuaro
y otros pueblos mas antiguos; se estima que había alrededor de dos mil quinientos
habitantes, entre purépechas, otomíes y pames siendo la mayoría purépechas.
Estas propiedades eran mucho mas de lo que podría tener en Navarra, por lo que
sin más pensarlo se embarcó un buen día en el bergantín “Doña Juana”. La nave
llevaba una carga de herramientas, telas, vinos y aceites para la isla de Cuba
y pasajeros hasta Veracruz.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Entre los pasajeros estaba doña Catalina de Suástegui, quien viajaba a
reunirse con sus padres, don Íñigo de Suástegui y doña Leonor de Iza; el padre
de Catalina era funcionario del Virreinato. La belleza de doña Catalina atrajo
la atención de don Francisco y a ella no le fue indiferente el apuesto joven.
Tres meses de viaje son bastante tiempo para afianzar una amistad; una vez en
la Ciudad de México, don Francisco de Urzúa, apadrinado por el arzobispo, viejo
amigo de su familia, pidió formal la mano de Doña Catalina. En tanto se
realizaban los trámites para entrar en posesión de su Encomienda, los
enamorados prepararon la ceremonia para su casamiento. Fue todo un acontecimiento;
la ceremonia se realizó en la Catedral, oficiada por el propio arzobispo. El
banquete, que duró tres días, se llevó a cabo en la casa solariega de los
padres de la novia, en el pueblo de Tacubaya.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Al terminar los festejos, el nuevo matrimonio partió a sus tierras en el
Bajío. El Traslado se hizo en un carro adquirido para ese fin por don Fernando,
buscando la comodidad de su esposa; detrás de ellos viajaban otros cinco carros
de carga con los muebles y enseres adquiridos para montar su casa en sus
tierras.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">En tanto tomaban posesión de su propia casa, el matrimonio fue recibido
en una casa que la Orden de Franciscanos tenía en Jerécuaro. Unas semanas después
y hechos los arreglos correspondientes, el feliz matrimonio se mudó, después de
una intensa remodelación, a la hoy hacienda de Puruagua. Eran una pareja feliz,
juntos recorrieron sus extensas tierras, conocieron los diferentes pueblos y
sus habitantes los recibieron con música y comida. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Los capataces que habían servido al encomendero anterior continuaban al
frente y conocían muy bien a los habitantes. Pasaron una semana en las aguas
termales de Puruagüita, hasta que Doña Catalina dio muestras de fatiga,
entonces se trasladaron a la hacienda. Don Francisco mandó llamar a un médico
de Acámbaro para que revisara a su esposa; después de hacerlo, el médico les
dio la buena noticia de que esperaban un bebé; La buena nueva incrementó alegría
de la pareja.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Los meses pasaban y la salud de Doña Catalina iba disminuyendo, al grado
que el facultativo le ordenó permanecer en cama; había riesgo de que tuviera un
aborto. Don Francisco se desvivía por atender a su amada esposa, rodeándola de
sirvientas, regalos y flores. El día esperado y temido llegó. En la madrugada
de un 8 de diciembre, día de la Purísima Concepción, doña Catalina se puso en trabajo
de parto; una comadrona del pueblo estaba asistiendo al médico; el producto
venía en una mala posición y el cirujano tuvo que practicar un masaje ventral
para tratar de acomodar el feto; ya estaba en peligro la vida del bebé. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Como a las tres de la mañana, Don Francisco escuchó el llanto de su
hijo, luego se enteraría que había sido una niña; eso lo llenó de alegría y esperanza;
sin embargo, la madre seguía mal. Al medio día su temperatura había subido demasiado
y el médico no encontraba la manera de bajarla; a media tarde, doña Catalina de
Suastegui y Urzúa, falleció. La tristeza del esposo fue sobrecogedora; pasó
varias semanas encerrado en su habitación, aferrado a su hija. Solo permitía
que la nodriza que había conseguido entrara cada cierto tiempo a amamantar a su
hija; él sobrevivía con lo mínimo indispensable y si no se dejó morir, fue
porque comprendió que su hija lo necesitaba más que nunca.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">La hacienda parecía desierta, no se escuchaban voces, ni se veía gente,
todos se movían como sombras, a fin de no molestar al patrón. Don Francisco
salió de su retiro a principios de enero, demacrado y flaco, con su hija en brazos.
Su duelo había terminado, pero el luto lo llevaría por siempre. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Ordenó le prepararan el baño y su mozo personal le escogió la ropa adecuada;
casi toda le quedaba holgada, por lo mucho que había adelgazado durante su
encierro. A su hija Ana María, la puso bajo el cuidado directo de la nodriza,
Juana Cisneros, con la indicación de no separarse de la niña en ningún mínimo.
Puso a su servicio a dos sirvientas para que le ayudaran, pero la responsable
era ella. Don Francisco se fue durante dos semanas a recorrer sus tierras; ante
todo debería cumplir con el compromiso adquirido frente al Rey mismo. Durante
los siguientes catorce años no se escuchó música en la hacienda, hasta que don
Francisco comprendió que necesitaba encontrar un pretendiente adecuado para su
hija, entonces organizó las fiestas de los sábados, con música y baile,
invitando a los jóvenes de las mejores familias de los alrededores.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;">
<span style="font-family: arial;"><b>El nahual</b></span></div>
<div style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;">
<span style="font-family: arial;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">El nahual era un personaje respetado y temido entre los pueblos
indígenas. Un hombre conocedor de las plantas; sabía cuales curaban, o qué
otras podían enfermar. Conocía los hongos y plantas que representaban el
alimento de los Dioses, quienes permitían que el chamán los utilizase, tanto
para su propio consumo, o para las curas de los hombres. Se decía que tenía la
facultad de convertirse en algún animal, su animal secreto; esto no lo podía
probar nadie. Si alguno lo había visto, mas le valía no hablar; el mismo animal
iría por él, para llevarlo a los infiernos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Esta leyenda fue muy utilizada por los monjes evangelizadores que
llegaron a estas tierras; con eso les hacían creer a los indios que era cosa
del demonio; así, el nahual fue quedando un tanto en la clandestinidad y solo
lo requerían aquellos que no estaban de acuerdo con los monjes y que deseaban
continuar con sus prácticas religiosas ancestrales.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Este era el mundo en el que vivía Abundio Casimiro, el padre de Anselmo
y abuelo de Serafín. Desde muy joven, Serafín fue iniciado como chamán, pues su
abuelo vio que tenía el don, se lo había descubierto una noche de luna en que, cuando
era niño, le relató que veía a unas sombras que danzaban alrededor de ellos,
aunque el abuelo no se daba cuenta de nada, hasta que él mismo comió de los
hongos sagrados y también vio a esas sombras, que eran espíritus que estaban
iniciando a Serafín. A partir de ese momento, el abuelo supo que debería
esperar para darse a la tarea de enseñar a su nieto el mundo del nahual. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Luego de su encuentro en el monte y durante los siguientes meses, le enseñó al joven a conocer las plantas;
cuales eran comestibles, que otras eran venenosas. Caminaron jornadas
interminables guiándose por el sol en el día y por la luna y las estrellas en
la noche; viviendo de comer hojas, raíces y frutos; bebiendo agua en los
manantiales o arroyos que bajaban de la montaña; cazando piezas pequeñas a base de trampas
sencillas. Le mostró cómo desollarlas, extraerles las vísceras y hacer un fuego
para asar los animales conseguidos. Le mostró las huellas de diversos habitantes
del bosque; diferencias en las heces de un oso; de las de un puma o un venado.
Distinguir las marcas del reptar de una víbora de cascabel o de un coralillo.
Le mostró cómo moverse en silencio entre la vegetación; aprovechar las
corrientes de aire para no ser percibido por los animales. Cuando lo sintió
apto, empezó a mostrarle las plantas medicinales y sus usos. Le mostró la gran
variedad de hongos que se encuentran en el monte; cómo saber cuales son
venenosos, cuales alucinógenos y otros son comestibles. Cuando Serafín cumplió
diez y seis años, su abuelo lo llevó al monte. Le entregó un morral con un
pedernal y un trozo de metal, un cuchillo afilado, un puño de sal y un bule de agua.
Le dio también un sarape y cuando la luna nueva empezaba a levantar, le dijo:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Serafín, mi nieto preferido, eres sangre de mi sangre y hueso de mis
huesos; en estos años te he transmitido muchos conocimientos, pero aún te
faltan muchos mas. Ahora vas a pasar una etapa de crecimiento, si logras salir
adelante con ella, estarás en camino de ser un buen nahual; pero si fracasas, me
dolerá mucho, pero tendrás que volver con tus padres, a vivir trabajando la
tierra del amo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—A partir de
este día, deberás contar cincuenta y tres lunas, entonces nos volveremos a
reunir en este lugar. Todo lo que te he enseñado, te será suficiente para poder
vivir. Deberás enfrentarte a tus miedos y superarlos; estarás solo. Pero
siempre ten presente que el Gran Espíritu te protege; también el alma de tu
animal, que es el gavilán, te ayudará cuando tú lo invoques. Recuerda que
siempre deberás llamar a tus espíritus por tu nombre secreto: Itzmín. Te he
enseñado los secretos que guarda la montaña; conoces los lugares donde puedes
dormir y en donde hallar agua. Sabes hacer trampas para cazar animales y te
enseñé a evitar encontrarte con aquellos que te pueden hacer daño. Conoces las
plantas y sabes cuales puedes comer y con otras aliviar alguna dolencia que se te
presente. Ahora vete y no vuelvas la mirada atrás; tu futuro está hacia
adelante.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">El joven,
tratando de evitar las lágrimas que el miedo le quería arrancar, se echó el
morral al hombro, tomó el sarape que su abuelo le entregó y empezó a alejarse.
Miró la luna y con el cuchillo hizo una muesca en el bule, una vez ubicado y
sabiendo hacia donde se dirigía, se perdió en la obscuridad de la noche.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">La primera
noche, durmió en una cueva, muy cerca de la cima del cerro. Tal como había
visto hacerlo a su abuelo, reunió unas varas delgadas y hojas secas, puso un
poco de paja y golpeó el pedernal con el trozo de metal y saltó una chispa que
encendió la paja, le sopló con suavidad hasta que surgió una flama; luego que
encendieron las ramas, colocó unos troncos mas gruesos y se encendió una buena
hoguera; ya tenía protección contra animales, un fuego donde cocer unas raíces
que recogió durante el ascenso y tenía calor para pasar la noche.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Esa noche,
su sueño estuvo poblado de fantasmas que le perseguían; de animales furiosos
que lo acosaban; y de su abuelo, que a base de conjuros ahuyentaba esos
peligros que le acechaban. Pasó la noche intranquilo, pero el cansancio pudo más
y al final durmió, descansando tranquilo. Al despertar escuchó unos ruidos en
el fondo de la cueva; leves gruñidos que le llamaron la atención; tomando un
leño medio encendido, se fue adentrando en la penumbra de la cueva, hasta que
lo vio, acurrucado en un rincón: un cachorro de lobo. Al mirarlo, el cachorro
enderezó las orejas y movió el rabo, con la misma inocencia que un niño le hace
buena cara a un desconocido. Pensando que el animalito tendría hambre y que tal
vez la madre hubiera muerto, Serafín se puso agua en la mano y se la acercó al
pequeño lobo, que la bebió con avidez; luego hizo trocitos de tortilla y se los
ofreció: el animalito los devoró de inmediato; así, de a poco, Serafín se fue
ganando la confianza del cachorro. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Cuando Serafín
salió de la cueva para continuar su peregrinar, el cachorro de lobo salió tras
él; a partir de ese momento, el muchacho no volvió a estar solo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Bajaron a
las cañadas mas profundas y juntos cazaron; en un principio, Serafín ponía
trampas para atrapar conejos y ratas de campo; mismas piezas que le daba al
cachorro, para que fuera ejercitando sus hábitos alimenticios. Con los
intestinos de un conejo, los cuales lavó perfectamente en un arroyo y luego los
trató con ceniza caliente, logró hacer unas aceptables cuerdas para fabricarse
un arco, buscó luego una rama dura, pero flexible y empezó a tratar la madera
para poderla tallar y fabricarse un arco; esto lo hizo metiendo la vara entre
las cenizas calientes. Una vez satisfecho del arco, empezó a buscar ramas duras
muy rectas, para poder hacer flechas. Las primeras que hizo se iban desviadas; recordó
que su abuelo le había dicho que, cuando él era chamaco, le dijeron que les
colocara unas plumas en la parte trasera, a fin de que se fueran derechas. Como
tenía todo el día para hacer sus pruebas, trabajó con diferentes materiales,
hasta que encontró las plumas adecuadas y logró colocarlas en la posición correcta;
para hacerles la punta dura a las flechas, lo hizo a base de fuego. Después que
tuvo suficientes flechas, vinieron semanas de práctica durante todo el día, solo
paraba para comer y dormir.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Cierta noche
en que se encontraba descansando en una cueva, empezó a ver una luz brillante
en el fondo de la cueva; en un principio se sobresaltó y sintió algo de miedo,
pero recordando lo dicho por su abuelo, se armó de valor y se acercó al punto
de donde parecía venir el resplandor y que resultó ser como una piedra que despedía luz, al lobo se le
erizaron los pelos del lomo y se echó junto al muchacho, luego escuchó la voz
de su abuelo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Itzmín, no
temas, soy tu abuelo, tú no me puedes ver porque aún no estás preparado, pero
yo sí te veo y quiero felicitarte; te has portado valiente y eres inteligente. Al
haber dado de comer al cachorro de lobo, te has hecho de un amigo para toda la
vida; habrá momentos en que se vaya de tu lado a seguir sus instintos, pero no
te preocupes, siempre volverá a ti. Veo que has fabricado un arma y eso es
bueno; en algún momento te hará falta y está bien que te adiestres en su uso. Recuerda
que solo deberás matar animales para comer, o para defender tu vida. Procura no
cazar a las hembras para comer; ellas son las continuadoras de la vida; si vas
a cazar para comer, busca a los machos más viejos, ellos impiden que la sangre
joven se reproduzca y eso también va acabando con la especie.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">El joven miraba
fascinado la piedra brillante y escuchaba con respeto la voz de su abuelo y en
una pausa del viejo, le habló:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—¡Abuelo,
abuelo!, qué bueno que estás cerca de mi, aunque no pueda verte, eso me da mas
valor para seguir con esta prueba; tal vez mi madre esté preocupada por mi, por
favor dile que me encuentro bien y que pienso en ella.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—No te
preocupes Itzmín, que ella ya lo sabe. No debes ocupar tu mente mas que en
prepararte; aún te faltan muchas lunas para terminar y debes estar pendiente de
lo que ocurre a tu alrededor. No permitas que te vea nadie, has andado cerca de
los ranchos y eso es peligroso para ti. Hazte invisible.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—¿Pero, cómo
abuelo? ¿Cómo me hago invisible?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—No es que te
hagas invisible, sino que te ejercites para que la gente no se fije en ti, es
solo cuestión de práctica. Fíjate en los animales, son especialistas en pasar
desapercibidos; unos por el color de sus cuerpos y otros por ser silenciosos y
moverse con cuidado entre las plantas. Yo he estado muy cerca de ti y nunca me
has visto. En algún momento estuve casi frente a ti mientras comías y no me
viste. Desde luego que en esas ocasiones no estaba el lobo junto a ti, él me
hubiera detectado y te habría avisado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Bien,
abuelo, trataré de hacerlo, aunque prefiero alejarme de las zonas donde se
mueven los rancheros. Pero por ahora me intriga saber cómo le haces para
hablarme sin que yo te vea.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Itzmín, hijo
mío, los hombres estamos hechos de un cuerpo opaco, que es el que vemos
siempre, pero tenemos también un cuerpo ligero, como el aire, lo sientes, pero
no lo ves. A base de ejercicios y una alimentación adecuada, logramos que ese
cuerpo ligero vaya a donde nosotros queramos; nuestro cuerpo opaco ve y siente
lo que el cuerpo ligero está viendo y transmite nuestra voz. Es algo que no
alcanzo a explicarte, pero que sí puedo enseñarte a utilizar, pero tendrá que
ser cuando hayas aprendido muchas otras cosas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">─Por ahora
debes preocuparte por salir bien de la prueba en que te encuentras. Aprende, conoce
el monte, las plantas, los árboles y los animales; todo ello es parte de la
vida que nos dio el Gran Espíritu, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Curicaveri,
</i>el creador de todo. Cuando salgas del monte, al cumplirse el tiempo fijado,
habrás avanzado un paso en el camino del nahual. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">─Es un
camino largo y pesado, pero tú eres fuerte y podrás lograrlo. Mi tiempo está
marcado y queda poco pabilo en mi vela; cuando se termine iré a reunirme con mis
antepasados, pero debo dejar a mi heredero bien preparado para ayudar a
nuestros hermanos. Ahora, debes descansar, Itzmín, yo me retiro, mi cuerpo
viejo también necesita reposo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Al terminar
de decir esto, la piedra que brillaba se empezó a opacar y a poco toda la cueva
se llenó de obscuridad; solo brillaban los amarillos ojos del lobo, echado
junto a Serafín, quien se dejó caer de costado y se cubrió con su manta. El
noble animal lo cuidaba con celo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify; text-indent: 0in;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">El viejo campesino invidente quedó en silencio, todos los oyentes se
mantenían atentos a escuchar el resto del relato, pero el viejo sonrió socarrón
y les dijo:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Mira nomás como los tengo, calladitos, calladitos... ¿Les'ta gustando,
verdá?, pero hay que descansar, al igual que Serafín y su Tata. Ya mañana, si
Dios lo permite, seguiremos con la historia. No vaya a creer, ingeniero, que es
pura historia inventada, aquí Tomás y Silvestre, que son igual de veteranos que
yo, no me dejarán mentir.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—A qué don Atilano, ahora sí que nos dejó picados, pero tiene razón,
mañana todos tenemos qué trabajar, a don José no le perdonan sus vacas para que
las ordeñe temprano.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Es cierto, ingeniero, esas ingratas son peores que mi mujer, nomás me
tardo tantito y empiezan a protestar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Poco a poco la reunión se fue disolviendo, el Ingeniero Fortuna y Pedro
se despidieron y entraron a la hacienda, recorrieron la galería para llegar a
su habitación y sentían el aire y escuchaban el aletear de los murciélagos que
volaban en busca de su nocturno alimento. Entraron a su aposento y la hacienda
fue quedando en silencio, solo roto por el croar de las ranas y el sonido de
los grillos. La luna se ocultó detrás de unas nubes espesas, que presagiaban
lluvia, Los cuerpos cansados encontraron el reparador sueño y los hombres
realizaron oníricos paseos, entre nahuales, lobos y grandes árboles.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif"><span style="font-size: large;"><br clear="all" style="break-before: page; mso-special-character: line-break; page-break-before: always;" /></span>
</span><b></b><i></i><u></u><sub></sub><sup></sup><strike></strike></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6307207826539190148.post-91431948622950112062020-03-31T06:42:00.001-07:002021-10-08T08:04:54.619-06:00Las grutas de la libertad - Capítulo 6<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;">
<span style="font-family: arial;"><span></span><b><span></span></b><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;">
<span style="font-family: arial;"><b>El Convento de Capuchinas de Acámbaro</b></span></div>
<div style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;">
<span style="font-family: arial;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">La vida de
Ana María siguió su curso, por la mañana sus clases y por las tardes los paseos
acompañada por Serafín, que se desvivía por complacerla, cuando menos mientras don
Francisco se mantuviera fuera de la hacienda, porque cuando estaba, Serafín no
podía ni acercarse a la finca; entonces los dos muchachos se extrañaban.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Ya la joven
estaba en edad de ingresar a alguna institución donde recibiera una educación formal,
por lo que don Francisco estaba investigando cual sería la apropiada. Al final
tenía dos opciones, o el Convento de las Hijas de María en Valladolid, o el de
las Hermanas Capuchinas en Acámbaro. No era que tuviera la intención de enclaustrarla,
pero no había escuelas para señoritas, por lo que solo las religiosas podían
ocuparse de esa misión tan delicada: Enseñar y cuidar de las niñas de los
nobles novohispanos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">La Orden de monjas Capuchinas regía su vida alrededor del coro; comenzaban
el día a las cuatro de la mañana, cuando al son de matracas se levantaban para
acudir al coro, donde recibían la bendición de la prelada; daban gracias y a
las cuatro y media decían la prima, y la tercia, se descendía luego al coro
bajo a hacer meditación de un punto que se proponía; ahí permanecían para oír
misa, y acabada esta, se rezaban la sexta y la nona y luego salían a tomar
colación y a la sala de labor. Las vísperas se rezaban a las dos, y las
completas a las cinco, estando en
oración hasta las seis. Volvían al refectorio a comer y otra vez al coro, hasta
las ocho, en que se iban a dormir para retornar a las once, también con
matracas, a rezar los maitines y laudes.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Don Francisco viajó a Acámbaro a entrevistarse con la abadesa, la hermana
Felipa, mujer adusta y enérgica, quien había tomado ese nombre en memoria de Felipe
de Jesús, primer mártir mexicano, jesuita muerto en Japón.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Nacida y educada en España, llegó a México en edad madura, con la
encomienda de fundar la Casa de las Capuchinas en Acámbaro; de eso ya habían
pasado sus buenos quince años. En ese tiempo, Sor Felipa tenía cuarenta y cinco.
Recibió a don Francisco en su oficina. Aunque su misión principal era preparar
Siervas de Jesús Sacramentado; su intención muy personal, era servir a los
poderosos de Nueva España para alcanzar una posición de poder y hacer fortuna. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Su vida en las barriadas de Madrid había sido de penurias y privaciones.
Un padre alcohólico, una madre
enérgica y brutal y una niñez de maltratos y hambre, habían dejado en la mujer
un carácter harto difícil y un alma llena de ambiciones. Su ingreso al convento
fue una salida de esa vida infeliz que llevaba; sin embargo, se esforzó en
aprender y se disciplinó, siempre teniendo en la mira el ir ascendiendo en
posiciones dentro de la Orden.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">De sus
hermanas mayores, nunca supo. Alguien le dijo alguna vez que se dedicaban al
comercio de la carne y el pecado, por lo que ella no quiso buscarlas. De las
menores, no quiso ayudarlas, ello le representaría un lastre qué arrastrar en
la meta que se había trazado. Durante veinticinco años supo guardar muy bien
sus intenciones, logrando al final que le encomendaran la fundación y dirección
del nuevo convento en tierra americana. Lo único que nunca aceptó, fue el trato
con los hombres; aún cuando ella tenía un cierto atractivo cuando joven, el
solo recuerdo de su padre llegando borracho a su casa; gritando y golpeando a
la mujer y renegando de las hijas, le hizo mantenerse apartada del sexo
masculino. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Quizá en el
fondo se le hubiera formado un cierto carácter homosexual; aunque al parecer
disfrutaba viendo a las jóvenes monjas, nunca se supo que hubiera tenido algún
acercamiento sospechoso hacia otra mujer. En su fuero interno sabía de la gran
pecadora que llevaba dentro y, a fin de ir pagando sus culpas acostumbraba
llevar un silicio en la espalda, lo que la obligaba a caminar encorvando la
espalda. Su hábito color café y el cordón con tres nudos colgando y anudado a
la cintura, le recordaban que era una hija espiritual de San Francisco, lo que
mas le carcomía el alma;s se daba cuenta que su gran mentira podía engañar a
los hombres, pero jamás engañaría a Dios.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Pero esos
pensamientos eran solo para sí misma; su actitud hacia los demás, no cambiaba;
era el mismo ser despótico que todas las religiosas de la abadía repudiaban. En
esos pensamientos estaba cuando alguien llamó a su oficina:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Pase, ─dijo
autoritaria la abadesa─.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Buenos
días, reverenda Madre, ─saludó don Francisco─ soy el padre de doña Ana María de
Urzúa.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Ya recuerdo,
don Francisco de Urzúa, pase usted, por favor y tome asiento para que podamos platicar
con tranquilidad. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">La Abadesa
tomó asiento en un sillón de respaldo alto, invitando a don Francisco a
acompañarla. La religiosa hizo sonar una campanilla y de inmediato entró una
religiosa a atender el llamado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Sor
Altagracia, vea con nos sirvan un poco de chocolate y unas galletas de las que
hornearon anoche.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Usted dirá,
Don Francisco, ¿en qué podemos servirle?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Madre, mi
hija, doña Ana María, está por cumplir quince años, aunque ha recibido lecciones
con buenos preceptores, es necesario que empiece a tener una educación mas
profesional; como usted está enterada, en estas tierras no hay colegios para
señoritas, por lo que he pensado que tal vez usted la admitiera sin ser una
novicia, no es mi deseo que profese.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Tiene usted
mucha razón, don Francisco, en estas tierras tan alejadas del Centro, parece
ser que nadie piensa en la educación de las niñas, de las chicas de buenas
familias y nobles costumbres. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">─Como usted
debe estar enterado, nuestra santa Orden no está dedicada a la educación, pero
tenemos también el sagrado deber de velar por nuestras niñas; tratándose de
hijas de buenas familias, como la vuestra, las acogemos con gran alegría. Pero
nuestra orden es pobre; vivimos de las limosnas que nuestros benefactores generosos
nos aportan, por lo que nos vemos en la penosa necesidad de pedir a quienes nos
solicitan tal servicio, la aportación de una dote para la educación de sus
hijas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Desde luego
que lo entiendo, reverenda Madre, en verdad os digo que la dote de mi hija es
generosa; busco para ella, la mejor educación que una señorita de su clase debe
tener.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Muy bien,
Don Francisco, envíeme a su hija y me comprometo a tenerla durante cuatro años;
el costo de esos cuatro años es de seis mil maravedíes, mas otros mil para
beneficio de la Orden, si usted está de acuerdo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">En esa
charla estaban, cuando sor Altagracia entró silenciosa, portando una charola
con una jarra de aromático chocolate y un platón de olorosas galletas; sirvió
dos tazas y sin pronunciar palabra volvió a salir, tan en silencio como había
entrado. Sor Felipa ofreció una de las tazas a su invitado, acercando las
galletas para que las probara, lo que hizo con deleite el hacendado, elogiando las
atenciones y la calidad de las viandas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Una cosa
mas, Don Francisco, debe usted saber que nuestras pupilas, al entrar al convento,
se retiran del mundo; por ser una cuestión especial, los familiares de las
niñas aceptadas para su educación, tienen cierta libertad, las pueden visitar
una vez al mes, el cuarto domingo, después de la Misa dominical; todo esto lo
hacemos para evitar distracciones a nuestras jóvenes; por lo demás, serán
tratadas con la misma disciplina que las novicias y religiosas profesas, si
usted está de acuerdo, esperamos a doña Ana María para el próximo domingo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">La suerte de
la niña estaba echada; la voluntad del padre era absoluta, no admitía discusión.
El domingo siguiente, Ana María abordó la carroza particular de su padre y en
una carreta aparte, llevaban un baúl con sus pertenencias. Sor María del
Refugio acompañó a su señora hasta la propia abadía, pero no pudo permanecer en
el convento como era su intención; ello representaría una interferencia en su
educación, por lo que, muy a su pesar, don Francisco la devolvió al padre
Salanueva, para que él la regresara a su convento; no obstante, le hizo la
promesa de que al salir Ana María de su retiro, la volvería a llamar. La
religiosa se retiró triste y llorosa; se había encariñado de la chica. La vida
ya no fue la misma en la hacienda; para Serafín había perdido todo interés, por
lo que decidió irse del pueblo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><span></span><b></b><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 1.45pt; text-align: justify; text-indent: 0in;">
<span style="font-family: arial;"><span><b>Conoce el Camino del nahual</b></span><br />
<span><b><br /></b></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Decidido,
Serafín habló con su madre; ya tenía 16 años y se sentía con la suficiente
confianza para enfrentar solo la vida que le tocara. Su preparación como nahual
aún no terminaba y su abuelo Abundio Casimiro ya era viejo; tal vez no quedara
mucho tiempo para que le siguiera enseñando. Juana, su madre, lo entendió y
haciendo a un lado su dolor de madre, comprendió que su hijo tenía que hacerse
un hombre y defenderse solo; ella no iba a estar a su lado toda la vida. Entendió
también que la ausencia de su niña Ana María, era el principal motivo de la
partida de su hijo. El muchacho se hincó y la madre le dio su bendición y un
consejo; «Debes ser siempre un hombre honrado, no desees el mal para nadie y
nunca olvides tus orígenes»</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Serafín se
echó el morral al hombro, donde su madre le había puesto algunos alimentos y
avanzó resuelto, sin volver la vista atrás, como le había dicho su abuelo: «No
veas hacia atrás, tu futuro está delante» El muchacho fue en busca de sus
amigos Ignacio y Domitilo, quienes enterados de los planes de Serafín, también
habían decidido irse con él; los padres de los muchachos estaban de acuerdo en
ello; la vida en las tierras del encomendero, cada día eran peores, además les
llegaban noticias de grupos aislados que hablaban de un levantamiento para
acabar con esa forma de esclavitud; recomendaron a sus hijos tener cuidado, no hablar
de esas cosas con desconocidos, pero estar pendientes para unirse a la
rebelión, si lo consideraban apropiado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Sin una
idea concreta, los muchachos se fueron rumbo a Jerécuaro y al llegar al arroyo
se desviaron para continuar por el cause hasta encontrar la entrada a las
grutas; caminaron con la seguridad de quien conoce sus terrenos. Arribaron a una
sala donde habían ido haciendo acopio de armas; armas rústicas, como lanzas,
flechas, hachas, lanzaderas, etc. También habían llevado una fragua y algunas
piedras de carbón, esto lo había suministrado un herrero que estaba decidido a
luchar para terminar con la esclavitud a que estaban sometidos. En grandes
cántaros de barro habían almacenado maíz mezclado con un poco de cal apagada, a
fin de preservar el grano de las plagas. Tenían leña suficiente y por el agua
no se podían preocupar, la había en abundancia en el interior de las grutas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Así pasaron
muchas horas, los muchachos visitaron distintas grutas y Serafín fue haciendo
un plano, para que, en caso de ser necesario, pudiesen llevar a otras personas,
sin peligro de que se perdieran en esos laberintos. Había lugares en que
existían algunos respiraderos naturales, que por el exterior estaban
semiocultos por la vegetación, por medio de las cuales se daban cuenta del
tiempo que hacía en el exterior. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Una gruta
profunda, les gustaba de forma especial; los muros estaban cubiertos de
dibujos; algunos hechos como con las manos, las había de distinto tamaño y diferente
color; otras representaban algunos animales que debieron existir en algún momento
en esos parajes, Animales muy grandes, en comparación con algunos hombres
representados. Esos extraños animales tenían unas orejas grandes; unas trompas
como robustas serpientes y largos y retorcidos cuernos que les salían del hocico.
Con seguridad eran fantasías de los antiguos artistas. Al fondo de los animales
se miraba un cerro alto que echaba humo y lumbre; tal vez su dios Curicaveri
les haya dicho lo que deberían dibujar. Había restos de lumbradas y cazuelas
con polvos rojos, verdes y azules; ¡a saber qué comerían! </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Cansados de
caminar, los muchachos se tendieron a descansar sobre unas rocas, dispuestos a
preparar fuego donde hacerse la cena; se dieron cuenta que ya estaba obscuro en
la superficie mirando el cielo a través de uno de los respiraderos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">A través de
los años habían ido colocando hachones que les guiaban e iluminaban en los
tramos donde no había paso de luz natural. Conforme avanzaban, iban apagando antorchas,
a fin de no desperdiciarlas. En la semipenumbra de la gruta, de pronto vieron
un leve resplandor, era como un lucero distante, pero a poco se fue agrandando,
aumentando la intensidad de su luz. Los amigos de Serafín miraban asustados, en
cambio él estaba tranquilo; desde un principio supo de qué se trataba; más bien
de “quién” se trataba, así que, viendo la alarma de sus amigos, los tranquilizó
al decirles:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—No
se preocupen, amigos, es mi abuelo, Abundio Casimiro, el nahual.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Ja, ja,
ja, ─se escuchó la risa del viejo─ ya no es tan fácil sorprenderte, Serafín,
pero aún te falta mucho por aprender.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Lo sé
abuelo, lo sé y no sabes cuánto te agradezco lo que me has enseñado. Qué bueno
que hayas venido, tengo cosas que preguntarte.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Muy bien,
hijo mío, deja a tus amigos que descansen y tú y yo iremos a caminar y a platicar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">El viejo
nahual y su nieto se fueron caminando hacia el fondo de la gruta, donde se
recibía una caída de agua, formándose un estanque de agua fresca y cristalina.
El viejo encendió una hoguera y ambos se sentaron sobre unas piedras, al calor
del fuego.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Y bien,
Itzmin, ─utilizó el nombre secreto─ dime, ¿qué me quieres preguntar?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Abuelo,
nos hemos salido del pueblo, ya no toleramos vivir en esa esclavitud; algunas
personas nos dicen que hay descontento de la gente por la misma situación,
¿también nosotros debemos unirnos a algún grupo de descontentos?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Hijo mío,
esa pregunta que me haces, no es sencilla de responder; por una parte, debes
respaldar a tu pueblo, pero por otra, hoy dejas una forma de esclavitud, te
metes en una lucha que puede costarte la vida y al final, caerás en otra forma
de servidumbre.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—¿Pero por
qué es esto, abuelo? ¿Por qué el hombre no puede ser libre de buscar su vida en
donde mejor le parezca?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Sí, hijo,
el hombre nació libre, el Creador así lo hizo; pero siempre habrá alguien mas
poderoso por encima de ti y tratará de dominarte. Esto no debe distraer tu
deseo de libertad, mas bien, debe mantenerte alerta, para no caer en
situaciones parecidas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Entonces,
abuelo, ¿qué debemos hacer?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Deja que
te responda tu corazón, lo hará en el momento preciso.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Ahora,
hijo, deberás seguir con tu aprendizaje; el camino es largo y pesado, pero si
quieres ser un nahual, deberás seguirlo. El siguiente paso para aprender es la
comunicación espiritual; para ello te debes acostumbrar a comer los hongos
sagrados, son <i style="mso-bidi-font-style: normal;">"teonanácatl”</i>, es
decir, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“alimento de los dioses”. </i>Primero
deberás saber identificarlos, conocerlos muy bien para saber cuándo es buen
tiempo para cortarlos; recuerda que son sagrados, así es que deberás verlos con
reverencia. No puedes comerlos en cualquier momento, primero debes estar
preparado para hacerlo; hay distintas variedades de hongos sagrados, algunos
los reconocerás por sus brillantes colores, pero ¡cuidado!, pueden ser
venenosos, que es la forma en que los dioses castigan a aquellos que pretenden
comerlos sin ser nahuales. Los en verdad sagrados, no son tan vistosos; pueden
parecer hasta insignificantes y los que no los conocen los despreciarán. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Unos son
como pequeños clavillos y otros como cazuelitas, ambos de color café claro, no
son muy grandes y abundan en las zonas boscosas, a la sombra de grandes pinos; abundantes
en la temporada de lluvias, pero en el monte, cerca de los manantiales, siempre
los podrás encontrar. La mejor hora para recogerlos, es antes de que levante el
sol. Con los primeros rayos deberás estar preparado para cortarlos, pero un día
antes debiste haberlos encontrado. Lo primero que harás, será quemar copal en
tu braserillo, que siempre deberá ir contigo. Le pedirás permiso a los dioses
para cortarlos y comerlos, esa noche te dormirás sin probar alimento y en
sueños te llegará la respuesta de los dioses; si esa noche no recibes la
respuesta, es que no debes cortar y comer esos hongos; entonces deberás volver
a buscarlos y repetir la ceremonia, hasta que recibas el aviso.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Ahora,
Itzmín, deberás descansar, tienes un largo camino por recorrer, es el llamado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“camino del nahual”</i>, no esperes ver una
vereda por donde caminar, se le llama así por ser el destino de los nahuales;
para llegar a serlo, deberemos caminarlo y en ese recorrido iremos aprendiendo.
Tu destino está trazado desde que el Creador hizo el mundo; yo he visto una
parte de ese destino y tendrás que dirigirte a ciertos pueblos, caminarás hacia
el Valle de Huatzindeo, donde está la ciudad de San Andrés de Salvatierra; en
ese lugar permanecerán unos días, escuchen lo que la gente dice, pero no
hablen, sean invisibles, muévanse sin prisa, siempre vayan limpios, así serán
invisibles, es posible que algún nahual te reconozca; tú también te darás
cuenta y deberás escucharlo, seguir sus recomendaciones y él te indicará cuando
debes continuar y hacia donde deberás seguir tu camino. Ahora, hijo, ve a
descansar junto con tus amigos; mañana, antes de que salga el sol, deberán
empezar a caminar, lleven una camisa y un calzón limpios, para que se cambien
antes de entrar al pueblo, la ropa que se quiten deberán lavarla, para
cambiarse en el siguiente pueblo, ¿está claro?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Está
claro, abuelo. ¿Te volveré a ver?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Mas
adelante, cuando menos lo esperes o cuando te vea en dificultades, quizá no me
veas como ahora, pero tú sabrás identificarme. Que los dioses te acompañen.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">El viejo
nahual se convirtió en una pequeña luz y desapareció casi al instante. Serafín
se quedó parado, como clavado al suelo, hasta que se dio cuenta que estaba
solo, entonces volvió al lado de sus amigos; ellos dormían, así que avivó el
fuego y se acostó envuelto en su cobija. Esa noche su sueño fue inquieto,
poblado de animales extraños y nahuales que le hablaban y le llamaban; su
abuelo estaba a su lado y lo detenía para que no acudiera a esos llamados, que
le harían daño. Luego durmió tranquilo y su cuerpo descansó.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b></b><i></i><u></u><sub></sub><sup></sup><strike></strike><span style="font-size: large;"></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6307207826539190148.post-53643988186469286232020-03-30T12:23:00.002-07:002021-10-08T08:07:24.849-06:00Las grutas de la libertad - Capítulo 7<span style="font-family: arial;"><br />
</span><h2 style="margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0in; margin-right: 0in; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0in; mso-list: none; tab-stops: 35.4pt; text-indent: 0in;">
<span style="font-family: arial; font-size: small; mso-bidi-font-family: Arial;">En el camino del nahual</span></h2>
<span style="font-family: arial;"><br />
</span><div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Serafín,
Ignacio y Domitilo salieron muy temprano de la gruta, por una pequeña grieta
abierta entre unas rocas, dicha salida los situaba hacia el norte de la Sierra
de San Agustín, muy cerca de una vereda poco transitada, que los llevaba hacia
San Andrés de Salvatierra; la distancia era de casi siete leguas, por lo que
planearon hacer el recorrido en dos jornadas. Como hombres de campo, estaban
acostumbrados a caminar casi en la oscuridad, por lo que no tuvieron problema
en empezar la jornada a la luz de las estrellas; la luna estaba en menguante y
era poco lo que ayudaba. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">La mañana era
fresca e iban cuesta abajo, por lo que cuando vieron los primeros rayos del sol,
ya tenían un buen avance. Cuando el sol había avanzado dos tercios de su carrera
al zenit, los muchachos pararon a descansar y almorzar, cerca de un aguaje que
se surtía de los escurrimientos de la montaña, Serafín no dejaba de pensar en
las recomendaciones de su abuelo, aunque aún no lo comentaba con sus amigos.
Con el pretexto de ir a hacer sus necesidades, Serafín se adentró en el bosque,
cuesta arriba, pero sin perder de vista el escurrimiento de agua; como a cien
metros de donde se encontraban sus amigos, halló un gran pino que era regado
por ese constante fluir de agua, por lo que había suficiente humedad para
albergar una buena colonia de hongos. Los había de diferentes clases, pero se fijó
que, cerca de la base del árbol, crecía un grupo de pequeños hongos, con cuerpo
cónico, como clavos, de color amarillo pardo, por lo que no dudó al
reconocerlos: era <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“teonanacatl”, </i>el
alimento de los dioses, por lo que, con todo respeto se postró al pie del árbol
y con la mente hizo una oración a los dioses, para que le permitieran cortar
los hongos. Extrajo de su morral un pequeño braserillo, encendió unas ramas
secas y colocó encima un poco de resina de copal y a poco se esparció por el
entorno el dulce aroma con el que se halagaba a la divinidad. Luego de unos
minutos de oración en silencio, Serafín apagó las brasas que quedaban y guardando
sus utensilios, volvió al lado de sus amigos. Hasta entonces se dio cuenta que
un poco arriba, en la colina, lo miraba un lobo; los ojos amarillos del animal
lo seguían en cualquier movimiento que hiciera. Serafín estaba quieto, para no
provocar que el lobo lo atacara. De pronto recordó al cachorro de lobo que
había encontrado hacía unos años y que después se había ido en silencio, tal como
había llegado… ¿Sería el mismo animal?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">A fin de
averiguarlo, se empezó a mover con cuidado, lento, sin dejar de mirar al
animal; de pronto el viento llevó hacia el lobo el olor de Serafín y el animal
empezó a mover el rabo y con alegría se dirigió a Serafín, que ya no tuvo duda
alguna que era su amigo. Lo acarició y le habló como lo hizo en aquellas largas
jornadas de soledad, en que su única compañía, era el cachorro de lobo. En
tanto acariciaba a su amigo, Serafín pensaba que debería decirles a sus amigos,
a fin de permanecer en el lugar y poder recoger los hongos al día siguiente.
Serafín decidió que debería decirles la verdad; ellos ya estaban preparados y
era conveniente que conocieran esos pequeños detalles en la vida del chamán.
Acompañado del lobo, se presentó a sus amigos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Amigos, hay
algo que debo decirles, el día de ayer me visitó mi abuelo cuando estábamos en
la gruta, ustedes lo vieron. La razón de su visita fue para seguirme enseñando
lo referente a los nahuales; existe algo que llaman <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“el camino del nahual”,</i> que mas que una vereda por donde caminar,
es una serie de conocimientos que debo ir acumulando a lo largo de los años. La
enseñanza no acaba nunca; el mundo y la Creación toda, son inmensos, interminables;
una de las cosas es encontrar los hongos necesarios para los rituales. Además
de hallarlos, existe un ritual para su recolección, por lo que debemos pasar la
noche en este lugar; acabo de encontrar unos hongos que debo recoger por la
mañana.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Pos ta’bueno,
─repuso Domitilo─ tú mandas y si hay que dormir aquí, pos asina lo haremos,
¿qué no? ─Dijo mirando a Ignacio, que solo respondió asintiendo con la cabeza─.
Pero dinos que hace ese lobo junto a ti, ¿no nos atacará a nosotros, que no
somos nahuales?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—No le
tengan miedo, este lobo es aquel que les conté que me hallé cuando estuve solo
en el monte durante muchas lunas; entonces era un cachorro y cuando yo me
regresé al pueblo, él se quedó en el monte, donde es su casa, pero no me ha
olvidado. Este animal solo atacará a quien me quiera hacer daño.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Muy bien, ─contestó
Serafín─ como todavía es temprano, después de almorzar nos iremos de cacería, a
fin de tener alimentos para la comida y la cena.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Fuera de la
cueva, los amigos prepararon una buena lumbre donde calentar unos tacos que sus
madres les habían puesto; de una mata cercana, Domitilo arrancó un puñado de
chiles, con lo que condimentaron su almuerzo; el agua de sus guajes se mantenía
fresca, era agua del manantial de la gruta y con ella acompañaron sus
alimentos. Luego de almorzar, los muchachos se recostaron sobre la hierba,
mirando al cielo azul, por donde cruzaban unas perezosas nubes blancas, como de
algodón. Al lobo le dieron algunos trozos de tortillas y unas tiras de carne
seca, que devoró en un instante y luego se echó junto a Serafín</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Debo
decirles otra cosa, mi abuelo me recomendó que no nos dejemos ver en los
pueblos y caseríos, así es que, cuando nos encontremos con alguno, nos
subiremos al monte. Además, debemos aprender a hacernos invisibles, no sé como,
pero lo iremos aprendiendo los tres, ¿les parece?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Pos claro
que sí, ─contestó Ignacio entusiasmado─ tú dirás pa cuando empezamos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—En
cualquier momento podremos ver a mi abuelo y él nos irá instruyendo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Ya puestos de
acuerdo, los tres amigos se dieron a la tarea de cazar algunos animales para su
cena y posteriores alimentos. No tuvieron mucha dificultad para hacerse de dos
gordos conejos y una liebre; además de unas cuantas palomas, todo ello ayudados
por el lobo, que era un cazador experto. Establecieron su campamento retirados
de la vereda; aunque poca gente caminaba por ella, no se podía descartar la
posibilidad de que alguien los viera. Eligieron un hueco que formaban unas
grandes rocas, a la sombra de frondosos pinos y no lejos del escurrimiento de
agua. En tanto unos se dedicaban a desollar los animales, el otro preparó una
hoguera. Luego de cenar, los muchachos se pusieron a platicar al calor de la
fogata. El lobo tuvo su cena especial; le tocó la liebre, la que se comió de
acuerdo con su instinto:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—¿Y tas
seguro de que tu tata, va a venir?, ─preguntó Domitilo─.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Claro que
estoy seguro, el abuelo siempre cumple lo que ofrece y debo seguir
preparándome. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Y cuando ya
seas nahual ¿qué vamos a hacer nosotros?, pos tú serás importante y, pos
nosotros semos puros tarugos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Nada de
eso, amigos, a ustedes ya se les olvidó lo que aprendimos, de las lecciones que
nos pasó la niña Ana María, pero yo me encargaré de recordárselo; tienen que
expresarse bien, para que los vean de otra manera… Ya verán…</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">En esas
pláticas estaban cuando, bajando por el cerro, se escucharon pasos, el lobo se
levantó y gruñó mostrando los dientes y con los pelos del lomo erizados; los
muchachos se pusieron alertas, no se tratase de algunos asaltantes, que
abundaban en esos tiempos. Las pisadas se escuchaban cerca, aunque los
muchachos no atinaban a adivinar por donde les llegarían; cuando escucharon el
golpe de un cuerpo al caer sobre la piedra que los resguardaba. Luego
escucharon la risa del viejo nahual y se tranquilizaron.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Los he
asustao ¿verdá?─ ja, ja, ja. Deben ponerse listos, pos si fueran unos malhoras,
se las iban a ver bien negras. Aunque veo que volviste a encontrar al lobo, eso
está bueno.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Qué, ¿no
van a invitar un taco a este viejo caminante?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Claro que
sí, abuelo, por la sorpresa hasta se nos olvidan las obligaciones.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Serafín tomó
unos trozos de carne de conejo que ya habían salado y estaba puesta a secar,
arrimó unas ramas a la hoguera y colocó la carne sobre unas piedras calientes;
junto puso a calentar unas tortillas y le pasó a su abuelo un guaje con agua
fresca. El viejo dio un largo trago y esperó a que la carne estuviera bien
cocida; cuando estuvo lista, envolvió la carne en una tortilla y mordió un
chile que estaba junto a las piedras. Su escasa dentadura le hacía comer con
lentitud, pero cuando terminó, invitó a su nieto a retirarse un poco del
campamento, para continuar con su enseñanza.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Veamos,
empezó el viejo nahual, ¿has practicado algo de lo que comentamos la otra
noche?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Sí, abuelo,
me puse a buscar unos hongos y ya los encontré, hice toda la ceremonia como tú
me enseñaste y por eso nos quedamos a dormir aquí, para recogerlos temprano, si
los dioses me lo permiten.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Bien, ─dijo
con seriedad el anciano─ eso está muy bueno. Hoy vamos a empezar tu
entrenamiento con los hongos, yo traigo algunos y yo te orientaré. ¿Estás
preparado?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Sí, abuelo,
lo estoy y solo espero que tú me orientes.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Muy bien
muchacho, primero debemos encender los braserillos y quemar el copal para que
los dioses estén contentos con nosotros y para que nos permitan acercarnos a su
mundo. El viejo sacó sus utensilios y, luego de encender la lumbre, colocó unas
bolitas de resina de copal y el dulce aroma los envolvió, después dijo una
oración, elevando las manos al cielo, como en una súplica:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">—«!Oh, dioses de mis padres, de mis abuelos
y de los abuelos de mis abuelos! miren a este pobre e inmerecido servidor y
permítanme pasar mis conocimientos a este muchacho, que es carne de mi carne y
hueso de mis huesos, para que siga con la tarea de servirles a ustedes. Hoy
probará por vez primera el “teonanácatl”, alimento sagrado de ustedes,
benevolentes dioses de mis padres, permitan a mi muchacho que pueda ver en el
tiempo y conozca sus designios»</i> ─Luego quedó en silencio, con las manos unidas y la cabeza gacha, como
esperando alguna respuesta. Levantó con lentitud la cabeza y mirando a Serafín,
le dijo─:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Debes
memorizar esta oración; deberás hacerla siempre que vayas a iniciar algún
trabajo, lo mismo para aliviar de sus dolencias a la gente, como para recoger
los hongos sagrados o las plantas curativas que los dioses nos entregan; si
alguna vez faltas a ello, los dioses pueden castigarte y hasta retirarte el
cargo de nahual; recuerda que no lo obtienes por tus méritos, sino por la
bondad de nuestros dioses.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Serafín no
pronunció palabra, solo asintió con la cabeza y guardó en su memoria toda la
ceremonia que realizaba su abuelo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Muy bien,
Itzmín, ponte cómodo, sentado con las piernas cruzadas. Comerás este hongo que
los dioses te permiten, máscalo lento y bebe un poco de agua, solo un poco.
Luego permanece con los ojos cerrados, los dioses se comunicarán contigo y,
cuando despiertes, me narrarás lo escuchado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Le dio un
trozo de hongo, plano y gris claro, Serafín lo mascó con lentitud y bebió un
poco de agua fresca. El sabor era un tanto amargo y le adormeció la lengua en
cuanto los jugos del vegetal tocaron sus papilas. Luego de algunos minutos,
empezó a escuchar el movimiento de las plantas; el reptar de una serpiente; el
aletear de un tecolote y sintió las patas de una hormiga que le subía por una
pierna. En seguida vio como un resplandor de mil colores que vibraban y
ondulaban. Mantenía los ojos cerrados, pero parecía como si estuviera viendo
todo aquello a plena luz del día. Después empezó a ver a un hombre alto; alto y
fornido; vestido con un taparrabo de piel de venado y una gran capa de color
rojo. Su ropa estaba muy adornada con plumas de ave de mil colores; su cabeza tocada
con un gran penacho de plumas rojas, blancas y verdes; portaba un gran pectoral
de oro y gruesas pulseras del mismo metal lucía en brazos y tobillos. Sus pies
estaban calzados con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cactli </i>de piel
de conejo. Miró a Itzmín con detenimiento y le preguntó: </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">–«¿<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Quien eres tú, muchacho, que viene al tiempo
de los dioses? ─</i>Serafín le respondió─: ─<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Soy
Itzmín y los dioses de mis padres, de mis abuelos y de los abuelos de mis
abuelos, me lo han permitido; estoy en el camino del nahual, para prepararme y
servirlos.</i> El dios se le quedó mirando, observándolo y luego dijo: </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">─<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Soy <span style="color: black;">Curicaveri,
señor del fuego y dios de los recolectores y de los hombres que van a la guerra.
Sé bienvenido y escucha. Tú serás un gran nahual, que ayudarás a tu gente, a tu
pueblo y nos darás grandes honores a tus dioses; pero vienen tiempos muy duros
para tus hermanos. Tiempos de guerra, de hambre y sufrimiento. Muchos de ellos
morirán, pero lo harán por la libertad de sus hermanos. Esto no lo verás tú, ni
tus hijos, pero los hijos de tus hijos si verán los cambios. Verás tiempos de
guerra, de blancos y de indios contra blancos. Tu trabajo como nahual será
intenso y tu vida se prolongará en el tiempo; tu descendencia será numerosa y
de ellos saldrán nuevos nahuales, quienes irán recibiendo la herencia de padre
a hijo; tu abuelo te enseñará bien, confía en su experiencia; los dioses lo
vemos con simpatía, porque ha sabido guiar a su gente. Por ahora debes ser muy
cuidadoso, nosotros te iremos acercando a personas importantes; unos purépechas
y otros hombres blancos. Para que confíen en ti, deberás tener dos caras, pero
un solo corazón; esto quiere decir que siempre actuarás en el sentido recto, nunca
traiciones; si lo haces, entonces dejaríamos de ayudarte y tu vida sería un
infortunio. Cuando te sientas confundido, utiliza el alimento de los dioses, el
</span>“teonanácatl”; háblame y recuerda, soy Curicaveri y ten por seguro que
siempre acudiré en tu ayuda y tienes mi permiso para recolectar el teonanácatl
necesario para tus ceremonias, pero nunca se lo debes dar a nadie que no sea
nahual; recuerda que es la comida de los dioses y solo nosotros sabemos quién
puede comerlos. Ahora debes dormir, hijo mío, para que puedas servirme deberás
estar descansado. Nunca abandones a Coyoltzin y a Azcatl; siempre serán tus
compañeros y solo los dioses saben el destino que tiene dado a cada uno de
ellos, pero siempre serán necesarios para el cumplimiento de tu misión»</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Serafín
abrió los ojos, que estaban un poco vidriosos, sentía la boca seca y le ardía la
lengua, tal vez por deshidratación; no se había dado cuenta que llevaba algunas
horas sin beber agua. Aun su vista no recuperaba su visión normal; veía a su
abuelo como a través de un cristal deformado, todo su entorno parecía danzar al
ritmo de una música inexistente; en realidad se sentía como flotando en un lago
ventoso de mil colores. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Cerró los
ojos y debió quedarse dormido; cuando recobró la consciencia ya había amanecido.
Su abuelo estaba junto a él, pero tenía preparada una buena lumbre y en un
jarro de barro hervía una infusión de yerbas aromáticas. Cuando el viejo nahual
se dio cuenta que Serafín abría los ojos, retiró el jarro del fuego y se lo
acercó a los labios; el muchacho reaccionó al sentir el calor en la boca y
bebió un poco de la infusión, estaba endulzada con miel de avispa; no obstante,
sintió cierto alivio, por lo que continuó bebiendo hasta recobrar clara la
visión y dejar de sentir esa sed que le quemaba.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—¿Cómo te
sientes, Itzmín?, ─preguntó el anciano mirando el rostro de su nieto─.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Un poco
desorientado, abuelo, tenía mucha sed, pero el te me cayó bien.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Es natural,
hijo mío, es la primera vez que pruebas la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“comida
de los dioses”, </i>pero te irás acostumbrando; llegará el momento que, al
terminar la ceremonia, te sientas bien; tal vez con algo de sed, pero deberás
tener preparada la bebida para que la consumas y te sientas bien.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—¿Qué yerbas
debo tener preparadas?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Son muchas las
yerbas que debes conocer para aliviar muchas enfermedades; siempre debes llevar
en tu morral, suficiente epazote, manzanilla, cuachalalate y miel de avispa; es
importante que sea miel negra, si le pones miel de abeja, te puede hacer un
efecto contrario; esa miel es de flores perfumadas. Antes de que comas el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“teonanácatl”, </i>deberás preparar la
infusión, para que la tomes al despertar. Procura instruir a tus amigos, ellos
serán como tus ayudantes. Ahora dime, hijo, ¿te hablaron los dioses?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Serafín
contó al abuelo todo lo que había visto, le contó que estuvo frente a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Curicaveri</i>, señor del fuego y de los
recolectores; le comentó que le había permitido recolectar los hongos
necesarios para las ceremonias y le platicó con todo detalle lo que estaba por
venir, aunque <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Curicaveri</i> nunca le
dijo si esos acontecimientos serán pronto. El abuelo escuchó con toda atención
y luego de meditar con cuidado todo lo escuchado, dijo a su pupilo: </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Itzmín,
hijo mío, me haces muy feliz, eres un hombre afortunado, pocos son los nahuales
que han tenido la fortuna de ver a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Curicaveri</i>,
el señor del fuego; tú no solo le has visto, sino que te ha permitido conocer
los acontecimientos que están por venir; nuestro dios te ha tomado bajo su tutela
y eso indica la grandeza de tu alma; serás un nahual muy recordado entre
nuestros hermanos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">purépechas</i>. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Nuestro
dios, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Curicaveri</i>, ─continuó el nahual─
te ha comentado que vienen tiempos muy duros, tiempos de guerra en que morirán
muchos hombres. Lucharán blancos e indios contra blancos. No lo comprendo, pero
debe tener relación con esa inquietud que se está sintiendo por distintos
rumbos; ya los hombres no quieren trabajar en las haciendas, los capataces los
tratan como esclavos. Pero debes tener cuidado, porque los españoles criollos
andan muy alborotados; parece que ya no quieren que los gobiernen enviados de
España.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">─Pero eso,
Itzmín, es asunto de los blancos, tú no debes inmiscuirte; observa y escucha, busca
a nuestros hermanos y comprende sus demandas. Por lo que te dice <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Curicaveri,</i> el cambio que se busca está
lejano, pero no por ello se debe renunciar a buscarlo. Prepárate y no te des a
notar entre los blancos, pero procura que nuestra gente sepa de ti, yo te
ayudaré en lo posible.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">El viejo
nahual se quedó en silencio y Serafín también pensaba en todo lo visto y
escuchado. No alcanzaba a ver todo lo que implicaba el conocer los
acontecimientos futuros, pero intuía que era riesgoso. Pensó en sus padres, que
se quedaban en Puruagua. Vino a su mente Ana María, ella era criolla y su padre
español, ¿qué les deparaba el futuro? Tal vez mas adelante pudiera hacer algo
por ella, desde luego no por don Francisco. En fin, ya el tiempo iría marcando
el rumbo a tomar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Después de
un largo silencio de casi una hora, volvió a hablar el abuelo, mirando con
detenimiento a su nieto:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 70.6pt; text-align: justify; text-indent: 0in;">
<span style="font-family: arial;">—Itzmín, hijo mío, tienes un futuro lleno de sorpresas; para que puedas
salir bien de lo que venga, es necesario que te prepares. A partir de hoy, nos
estaremos viendo mas seguido; es voluntad de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Curicaveri</i> que seas el nahual de su elección y ese es un gran honor
para ti, pero una enorme responsabilidad. Ahora vamos a recolectar esos hongos
que hallaste. Observa la naturaleza, en ella encontrarás todo lo que necesitas
para ayudar a tus hermanos. No lo olvides, tu deber es curar, aunque te lo
pidan y te paguen bien, no debes hacer magia negra, eso ofendería a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Curicaveri</i> y tu castigo sería terrible.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Los dos
hombres empezaron a subir en busca del sitio donde Serafín encontró los hongos;
a poco llegaron al sitio, al pie del gran pino, la humedad reinante mantenía un
buen ambiente para la proliferación de esas plantas. El viejo las observó y
movió la cabeza de manera afirmativa; hizo una seña a Serafín para que iniciara
la ceremonia.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">El muchacho extrajo
de su morral el braserillo y los utensilios necesarios para hacer la lumbre,
cuando estuvo lista, colocó unas bolitas de resina de copal; luego de sahumar
el lugar, se sentó con las piernas cruzadas bajo su cuerpo e hizo su oración:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<i><span style="font-family: arial;">—«¡Oh
gran señor Curicaveri!, señor del fuego y de los recolectores, te agradezco que
me hayas mostrado el sitio donde crece tu alimento, el sagrado Teonanácatl, permíteme
recolectarlo a fin de llevar a cabo tus designios, concédeme señor, el favor de
tu voz y tu protección»</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Luego de
hacer su petición, Serafín tomó con cuidado las frágiles plantas, las colocó
sobre un lienzo que llevaba preparado y las envolvió con reverencia; hizo un
pequeño bulto y lo guardó en su morral; luego apagó el braserillo y se reunió
con su abuelo, que lo miraba satisfecho.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">—Has
realizado muy bien la ceremonia de la recolección, ahora debes poner a secar
los hongos; de otra forma su misma humedad los echará a perder, los debes
consumir cuando estén secos. Ahora vuelve con tus amigos para que almuercen y
sigan su camino; recuerda que en San Andrés te encontrarás con otro nahual, con
el que recibirás otras enseñanzas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""arial" , sans-serif"><span style="font-family: arial;">El anciano se volvió al monte y se perdió entre
los árboles, luego se vio que un gavilán salía de entre los matorrales y emprendía
el vuelo. Serafín se quedó pensando si acaso esa ave era su abuelo
transformado. Ya llegaría a conocer tales secretos.</span></span><b></b><i></i><u></u><sub></sub><sup></sup><strike></strike></div>
Unknownnoreply@blogger.com0Tijuana, Baja California, Mexico32.5149469 -117.038247132.3006684 -117.3609706 32.7292254 -116.71552360000001tag:blogger.com,1999:blog-6307207826539190148.post-78145915365337829012020-03-29T12:37:00.001-07:002021-10-08T08:08:55.397-06:00Las grutas de la libertad - Capítulo 8<span></span>
<span style="font-family: arial;"><br />
</span><h3 style="margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0in; margin-right: 0in; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0in; mso-list: none; tab-stops: 35.4pt; text-indent: 0in;">
<span style="font-family: arial; font-size: small; mso-bidi-font-family: Arial;">Capítulo 8</span></h3>
<div>
<span style="font-family: arial; mso-bidi-font-family: Arial;"><br /></span></div>
<h4 style="margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0in; margin-right: 0in; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0in; mso-list: none; tab-stops: 35.4pt; text-indent: 0in;"><span style="font-family: arial; mso-bidi-font-family: Arial;">Vida en la hacienda</span></h4>
<span style="font-family: arial;"><br />
</span><div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Ese día nos invitaron a comer en casa del señor Caballero, quien tenía
un taller de artículos de fibra de vidrio y era muy respetado por la comunidad.
Fue una atención espléndida, con la sencilla y sincera cortesía del México rural
del Bajío.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Ya de sobremesa salió el tema de la historia de la Hacienda, sin faltar
algún hombre de edad que recordaba que su abuelo le refería las historias de
Ana María, la hija de don Francisco de Urzúa, el segundo Encomendero.
Recordaban que la niña Ana María había sido internada en un convento en
Acámbaro; sin que quedara claro si era con la intención de que profesara o solo
para que estudiara; aunque la tradición siempre se inclinó por la segunda posibilidad.
La joven volvió luego de algunos años, convertida ya en una hermosa señorita,
cortejada por varios jóvenes, hijos de hacendados y mineros de la región.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">La casa grande volvió a llenarse de música, canciones y risas de los
jóvenes que llegaban los fines de semana a hacer paseos por los alrededores; a
disfrutar de las aguas termales de Puruagüita y de las “elotadas” que los
peones hacían en grandes hogueras; esta celebración se realizaba cuando se
levantaba la cosecha de maíz. Era muy de ver la alegoría de las carretas,
llenas de flores y bellas chicas ataviadas con vestidos a la última moda de
España. En alguna de esas ocasiones coincidió el paso de una caravana de los
llamados “húngaros”, que no eran tales, sino andaluces que conservaban sus
costumbres trashumantes y sus coloridos vestidos. Se transportaban en fuertes
carros tirados por caballos percherones y a los lados colgaban ollas, sillas y
trastos de todo tipo, necesarios para su vida en el campo; entonces se
organizaban los bailes propios de la tierra patria, aunque la mayoría de los
jóvenes tal vez nunca hubieran cruzado el océano, pero se sentían tan españoles
como sus propios padres.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Las jotas, seguidillas y fandangos competían entre los más gustados por
los jóvenes; algunos danzaban en grandes círculos, tomados de las manos,
danzando al compás de violines, guitarras y tambores. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">En tanto unos grupos danzaban y cantaban, otros se ocupaban en comer las
variadas viandas que los sirvientes les servían con prodigalidad. Separados de los
grupos ruidosos, las mujeres de los “húngaros” se ocupaban en leer las cartas o
las manos de los muchachos mas atrevidos. Al caer la noche, volvían a pernoctar
en la hacienda, sin faltar algún joven que hubiese abusado en el consumo de
bebidas embriagantes; pero todo quedaba en lo anecdótico, en lo chusco; los
padres se encontraban ausentes de las diversiones de sus hijos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;">Para Ana María, la situación no era festiva, en su corazón extrañaba la
presencia de su casi hermano Serafín. No tenía interés en ninguno de los
muchachos que semana a semana se presentaban en la hacienda con el interés de
conquistar a la rica heredera. Desde luego que todo esto se realizaba a gusto e
interés de don Francisco, que pensaba que ya su hija estaba en edad de tener un
marido y él se encargaría de seleccionar al conveniente para su hija y sus propios
intereses; no descartaba la posibilidad de emparentar con algún rico minero.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<b></b><i></i><u></u><sub></sub><sup></sup><strike></strike><span style="font-size: large;"></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0Tijuana, Baja California, Mexico32.5149469 -117.038247132.3006684 -117.3609706 32.7292254 -116.71552360000001tag:blogger.com,1999:blog-6307207826539190148.post-9099396495982842042020-03-28T17:02:00.001-07:002021-10-08T08:10:24.815-06:00Las grutas de la libertad - Capítulo 9<span style="font-family: arial;"><br />
</span><h1 style="margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0in; margin-right: 0in; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0in; mso-list: none; tab-stops: 35.4pt; text-indent: 0in;">
<span style="font-family: arial; font-size: small; mso-bidi-font-family: Arial;">La preparación</span></h1>
<span style="font-family: arial;"><br />
</span><div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Serafín y
sus amigos continuaron su viaje hacia San Andrés de Salvatierra, a donde
llegaron casi al caer la tarde; el camino se les había alargado; por rodear los
ranchos encontrados en su camino, se veían obligados a realizar desviaciones,
las mas de las veces subiendo las laderas de los cerros. Cuando tuvieron a la
vista el caserío, donde destacaba la torre de su iglesia, los muchachos
hicieron un alto para descansar y comer; desde la mañana solo habían tomado algunos
que tragos de agua de sus guajes. A la sombra de grandes pinos y ocultos por
los matorrales, pero teniendo a la vista el camino, los muchachos hicieron su
fogata y pusieron a calentar las tiras de carne de conejo que les habían sobrado,
así como unas tortillas duras, que puestas sobre las piedras calientes se
empezaron a dorar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">En tanto comían,
Serafín fue relatando a sus amigos lo que había vivido con su abuelo esa
mañana; su encuentro con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Curicaveri</i>
el dios de los recolectores y quien le había tomado bajo su protección; también
les comentó la recomendación del propio dios para que Ignacio y Domitilo
estuviesen siempre a su lado, serían valiosos auxiliares. Por tanto, debería
enseñarles las cosas que su abuelo le fuese indicando.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Una de las cosas
que deberán saber, ─empezó a explicarles Serafín─ es que existe un hongo
llamado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“teonanácatl”, </i>y es<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i>el alimento de los dioses. Estos hongos
son pequeños, como clavos y para cortarlos se tiene que realizar una ceremonia
especial y, algo muy importante, solo yo los puedo comer; si alguna otra
persona lo hace, los dioses lo castigarán.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Ustedes siempre
estarán junto a mí, desde luego si están de acuerdo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Pos claro
que sí, ─contestó Ignacio─ si semos como hermanos, así mesmamente te lo hemos
dicho, ¿verdá, Domitilo?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Pos seguro
que sí, tú, Serafín, solo dinos qué tenemos qué hacer y vamos a ser como tu
sombra.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif"><span style="font-family: arial;">—Gracias,
queridos hermanos, desde luego que yo lo sabía, pero era necesario escucharlo
de ustedes; el mismo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Curicaveri </i>me dijo
que siempre estarían a mi lado. Bien, tendremos que estudiar; no podemos
presentarnos como personas que no sabemos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">la
castilla.</i></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Pos eso
va’star re difícil, pos semos bien tarugos, ─repuso Domitilo─.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif"><span style="font-family: arial;">—No, amigos,
no es que seamos tarugos, lo que pasa es que no nos han dado facilidades para
ir a la escuela; de no haber sido por la niña Ana María, que nos enseñaba lo
que ella aprendía, estaríamos peor; pero ya verán cómo sí podemos. Además de
ello, yo les iré enseñando algunas cosas de las que me va mostrando mi abuelo; nos
tenemos que dedicar a ayudar a la gente, a nuestra gente y para ello me guiará <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Curicaveri.</i></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Esta y otras
explicaciones les fue haciendo Serafín, para que fuesen aprendiendo las labores
de los ayudantes de un chamán, los muchachos se mostraron entusiasmados, eso
les aseguraba seguir unidos los tres, como lo habían sido desde niños.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Los amigos
terminaron sus alimentos y apagaron bien la fogata que habían encendido, utilizando
un poco del agua que llevaban en sus guajes. Ya pardeando la tarde, los tres se
fueron acercando al pueblo. Cuando alcanzaron las primeras casas, les salió de frente
un hombre, a quien no miraban bien porque el sol poniente les daba de frente, al
verlos les habló:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—!Eh, chamacos!,
vengan pacá!... ya tengo rato esperándolos, pos ¿onde se metieron, pues? ¿Quién
de ustedes es Serafín?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—¿Y quien se
supone que es usted?, ─preguntó Serafín<span lang="JA">─</span>.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—No, pos sí,
tú mesmo eres Serafín. Me dijeron que’ras muy lebrón y eso ta’bueno. Yo soy Roque
Guadalupe, soy chamán y mi nombre es Tepiltzin, tu abuelo me dijo que venías y
te tenía que esperar. Pero vamos pa mi jacal.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Roque, un
hombre de unos cincuenta años, indígena casi puro, de ojos negros y mirada
profunda, los llevó por unos callejones de las orillas del pueblo hasta un
jacal donde se veía un leve resplandor, tal vez de una vela encendida en el
interior. Roque empujó la puerta y pasaron al interior. Una sola habitación de
unos cuatro por cinco metros. En un brasero hecho de adobe en un rincón, una
vieja echaba las tortillas; era la mujer de Roque, quien no se inmutó con la
llegada de los forasteros, siguió en su labor, como si nadie hubiese irrumpido
en su jacal.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Colgando de clavos
hincados en los troncos del jacal, había listones de colores; diferentes
hierbas y algunos instrumentos musicales. Había también algunas bolsas de ixtle
y unos bultos, tal vez conteniendo alguna ropa de los habitantes del jacal.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Mi trabajo
con ustedes, ─expresó Roque─ de acuerdo con lo que tu tata me encomendó, es que
estos tus amigos sean iniciados en el mundo que gira alrededor de los chamanes.
No crean que es solo el andar pa todas partes con su chamán, no, tienen qué saber
algunas cosas y yo se las voy a enseñar, asina ustedes podrán ayudar a Serafín.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Nuestro
dios, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Curicaveri</i>, el dios del sol,
del fuego y de los recolectores, siempre cuida del bienestar de su pueblo
purépecha; así mismo, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Curivaperi</i>, la
madre de todos los dioses, la madre tierra, cuida de que nunca nos falten los
alimentos, que la tierra fructifique y que las mujeres tengan muchos hijos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Nuestro amado
dios <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Curicaveri</i>, continuó Roque, es
el protector de Serafín y de ustedes mismos y, desde el principio del tiempo
los escogió a ustedes como sus ayudantes. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Deben
aprender que cuando le llegue una persona enferma a Serafín, ustedes deben
estar preparados para tener los elementos que se requieran para su sanación. La
enfermedad es una pérdida de la armonía entre el cuerpo y la naturaleza y la primera
cosa que deben hacer, es aprender a tocar los instrumentos musicales que nos
heredaron nuestros dioses. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">La flauta de
carrizo y el tamborcillo deberán ser tocados sin parar, en tanto permanece el
enfermo en el jacal de Serafín; eso es para que vayan a ustedes los espíritus
buenos y ayuden a la sanación del enfermo; lo hacen evitando que los espíritus
malignos se acerquen a impedir el trabajo del chamán. Ustedes deberán
recolectar el copal suficiente para que no falte durante las curaciones; por medio
de sus vapores, suplicamos a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Curicaveri</i>,
que dé sabiduría al chamán para que pueda curar al enfermo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Deberán
tener suficientes flores y hierbas para limpiar el cuerpo, para dar baños y
friegas y tener siempre la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">charanda</i>
para limpiar por dentro el cuerpo y proteger al chamán. Pero ustedes no podrán
tomar nunca la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">charanda</i>, pues es
bebida del curandero y del enfermo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif"><span style="font-family: arial;">—Bien,
muchachos, vamos a empezar a aprender a tocar los instrumentos; en pocos días
Serafín atenderá a su primer enfermo y ustedes tocarán para que el haga la
danza de la salud, agradable a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Curicaveri.</i></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Roque
entregó a los muchachos los instrumentos y les indicó cómo sentarse y cómo
preparar su mente para que su música sea agradable a los dioses. A Domitilo le
entregó el tamborcillo y la flauta de carrizo a Ignacio. Luego de algunas horas
de estarlo intentando, ambos empezaron a extraer sonidos armónicos de sus
instrumentos, llenando el espacio de un ritmo tranquilizador, ante la
aceptación del chamán Roque; mientras su mujer dormitaba sentada en un rincón,
casi invisible para los muchachos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">En tanto
Roque instruía a los amigos, Serafín era entrenado por su abuelo, que lo
encontró sentado sobre un tronco caído, en las cercanías del jacal de Roque.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—¿Qué tas
haciendo, nieto, aplastao en ese tronco?, vamos, sígueme, pos no tienes mucho
tiempo y vas a necesitar saber algunas cosas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">El viejo echó
a caminar rumbo al monte y Serafín se apresuró a seguirlo, nada indicaba que el
viejo fuera invidente. Subieron la ladera del cerro y se internaron entre los árboles;
sin pronunciar palabra, el chamán caminaba con energía, siendo difícil para
Serafín seguir el paso a su abuelo. Luego de un buen tiempo, el chamán retiró
unas ramas que ocultaban la entrada a una cueva y pasaron al recinto, casi en
penumbra. Volvieron a colocar las ramas y Abundio tomó un hachón mojado en
resina y, utilizando su pedernal, lo encendió, iluminando la cueva; todo ello
para beneficio de Serafín, pues él mismo no necesitaba la luz.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">La cueva era
poco profunda, de diez a quince metros por unos cinco de ancho y cuatro de
altura, estaba formada por enormes rocas superpuestas y era de origen natural;
entre unas piedras había una pequeña afloración de agua, la que se acumulaba en
un hueco practicado en la piedra que le servía de basamento. El piso de tierra
y piedra se miraba limpio y regado, impregnando el espacio de un agradable
aroma a tierra húmeda. Entre las piedras de los muros habían encajado unas
estacas que servían para colgar diversos objetos: algunas ropas, tal vez del
abuelo; ramos de diversas plantas y algunas pieles de animales. Hincado en el
piso se encontraba un bastón alto, donde habían atado plumas de ave de
diferentes colores y en la parte superior un pequeño renuevo de un maguey de
hojas angostas de un verde pálido. El abuelo “miraba con su instinto” a su
nieto sin decir nada, a fin de adivinar el efecto que el espacio le causaba.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Siéntate
pues, Serafín, tenemos que empezar. El día de mañana deberás caminar pa Celaya
y te encontrarás con un hombre mordido por una víbora, si no lo puedes curar,
morirá. Asina de importante es tu trabajo como curandero. Empecemos pues.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Debes
empezar por conocer de qué se enferma la gente, unos se enferman del alma, por muinas
y angustias, por celos y envidias; otros están enfermos del espíritu y pueden
traer problemas de otras vidas, son esos hombres corajudos, pendencieros,
buscapleitos y hay otros que se enferman por causas naturales. Pa todos tendrás
que aprender a curarlos. No será fácil ni rápido, pero tienes toda la vida para
aprender, siempre bajo la guía de nuestro dios <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Curicaveri.</i> Él te irá llevando por donde le plazca y tú deberás
seguir su guía, ‘onque te duela; pos si dice que a tal o cual ya es su hora de
morir, ‘onque te pares de cabeza no podrás evitarlo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Cuando
jalles a un enfermo, debes pedir permiso a nuestro dios para curarlo, él te
dirá qué tiene y cómo deberás curarlo; en caso contrario, ya te dirá qué hacer.
¿Entendido?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Esta cueva
es para ti, continuó el viejo chamán; pos seguido andarás por estos rumbos. Tú
conoces las cuevas cercanas a tu rancho, tendrás que arreglarlas pa usarlas cuando
te convenga. Solo tus ayudantes y tú deberán conocer los lugares donde se
quedan a dormir. Deberán aprender a caminar sin dejar huellas. Si quieren ser invisibles
pa otra gente, muévanse lento y en silencio; cuando haiga gente, quédense
sosiegos entre las plantas y naiden los verá. En un principio no es fácil, pero
deberán practicarlo. Yo he estado junto a ustedes varias veces, tan cerca, que
siento su respiración y ustedes no me han visto. Practiquen, pues lo van a
necesitar. Vienen tiempos muy malos y deberás tener cuidao.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Ora, pa
empezar a curar a alguien, tus ayudantes estarán tocando, pos la música asosiega
los ánimos, en tanto tú haces la oración a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Curicaveri</i>,
ya cuando te diga, verás si lo trabajas acostao o sentao.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">El viejo
chamán le fue mostrando las diferentes plantas que iría ocupando. Sus nombres y
utilidades, dónde y cómo cortarlas. Las diversas formas de usarlas. Unas cocidas
y bebidas, otras cocidas con aceite y puestas como emplaste; unas maceradas y
puestas en aguardiente; tanto para frotar, como para beber. Serafín, casi en
estado de trance, escuchaba y almacenaba en su memoria toda la información que
su abuelo le pasaba. Casi diez horas después, el viejo le entregó un morral con
hierbas y el bastón con plumas, el cual le identificaría en cualquier parte
donde hubiera indios. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Cuando
salieron de la cueva ya estaba obscureciendo, hasta entonces se dio cuenta que
no había comido en todo el día; su estómago se lo recordó. Empezó a caminar
bajando la pendiente, pensando que su abuelo lo seguía; en cierto momento
volvió la cara en su busca para comentarle algo, entonces se dio cuenta que
caminaba solo. No supo en qué momento su abuelo lo dejó a solas en el monte.
Nunca se dio cuenta que el viejo caminaba a unos tres metros de él, mimetizado en
el bosque. Cuando llegó al jacal de Roque, sus amigos estaban sentados afuera,
en compañía del chamán; se levantaron a darle la bienvenida, invitándolo a
pasar al jacal a comer unos frijoles con chile y un jarro de atole de maíz.
Luego de cenar, los tres muchachos se tiraron en un rincón, cayendo en profundo
sueño.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">A la mañana
siguiente, muy temprano, los tres amigos se pusieron en marcha; la distancia a Celaya
era de casi seis leguas, lo que les llevaría todo el día. Caminaron a buen paso
y sin detenerse; se fueron comiendo algunas guayabas que la mujer de Roque les
había puesto en los morrales. Antes de que el sol llegara a lo alto, los
muchachos pasaron a un costado de un pequeño caserío y poco mas adelante se
encontraron a un hombre echado a la sombra de un mezquite; les llamó a gritos
para que le ayudaran; una víbora le acababa de morder en un tobillo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Serafín, que
ya esperaba que apareciera el individuo y sin saber cómo su abuelo sabía de
ello de manera anticipada, de inmediato acudió en auxilio del herido.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Calma,
hermano. No conviene que te muevas mucho. Recuéstate bien, mientras te reviso
la pierna, ¿hace mucho que te mordió la víbora?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—!Apenitas!…
iba yo a buscar la leña pa que la vieja eche las tortillas. Pueque el animal
ande todavía cerquita. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Serafín vio
la pierna del hombre y luego notó las marcas de los colmillos de la serpiente.
Extrajo de su morral una botella con aguardiente y le aplicó un poco en la
herida, luego le dio de beber al herido y se puso en oración.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—«!Oh, dioses de mis padres, de mis abuelos
y de los abuelos de mis abuelos! miren a este pobre e inmerecido servidor y
permítanme ayudar a este hombre, permítanme comer el “teonanácatl”, alimento
sagrado de ustedes, benevolentes dioses de mis padres, permitan a este servidor
que pueda ver en el tiempo y conozca sus designios»</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">En tanto
Serafín extraía un poco de hongo, Ignacio y Domitilo empezaron a tocar sus
instrumentos, con suavidad, logrando un ambiente de tranquilidad que sumió al
herido en un ligero letargo. Serafín, con los ojos cerrados, escuchaba la voz
de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Curicaveri, </i>que le hablaba:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif"><span style="font-family: arial;">—«<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hijo mío, Itzmín, que obediente te diriges a
mi, tu oración es grata a mis oídos; debes saber que este hombre es grato a los
dioses; es un buen marido y padre y nos hace sacrificios de alimentos que nos
son gratos. Todos los hombres tienen en la Gran Cueva, una cera encendida y solo
yo determino cuando se apaga. La de este hombre estará encendida durante muchas
lunas. Para curarlo cortarás las hierbas que veas a tu alrededor, yo las he
puesto en ese sitio, las macerarás y harás un emplasto con aguardiente, que le
colocarás donde están las marcas de la mordida. El hombre dormirá medio día,
cuando despierte, le darás un trago de aguardiente y un poco de comida.
Mientras tanto, que tus hermanos sigan tocando para alegrarnos, cesará la
música cuando despierte el hombre. Eso es todo, hijo mío»</i></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Luego de decir
esto, Serafín abrió los ojos y se dio cuenta que el herido reposaba tranquilo,
miró a los lados y vio verdes matas de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ruda</i>,
por lo que se dio a la tarea de recolectar suficientes hojas, las machacó en
una piedra y mezcló la pasta con aguardiente, luego lo colocó sobre la herida y
envolvió la pierna en un trozo de tela cortado da la camisa del enfermo, a quien
dejó dormir; Domitilo e Ignacio continuaban tocando. Serafín les dio las
instrucciones de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Curicaveri</i> y luego
se fue a sentar junto al enfermo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">A media
tarde el hombre despertó, Serafín le dio un trago de aguardiente y luego le pasó
una tortilla con chile. Los amigos dejaron de tocar, estaban exhaustos y
hambrientos. Serafín descubrió la herida, el emplasto se había puesto negro,
pero la herida ya no estaba inflamada y el hombre se sentía bien; a manera de
agradecimiento, invitó al chamán y sus ayudantes a comer a su casa, lo que
Serafín no aceptó, porque tenían qué llegar a Celaya. El hombre fue a su casa y
volvió con un itacate preparado por su mujer y los amigos continuaron su
camino.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Ignacio y Domitilo
estaban asombrados de la habilidad de Serafín para curar al herido; no se
imaginaban que, bajo los efectos de los hongos, su amigo hablara con los dioses
y de ellos recibiera las instrucciones necesarias.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">A fin de
evitar mas demoras, los muchachos fueron comiendo las viandas sin detenerse, a
un paso rápido, debido a que el terreno era casi plano o descendente. Como
hombres de campo, estaban habituados a los grandes recorridos y su misma
juventud les ayudaba a poder cubrir grandes distancias en menos tiempo del
común. Cuando el sol se estaba ocultando por el rumbo de Irapuato, los
muchachos llegaron a las primeras casas de la ciudad, dirigiendo sus pasos hacia
el Templo de Nuestra Señora de Guadalupe, que estaba enclavado en una hermosa
alameda, sitio apropiado para pasar la noche y lugar de paso para su siguiente
destino, la ranchería de Chamacuero.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">El viento
estaba fresco, lo que aliviaba los calores del día, incrementados por la caminata
que habían hecho; la luz de una luna brillante, se filtraba a través de los árboles
y, de cuando en cuando, un claro entre el follaje les permitía ver un cielo
hermoso y estrellado. Se sentaron a descansar a orillas de una lagunilla que
estaba en las cercanías del templo. En esos pueblos chicos la gente se retira
temprano; la obscuridad y las supersticiones les han enseñado que la noche es
para los rufianes, las brujas y los espíritus malignos. Cuando los muchachos se
quedaron quietos, escucharon que cerca de ahí había una pequeña corriente de
agua. Acostumbrados a la obscuridad, se dieron a la tarea de buscar de dónde
procedía el ruido, encontrando un pequeño manantial protegido por piedras
amontonadas, a fin de evitar que los animales del bosque lo ensuciasen. Los
tres amigos bebieron grandes tragos del refrescante líquido, luego se dieron un
buen baño, que tanta falta les hacía, lavaron sus ropas, utilizando como jabón
las raíces de una planta; también llenaron sus guajes. De sus morrales
extrajeron unas tiras de carne seca y salada y así se la comieron, tirándose a
descansar debajo de un gran mezquite. La ropa puesta a secar semejaba banderas
blancas ondeando a la luz de la luna.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">La campana
del templo de Guadalupe los despertó, aunque aún estaba obscuro. Los amigos
verificaron que sus ropas estaban secas y se las pusieron, luego se dirigieron
a la entrada del templo, donde el sacristán estaba barriendo. Los muchachos se
quitaron los sombreros, se humedecieron los dedos en agua bendita y se hicieron
una cruz en la frente; fueron a sentarse en las primeras bancas, el bastón del
chamán se erguía como el mástil de una pequeña lancha. Algunas beatas vestidas
de negro hacían a un lado sus velos para ver a los muchachos, no era común
hallarlos en misa y menos a esa hora de la mañana.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Cuando salió
el Cura, los miró con extrañeza, pero continuó su camino hacia el Altar, que
besó con reverencia, luego inició la misa matutina. Al término de la ceremonia,
las mujeres fueron saliendo con las cabezas bajas, pero los muchachos indígenas
no se movieron de su asiento, el sacerdote se acercó a ver qué se les ofrecía,
reparando desde luego en el bastón de Serafín.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Buenos días,
hijos míos, veo que no sois de estos pueblos, pero os veo muy limpios y eso me
desconcierta, ¿en qué puedo serviros? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Buenos
días, padrecito, respondió Serafín, venimos de mas allá de Salvatierra y caminamos
pa llegar a Dolores, a la hacienda de la Erre; sabemos que el Señor Cura está
enseñando algunos oficios a los indios y nosotros queremos aprender algo,
¿verdá muchachos?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Sí, pues, ─dijeron
ambos con los sombreros en la mano y las cabezas gachas─.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—!Vaya!, ─dijo
asombrado el sacerdote─ vienen de muy lejos y todavía les falta un gran trecho,
soy el padre Ponciano, pasen a mi casa, los invito a desayunar y allá me
platican un poco mas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Los amigos
siguieron al sacerdote saliendo hacia la sacristía, donde se quitó las
vestiduras ceremoniales, quedando solo con su sotana negra; los guió hacia el
patio y entraron a la casa cural, donde ya lo esperaba una mujer para desayunar;
vestida toda de negro, con un peinado terminado en una trenza por la espalda,
su mirada era dura y su rostro anguloso. El padre Ponciano la presentó como su
hermana Altagracia, quien nos invitó a sentarnos en unas sillas colocadas frente
a ella, el sacerdote ocupó la cabecera de la mesa. La hermana del cura llamó
con una campanilla y de inmediato se presentó una joven de rasgos indígenas, a
quien indicaron que pusiera platos para los invitados.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Y bien,
muchachos, habló el padre Ponciano, me dicen que van en busca del señor cura
del pueblo de Dolores. ¿Quién les habló de ese sacerdote? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Verá usted,
padrecito, ─dijo Serafín─ en un viaje que hicimos con unos arrieros, llegamos
al pueblo de Carácuaro, en Michoacán, donde conocimos al señor cura José María,
quien había sido alumno del cura don Miguel en el Seminario de Valladolid; él
nos comentó que, en el pueblo de Dolores, su maestro, el cura Miguel, estaba
enseñando oficios a los indios y, pos nos venimos pa’cá.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—A que muchachos
estos, pero dime, Serafín, ese bastón que llevas, ¿qué representa?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Para los
indios, padrecito, quiere decir que yo soy un curandero; bien sabe usted que
nosotros no tenemos doctores que nos curen; así, cuando me ven, saben que si
tienen alguna dolencia, pos se acercan a mi y yo los curo, si Dios así lo
quiere.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Eres muy
joven para curandero, ─repuso el Padre Ponciano─ pero bien dices, si Dios
quiere, todo es posible, ¿Quién te ha enseñado el arte de curar?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Mi abuelo,
que es curandero en el pueblo, dice que yo tengo madera pa ser un buen
curandero y poder ayudar a nuestra gente.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Quiera Dios
que así sea, Serafín; buena falta les hace a los indígenas tener quien vea por
ellos… Tiempos difíciles estamos viviendo, ─dijo el <em><span style="font-style: normal;">s</span></em>acerdote
como para sí mismo─.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Todo esto
lo relató Serafín utilizando medias verdades, pues no le gustaba decir mentiras
y mucho menos a un sacerdote.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Bien, hijos
míos, disfruten el chocolate y los bizcochos, está delicioso, esto les dará
fuerza para su siguiente etapa, una pequeña ranchería llamada Chamacuero, son
unas cuantas casas, pero ya tiene un bonito templo dedicado a San Francisco, busquen
al padre Anselmo y díganle que yo los mando; él les permitirá dónde dormir y
alguna comida caliente. Y los felicito por hacer este esfuerzo por aprender
algún oficio. Cuando vean al padre Miguel en Dolores, salúdenlo de mi parte, es
un buen amigo y hermano en Cristo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Bueno,
muchachos, me apena dejarlos, pero tengo qué atender otras obligaciones. Si
gustan quedarse un poco mas, están en su casa.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Gracias, padrecito,
─agradeció Serafín─ pero queremos seguir adelante, si usted nos da su merced y
su bendición.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Los chicos
se arrodillaron frente al sacerdote y con humildad recibieron la bendición que
el buen cura les impartió, luego se levantaron, se despidieron de la hermana
del cura y besándole la mano, salieron a la calle, para seguir el viaje.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<b></b><i></i><u></u><sub></sub><sup></sup><strike></strike><span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif"></span><span style="font-size: large;"></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6307207826539190148.post-20635343949983936062020-03-27T17:09:00.001-07:002021-10-08T08:12:47.843-06:00Las grutas de la libertad - Capítulo 10<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;"><h1 style="margin-left: 0in; text-indent: 0in;"><a name="_Toc59166550"><span style="font-size: small;">Capítulo 10</span></a><o:p></o:p></h1></span></div><div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Estando enterado Don José Ortiz de que el ingeniero estaba en el pueblo,
ya lo esperaba bajo el frondoso árbol, a la entrada de la hacienda, para
llevarlo a cenar a su casa, en compañía del inseparable amigo Pedro.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Los tres hombres se dirigieron a la casa de don José, donde doña
Esperanza, la esposa del señor Ortiz, los esperaba con una deliciosa cena, como
era su costumbre. Después de cenar, ya satisfechos, los tres salieron a reunirse
con los amigos en el portal de la hacienda. Donde ya estaban los viejos
Silvestre y Atilano, rodeados por los curiosos que deseaban enterarse de las
cosas que recordaban esos libros vivientes, que eran los hombres ancianos. Con
todo y estar ciego, don Atilano supo que llegaba el ingeniero Fortuna y le dio la
bienvenida:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Bienvenido, ingeniero, yo creiba que ya nos había abandonao.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No, don Atilano, a los buenos amigos no se les olvida, pero tengo otras
obligaciones que me impiden estar con ustedes con más frecuencia, como es mi
deseo, pero lo bueno es que ya estoy por aquí, para seguir escuchando esas
historias tan interesantes.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">El viejo Atilano siguió con su historia:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<h2 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial; font-size: small;">El Convento</span></h2>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">La vida en
el convento fue difícil para Ana María, que estaba acostumbrada a las comodidades
de tener quien le sirviera en todo momento; además de tener la libertad de ir y
venir por toda la propiedad de los Urzúa, rodeada de amigos, fiestas y música;
desde luego sin descuidar sus estudios. Pero todo esto cambió de la noche a la
mañana al llegar a estar bajo las órdenes de sor Felipa. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Cuando su
padre se retiró, la niña fue llevada a cortarse el pelo y a vestir el hábito de
la Orden, algo que ella no esperaba; pensaba que sería un colegio para
señoritas laicas, pero había sido la voluntad de su padre y no valía discusión.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Una vez vestida
como religiosa, Ana María fue llevada a la presencia de sor Felipa. Cuando
entró a su oficina la recién llegada, se levantó y empezó a caminar alrededor
de ella, sin decir palabra, observando cada detalle de la indumentaria de la
niña, estando satisfecha, habló.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Hoy es veintisiete
de abril fiesta de santa Zita; en su honor y memoria, tú serás llamada sor
Zita, de esta forma dejamos en el mundo el nombre que el mundo te puso. Como
todas las hermanas de esta santa casa, tú también tendrás un trabajo y este
será de sirvienta de cocina; compartirás la celda con sor Elpidia, una chamaca
igual que tú, que llegó hace un mes y estará con nosotros los próximos cuatro
años, ella te dirá cuales son los horarios que debemos seguir. Ella también te
enseñará las reglas y castigos para quien no las cumpla. ¿Está claro?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Sí, señora,
respondió la niña con timidez.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—!REVERENDA
MADRE!, ─gritó la Abadesa dando un sonoro manazo sobre su escritorio, haciendo
palidecer a Ana María, que estaba apunto de romper en llanto─. ¿Me oíste?... ¡REVERENDA
MADRE!... ¡nunca lo olvides!</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Sssí,
reverenda madre, no lo olvidaré jamás… ─Ana María temblaba de miedo ante la
furiosa mirada de la superiora─.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Todavía
lívida por la furia, la religiosa llamó a su asistente para que llevara a la
nueva hermana a que conociera el convento; que la llevara a la cocina para que
supiera dónde estaba su lugar de trabajo y que la llevara a su dormitorio, con
sor Elpidia, con quien compartiría celda.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">La asistenta
de la superiora hizo una seña a Ana María y salieron en silencio, cerca caminaba
la espantada niña; cuando la religiosa consideró que estaban bastante retiradas
del despacho de la superiora, le habló a Ana María.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Mira,
hermana Zita, yo soy la hermana Altagracia, lo primero que debes aprender es tu
nombre dentro de la Orden, sor Felipa es un tanto gruñona, así es que vale mas
que le hables de forma correcta, pero no le demuestres miedo; tampoco te veas
soberbia, eso la hace enojar mucho. Recuerda que la voluntad de ella es
suprema, nadie puede contradecirla. Cuando tengas algún problema, búscame a mi,
pero sin que se de cuenta sor Felipa y yo trataré de ayudarte. Hemos llegado a
la cocina. Estamos en el segundo patio del convento; por la cocina se puede ir a
la carbonería y a la huerta, así como al refectorio, cuya salida principal es
por el primer patio. Las dos jóvenes entraron a la cocina, atrayendo la
atención de las religiosas que estaban trabajando. Se dirigieron a la hermana
de más edad.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Sor
Epigmenia, buenos días le de Dios, le mandan una nueva ayudante, es sor Zita y
estará un tiempo con nosotras.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">–Buenos días,
hermana Altagracia, ─contestó la religiosa, una mujer blanca de pelo gris y
mirada inteligente, de unos profundos ojos azules y un poco entrada en carnes,
de unos cincuenta años. Miró con detenimiento a Zita y comentó─:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Estás muy
flaca muchachita, pero aquí vas a engordar, solo pórtate bien, se obediente y
aquí encontrarás una madre y varias hermanas, ─dijo la monja, señalando con un
movimiento circular del brazo a las religiosas que se afanaban en diferentes
actividades─.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Gracias, madrecita,
repuso sincera la nueva hermana Zita. ¿Cuáles van a ser mis obligaciones?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Me gusta tu
buena disposición, niña. Mira, como veo que no estás acostumbrada a los
trabajos, empezaremos con cosas sencillas, como el lavado de ollas y cazuelas.
Por lo pronto ve a conocer tu celda y empezarás por la tarde, después de la
merienda.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Guiada por
la hermana Altagracia, Zita conoció lo que sería su lugar de descanso y a la hermana
Elpidia, quien sería su compañera. La joven era un poco mas chica que Zita, de
piel blanca y ojos azules, tan vivos como un cielo, pero nublados por el llanto
y el miedo; cuando vio a Zita, sintió un gran alivio y se acercó a abrazarla.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Bien, ─dijo
la hermana Altagracia─ ella es Elpidia y, por lo que parece, serán buenas
amigas. Les dejo ahora para que se conozcan, Elpidia te dirá los horarios de
actividades, para que no lleguen tarde. Queden con la Virgen, queridas niñas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Con estas
palabras cariñosas, se despidió la religiosa, saliendo con paso presuroso para
volver a sus obligaciones y evitar los regaños de sor Felipa.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Zita y
Elpidia se quedaron solas, se miraban tristes, pero un rayo de esperanza
parecía brillar entre ambas; se daban cuenta que el contar con un corazón amigo
en esos momentos, era un regalo de Dios. Viendo el estado de Elpidia, Zita le
preguntó:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Debes
tranquilizarte, recuerda que ahora somos hermanas y nos cuidaremos entre las
dos, pero dime, ¿de dónde vienes y cuándo llegaste?, ¿cómo te llamas, afuera?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Llegué hace
un mes y ha sido el más horrible de mi vida; mi nombre de pila es Rosario y soy
hija de don Rosendo de Ayala y doña Cristina de Dávila; mis padres son
españoles de Guadalajara y yo nací en la ciudad de México; muy pequeña me
trajeron a Acámbaro, donde mi padre administra una finca. Estoy por cumplir quince
años y mis padres consideran que es mejor que siga mi educación con las religiosas;
en el pueblo no hay escuelas, mas que la de la parroquia, pero no quieren que
me junte con los hijos de los indios, a mi no me molesta, son buenos chicos,
pero a mis padres no les gustan.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Estamos
igual, mi nombre es Ana María de Urzúa y mi madre murió al nacer yo; mi padre es
don Francisco de Urzúa y tiene una encomienda en Jerécuaro, vivimos en una
bonita hacienda, en un lugar muy agradable que se llama Puruagua. Yo ya cumplí
los quince años y siempre he estado rodeada de los llamados “indios”, que han
sido muy buenos conmigo y yo los quiero mucho, mi nana es Juana Cisneros y me
crió desde que nací; yo la quiero como a la madre que no conocí. Mi mejor amigo
y casi hermano, es Serafín, hijo de Juana, un año mayor que yo y siempre me ha
cuidado. Me internó mi padre porque no hay escuelas en los pueblos cercanos y
piensa que debo tener una buena educación para casarme con un buen partido,
hijo de alguno de sus amigos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pero dime,
Elpidia, sor Felipa me dijo que tú me indicarías los horarios y lugares donde
deberíamos estar y no quisiera que me volviera a regañar, esa mujer es
horrible.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—El horario es tan horrible como la superiora, dijo con resignación
Elpidia, nuestro día comienza a las cuatro de la
mañana, cuando al son de matracas nos levantamos para acudir al coro, donde
recibimos la bendición de la madre superiora; luego damos gracias y a las
cuatro y media se dice la prima, y la tercia; se desciende al coro bajo a hacer
meditación de un punto que se propone; ahí permanecemos para oír misa a las ocho
de la mañana y acabada ésta, se rezan la sexta y la nona y luego salimos a
tomar una colación y a la sala de labor. A nosotras nos van a llevar a tomar
algunas clases, pero las monjas rezan las vísperas a las dos, y las
completas a las cinco, estando en
oración hasta las seis. A esa hora volvemos
a reunirnos, ahora en el refectorio a
comer y otra vez al coro, hasta las ocho, en que nos vamos a dormir para
retornar a las once, también con matracas, a rezar los maitines y laudes.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—!Pero esto es un horror!, exclamó Zita, ¿a qué hora se supone que
podemos dormir?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Tienes razón, hermana, pero así es aquí y vale mas que no lleguemos
tarde, porque los castigos son terribles. De hecho estoy aquí para esperarte,
pero ahora debemos reunirnos con la monja que nos da clases hasta las seis de
la tarde, para que vayamos al refectorio.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Otra cosa, esa cama es la tuya y ese es tu jergón; solo tenemos una cobija
y una almohada, nos dan una vela de un palmo, con ella estudiamos antes de
dormir y debe durarnos toda la semana.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Zita desenvolvió su jergón, limpio, relleno de paja seca y lo extendió
sobre el camastro que le habían designado. La cobija, de lana burda de color
café, la tendió sobre el colchón y la almohada, que parecía estar rellena de
piedras, la colocó en la cabecera. La miró entristecida; nada qué ver con el
mullido lecho de su casa y las suaves sábanas de batista francés con que se
cubría. Pero en realidad esto es lo que menos le importaba, lo que extrañaba
era la presencia siempre cercana de Juana, su nana y Serafín, el hermano que no
tenía y con quien se sentía segura.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Sor Elpidia la apresuró y juntas salieron a toda prisa hacia el salón de
clases, donde ya las esperaba la maestra, sor Águeda, una madura y enérgica mujer
de piel blanca y ojos verdes, que en el fondo era de carácter maternal, tal vez
en compensación a los hijos que siempre deseó y que la decisión del padre por
tener una religiosa en la familia, le negó.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Buenas tardes, niñas, saludó con seriedad la Maestra.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Buenas tardes, sor Águeda, respondieron a coro las muchachas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Así que tú eres la nueva pupila, ─dijo afirmativa la religiosa, mirando
con detenimiento a la recién llegada─. ¿Cuál es tu nombre, niña?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Mi nombre es Zita, madre, según me indicó sor Felipa.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pues bienvenida seas, hermana Zita, ─repuso la Maestra con un dejo de satisfacción
ante la palabra “madre”─.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Las siguientes dos horas, las pasó Zita (Ana María) de una manera agradable,
escuchando las explicaciones de la religiosa a materias que ella ya tenía
aprendidas; lo que sorprendió a la mentora. Elpidia (Rosario), también se
sintió mejor, ahora tendría con quien comentar las materias que iban
aprendiendo, a fin de aclarar algunas dudas sin tener que depender de la maestra.
A las seis de la tarde, sor Águeda dio por terminada la clase y las tres se
dirigieron al refectorio, donde ya estaban sentadas las religiosas. A las dos
niñas les pusieron sus platos en la cocina, pero a la vista de la superiora y
participaron en la oración comunitaria y, en tanto comían en silencio,
escucharon las palabras de la Lectura del día. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Algo nuevo que aprendió ese día Ana María, era que la deliciosas viandas
que le preparaba su nana Juana, quedarían pendientes hasta que volviera a la
hacienda; los alimentos en el convento estaban regidos por la austeridad. En su
primera cena le sirvieron un plato de frijoles cocidos sin guisar, un poco de
pan y una taza de atole de masa sin leche; el azúcar también estaba limitada.
Al darse cuenta Elpidia de la reacción de su nueva amiga, le explicó que en las
comidas tal vez les sirvieran un poco de arroz, algunas verduras y legumbres,
nunca carne y el desayuno era igual que la cena, pero había qué pensar que todo
esto sería temporal para ellas. Así lo entendió Zita y no dio mas importancia a
ello.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Luego de la cena, las dos chicas se quedaron en la cocina, a cumplir con
las obligaciones expuestas; Zita a lavar ollas y cazuelas y Elpidia a tallar
mesas y bancos para que estuvieran muy limpios para la hora del desayuno.
Pasadas un poco las ocho de la noche, las dos niñas se retiraron a su celda,
rendidas de cansancio, con las manos doloridas por hacer trabajos a los que no
estaban acostumbradas. A las once de la noche, Zita se despertó sobresaltada
ante el estridente ruido de las matracas… ya se iría acostumbrando.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<h2 style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial; font-size: small;"><span style="font-size-adjust: none; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span>De viaje a
Dolores</span></h2>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Ajeno a lo que ocurría en su pueblo y con su amada amiga Ana María,
Serafin estaba acompañado de sus
inseparables amigos Ignacio y Domitilo, quienes le reclamaron el no haber
aceptado desayunar con el padre Benito.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pos no se dieron cuenta, repuso Serafín, de los chicos ojotes que nos echaba
la hermana del señor cura, en un descuido hasta nos enyerba por andar
sentándonos a la mesa del patrón.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Los tres amigos se dirigieron a la salida del pueblo, que no les quedaba
lejos; detrás de la Iglesia de Guadalupe ya solo se miraban los sembradíos de
trigo, que se mecían al ritmo del viento, emitiendo un murmullo que a Serafín
siempre le había agradado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Los muchachos llegaron al camino real, lo cruzaron y caminaron por entre
los callejones de las parcelas, a fin de evitar a los ocasionales caminantes
que iban o venían de San Miguel. Cuando se sintieron hambrientos, se detuvieron
debajo de un mezquite y a fin de no hacer lumbre, sacaron unos trozos de carne
seca para comerla, acompañada de agua fresca que llevaban en los guajes.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Holgazanearon un poco, viendo correr las nubes al impulso del viento. El
resto del camino lo hicieron sin prisa, el terreno era muy plano, con
ocasionales lomeríos y en las primeras horas de la tarde llegaron a Chamacuero.
Se sentaron a descansar a la entrada de un mesón, donde llegaban los viajeros y
arrieros a reponer fuerzas para continuar el viaje. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Como siempre ocurre, nunca falta alguien que se vaya de la boca y eso
ocurrió con un joven caballerango que estaba al servicio de un viajero
procedente de la Ciudad de México, quienes se dirigían a San Miguel. El joven,
tal vez aburrido de no tener con quien platicar, empezó a platicarle a Serafín,
vida y milagros de su patrón, como ufanándose de ser el caballerango de un
hombre importante.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Mi señor, queridos amigos, ─dijo engolando la voz─ es un hombre muy
importante y muy rico. Ahora viajamos a la Villa de San Miguel, donde tiene poderosos
amigos que se reúnen en un exclusivo club.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Bueno, preguntó Serafín, ¿y qué club es ese tan exclusivo?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—En realidad el club está en México, de donde procedemos, pero en San
Miguel hay otros miembros prominentes, hombres de leyes y militares poderosos.
¿Habrán escuchado algo de los masones?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No, nunca he escuchado ese nombre, ─repuso Serafín ya interesado─ ¿a
qué se dedican?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—En realidad no lo sé, ─contestó el caballerango un poco atolondrado─
pero sí sé que son ricos y poderosos. Sus reuniones son secretas y solo nos
enteramos de ellas las personas de confianza de nuestros señores</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">En eso se escuchó el llamado de alguien desde dentro y el caballerango
dio la vuelta y se perdió en el interior del mesón, dejando a los amigos mas
intrigados que nunca; el conocer eso, de pronto les pareció interesante. Ya mas
adelante tratarían de investigar acerca de ello.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Bueno amigos, dijo Serafín, ya descansamos y es hora de buscar al padre
Anselmo de la parroquia de San Francisco; tenemos qué buscar dónde dormir y ya
estoy sintiendo hambre, supongo que ustedes también.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Los amigos estuvieron de acuerdo y se pusieron en camino; preguntando a
unos y otros, los tres amigos llegaron al fin al frente de la parroquia de San
Francisco. Unas beatas que estaba por entrar al templo para el rezo del
Rosario, les informaron que lo podrían encontrar en la casa cural y les
indicaron en qué puerta tocar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">A poco de hacer sonar el llamador en forma de mano empuñando una esfera
de fierro, acudió a abrir una religiosa.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Buenas tardes, niños, ─les saludó sonriente─ ¿en qué podemos ayudarles?
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Buenas tardes, madrecita, ─respondió Serafín─ venimos del rumbo de
Acámbaro y de paso por Celaya, el padre Ponciano de la parroquia de Guadalupe,
nos dijo que buscáramos al padre Anselmo, le traemos sus saludos y queremos ver
si nos pueden prestar un rincón donde pasar la noche; vamos de camino a la
villa de Dolores.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—¡Vaya con los jovencitos!, ─exclamó asombrada la religiosa─ se han
aventurado lejos de sus casas, ¿se puede saber el motivo?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Claro que sí, madrecita, escuchamos que el párroco de aquel pueblo, el padre
Miguel, enseña oficios a los indios y nosotros queremos aprender algo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Eso me parece excelente, muchachos, ─repuso entusiasmada─ pero pasen,
pasen, por favor. Tendrán qué esperar un poco, el padre Anselmo dirige el
Rosario esta tarde, mientras tanto, supongo que no han comido, ¿es así?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Así es, madrecita, en la mañana nos comimos los últimos trozos de carne
seca y no quisimos perder mas tiempo buscando algún conejo en el camino, pero
no se moleste, podemos salir a buscar algo en el mercado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—¡Ni lo permita Dios, hijos míos!, capaz que se entera el padre Anselmo
y la regañiza que me pone por no atender a los viajeros que tocan a su puerta.
Pasen por esa puerta al patio, encontrarán una pileta de agua y jabón para que
se laven el polvo del camino y luego entran por la otra puerta, es la cocina,
ahí los esperaré para que coman.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Los muchachos salieron obedientes a lavarse; aprovecharon la oportunidad
para lavarse los pies, la cabeza, brazos y piernas, a fin de estar lo mas
presentables ante el padre Anselmo. Una vez satisfechos de su imagen, los
jóvenes se acercaron a la cocina, donde otra religiosa, de mayor edad, se
ocupaba de atender unas cazuelas puestas al fuego. Al verlos les sonrió y les
invitó a pasar y sentarse ante una gran mesa, donde ya había dispuestos tres
platos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pases, pasen, muchachos, ya la hermana Lupe me informó de su presencia.
En un momento les sirvo una sabrosa sopa y unas tortillas calientitas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Gracias, madrecita, ─dijo Serafín─ son ustedes muy amables.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Los muchachos se sentaron y a poco estaban dando cuenta de una sopa de
verduras calientita, acompañada de tortillas recalentadas, pero deliciosas. Les
sirvieron también unos vasos de agua de tuna, que pocas veces se veía en su pueblo.
Cuando estaban por terminar, se presentó un sacerdote joven, de unos treinta y
cinco años, de rostro tranquilo, pero de mirada enérgica, quien les saludó con
una amistosa sonrisa.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Bienvenidos, muchachos, me informa la hermana Guadalupe que vienen del
rumbo de Acámbaro… está lejos ese pueblo. ¿Qué es lo que les trae tan lejos?,
porque eso de que quieren aprender un oficio, no me lo trago, pero se ven valientes
y decididos y eso habla muy bien de ustedes.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">El Sacerdote los miró uno a uno y se dio cuenta que tenía razón, esos
muchachos estaban movidos por otros
intereses, pero no se sentían seguros para hablar; habría qué darles tiempo a
que fueran entrando en confianza y, tal vez, le dijeran su verdadero motivo,
aunque en el fondo creía adivinarlo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Madre Conchita, se dirigió a la cocinera, por favor sírvame algo para
cenar junto con los muchachos y, si no es molestia, nos prepara un chocolatito
y unos bizcochos, para compartirlos con nuestros invitados.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Los cuatro comieron en silencio, pero el padre no dejaba de observarlos,
pensando que sin presiones, acabarían por contarle sus motivos. Luego de la
sopa, la hermana Conchita les sirvió unos jarros con chocolate espeso y
humeante y puso ante ellos una charola con pan dulce elaborado por las
religiosas, a los muchachos se les hizo agua la boca en cuanto lo olieron.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Una vez que terminaron de cenar, el Padre Anselmo los invitó a caminar
un poco por el patio trasero, pues supuso que se sentirían mas en confianza sin
tener cerca los oídos de las religiosas, que no dejaban de circular cerca de
ellos, como esperando el momento de la confesión. Y así fue, solo bastaron unas
miradas de Serafín a sus amigos, para que éstos asintieran en contarle la
verdad al párroco.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Padre, inició Serafín. mi nombre es Serafín y estos son mis amigos
Ignacio y Domitilo, somos de un pueblo llamado Puruagua, por el rumbo de
Jerécuaro y lo que nos trae por acá es que nos enteramos que el señor cura de
Dolores y otras personas, están inconformes por la situación en que nos tienen
los patrones, igual nos pasa a nosotros y por eso queremos llegar con él, pero
preferimos decir que queremos aprender un oficio, de lo demás solo son oídas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Hacen bien en ser discretos muchachos, pero deben conocer mas de este
asunto para que sepan de qué se trata. Para empezar, deben saber que este
asunto es mas bien de criollos y españoles; los criollos no están de acuerdo en
el trato de menosprecio que reciben por parte del virrey y su corte. Por otra
parte, en España hay una guerra con los franceses que quieren derrocar a
Fernando VII e imponer como rey a José Bonaparte, hermano del emperador francés,
Napoleón I. Aprovechando esta coyuntura, los criollos pretenden apoyar a
Fernando VII como rey de España y pedir que Nueva España tenga su propio rey,
independiente de la Metrópoli. Como se darán cuenta, muchachos, en ningún
momento se ha mencionado el asunto de los indígenas. ¿Comprendieron todo el
entorno?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—La mera verdad, no, padre, usted ha mencionado a personas que nunca
hemos oído mentar. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pues dense cuenta que no pueden ir en busca de una persona, suponiendo
algo; eso lo podría poner en peligro ante las autoridades virreinales y
eclesiásticas. Yo les aconsejo que sigan adelante con la intención de aprender
oficios, eso los puede llevar a mejorar su situación económica y social, pero a
base de su propio esfuerzo. Si ven la oportunidad de platicar con el padre
Miguel, a solas, sin ponerlo en riesgo, coméntenle sus inquietudes y él les
podrá dar un mejor consejo, es un hombre con mucha experiencia.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Gracias, padrecito. Como verá usted, somos muy burros, pero queremos
aprender y hacer algo por nuestra gente. Por mi parte, ─continuó Serafín─ mi
abuelo me está preparando como curandero y este bastón que me dio, es como el
anuncio, para que nuestros hermanos sepan que si tienen alguna dolencia, yo los
puedo ayudar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Eso es algo muy bueno, Serafín, sigue por ese camino y llegarás lejos.
Ahora, muchachos, hay que descansar, las jornadas empiezan temprano para
nosotros; podrán dormir sobre las bancas del templo, no dispongo de espacio
dentro de la casa; con la única molestia que a las cinco y media de la mañana
llega el sacristán a llamar para la primera misa y abre el templo, pero ustedes
han de estar acostumbrados a madrugar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">El padre Anselmo los acompañó al templo, pasando por la sacristía, comprobó
que las puertas estuvieran bien cerradas y dio las buenas noches a los
viajeros, que se quedaron a solas, alumbrados por unas velas que, a propósito
dejó el padre Anselmo sobre el altar. Ante la mirada austera de un Cristo Crucificado
y la mirada dulce y maternal de la Virgen de Guadalupe, los tres amigos se
santiguaron y usando de almohada sus morrales, pronto se quedaron dormidos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<b></b><i></i><u></u><sub></sub><sup></sup><strike></strike><span face="Arial, Helvetica, sans-serif"></span><span style="font-size: large;"></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6307207826539190148.post-87928130952179145612020-03-26T17:23:00.001-07:002021-10-08T08:15:19.864-06:00Las grutas de la libertad - Capítulo 11<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;"><b>Capítulo 11</b></span></div><div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;"><b><br /></b></span></div><div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Como todas las noches, el grupo de vecinos estaba reunido en la puerta
de la hacienda, platicando de sus aventuras y cotidianidades; entre los
reunidos, estaban los viejos Silvestre y Atilano, quienes eran los relatores de
las cosas antiguas de los alrededores. Si alguien quería saber qué había
ocurrido en Puruagua durante la Guerra Cristera, uno de los dos viejos se
apresuraba a relatarlo; ambos habían participado en algunas escaramuzas en la
región en la Sierra de San Agustín, donde podían confundir a los “pelones”,
como llamaban a los soldados federales, que llevaban el pelo cortado al rape.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">En esas pláticas estaban cuando llegaron don José, el ingeniero Fortuna
y Pedro, su ayudante.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Buenas noches, muchachos, ─saludó el ingeniero─ ya estamos listos para
seguir escuchando esa historia de la niña Ana María. ¿En qué nos quedamos?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—¡A qué Ingeniero, ¿ya se le olvidó?, cómo le va a hacer cuando tenga
mis años, ja, ja, ja.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No se crea, don Atilano, lo que pasa es que lo estoy tanteando, para
ver si usted se acuerda.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pero cómo pasa a creer que no me acuerdo, si la historia la tengo aquí
merito, ─dijo el viejo tocándose la cabeza─. Si parece que yo viví en esos años.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pos si no vivites, ─repuso algún bromista─ te han de haber faltao uno o
dos años, ja, ja, ja.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—¡O’verás Tiburcio!, si te conozco bien tu cascada voz, ─repuso alegre
el viejo─.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pos nos quedamos en que, por un lao, la niña Ana María estaba encerrada
en el convento de Acámbaro y Serafín y sus amigos andaban por Chamacuero, hoy Comonfort.
Pero pa no hacernos bolas, vamos primero a seguir a la niña en el convento.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<h2 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial; font-size: small;">Vida en el convento</span></h2>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Ha pasado
casi un año desde que Ana María, sor Zita, llegó al convento. La joven se ha
distinguido por ser buena estudiante y obediente pupila; sor Epigmenia, la jefa
de cocina, la ha adoptado casi como una hija, procura darle trabajos no muy
pesados; sabe que la niña nunca había trabajado con sus manos. Procuraba darle
alimentos mas nutritivos, sabía que la escasa alimentación era de sacrificio
para las religiosas, pero las niñas no estaban obligadas a seguirla; no obstante,
sor Felipa era de la idea de que todas las habitantes de la abadía debían
seguir las mismas reglas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Cuando llega
el tiempo de navidad, don Francisco, va por su hija para llevarla a pasar las
fiestas en la hacienda, algo que acepta de mala gana la abadesa; así también, a
pedido de Ana María, logran llevar a su buena amiga Rosario de Ayala. Don
Francisco se encarga de extender la invitación a los padres de Rosario, quienes
aceptan gustosos de poder conocer y convivir con el influyente personaje.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Al enterarse
la nana Juana de la inminente llegada de Ana María, pone en movimiento a toda
la casa, a fin de que se encuentre muy limpia y con flores en todos los
rincones; encarga a la cocina la elaboración de los platillos y postres que a
su niña le agradan y supervisa que la cava del patrón esté bien abastecida; está
enterada de que tendrán invitados, además de los que por costumbre visitaban a
Ana María. El día indicado para su llegada, Juana pide a todos los sirvientes
que estén muy limpios y formados a la entrada de la hacienda, a fin de dar la bienvenida
a su amada niña, como todos quieren bien a Ana María, están dispuestos a
recibirla con flores y sonrisas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Asomados al
camino real, unos chamacos corren avisando que ya se ve la polvareda que
levanta la carreta de la hacienda y su comitiva. Todo es agitación a la puerta
de la casa grande. La servidumbre, limpia y uniformada, espera con alegría la
llegada de la niña Ana María. Cuando al fin se detiene la carreta frente a la
puerta, Juana corre a abrir la puerta y recibe en sus brazos a su amada niña, que
corresponde con su calidez a las muestras de cariño que recibe. En seguida
desciende Rosario, que es presentada a la nana Juana y a toda la servidumbre.
Los hombres se apresuran a bajar el equipaje y a recibir a don Francisco, que
se encuentra complacido con el recibimiento dispensado a su amada hija.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">En tanto las
niñas se retiran a refrescarse y descansar en sus habitaciones, van llegando
algunos invitados, quienes portan regalos para la amiga ausente: Este llega con
flores frescas y aromáticas; otro lleva dulces regionales; aquel algún paquete
para darlo en propia mano a la festejada. En fin, la tropilla de amigas y amigos
ruidosos que hacen las delicias de Ana María y su amiga Rosario, quien pronto es
integrada al grupo de amigos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">El banquete
de bienvenida se ha servido en el comedor grande, con la fina vajilla de
porcelana y los cubiertos de plata. Las sirvientas se mueven diligentes, ante
la atenta mirada de la nana Juana, quien se ha convertido en una celosa ama de
llaves y jefa del servicio. Los platillos se suceden, todos deliciosos: Arroz
con mole y piezas de guajolote; pescado blanco de Pátzcuaro; barbacoa de
borrego, puesta a cocer desde la madrugada; tortillas recién hechas, todo
regado con vinos generosos de los propios viñedos que don Francisco poseía por
el rumbo de Querétaro. Después de los postres, el anfitrión invitó a los padres
de los amigos de Ana María a pasar a la terraza, donde se sirvió aromático
café, coñac a los señores y oporto a las damas. Para animar la reunión, don
Francisco había llevado a un grupo de música de cámara, quienes mantenían un
ambiente agradable y relajado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Los jóvenes
se fueron a la huerta a inventar juegos y procurar momentos a solas con las
chicas. Como estaba previsto, don Fermín de Bustos fue invitado a recibir a Ana
María, aunque no se formalizaba ningún compromiso entre los padres de los
muchachos, el joven criollo ya se sentía con derechos para ver en Ana María, a
su futura esposa, por lo que adoptaba hacia ella, posiciones que en ocasiones
molestaban a la joven.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Ese día en
especial, Ana María deseaba departir con todos esos amigos a quienes no había
visto en un año y con quienes se sentía muy a gusto, lo que debe haber
molestado a Fermín, quien le reclamó de forma ostentosa, como para que todos se
diesen cuenta de que él era quien supervisaba las amistades de “su” novia.
Rosario se dio cuenta de ello y le hizo la observación a su amiga, reclamándole
de manera amistosa, que no le comentara que ya estaba comprometida en matrimonio.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—De ninguna
manera, ─respondió en voz alta para que escuchara Fermín─ yo no estoy
comprometida con nadie, aunque parece que este mozo piensa lo contrario.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pero es que
tu padre está interesado en esa unión, ─contestó muy seguro Fermín─.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pues si de
ello estás seguro, ─replicó irritada Ana María─ dile a mi padre que se case
contigo, porque yo, ni loca, aceptaré unirme a semejante tonto.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">El grupo de
amigos que había estado escuchando el diálogo, estalló en risas, lo que acabó
de molestar a Fermín que, enojado, dio la vuelta y a grandes pasos se dirigió a
la casa, en busca de su padre, a quien encontró departiendo amablemente con el
anfitrión. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Padre, le
pido por favor, me tengo que retirar de esta casa, ─dijo Fermín casi sofocado
por la rabia─.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pero ¿de
qué hablas, muchacho?, ─preguntó intrigado don Everardo─ te exijo que te
expliques.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Usted me
dijo que me iba a casar con doña Ana María, pero me acaba de humillar delante
de todos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—¿Qué cosa
dices, Fermín?, no es posible lo que dices, ─interroga don Francisco en tanto
se levanta de su asiento y se acerca al muchacho─.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—¡Juana…
Juana…!, ─llama a la nana que entra apresurada, pensando que algo ha ocurrido
al patrón─.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Ve de
inmediato a buscar a mi hija y que se presente cuanto antes. ─dijo enérgico a
la fiel sirvienta, que salió presurosa, temiendo por su niña─. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Ana María se
encontraba contenta, disfrutando la tarde con sus amigos cuando llegó agitada
su nana.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Niña mía,
tu padre te llama con urgencia, ¿qué has hecho, pequeña, que tu padre se ve muy
molesto?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Ana María se
alejó del grupo de amigos y, seguida por la nana Juana, se dirigió en busca de
su padre.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Dime, amado
padre, ¿para qué me has hecho llamar?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Hija mía,
se queja Fermín de que lo has humillado delante de tus amigos, ¿es cierto esto?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pues si así
lo tomó, le ofrezco una disculpa, pero me enojó que me tratara como si fuera de
su propiedad. Lo lamento, padre, pero eso no lo acepto.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Al darse
cuenta de la realidad de los hechos, don Everardo de Bustos miró con reproche a
su hijo y de inmediato trató de remediar la situación.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Permite,
querida niña, a nombre de mi atolondrado hijo, te ofrezca una amplia disculpa; es
una cuestión de jóvenes y no dudo que tu belleza esté haciendo en él un
sentimiento de amor que no ha sabido interpretar, ¿verdad que es así, Fermín?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Así es, Ana
María, lamento que te haya molestado mi actitud irreflexiva y te pido que
olvidemos este molesto incidente.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Por mi
parte no hay problema, Fermín, solo te pido que respetes mi libertad de elegir
a mis amistades, a quienes aprecio tanto como a ti.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">A fin de zanjar
el molesto momento, don Francisco de Urzúa propuso un brindis, haciendo traer
de su cava personal, una botella del mejor coñac con qué agasajar a su invitado
y para los muchachos, pidió les sirvieran un delicioso rompope. Todos brindaron
felices, en particular los padres de los jóvenes, quienes, cada uno por su parte,
pensaba en la conveniencia que tal unión podría reportar a su prestigio
personal. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Por su
parte, los muchachos, luego de brindar con sus padres, salieron a reunirse con
sus amigos. La nana Juana miró retirarse a Ana María, pensando también en
Serafín, su amado hijo ausente y secreto enamorado de la niña, quien, sin que
su padre se diera cuenta, preguntó a Juana por el paradero de Serafín. La joven
se entristeció al saber que su amigo se había ido de la hacienda cuando a ella
la internaron en el convento. No obstante, la nana Juana la tranquilizó; su
corazón le decía que cualquier día volvería su hijo amado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 150%;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"><br clear="all" style="break-before: page; mso-special-character: line-break; page-break-before: always;" /></span>
</span><b></b><i></i><u></u><sub></sub><sup></sup><strike></strike></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6307207826539190148.post-89336874224261859582020-03-24T17:29:00.001-07:002021-10-08T08:16:50.931-06:00Las grutas de la libertad - Capítulo 12<div style="text-align: justify;">
</div>
<h2 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial; font-size: small;">Capítulo 12</span></h2><div><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;"><br /></span></div><h2 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial; font-size: small;">La Villa de Dolores</span></h2><div><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial; font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Serafín y
sus amigos arribaron al antiguo pueblo de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cocomacán</i>,
que significa "lugar donde se cazan tórtolas" y hoy se conoce como el
pueblo de Dolores. Como no quisieron detenerse en San Miguel, llegaron ya
obscureciendo a su destino; en busca de un sitio donde pasar la noche, los
muchachos se quedaron en las orillas del pueblo. Se acercaron a una mujer que
vendía atole y tamales, con el fin de adquirir algo con qué calmar el hambre
que ya sentían.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">La mujer vio
acercarse a los muchachos y reparó en el bastón del chamán-curandero, aunque le
pareció muy joven su portador.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Buenas
noches, madrecita, ─saludó respetuoso Serafín─ ¿ya tendrá algo para cenar?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Claro que
sí, muchachos, en lo’rita les sirvo unos tamalitos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Los tres
amigos se frotaron las manos de gusto, hacía muchas horas que habían almorzado,
pasando el resto de la jornada a base de agua. La mujer sirvió sendos jarros de
un atole de masa de maíz de agradable aroma y lo pasó a los muchachos, quienes
lo recibieron con deleite, en tanto ella extraía de un bote de hoja de lata,
los humeantes tamales.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Los amigos
se sentaron en el suelo, apoyados en la banqueta, dejando los jarros de atole
en el suelo para poder desenvolver los ardientes tamales, servidos en cazuelas
de barro. Al descubrir el alimento, el vapor les quemaba los dedos, soplando
con energía para poder tomar un trozo y llevárselo a la boca. El tamal estaba
relleno de carne de cerdo en salsa de mole rojo, un manjar exquisito para esos
estómagos vacíos de tres jóvenes acostumbrados a los largos ayunos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Una vez que
la mujer vio satisfechos a los muchachos, se dirigió a Serafín, quien era el
portador del bastón de chamán.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Y tú,
muchacho, ¿eres curador?, tas muy chamaco.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Sí lo soy,
madre, aunque me vea chamaco, mi abuelo que es chamán en mi pueblo, me ha enseñado
desde muy chico y me dio el bastón para que nuestros hermanos me reconozcan
cuando tengan algún apuro.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Y que andan
haciendo por aquí, pos luego se ve que son fuereños.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Es cierto,
venimos del rumbo de Acámbaro.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pos yo no
conozco mas allá de San Felipe, pero he oyido que ta muy lejos. ¿Pos que buscan
pues por acá, muchachos?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Recordando
las advertencias del cura de Chamacuero, Serafín contestó cauteloso a la mujer.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pos como en
el rancho no hay mucho trabajo y supimos que el cura de este pueblo les ha enseñado
algunos oficios, pos nosotros queremos aprender algo, pa no tener qué vivir solo
de peones. ¿No le parece?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pos eso ta
güeno, muchachos. Es cierto, el padrecito Miguel les está enseñando a algunos
indios a hacer jarros y platos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Ya mas en
confianza, Serafín preguntó:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—De
casualidad, madrecita, sabe usted donde nos podemos echar pa dormir un poco,
pos venimos rete cansados y ya mañana buscaremos al padrecito.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pos miren,
muchachos, tengo mi’ja que está bien mala de calenturas, si tú la puedes vesitar
y curar, pos les dejo dormir en algún rincón en mi jacal.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Desde luego
que sí, ¿cuánto le debemos de la cena?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pos si la
curan, no será nada. Miren, si me esperan un poco, voy a buscar a mi otra hija
pa que se quede en el puesto. No me tardo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">La mujer los
dejó al cuidado del puesto, en tanto ella corrió por un callejón; al poco rato
volvió acompañada de una muchacha de unos doce años, quien les saludó con la
vista en el piso, jugueteando con la punta de su rebozo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Vamos pues,
muchachos. Tienes cuidado, Lupe, no te vayas a quemar con el atole. No me
tardo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Los
muchachos siguieron a la mujer hasta el final del callejón por donde había
desaparecido. Los hizo pasar a un jacal, dando una patada a un perro que se
aprestaba a ladrar a los extraños, retirándose con la cola entre las patas a
refugiarse debajo de la mesa. La mujer guió a Serafín al lado de un camastro,
donde se encontraba postrada una joven de unos quince años; ojerosa y con la
boca seca por la calentura. Siguiendo las instrucciones de su abuelo, Serafín
se puso de rodillas para hacer su oración:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—”Oh, dioses de mis padres, de mis abuelos y
de los abuelos de mis abuelos! miren a este pobre e inmerecido servidor y
permítanme que siga con la tarea de servirles a ustedes y a mis hermanos enfermos,
guíenme para entender la enfermedad y para curarla con las yerbas que ustedes
nos proporcionan”</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Después de
hacer su oración, el joven curandero se acercó a la enferma, pidió a sus dos
ayudantes que empezaran a tocar la música agradable a los dioses. Le tocó la
frente y el cuello a la enferma y sintió la alta temperatura; le palpó el
cuello debajo de las orejas; satisfecho con su auscultación, el joven pidió a
la madre de la joven que le quitara la cobija, dejando solo una sábana delgada;
extrajo de su morral unas yerbas y pidió a la madre que preparara una infusón;
cuando estuvo lista, se la dio a beber a la muchacha; puso a asar unos tomates
rojos y con ellos le frotó las plantas de los pies y las coyunturas de piernas
y brazos. Al terminar la arroparon bien y la joven empezó a sudar bastante; poco
después la enferma empezó a dar muestras de restablecimiento.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Como lo
ofreció la madre de la enferma, dejó que los tres amigos se durmieran en un
rincón del jacal, aprovechando también la cercanía del curandero para estar
pendiente de la enferma, quien por la mañana se encontraba restablecida</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;"> Antes de retirarse, aceptaron el desayuno que
la agradecida madre ofreció a los muchachos y les indicó donde podrían encontrar
al padre Miguel; los amigos salieron rumbo a la parroquia de Nuestra Señora de
los Dolores. El pueblo era pequeño, por lo que solo caminaron unas cuantas
calles y llegaron al templo donde preguntaron por el sacerdote; el sacristán
les informó que lo podían encontrar en la alfarería, la cual se encontraba en
la calle posterior de la parroquia, a donde se dirigieron los amigos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">En cuanto
preguntaron por el sacerdote, se acercó a ellos un hombre no muy alto, medio
calvo y de tez blanca, de unos cincuenta años. Vestía camisa blanca con
alzacuello, pero llevaba puesto un mandil de cuero, el cual se veía manchado de
arcilla.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Buenos días, muchachos, yo soy el padre Miguel, ¿en qué puedo
servirles?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Los
muchachos se quitaron los sombreros y, como siempre, el que habló fue Serafín:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Padrecito,
mi nombre es Serafín y mis amigos son Agustín y Domitilo y venimos del rumbo de
Jerécuaro; nos enteramos de que usted está enseñando algunos oficios a los
indios y nosotros queremos aprender algo, para ya dejar de ser sirvientes en el
campo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—¡Caramba,
muchachos!, ─repuso sorprendido el sacerdote─ vienen de muy lejos y con deseos
de aprender; algo encomiable y, desde luego que les voy a enseñar, pero, por
favor, vengan conmigo, vamos a tomar un chocolatito y me platican de sus
inquietudes.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">El padre Miguel
Hidalgo y los tres amigos se dirigieron a un cobertizo donde había una mesa y
un gran brasero; sobre las brasas se encontraba una olla de barro, de donde el
anfitrión sirvió sendos jarros de chocolate caliente.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Ahora sí,
muchachos, quiero que me lo cuenten todo. No es que dude de sus deseos de
aprender, pero no creo que sea la única razón que los ha movido para hacer tan
grande excursión. Por favor, ténganme confianza, que lo que se diga en este
sitio, no saldrá jamás.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Después de
mirar a sus amigos, Serafín contó al Padre Miguel la verdadera razón que los
impulsó a buscarlo. Le hablaron del padre José María, su antiguo discípulo en
el Seminario de Valladolid. De su trabajo en la hacienda de Puruagua y de lo
hastiados que se encontraban de seguir en esa servidumbre. Le platicaron que
conocían unas cuevas en el cerro, donde habían ido haciendo acopio de fierros y
de una fragua, donde se podrían fabricar lanzas, espadas y algunas otras armas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.45pt; text-align: justify; text-indent: 35.15pt;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">El Sacerdote los escuchaba en silencio, imaginando la vida que podrían
haber llevado esos muchachos, casi unos niños; las carencias ancestrales que
vivirían y el riesgo que corrieron al acopiar en la cueva los materiales que le
contaron. Lo inquietante de todo, era que si ellos se habían enterado de las
inquietudes del sacerdote, sería probable que muchas otras personas estuvieran
enteradas. Serafín le habló también del padre Ramiro, párroco de San Francisco
en Chamacuero y de lo que les había platicado acerca de las inquietudes de los
criollos, aconsejándoles que no platicaran a nadie, salvo al padre Miguel, de
esas cosas. Le confesaron que ellos no entendían de los problemas que había en
España y que en realidad lo que querían entender era lo que pasaba en sus
ranchos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Bueno, continuó
el Padre Miguel, ante todo deben hacerle caso al padre Ramiro y no andar contando
estas cosas por ahí; se pueden meter en dificultades. En cuanto a los problemas
que se presentan hoy en día, son complejos y aunque son distintas las caras que
presentan, según quien las vea, los indios o los criollos, en realidad es un
mismo problema. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Trataré de explicarme
lo mas claro que sea posible: El asunto de los indios, que ya de por sí, ese
tratamiento me repugna; lleva un dejo de menosprecio, prefiero llamarles
“naturales”. Pues bien, a los naturales se les ha tenido en un sometimiento de
esclavitud disfrazada por los llamados “encomenderos”; se les llamó de esa
forma porque se les “encomendaba” un cierto territorio, para que cuidasen de él
y de sus habitantes. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Las Leyes de
Burgos, son muy claras, “…la Corona tiene pleno derecho sobre las tierras, pero
no puede maltratar ni explotar a los indios, quienes tienen el derecho de ser
propietarios; si son contratados, a una retribución justa por su trabajo…” De
tal suerte, se nombró o se encomendó a ciertas personas, a que administraran, a
favor de la Corona, un cierto territorio bajo las Leyes de Burgos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;"> La distancia y la corrupción permitieron que
los encomenderos se convirtieran en amos de los naturales y propietarios de las
tierras; a éstas las explotaron a su antojo y a los propietarios los
esclavizaron y de esto hace ya sus buenos trescientos años. Esta situación ha
tenido esporádicas explosiones que se han sofocado a sangre y fuego; pero
cuando el hombre se decide a tomar su condición natural, que es de libertad, nada
ni nadie puede pararlo. Podrán pasar muchos años y costar muchas vidas, pero al
final triunfa la razón. ¿Me han entendido esta parte?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pos, más o menos,
dijo Domitilo rascándose la cabeza.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pos si está bien
clarito, ─intervino Agustín─ así como su mercé el padrecito Miguel lo cuenta,
pos sí, se entiende que ya tamos hartos de que nos miren como sus tarugos ¿Qué
no, Padrecito?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pues en esencia, es eso, Agustín, aunque tienes una forma
muy peculiar de expresarlo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Yo entiendo, ─dice Serafín─ que estamos en lo correcto,
nosotros ya no queremos ser peones de nadie, pero los patrones no nos van a
soltar nomás porque lo pidamos; nosotros les damos a ganar mucha plata, entonces
la forma es exigirlo por la fuerza.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—También estás en lo cierto, Serafín, pero lo planteas de
forma muy cruda. Siempre debemos buscar el justo medio para resolver nuestras
diferencias. Después de todo, para las formas violentas, siempre habrá tiempo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—En cuanto a la preocupación de los criollos, el asunto es más
complejo. También intentaré explicarles. El Emperador Napoleón I invadió España
y coronó rey a su hermano José. Tanto españoles, como criollos, queremos que se
reponga a Fernando VII, el legítimo soberano de España. Esa es una parte, la
otra, es que los españoles que viven en Nueva España acaparan todos los puestos
disponibles, dejando afuera a los criollos; por tal motivo, pedimos que se
nombre un rey para la Nueva España, independiente de la Corona Española y que,
tanto españoles, como criollos, seamos considerados iguales.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Eso me parece bien, ─dijo Serafín─ pero ¿dónde quedamos los
indios?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Es una cuestión que todavía no hemos podido llegar a un acuerdo;
algunos piensan que se deben quedar en la misma situación y otros pensamos que
se les deben dar las libertades que establecen las Leyes de Burgos. Aún así,
deberán pasar muchos años para que alcancen el nivel educativo suficiente para
hacerse cargo de ciertas responsabilidades; para ello, el gobernante deberá
dotar a todo el país de escuelas y profesores suficientes y tener planes de estudios
adecuados para cada región; con la diversidad de lenguas que se hablan en el territorio
de Nueva España, se convierte en un problema de gran magnitud.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">–Yo creo, ─continuó Serafín─ que
los indios debemos tener nuestras propias tierras y que no estemos atados a los
amos, como animales.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Tienes razón Serafín, ─repuso
Don Miguel─ eso se resuelve con las Leyes de Burgos, pero revertir una
situación que ha prevalecido durante trescientos años, va a ser muy complicado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Padre Miguel, ─volvió a hablar
Serafín─ yo tengo una duda que no sé si se relacione con lo que estamos
hablando, ¿qué son los masones?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">El sacerdote se desconcertó con
la pregunta que le formuló el muchacho y de momento no supo que responder.
Cuando sintió que ya había asimilado la dimensión de la pregunta, se aclaró la
garganta y respondió.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No sé dónde escuchaste esa
palabra, muchacho, pero debo decirte que no es conveniente que lo hables fuera
de aquí, ¿está claro? La masonería es una sociedad de estudio y trabajo que
tiene como lema la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad. Cuando se logre que
todos los seres humanos gocen de estas tres formas de vida, seremos una gran nación.
Es todo lo que te puedo decir.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pero ya basta de charla, vamos a
la alfarería para presentarlos con el encargado y puedan empezar a aprender esa
noble actividad.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">El Sacerdote los llevó a la parte
del fondo del terreno, donde estaba ubicada la alfarería; se encontraban unos
diez aprendices, todos bajo la dirección de don Tomás Hernández, un hombre como
de cuarenta y cinco años, robusto de manos fuertes y ojos castaños de mirar
directo; un grueso bigote entrecano ocultaba casi su boca. Don Tomás era hijo
de españoles, nacido en la ciudad de Querétaro e íntimo amigo del padre Miguel.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Mira Tomás, ─dijo el padre
Miguel─. Estos tres muchachos acaban de llegar, son Serafín, Domitilo y Agustín
y desean aprender el oficio, te los encargo, por favor. Muchachos, ─dijo
dirigiéndose a los recién llegados─ quedan en buenas manos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">El sacerdote dejó a los muchachos
y volvió a sus actividades. Los recién llegados miraban fascinados lo que
realizaban los aprendices. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Bienvenidos, me entero de que
vienen de tierras lejanas y eso habla bien de ustedes, espero que pongan en el
aprendizaje, el mismo entusiasmo que en llegar aquí. Primero veremos qué
tenemos en este lugar, para que se vayan compenetrando del trabajo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—El primer paso, es seleccionar
la arcilla mas adecuada. En estas tierras no la hay de buena calidad, por lo
que la compramos a personas que la traen del rumbo de San Diego de la Unión. La
arcilla que se encuentra cercana es buena para fabricar tabiques y tejas, pero
no para hacer alfarería; ya se irán dando cuenta de la diferencia. Los arrieros
nos la traen en costales y la tendemos en el patio, donde hay que romper los
terrones hasta que quede hecha polvo; ese polvo lo pasamos por tamices finos, a
fin de tener la seguridad de que no nos encontraremos con un trozo que eche a
perder una pieza.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Cuando está listo el polvo, lo
guardamos en sacos de manta en algún sitio donde no se vaya a humedecer. Ese
polvo lo depositamos en las mesas de amasado, donde le vamos adicionando el
agua necesaria para trabajarla.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Tomás continuó con su
explicación, caminando entre los artesanos que realizaban distintas
actividades.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Cuando la masa de barro está
hecha, el alfarero la coloca en este aparato, llamado “torno egipcio”, por ser
de esa tierra su origen.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Los muchachos miraban fascinados a
un hábil artesano que, en tanto hacía girar el torno con los pies, en la base
superior tenía un jarrón en elaboración; se humedecía las manos y luego iba
dando la forma a la vasija, que giraba de manera uniforme. Valiéndose de un
cordón fino, mojado, cortó la boca de la vasija, luego aplicó el mismo hilo a
la base y la separó del resto de la masa de arcilla. Al acabar le dio forma a
la boca y, tomándola con cuidado, la colocó sobre una tabla y la cubrió con un
lienzo húmedo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Esto, les explicó Tomás, es para
dejar que la pieza se vaya secando de forma lenta, para que no se agriete;
cuando esté bien seca, se pasará al horno para hacer el “sancocho”, es decir,
la primera quema. Pero sigamos adelante.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Serafín y sus amigos estaban
maravillados de las cosas que miraban. Un obrero hacía jarros, aquel otro
elaboraba vasos; el de mas allá se ocupaba de producir platos y cazuelas. Así
llegaron al fondo del taller, donde se localizaban los hornos de cocido;
estaban fabricados de ladrillos de barro cocido; eran cilíndricos y terminaban
en forma de botella. Al frente había una puerta de hierro por donde hacían la
carga y descarga del producto en proceso. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Tomás les explicó que las piezas
se colocaban alrededor del horno, para que el, fuego no les pegara de manera
directo. Debajo de la puerta de carga se encontraba el sitio donde ponían la
leña que serviría de combustible. Era este un horno de tipo moderno y les
permitía hacer buenos cocidos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Vamos a seguir, muchachos, les
dijo el ceramista, veremos ahora la zona donde se hacen los decorados; utilizamos
distintos materiales, dependiendo el color que queramos darle a la pieza. Si la
pieza es verde, utilizamos óxido de cobre; si roja, manganeso; el negro se obtiene
aplicando óxido de hierro, en fin, los amarillos claros e intensos, así como
los colores lechosos, de plomo y estaño. Como se darán cuenta, haciendo
combinaciones con estos elementos, podemos obtener una amplia gama de colores.
Luego que el “sancocho” esté decorado, una vez seco se vuelve a hornear, a fin
de fijar los colores.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Muy bien, muchachos, hemos hecho
un recorrido rápido por el taller, así es que mañana, a primera hora, empezarán
por el triturado de la arcilla, para que vayan conociendo todo el trabajo que
se realiza. Pero ya es la hora de almorzar y supongo que no han comido nada, ¿o
me equivoco?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Aunque los
muchachos habían comido algo en la casa de la niña enferma, no dejaron pasar la
oportunidad de llevarse algo a la boca; tenían por experiencia que en ocasiones
podían pasar varias horas, inclusive el día entero, sin comer nada.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Al llegarse
la hora de la comida, los trabajadores limpiaban una mesa de trabajo y sobre el
horno que estuviese encendido calentaban los alimentos que el padre Hidalgo les
enviaba. En esta ocasión y tal vez por la llegada de los nuevos aprendices, el
mismo sacerdote los acompañó a comer.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Y bien
Tomás, preguntó el padre Miguel, ¿cómo les fue a nuestros nuevos amigos? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Yo supongo
que bien, padre, se vieron muy interesados en el proceso y los miro dispuestos
a empezar su aprendizaje, así que los he citado para mañana, empezarán en el
molido de la arcilla, como inician todos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Bien, muy
bien, bienvenidos hijos míos, espero que lo que aprendan con nosotros les sirva
en el futuro y, de ser posible, lleven estos conocimientos a sus amigos y
conocidos en su pueblo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Supongo, que
no tienen lugar donde dormir, así que te voy a pedir, Tomás, que les ofrezcas
algún sitio a resguardo dentro del taller y por la mañana que vayan a la casa cural
a desayunar conmigo; de hecho los espero a que me acompañen a misa de seis, por
lo general solo asisten tres o cuatro beatas, por lo que pueden dar el ejemplo
a los hombres, un tanto renuentes a las cuestiones de la Iglesia.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">No muy de acuerdo
en cuanto a lo de la Misa, los muchachos comprendieron que no tenían muchas
alternativas, dado que ya tenían resuelto el problema de vivienda, de alimentación
y de aprendizaje. Solo Serafín pensó que mas adelante tal vez tuviera la
oportunidad de platicar mas en confianza con el padre Miguel, a fin de irse
enterando del rumbo que pudiera tomar el asunto de los indios y su inconformidad.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">El sitio que
les asignaron a los muchachos para dormir, si bien no era una habitación
formal, estaba limpia y ventilada y les prestaron tres catres que les
permitieron dormir mejor que a campo raso. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Debido al
cansancio acumulado durante el viaje, los tres amigos se quedaron dormidos casi
en cuanto reposaron la cabeza en el catre. El cuarto estaba ubicado cerca de la
entrada del taller; en un cuarto similar, descansaban otros aprendices que
venían de las rancherías de los alrededores. Al fin gente de campo, a las cinco
de la mañana ya estaban listos para iniciar actividades, aunque aún faltaba una
hora para llegar al templo. El ambiente estaba frío, como todas las mañanas en
esos lugares. Era un viento fresco y limpio, con olor a pino; el cielo estrellado,
se mostraba majestuoso, sin que los primeros rayos del sol ocultaran sus
eternos misterios. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<h2 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial; font-size: small;">Puruagua</span></h2>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">La vida en
Puruagua continuaba. Aunque pareciera que todo seguía igual, no era así, las
inconformidades de los peones eran cada vez mas evidentes; ya no tan dóciles
acataban las órdenes del capataz, Diódoro Garfias, tan temido y odiado por los
indios, quienes estaban cansados de sus malos tratos y abusos. Hartos de sus
exigencias de ejercer el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">derecho de
pernada</i> a nombre del amo, amaneció un día muerto en el camino que va de
Puruagua a Puruagüita, en apariencia iba borracho y cayó del caballo, abriéndose
la cabeza contra unas piedras. El Alguacil y sus hombres fueron a enterarse de
los pormenores de la muerte del capataz, pero al no encontrar nada irregular,
cerraron el caso determinando que el hombre había muerto a causa de un
accidente.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">La realidad
era otra, Anselmo, el padre de Serafín, experto cazador con la honda, había
esperado a que Diódoro pasara rumbo a la finca donde vivía, cerca de las aguas
termales de Puruagüita; luego que cayó del caballo, Anselmo le echó encima una
botella de aguardiente, para que pareciera que el hombre iba borracho. Al
quedar sin jinete, el caballo corrió hacia su caballeriza, donde los peones, al
ver llegar el caballo sin su amo, salieron en su busca; no era extraño que
cuando fuera a la Hacienda se tomara sus mezcales.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Cuando don Francisco
se enteró de la muerte de su capataz, sintió cierta pena por él, pero mas por
la mujer y los huérfanos que dejaba; lo molesto del caso, es que tendría que
ponerse a buscar un substituto a la brevedad posible, la peonada era como los animales,
no trabajaban si no se les fustigaba lo suficiente.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Cuando Juana
se enteró del asunto, pensó en Anselmo, quien estaba enterado de las bajas
intenciones que el capataz tenía hacia Juana, que para el patrón no era mas que
la sirvienta que le atendía la hacienda. Siempre que Diódoro estaba en la hacienda,
Juana procuraba no presentarse por el despacho, enviando a un peón de confianza
para que atendiera al patrón y su invitado. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Esa noche,
ya en su cuarto, Juana pidió a Dios que perdonara a Anselmo, pero también le
agradeció que hubiera recogido a Diódoro y rezó un Rosario por que perdonaran
sus pecados y por el eterno descanso de su alma. Esa noche durmió tranquila, solo
le hacía falta Serafín y que la niña Ana María saliera de ese horrible
convento.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Un grupo de
criollos, amigos de Diódoro, se reunieron en su casa para acompañar a la viuda,
presentarle sus respetos y llenar la tripa con buenos alimentos y mejores vinos.
No faltó quien contratara los servicios de unas plañideras para que ambientaran
el velorio. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">El cortejo
fúnebre, llevaría el cuerpo del difunto hasta su última morada. La peonada pidió
permiso a la viuda para rendir homenaje al difunto, aunque en el fondo era para
tener oportunidad de hacer fiesta por su muerte. La inocente mujer pensó en los
peones; pobrecitos, se habían quedado como en la orfandad, por lo que no negó
el permiso y les ofreció regalarles un novillo gordo para que lo prepararan a
su gusto; también les mandó suficiente aguardiente para que no faltara la
alegría en el velorio.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Acompañados
de sus instrumentos musicales tradicionales, los indígenas acasillados en la hacienda
acompañaron el cuerpo de Diódoro hasta su última morada; después de la
inhumación siguió la música y la fiesta, pero ahora y sin que la viuda lo
comprendiera, para celebrar la muerte del odiado capataz</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">En realidad,
la vida no era muy diferente entre la peonada, vivir en las condiciones en que
estaban, era casi estar muertos. La mayor parte de los habitantes de esas rancherías,
nacían, crecían, se multiplicaban y morían en el mismo lugar; sin alejarse más
que unas cuantas leguas a la redonda de donde habían visto la primera luz y
donde verían la última. Por eso, cuando empezaron, de forma clandestina, a
escuchar la posibilidad de levantarse en contra de los españoles, no lo
pensaban demasiado; era preferible morir ahorcado, a hacerlo con lentitud, a base
de malos tratos y peor comer. La semilla de la rebelión estaba cayendo en
terreno fértil.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Anselmo era
quien encabezaba ese primer esbozo de rebelión, pero solo unos cuantos
allegados, de probada fidelidad, estaban enterados. El primer paso para iniciar
actividades había sido la muerte de Diódoro. También a oídos de estos rebeldes
en ciernes habían llegado noticias del norte del Estado, donde algunos oficiales
Realistas criollos, se encontraban descontentos por la falta de oportunidades
de ascenso frente a los soldados de origen español. Las noticias que llegaban
eran transmitidas de boca a boca a través de los arrieros, quienes viajaban por
todo el país, lo hacían en su propia lengua, que no entendían los patrones. Los
mesones, sitios a los que todos llegaban, era el lugar donde se intercambiaban
noticias. Los arrieros y caballerangos, de origen indígena, pasaban casi
desapercibidos y los patrones los consideraban un poco por arriba de los
animales, por lo que no se cuidaban de comentar sus asuntos en presencia de su
servidumbre, a quienes consideraban incapaces de entender los asuntos que
trataban entre sus iguales.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Con cierta
frecuencia pasaban por Puruagua los comerciantes que iban de Querétaro a
Maravatío, quienes sabedores de la inquietud que se estaba formando entre los
indígenas, buscaban a las personas adecuadas para pasarles información, a la
vez que recibían mensajes para gente ubicada en otros sitios. Así se enteró
Anselmo de lo que se conspiraba en Querétaro, San Miguel el Alto y la villa de
Dolores. Se enteró, que su hijo Serafín estaba de aprendiz en un taller de
cerámica del padre Miguel Hidalgo, quien era uno de los criollos que buscaban
la emancipación de la Corona de España. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<a href="https://www.blogger.com/null" name="_Hlk33192691"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Estos mismos arrieros, a la vez que llevaban noticias, transportaban
armas entre sus bultos de mercancía; por lo general eran machetes, puntas de
lanzas y espadas. Como no podían llevar mucha cantidad, por el peso del acero,
dejaban dos o tres piezas en cada viaje; por tratarse del único medio de
transporte, era frecuente el cruzar de arrieros con recuas grandes o chicas y
casi todas dejaban su tributo a la causa. Estas armas y por indicaciones de Anselmo,
eran escondidas en el monte, en distintos lugares conocidos por unos cuantos.
Buen cuidado había tenido que una sola persona no conociera todos los escondites;
en caso de ser descubierto, no pondría en riesgo el total de armas. Para mayor
seguridad, muchos de los mensajes que se cruzaban, estaban dichos en sus
lenguas vernáculas, que era como por lo general se comunicaban entre sí los
indígenas; esto hacía mas difícil que fuesen descubiertos; pocos criollos y ya
no se diga españoles, conocían las lenguas que se hablaban en la Nueva España.</span></a></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Por este
medio de comunicación, cierto día en que Serafín y sus amigos salieron a
caminar, después de la jornada de trabajo, se encontraban sentados bajo un
árbol, en la explanada que se hallaba frente a la parroquia, hasta donde llegó
un arriero, quien les preguntó en dónde habría un mesón para pasar la noche.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Está muy
cerca, ─informó Serafín─ si quieres te acompañamos, nosotros solo estamos matando
el tiempo. ¿De dónde vienes?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Del rumbo
de Jerécuaro, ¿saben pa’llá?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pero si de
allá mesmo semos, ─dijo emocionado Domitilo─.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pos mira
que chiquito es el mundo. Y de casualidá, ¿conocen a un tal Serafín, del rancho
de Puruagua?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pos ese
mero soy yo, ─dijo Serafín preocupado─ ¿es que hay problemas en mi casa?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No,
muchacho, calmao, solo te truje un recao de Anselmo, tu tata.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Dime pues, ─le
urgió Serafín─ ¿está bien mi tata?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Sí pues.
Solo te manda decir que’stés preparao, tú y tus amigos, pos la indiada está
inquieta, que tú le entenderás. Yo voy pa san Diego y vuelvo en una semana, si
tienes alguna razón, nos encontraremos por aquí. ¿Ta bueno?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Está bien, dijo Serafín, pero ¿cómo te llamas?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Mi nombre no importa, mejor asina, nos encontraremos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">El grupo había
llegado a las puertas del mesón, por lo que el arriero encaminó sus animales al
interior y los muchachos regresaron a sentarse bajo el árbol, muy pensativos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—¿Qué crees
que sea?, ─preguntó Agustín─.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pos para lo que hemos preparado las cuevas. Yo creo que ya falta poco.
Lo que me preocupa es Ana María, que no vaya a tener problemas; espero que mi
mama esté enterada. Yo creo que sí, pues mi tata no deja de verla cada semana.
De cualquier modo, le pediré a mi tata que la cuide, no le vaya a pasar algo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Así las cosas, los muchachos se retiraron a descansar, aunque Serafín no
pudo conciliar el sueño muy pronto, no dejaba de pensar en las repercusiones
que estos hechos pudiesen tener en la vida de la joven hija del encomendero
Francisco de Urzúa.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">A la mañana siguiente, luego de terminar de desayunar con el cura de
Dolores, Serafín le pidió que le diera unos minutos para platicar en privado, a
lo que accedió don Miguel de buena gana, pensando que, el muchacho tendría
necesidad de confesarse.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Claro que sí, Serafín, ¿quieres que platiquemos en la sacristía, o en
un confesonario?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No, padrecito, si su mercé no tiene inconveniente, creo que sería mejor
en la huerta.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Está bien, muchacho, ya me preocupaste, espero no sea grave. Agustín y
Domitilo, adelántense al taller y digan a Tomás que Serafín se quedó conmigo y
los alcanza en unos momentos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Se levantaron de la mesa y los dos amigos salieron rumbo a su trabajo,
en tanto que don Miguel y Serafín se fueron hacia la huerta. Allí, caminando
entre manzanos y membrillos y a la sombra de unas grandes parras que se
encuentran llenas de gordos racimos de uvas rojas y jugosas. Don Miguel corta
un racimo y ofrece unas uvas al joven acompañante, como para darle confianza y
soltarle la lengua. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Y bien, Serafín, ya estamos solos, dime lo que te preocupa; veo en tu
rostro que algo te aflige.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Así es, padre Miguel. Le suplico que no me pregunte cómo estoy enterado,
pero sé que hay ciertas reuniones en Querétaro y en San Miguel el Grande, usted
es uno de los asistentes.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pero ¿qué dices, muchacho?, ─interrumpe alarmado el sacerdote, temiendo
que hubieran sido descubiertos─. ¿De dónde sacas esas cosas?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No se alarme, padre, lo que quiero decirle es que, cuando se haga lo
que se tenga qué hacer; recuerde que le comenté que nosotros tenemos preparadas
unas cuevas donde puede entrar mucha gente; además tenemos algunas armas,
forjas y fierros, donde podemos hacer otras armas. Sólo esperamos el momento adecuado
para empezar. El grupo de ustedes busca la independencia de España y nombrar un
rey en Nueva España. Nosotros también buscamos nuestra libertad, ya no queremos
seguir sometidos al rey de España ni a sus enviados, lo mismo virreyes que encomenderos…</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Se hizo un espeso silencio entre los dos hombres; el más joven, que en
los últimos tiempos había ganado en estatura y fortaleza y el hombre maduro,
quien siempre había destacado por su inteligencia y rectitud. No se miraban,
pero una corriente de confianza y entendimiento parecía fluir en ambos
sentidos. Los dos hombres comían las dulces uvas, calibrando lo que acababa de
decirse y valorando muy bien las palabras que se debían pronunciar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Así es que ¿esto es lo que los trajo a Dolores?, preguntó el cura
mirando a su interlocutor.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Así es, padre Miguel, hace tiempo que he sabido de esas reuniones y de
lo que se habla en ellas y he pensado que, de alguna forma, los dos buscamos
algo en común: que España deje de gobernar en estas tierras. Ustedes tienen un
fin, nosotros tenemos otro, pero el principio es el mismo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—¿Quién mas sabe de esto?, ─preguntó preocupado el sacerdote─. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">El viento movía la blanca melena que, como corona de oliva, rodeaba sus
sienes, haciendo resaltar su avanzada calvicie. Los pensamientos de Miguel
volaban en diferentes direcciones; por una parte, los fines que los criollos
perseguían. Pero estaban los mestizos, los indígenas naturales de esas tierras
y las otras castas desarrolladas entre españoles, mestizos, indígenas y negros
traídos como esclavos de diferentes lugares. Cada grupo tenía sus intereses
particulares; tal vez confluyera en un mismo punto, hasta ahora desconocido… «preocupante…
muy preocupante» pensaba.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pocos, padre, por eso no se preocupe. Yo solo le estoy comunicando algo
que es real y que en algún momento nos va a ser de utilidad.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Bien, Serafín, vamos a dejar esta plática pendiente en este punto, yo
necesito platicar con otras personas; en tanto, por favor, no comentes con
nadie, ni con tus amigos. Nos va la vida a mucha gente, ¿estás consciente de
ello?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Sí, padrecito, le repito que no se preocupe. Hasta que usted me dé una
respuesta, no daré el siguiente paso.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Bien, bien, Serafín, si acaso te preguntan, diles que te estaba
confesando. Vete ahora, muchacho y nos vemos mañana o pasado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Serafín besó la mano del sacerdote, recibió su bendición y salió corriendo
hacia el taller, a continuar con su vida diaria.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 150%;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-size: large;"><br clear="all" style="break-before: page; mso-special-character: line-break; page-break-before: always;" /></span>
</span><b></b><i></i><u></u><sub></sub><sup></sup><strike></strike></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6307207826539190148.post-25857035530653727022020-03-23T17:32:00.001-07:002021-10-08T08:18:38.552-06:00Las grutas de la libertad - Capítulo 13<div style="text-align: justify;">
</div>
<h2 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial; font-size: small;">Capítulo 13</span></h2><h2 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial; font-size: small;"><br /></span></h2><h2 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial; font-size: small;">San Miguel el Grande</span></h2><div><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial; font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Después de arreglar algunos
asuntos de la parroquia, el señor cura monta uno de sus caballos y parte veloz
hacia San Miguel el Grande, distante mas de seis leguas, lo que le llevaría
unas cuatro horas de camino, sin forzar al animal. Para las tres de la tarde ya
estaba entrando al pueblo y se dirigió a la casa del capitán Ignacio Allende, oficial
del Cuerpo de Dragones de la Reina. Luego de anunciarse por medio de un sirviente,
de inmediato fue conducido a la presencia del oficial Realista.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Bienvenido, reverendo padre, ─dijo
el oficial levantándose y acudiendo a recibir a su visitante─ ¿a qué debo el
honor de esta visita inesperada?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—¿Es seguro hablar aquí?, ─preguntó
don Miguel en voz baja─. Si lo deseas, podemos salir a cabalgar un poco.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Desde luego que sí, ─repuso el capitán
en tono serio; ya imaginaba el tema a que haría referencia el Sacerdote─.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Tocando una campanilla, el capitán
llamó a su secretario, a quien dio órdenes de que viera que se ensillara su
yegua favorita; saldría a cabalgar un poco por el pueblo. En tanto estaba
lista, pidió le llevaran agua fresca para su visitante.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Cuando los amigos estuvieron a
prudente distancia y con su escolta de jinetes, a buena distancia, preguntó
ansioso el oficial.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—¿Qué sucede, Miguel?, me ha
preocupado tu visita y el tono que empleaste para sacarme de mi oficina.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Cuando te enteres de todo,
tendrás motivos suficientes para estar preocupado. Resulta que llegaron como
aprendices unos muchachos, procedentes del rumbo de Jerécuaro, bastante alejado
de estas tierras. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">El cura Miguel contó a su amigo,
con lujo de detalles, lo platicado con Serafín. Fue tan grande la sorpresa que
se llevó el militar, que se quedó casi sin habla.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pero, ¡te das cuenta, Miguel! Si
a ese chico se le va la lengua, estaremos perdidos, debemos avisar a los otros
de inmediato. Por lo pronto, yo creo que hay que suspender las reuniones, hasta
investigar bien quienes están enterados.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Me parece una buena medida,
Nacho, pero a fin de no despertar sospechas, hay qué correr la voz de uno por
uno. Por lo pronto ya te avisé, ahora has lo propio con Juan Aldama y así, que
se vaya corriendo la noticia a la brevedad posible. Por lo pronto, a menos que
te llamen tus superiores, no debes presentarte por Querétaro y yo haré lo
mismo. Cuando sintamos que todo está en calma, nos volveremos a comunicar de
forma discreta.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Por otra parte, ─continuó el
Sacerdote─ hay que tener en cuenta la información que nos da Serafín acerca de
las cuevas, donde tienen almacenadas algunas armas y lo necesario para fabricar
mas. Tú dirás qué hacemos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Por lo pronto nada, Miguel, hay
que tener mucho cuidado. Vamos a darle tiempo al tiempo, si notamos que hay
alguna filtración que nos ponga en peligro, ya te avisaremos. Lo que se me hace
increíble es que estén enterados de nuestros planes. ¿Cómo le harían?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Por lo que me imagino, ─contestó
el sacerdote─ es que estamos tan acostumbrados a las personas que nos sirven,
que ya nos pasan inadvertidos; pero ellos siempre están alertas, en espera de nuestras
instrucciones; en el ínterin, escuchan lo que nosotros decimos y, cuando es de
interés para su causa, pasan la noticia de boca en boca, tal vez en su propia
lengua, de manera que nunca nos damos cuenta.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Me parece que tienes razón padre,
pero ni modo de prescindir de los sirvientes, ahora debemos confiar en que
utilicen la información solo entre ellos. Si llegan a palacio o a oídos del
Arzobispo, estaremos perdidos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Los dos amigos siguieron
cabalgando por las callejuelas del pueblo. Luego de una hora, volvieron a la casa
del militar y se despidieron y el cura Hidalgo volvió a su pueblo, a fin de
continuar, en lo posible, con sus planes.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Ese mismo día, por la tarde, el capitán
Allende se encuentra en la plaza con Juan Aldama, capitán del Regimiento de
Caballería de la Reina, igual que Allende. Aunque del mismo regimiento, no era
frecuente que estuvieran en los mismos sitios; los servicios los desplazaban
por distintos lugares. Ese día, sin embargo, Aldama estaba por salir a una
misión en las cercanías de Querétaro, por lo que Allende aprovechó para
enterarlo de lo que había recibido de Hidalgo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Buenas tardes, Juan, me alegra
encontrarte, es urgente que hablemos, aunque me gustaría que cabalgáramos un
poco, para evitar los oídos indiscretos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Desde luego que sí, Nacho, estoy
por salir hacia Querétaro, pero puedo disponer de algunos minutos. Vamos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Los dos amigos, seguidos a distancia
por sus escoltas, pusieron rumbo a las afueras de San Miguel, mientras Allende
le ponía al tanto de lo relatado por Serafín y de la conveniencia de suspender por
un tiempo las “reuniones literarias” que celebraban en casa de los Domínguez en
Querétaro, a fin de estar seguros de que esto no había trascendido a otras
esferas del gobierno. Aldama demostró su preocupación y ofreció acercarse de
alguna forma a don Miguel Domínguez y doña Josefa para informarles y recomendarles
absoluta discreción.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Luego de conversar de cosas banales,
Aldama le comentó a Allende que sentía que esperar hasta el mes de diciembre,
era exponerse demasiado a ser delatados. Le propuso a Allende que hablara con
don Miguel Hidalgo y pensaran en la posibilidad de adelantar la fecha del
alzamiento; por lo demás, ya lo tenían bien elaborado, contando con la lealtad
de los regimientos a su mando; con las armas de que disponían en las armerías
reales, podrían armar a unos quinientos voluntarios. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Allende le escuchó pensativo; tal
vez su amigo tuviera razón y ya fuera tiempo de pasar a la acción. Ofreció
platicarlo con el sacerdote y Aldama haría lo mismo con don Miguel y doña Josefa,
su esposa.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">¡Libertad… Igualdad… Fraternidad!
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Estas palabras, surgidas de un
pueblo harto de verse explotado por la realeza europea, resuenan dentro de la
cabeza del padre Miguel, sin saber bien por qué razón. La finalidad de los
criollos de Nueva España es luchar en contra de Napoleón y a favor de Fernando
VII. Pero no solo eso; una vez expulsados los franceses de suelo español, pedirán
al monarca que nombre un rey para Nueva España, quien deberá tomar en cuenta a
los criollos y no solo, a los españoles avecindados, para ocupar puestos dentro
de la administración pública… «¡Libertad… Igualdad… Fraternidad!...» estas
palabras persisten en los pensamientos del sacerdote, sin que pueda darle una
explicación… «Y los mestizos, indios, negros y castas, ¿dónde quedan?» se pregunta.
Es el momento de ver que sean liberados del yugo de las encomiendas; que tengan
igualdad de oportunidades para estudiar como los criollos y que sean tratados
como hermanos, como hijos de Dios.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Entonces se da cuenta del
significado de ¡Libertad… Igualdad… Fraternidad!, su subconsciente está
pensando en los indios; en esos pequeños hermanos que acuden, dóciles, al
catecismo en la parroquia de la Virgen de los Dolores. Esos pobres hermanos que
dejan sus vidas en el surco, en las minas, en las labores más humildes; que
enriquecen más y más a sus explotadores españoles. Piensa en esos pobres negros
que son cazados como animales y llevados en barcos insalubres para ser vendidos
como esclavos. Pero es necesario contar con ellos; con su voluntad y decisión de
morir por una causa justa. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Todo esto lo va pensando en tanto
cabalga por el camino real con rumbo al pueblo de Dolores. Cuando pasa por la hacienda
de la Erre, recibe el saludo de algunos lugareños, quienes, respetuosos se quitan
el sombrero al paso del sacerdote, que les sonríe indulgente. Miguel Hidalgo
sigue pensando… «Es fundamental que nuestro movimiento llegue hasta este
extremo. No lo hemos visto de esta forma, pero estoy seguro de que cuando se
los comente, todos estarán de acuerdo»</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">En esa bucólica soledad, vienen a
su memoria su infancia en la vieja Hacienda de san Diego, en Corralejo, en
donde su padre, don Cristóbal Hidalgo y Costilla era el administrador. La
infancia del futuro sacerdote no tuvo privaciones, pero sí observó la forma en
que eran tratados los indios; algo que nunca le gustó, con todo y que su padre
no era partidario de los castigos violentos; pero sí había capataces que
parecían recrearse en castigar a esas pobres personas, a quienes consideraban un
poco arriba de los animales. De pequeño tuvo como compañeros de juego a los
hijos de esos mismos indios y recuerda que eran chiquillos con los mismos gustos
que él mismo, aunque vivían en condiciones muy distintas a la suya; en tanto el
dormía en un mullido lecho, sus amiguitos lo hacían sobre duros petates, en el
suelo de tierra de sus jacales.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;"> Las sirvientas de su casa le ofrecían deliciosos
bocadillos, en tanto a los niños con quienes jugaba, les daban tortillas duras.
En esos tiempos no sabía la razón, pero, cuando a la edad de doce partió al Colegio
de San Nicolás en Valladolid, empezó a darse cuenta de la triste realidad de
los naturales del país. Siempre tuvo en su mente la necesidad de tratar como
iguales a esa pobre gente, aunque entonces no sabía cómo lograrlo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">El sacerdote, inmerso en sus pensamientos,
vuelve a su realidad cuando ve que el caballo se detiene a la entrada de la
caballeriza y un mozo le toma por la rienda. En la acera de enfrente, Serafín,
Agustín y Domitilo le observan al llegar, dirigiéndose a él para saludarle.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Buenas noches, padrecito, ¿tuvo
usted un buen viaje?, ─pregunta Serafín─.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Gracias, Serafín, gracias a Dios
he tenido un buen viaje y no cabe duda de que en la soledad del camino, el
Señor me ha hablado. Pero pasen, muchachos, acompáñenme a merendar; tengo algunas
cosas que comentar con ustedes.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Los amigos pasaron detrás del
Sacerdote, que los condujo hasta su despacho. Luego de cerrar la puerta para
estar seguro de no ser escuchado. Un tanto nerviosos, los tres amigos esperaban
inquietos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—¿Sucede algo, Padrecito?, ─inquirió
Serafín─ si acaso hemos hecho algo que le desagrade, nomás díganos, que le aseguro
lo hicimos sin maldad.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No muchachos, nada de eso. ─Don
Miguel se paseaba en su despacho con las manos cruzadas por detrás, en una
profunda concentración, analizando bien lo que tenía qué decirles a esos buenos
muchachos─.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Me he quedado inquieto por lo
que ustedes me contaron, acerca de las causas que los trajeron hasta este
lugar, de lo cual me alegro; el conocer a jóvenes que no se detienen ante las dificultades
para lograr sus objetivos, es algo satisfactorio.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">–Debo decirles que yo nací y crecí
en una hacienda, mi padre era el administrador y entonces veía la forma en que
trataban a los peones; no lo veía natural, era la costumbre y el niño que yo
era, no alcanzaba a ver ninguna diferencia. Luego de grande, en mi formación
como sacerdote, aprendí que todos somos hijos de Dios y todos merecemos el
mismo trato y respeto. Podemos ser blancos, rojos o azules, el color de la piel
no importa; tal vez unos hablemos español, francés, o inglés, o una de las
múltiples lenguas que se hablan en Nueva España, eso no nos hace distintos; en tanto
seres humanos, todos estamos animados por el Espíritu de Dios.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Los muchachos escuchaban
sorprendidos que un español o criollo, hablara de esa manera, sin entender bien
que era lo que deseaba decirles.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Todo esto vino a mi mente, ─siguió
hablando don Miguel─ desde que platiqué con ustedes y con la persona que vi esta
mañana y he llegado a la conclusión de que el fin que perseguimos, está
incompleto; nosotros solo estamos viendo la necesidad de que Nueva España sea
independiente de España, pero en función de su administración. Pedimos que don
Fernando VII sea repuesto en el trono de España y que nombre un rey para estas
tierras. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">─Pero ¿y luego qué? ¿Todo lo
demás quedará igual? ¿Seguiremos explotando la tierra, las minas, los bosques y
a los mismos habitantes de esta tierra?... ¡No, eso ya es inadmisible!
deberemos pugnar porque a los indios, mestizos y castas se les reconozca su
filiación divina… ¡Todos somos hijos de Dios!, aún cuando creamos en un dios
diferente al que nosotros conocemos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">─Debemos hacer nuestro el lema
que encendió el deseo libertario de los franceses: ¡Libertad… Igualdad… Fraternidad!
Ese debe ser nuestro objetivo y sé que podré infundirlo en mis amigos.
¡Deberemos luchar por abolir la esclavitud en estas tierras y en todas las posesiones
españolas! ¡Es indignante que comerciantes sin escrúpulos cacen en las costas africanas
a personas negras y las vendan en estas tierras como si fuesen animales! ¡Nunca
más debemos permitir que eso ocurra, pues estaremos contrariando la voluntad de
Dios!</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">El Sacerdote, con la cara
sonrojada por la emoción, miraba a sus invitados con una mirada poseída por un
deseo intenso de lograr el bienestar para todos los hombres. Los muchachos lo
miraban en silencio, sin entender por completo su discurso, pero vislumbraban
algo que ellos deseaban y no sabían cómo conseguirlo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Queridos hijos, ─continuó en un
tono ya reposado─ por esto que les he dicho y que podría iniciar cualquier día
de estos, les voy a pedir que vuelvan a su pueblo y le comuniquen a sus vecinos
y amigos de los esfuerzos que estaremos haciendo para lograr su mejoramiento
social. Yo me reuniré con mis amigos y pronto recibirán noticias nuestras.
También quiero pedirles que continúen habilitando las grutas de que me han
hablado; las vamos a necesitar en cuanto la lucha se inicie. Será una empresa
harto difícil. Costará muchas vidas, pero si no estamos dispuestos a dar nuestra
vida por conseguir nuestros ideales; por lograr la mejoría de nuestros hermanos
mas necesitados, entonces no somos dignos de pertenecer a esta misma sociedad
humana.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Quiero que me digan, hijos míos,
si han entendido mi discurso, dicho en función de mi exaltación, más que en la
posibilidad de ser comprendido por ustedes, muchachos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Creo que sí le entendimos, ─habló
Serafín─ entiendo que usted va a hablar con otras personas para que inicien la
lucha por nuestra mejora en los campos, en las minas y en todo lugar donde nos hagan
trabajar como animales, ¿es así, verdá?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—En efecto, Serafín, lo has
resumido muy bien. Ahora quiero preguntarte acerca de ese palo tan adornado que
siempre llevas, ¿simboliza algo?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Sí, padrecito, esto lo entienden
nuestros hermanos indios, pos yo soy un chamán.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—¡Válgame Dios! ─exclamó
sorprendido el religioso─ ¿he hospedado a un brujo en mi casa y en el templo?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No, padre. Por lo que me doy
cuenta, esto causa en los españoles y criollos, el mismo temor que cuando se
habla de “masones”; aunque no sé qué sea eso, si veo que se les paran los pelos
a muchos, sobre todo a los sacerdotes y monjas. Ya me extrañaba que usté no me
hubiera preguntado; este bastón solo les dice que yo soy un curandero; mi
abuelo, que es chamán, me ha enseñado el secreto de las plantas y los remedios
y mi compromiso es ayudar a todo aquel que me lo pida. Tal vez usté me mire muy
chamaco y lo soy, pero ya tengo algunos conocimientos y la guía de grandes
espíritus. Usté le dice Dios, Espíritu Santo o Jesús Bendito. Nosotros lo
llamamos por otro nombre, pero yo creo que son lo mismo; nunca me dicen que le
haga daño a nadie, sino que les ayude a recuperar su salud, porque son indios y
no tienen <i style="mso-bidi-font-style: normal;">dotores</i> como ustedes.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—¡Vaya, vaya con nuestro amigo!…
y ustedes, dirigiéndose a Domitilo e Ignacio, ¿están enterados y de acuerdo con
Serafín?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pos claro que sí, ─repuso Ignacio
con la vista baja─ nosotros semos sus ayudantes y siempre estaremos a su lado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Bueno, reconozco que me dejé
llevar por falsas ideas y, tienes razón Serafín, tal vez tenga alguna similitud
con la discreción que se guarda al referirse a la masonería. Esto que les voy a
referir, debe quedar solo entre nosotros. ¿Están dispuestos a guardar un
secreto?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Ante la aceptación por parte de
los muchachos de comprometerse a guardar un secreto, en el entendido que una
indiscreción podría ser catastrófica para muchas personas y luego de pensarlo y
repensarlo, el Cura Hidalgo procedió a hacerles una revelación.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Deben saber que la iglesia católica
tiene excomulgados a todos quienes participen en los ritos de la francmasonería,
por lo común llamados Masones. Considero que es mas por ignorancia, que por
cualquier otra causa. Se dice que los masones realizan ritos satánicos; que hacen
sacrificios con seres humanos; que beben la sangre de los sacrificados; en fin,
tonterías por el estilo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—La realidad es muy otra; la
masonería es una sociedad filosófica de estudio e investigación. Se dice que
son herejes, que no creen en Dios y un requisito indispensable para ser
iniciado, es creer que hay un Dios Creador. Para ser aceptado, no hay
distinción entre un cristiano, un judío, un mahometano o de cualquier otra
secta o religión, siempre y cuando se tenga esa certeza, en cuanto a la existencia
del Creador de Todo. Yo mismo, siendo sacerdote consagrado, fui iniciado en la ciudad
de México, en una Logia que existía en el Callejón del Sapo. Luego de ser
delatados, los hermanos tuvieron que abandonar ese sitio; el Santo Oficio les
pisaba los talones, yéndose a reunir en una casa de campo de El Pensil, en las
afueras de la ciudad. Al igual que yo, el grupo que nos reunimos en San Miguel
y en Querétaro y que tenemos por finalidad el restablecimiento de Fernando VII
en el trono de España, somos, en su mayoría, masones. La finalidad de los francmasones
es llegar a tener Libertad… Igualdad… Fraternidad. Como ya se los dije, el lema
que alentó a los revolucionarios franceses fue tomado de los anhelos masones;
igual lo hemos hecho nosotros.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Al terminar su revelación, el sacerdote
ocupó la silla detrás de su mesa de trabajo. Los tres amigos no hablaban, solo
le miraban. Ese hombre, de cerca de sesenta años, casi calvo, con los pocos
cabellos blancos cayéndole alrededor de la cabeza, se veía algo cansado; tal
vez por el viaje a caballo que había hecho durante el día; pero tenía la mirada
franca, resuelta, las mandíbulas firmes y los puños apretados. Todo su cuerpo
hablaba de determinación. Se dirigió otra vez a sus invitados.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Muy bien, hijos míos, ahora ya
lo saben y cuento con su discreción. Ustedes serán muy importantes cuando la
lucha empiece; el gobierno virreinal no nos va a dejar actuar como si no pasara
nada. Mandarán sobre nosotros al ejército y debemos estar preparados; por ello
es importante que salgan cuanto antes a seguir acondicionando las cuevas de
Jerécuaro.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Te voy a pedir, Serafín, que además
de aliviar las enfermedades que aquejan a nuestros hermanos, sepas atender a
personas heridas en la batalla. Pregunta a tu abuelo; hagan acopio de plantas y
remedios; busquen medicinas que calmen el dolor y que obliguen a dormir a los
heridos, a fin de curarlos sin causarles más sufrimiento. Estamos empezando el
mes de septiembre y tenemos previsto que daremos la voz para el alzamiento,
durante el mes de diciembre. Nos ponemos en las manos de Dios y que se haga su
voluntad.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;"> </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<h2 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial; font-size: small;">El reencuentro</span></h2>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Terminadas
las vacaciones, Ana María, llamada sor Zita y su amiga, Rosario de Ávila, sor
Elpidia, volvieron a su rutina dentro del convento; las jóvenes llegaron bronceadas
de la piel por las horas de sol pasadas en compañía de sus amigos, algo que,
desde luego, molestó bastante a sor Felipa, la abadesa, quien les ordenó
ponerse el hábito de inmediato.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">No obstante,
las cosas no se sentían igual; algo que habían percibido desde sus últimos días
pasados en la hacienda. Don Francisco, el padre de Ana María, se notaba
inquieto, nervioso; se reunía con mayor frecuencia con sus capataces y con
algunos amigos que lo visitaban con mayor asiduidad. La nana Juana, aunque en
ningún momento cambió el trato hacia su niña Ana María, sí mostraba cierta
dureza de trato hacia la servidumbre y, cuando la visitaba su marido Anselmo,
parecían discutir, algo que nunca había notado Ana María.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">En el
convento, sor Zita notó también cierto cambio de actitud de sor Felipa hacia
algunas hermanas criollas, como la misma Zita. Al preguntarle a sor Epigmenia,
la jefa de cocina, le respondió que no se preocupara. Poco a poco y por medio
de las religiosas que recibían visita los fines de semana, Ana María se fue
enterando que había descontento entre la peonada de las haciendas; no se habían
presentado problemas mayores; sin embargo, se veía con mayor frecuencia a la
Guardia Real; efectuaba sus rondines, con mayor número de efectivos y en sitios
donde poco acostumbraban a entrar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif"><span style="font-family: arial;">Las semanas
fueron pasando. Ana María ya se había acostumbrado a los horarios de misas,
estudios y obligaciones dentro de la comunidad; el aislamiento en que vivía, le
ocultaba lo que ocurría en las calles. Uno de tantos días y por mediación del
encargado de entregar el carbón, lo que hacía por medio de una puerta que daba a
la huerta y a la carbonería, hicieron llegar a Ana María una nota que le
enviaba su nana Juana; mediante palabras sin significado aparente le daba a
entender que Serafín estaba de regreso y estaba preocupado por ella.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="line-height: 150%;"> </span></i></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 70.75pt; text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="line-height: 150%;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">“Querida niña, el domingo ha salido el sol, en esta casa, pero haces
falta tú, espero que pronto puedas disfrutar de su luz. </span></span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 70.75pt; text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="line-height: 150%;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Te ama Juana.</span></span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Al leer la
nota, Ana María supo de inmediato a qué se refería la nana. Su corazón se llenó
de felicidad y deseó con el alma que no tuviera que estar encerrada en esas
paredes; pero no había solución a eso, en tanto su padre no cambiara de
parecer.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">En cierta
ocasión, estando en la oficina de sor Altagracia, la asistenta de la abadesa,
le pareció mirar, a través de la ventana, a un hombre alto y fornido que
portaba una vara muy adornada; le recordó a su querido Serafín. Luego de esa
visión pensó mucho en el joven, pero sentía algo distinto dentro de sí. Estaba
segura de que le tenía un gran cariño; pero ahora lo extrañaba de distinta
manera. Tan solo recordar las atenciones de don Fermín, le hacía sentirse mal,
como si de alguna forma estuviera traicionando a su amigo Serafín y eso la
desconcertaba.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Cuando estos
pensamientos la acosaban, entonces se hincaba en su celda, frente a la imagen
de la Virgen, a quien pedía le hiciera comprender qué es lo que le estaba ocurriendo.
Cada día que pasaba, era más intenso y doloroso el recuerdo de Serafín y crecía
esa necesidad de verle que le atrapaba el corazón.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Fue tal su
desasosiego, que su salud se empezó a resentir. Sor Epigmenia se desvivía por
guardarle las mejores piezas de pollo y un poco mas de pan para tratar de alimentarla
mejor; pero era en vano, el rostro de la niña se mostraba pálido y la ropa mas
holgada, a tal grado que sor Felipa se dio cuenta y la llamó a su oficina.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Dime,
hermana, ¿qué es lo que te ocurre?, cada vez te ves mas flaca y ojerosa, ¿estás
enferma? Por eso no me gusta que salgan del convento en sus vacaciones; solo
Dios sabrá que barbaridades hagan en sus casas, ante el consentimiento de sus
padres. Espero que no hayas tenido trato con algún hombre y ahora vengan las
consecuencias.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No le entiendo,
reverenda Madre, contestó Ana María con inocencia; sí tuve trato con mis
amigos, como siempre, pero ignoro a qué consecuencias se refiere.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—¡Déjalo,
déjalo así, muchacha!, ya platicaré con tu padre y entonces veremos qué hacer.
Por lo pronto, quiero que comas bien y te dispensaré de las oraciones
nocturnas, a fin de que descanses.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Fatigada, sor
Zita se retiró a su celda a descansar. A petición de la hermana Altagracia, sor
Elpidia fue a acompañar a su amiga, preocupada por su estado de salud que se
desmejoraba cada día. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—¿Qué es lo
que te ocurre, Ana María? En la hacienda estuviste muy bien. Cuando volvimos al
convento tenías un buen semblante, pero ahora mírate, te estás quedando en los
huesos. ¿Será que contrajiste alguna enfermedad y hasta ahora se está
manifestando?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No,
Rosario, lo que pasa es que ¡creo estar enamorada!</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—¡Pero, alma
de Dios!, no digas eso, si te escucha sor Felipa, te obliga a profesar para que
no salgas jamás de estas paredes.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No te preocupes,
Rosario, que antes preferiría morir.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No digas
eso, Anita, pero dime ¿de quién estás enamorada, si a Fermín lo mandaste con
cajas destempladas?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Es que no
estoy segura y eso es lo que me angustia; de ser cierto, mi padre lo mandaría
matar, a fin de alejarlo de mi.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pero ¿quién
es?, dime, que me estás poniendo nerviosa.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No lo
conoces, pero te he hablado mucho de él. Es un chico indígena que crecimos
juntos; es hijo de mi nana, nos amamantaba a los dos juntos. Se llama Serafín.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—¡Dios
Bendito, un indio!, pero ¿te has vuelto loca? Tienes razón, tu padre jamás lo
permitirá.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">─¿Qué hago,
Rosario?, creo que me estoy volviendo loca. Tengo qué salir de aquí y estar
segura de mis sentimientos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pues
al paso que vas, Ana María, no dudo que tu padre te saque en pocos días. Escuché
que sor Felipa le pidió a la hermana Altagracia que le mandara una nota.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pues será
lo que Dios quiera</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">A los pocos
días se presentó el padre de Ana María; al enterarse del estado de salud de su amada
hija, se la llevó de inmediato a su hacienda para que fuese atendida por los
mejores médicos de la región. Uno prescribió sangrías, para eliminar los malos
humores. Otro recomendó baños sulfurosos. La nana Juana miraba entrar y salir a
los doctores, aumentando su preocupación; no notaba mejoría alguna en la salud
de su niña. Intuyendo la naturaleza del mal de Ana María, Juana envió recados a
su hijo Serafín, informándole del estado de la joven y de la necesidad que
tenía de que volviera a la hacienda.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">El mensaje le
llegó a Serafín por medio de un arriero que se dirigía a Celaya con una carga
de vigas de madera; preguntando por el chamán Serafín, fue orientado para que
se dirigiera a la sierra de San Agustín, indicándole que debía esperar en cierto
lugar a que llegara el chamán. El sistema de mensajes tenía que ser muy
cuidadoso; las autoridades se mostraban recelosas de los grupos de naturales
que se reunían en los sitios públicos, como plazas y mercados; ya les habían
llegado rumores de que algo estaban preparando. Algunas horas después, Serafín
y sus amigos se presentaron ante el arriero, que le manifestó que buscaba al
chamán no por requerir de sus servicios, sino porque le tenía un recado de su
madre, Juana Cisneros, que le informaba que «<i style="mso-bidi-font-style: normal;">don Francisco había vuelto a la hacienda con su hija, un poco
indispuesta y necesitaba que</i> fuera para que le hiciera algunos mandados»</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Serafín
entendió la urgencia del mensaje y dispuso las cosas para volver esa misma
tarde. Ya para entonces, Anselmo, su padre, se encontraba al tanto de lo que
los muchachos habían sabido en el pueblo de Dolores, por lo que se encontraba
en las cuevas, organizando la producción de armas y pertrechos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Al frente de
gente de su confianza, estaban haciendo acopio de víveres, de leña y carbón; estaban
seguros de que era inminente el levantamiento de los hombres de Dolores y San Miguel.
Para que el grano de maíz no se echara a perder, se guardaba en cántaros de
barro cocido cubierto por una capa de cal apagada y eran almacenados en sitios
alejados de las corrientes de agua que circulaban por las cuevas. Serafín
enteró a su padre del mensaje de su madre y de que tendría que ir a la
hacienda, lo que pensaba hacer esa misma tarde; su padre estuvo de acuerdo y
los tres amigos se pusieron en camino. Antes de llegar a Puruagua, Serafín vio
a su abuelo, el chamán, quien los esperaba sentado en una piedra.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Vas
retrasao, muchacho, pero debes saber que la niña tiene curación. Vas a llegar
como chamán que eres, desde luego que su tata no va a querer que te acerques,
pero será la única forma de que se alivie la muchacha. Ta enferma de amores y
para curarla le tendrás que hacer un ramo con flores blancas y ruda, pa limpiarle
desde la cabeza hasta los pieses. Pa eso te tiene que ayudar la Juana. Luego
que se alevante, que tu madre le lave la cabeza con agua de rosas y que le de
de comer cosa buena, pa que agarre juerza la muchacha. Con eso se pondrá buena.
‘Ora vete, pa que no te tardes mas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Serafín se
despidió de su abuelo, quien lo miró alejarse. El viejo chamán estaba orgulloso
de su nieto; sabía cuáles eran los males de Ana María, pero se daba cuenta de
que, además de imposibles, esos amores podrían ser peligrosos. No eran los
primeros, ni serían los últimos; eran hombre y mujer y cuando el amor se mete
entre ellos, no hay poder humano que lo saque, ni siquiera la muerte… Estaría
pendiente.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Los amigos
llegaron a Puruagua y, en tanto Ignacio y Domitilo se dirigían a visitar a sus
familias, Serafín se coló a la huerta de la finca, a fin de llegar por la
cocina de la casa grande, donde encontró a su madre; al verlo llegar, corrió a
abrazarlo, a fin de entregarle ese amor por tantos meses reprimido.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Serafín,
hijo mío, cuánta falta me haces, pero sé muy bien que eres hombre y, además,
chamán, lo que me pone muy orgullosa. Qué bueno que ya llegaste.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Me da gusto
verte bien, madre, tú también me haces falta, pero dices bien, soy hombre y tengo
obligaciones como chamán. ¿Cómo está Ana María?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Sigue muy
mala, m’hijo, los doctores no saben ni qué hacer, uno dice una cosa, luego viene
otro y dice lo contrario, la mera verdá, yo tengo miedo de que se nos muera.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No te
preocupes, madre, ya sé cómo la vamos a aliviar, pero yo no me puedo acercar, don
Francisco me mataría, pero te voy a decir que es lo que deberás hacer…</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Serafín pasa
a su madre todas las indicaciones que su abuelo le hace. Cómo debe limpiarla y
que la debe alimentar muy bien, diciéndole, además, que Serafín ya se encuentra
en el pueblo y se podrán ver en cuanto se alivie; eso le ayudará a buscar una
rápida recuperación. Después de dejar a su madre, Serafín se fue a su jacal a
esperar noticias. Al darse cuenta de su regreso, algunos vecinos se fueron
acercando, al reconocer el bastón de chamán que portaba el joven.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Buenas, Serafín,
le saludó uno de sus vecinos, te voy a trair a mi vieja, pos anda con unos
dolores de cabeza, pa ver que remedio le mandas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Ándale,
Gumercindo, voy a estar en el jacal, pa lo que se les ofrezca. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Una hora mas
tarde, ya había varios vecinos esperando ser atendidos por el chamán; a falta
de doctores, tenían que recurrir a su medicina tradicional Los chamanes tampoco
abundaban, por lo que, al darse cuenta de que Serafín había llegado y su bastón
de chamán estaba colocado a la entrada, fueron acercándose al jacal para ser
atendidos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Los
padecimientos eran diversos: calenturas, diarreas, heridas de distinta índole;
en fin, mujeres con sangrados, hombres con problemas urinarios. Para todos tenía
el chamán algún remedio de la amplia farmacopea tradicional. Ignacio y
Domitilo, los ayudantes de Serafín, no terminaban de recolectar plantas, raíces,
hojas, flores y frutos que les encargaba el chamán; a cambio de sus servicios,
los enfermos le dejaban una gallina, o un cabrito; un poco de maíz o frijol,
rara vez alguna moneda; era raro que tuvieran una, su comercio lo realizaban al
trueque. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">De los
bienes recibidos, Serafín repartía con sus amigos, para que pudieran llevar a
sus casas y aliviar un poco las carencias familiares.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Por la
noche, ya cuando se iba el último enfermo, Serafín se acercaba a la hacienda, siempre
por la puerta de la huerta y directo a la cocina, donde encontraba a Juana
esperándole para darle las últimas noticias.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Bunas, noches,
mamacita, ¿cómo sigue la niña Ana María?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Gracias a
la Virgencita, ya se está poniendo buena, m’hijito. En cuantito supo que los
remedios se los mandabas tú, una gran sonrisa le iluminó la carita.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—La Virgencita
y sus cuidados, madrecita, pos usté la cuida como si fuera su hija.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">La nana
Juana escuchaba a su hijo y su pensamiento volaba hacia Ana María. Dentro de su
corazón, sabía que esos dos seres se amaban, pero se daba cuenta de la
imposibilidad de que progresara ese amor; en cuanto don Francisco se enterara
de los sentimientos de su hija, con toda seguridad haría desaparecer a Serafín.
No obstante, todos estos inconvenientes, en cuanto Ana María se recuperó, lo
que sus doctores decían haber conseguido gracias a su ciencia, empezó a salir a
la huerta a tomar un poco de sol y que su salud fuese mejorando cada día. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Don Francisco,
ya tranquilo al haber constatado la recuperación de la salud de su hija, volvió
a su trabajo normal, realizando viajes que duraban dos o tres semanas, tiempo
que Ana María y Serafín aprovechaban para verse por la mañana, en que el chamán
le contaba acerca de la situación que empezaba a darse en la Nueva España.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Me preocupa
dejarte en la hacienda, ─argumentaba Serafín─ tanto los criollos, como los mestizos
y las castas, tienen gran rencor a los españoles y aunque nosotros sabemos que
tú misma eres criolla, todos te consideran española y no dudo que intentarían
asaltar la hacienda y tú podrías sufrir algún daño.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No te
preocupes, querido mío, le susurraba amorosa la joven, que mi nana Juana no
permitiría que me hicieran daño, además, en caso de emergencia, siempre
tendríamos tiempo de llegar al subterráneo, que nos pondría a salvo cerca del
río.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pero
cuéntame, Serafín, ¿por qué es tanto rencor contra los españoles?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Por lo que
me he ido dando cuenta, las causas son varias. Por parte de los criollos, es
porque no les dan acceso a ocupar los puestos de gobierno que ellos consideran
merecer. También las Encomiendas, no se las otorgan a los criollos, sino a los
españoles, que además han tenido mucha cercanía con la Corte en España. Los
criollos que desean esos cambios piden la restitución de Fernando VII al trono
de España y que nombre un rey para Nueva España; que este País sea autónomo
respecto de España, consideran que de esta forma terminarían con la supremacía
de los peninsulares.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Por otra
parte, los indios, mestizos, mulatos, negros, lobos, zambos, albinos, coyotes,
salta pa’atrás y cuantas castas hay en Nueva España, ya no toleramos el estado
de esclavitud en que nos tienen; motivo por el cual se ha ido gestando un gran
descontento. A ti no te puedo engañar, niña mía, la razón de mi viaje a la Villa
de los Dolores, fue para encontrar a un sacerdote que está ayudando mucho a los
indios y castas; aunque él mismo, por ser criollo, pertenece a un grupo de
descontentos que desean lo que te he comentado; no obstante, yo pienso, por lo
que platicamos, de que en caso de levantamiento, no dudaría en apoyar el
movimiento de las castas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Los jóvenes
enamorados siguieron viéndose cada día, enterándose Ana María de todos los
pormenores del trabajo de Serafín a favor de la causa de liberación de los indios;
así se enteró de la existencia de las cuevas de San Agustín y de las
disposiciones que Serafín y su padre, Anselmo, estaban tomando para hacer
acopio de armas y víveres y donde pensaban hacer cuartel general en esta zona. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Serafín
prometió que, en cuanto se iniciara la revuelta, lo que pasaría pronto, llevaría
a su madre y a Ana María a refugiarse en las cuevas; ofreció que, en tanto
estuviera a su alcance, ayudaría a su padre a ponerse a salvo, a fin de que
pudiera escapar rumbo a Veracruz, para embarcarse a Cuba o España. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">También, de
serle posible, trataría de evitar que la hacienda fuese saqueada, aunque
recomendaba a su madre y a Ana María, que con mucho sigilo, fuesen llevando
cosas de valor al túnel de escape, nadie mas, fuera de ellos tres y los dos amigos
de Serafín, estaban en conocimiento de tal pasaje, por lo que podrían preservar
cosas de valor, alimentos y armas, en su momento las irían llevando a las
cuevas, donde podrían vivir mucho tiempo, en tanto se normalizaba la situación.
Muchas providencias había qué tomar y
poco tiempo quedaba, aunque eso ellos no lo sabían.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<b></b><i></i><u></u><sub></sub><sup></sup><strike></strike><span face="Arial, Helvetica, sans-serif"></span><span style="font-size: large;"></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6307207826539190148.post-8697602246090752482020-03-22T17:35:00.001-07:002021-10-08T08:20:18.821-06:00Las grutas de la libertad - Capítulo 14<div style="text-align: justify;">
</div>
<h2 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;"><span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial; font-size: small;">Capítulo 14</span></h2><h2 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;"><span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial; font-size: small;"><br /></span></h2><h2 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial; font-size: small;">Reunión de notables</span></h2><div><span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Ha sido una
semana muy atareada para don Francisco; la inquietud reinante entre sus amigos
y conocidos le lleva a organizar una reunión en la hacienda de Puruagua, con la
finalidad de conocer los detalles que cada uno hubiera escuchado y tratar de
formarse un panorama general. Para tal efecto, con varios días de anticipación
envió mensajeros a las ciudades y fincas de los alrededores; desde Santiago de Querétaro,
hasta Valladolid, así como a sus conocidos del mineral de Guanajuato. La cita
se estableció para el domingo dos de septiembre de 1810, por lo que, desde el
sábado empezaron a llegar los invitados. El primero en llegar fue monseñor
Esteban de Montúfar, vicario y representante del señor Obispo de Michoacán, que
se presentó acompañado por el párroco de Jerécuaro, un taciturno franciscano de
nombre García Diéguez, así como el encomendero Jacinto de Santibáñez.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Don
Francisco los recibió con la magnificencia que acostumbraba. Todo el personal
de servicio, desde los caballerangos hasta los sirvientes del comedor, estaban uniformados
de librea azul, camisa y calzón blanco. Conforme llegaron los personajes,
fueron conducidos a la sala principal, donde ya los esperaba el anfitrión. En
cuanto vio entrar a la sala al vicario de la diócesis, ataviado con capa pluvial
y sombrero de viaje, se adelantó a saludarlo, poniendo una rodilla en tierra y
besando su mano.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Monseñor,
bienvenido a esta su humilde casa; espero que el viaje no haya resultado
demasiado incómodo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Gracias,
don Francisco. El viaje ha sido placentero, por la mañana he cumplido algunos
encargos del señor obispo en Jerécuaro, he comido con el padre Diéguez y me he
permitido invitarlo, espero no le desagrade.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Por favor, excelencia,
que esta es vuestra casa y vuestros invitados son bienvenidos, esto último lo
dijo dando la mano al sacerdote, que la estrechó de manera fría e impersonal.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Apenas se
estaban acomodando los recién llegados, cuando anunciaron a don Jacinto de
Santibáñez, encomendero vecino de las tierras de don Francisco.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Adelante,
don Jacinto, es un gusto que haya aceptado nuestra invitación.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">A una seña
del anfitrión, un sirviente se presentó portando una charola de plata con un
fino juego de licorera y copas de cristal cortado; lo colocó en una mesa, cerca
de don Francisco, que con elegancia escanció un aromático oporto que recién le
habían enviado de Lisboa. Enseguida pasaron varios sirvientes portando charolas
con diversos bocadillos ofreciéndolos a los invitados. En realidad, ninguno de
los invitados presentes sabía a qué se debía la invitación; pero no era cosa de
rechazarla, viniendo de parte de uno de los encomenderos de mayor influencia en
la Corte, tanto en España, como en Nueva España, por lo que estaban ansiosos de
conocer el motivo de su presencia en aquella casa.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">A fin de mantener
a sus invitados entretenidos, don Francisco sacó el tema de los franceses que
habían ocupado España, deponiendo al Rey Carlos IV, obligándole a abdicar a
favor de su hijo, Fernando VII; obligando a éste a hacerlo a favor de José
Bonaparte, hermano del Emperador. José Bonaparte fue coronado como José I, rey
de España e Indias, lo que ocasionó la guerra de independencia española.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Y usted, monseñor,
¿qué piensa de esta situación que tenemos en la patria?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Pienso, don
Francisco, que debemos presionar a Napoleón para que se retire de España y
apoyar a Fernando VII para que sea restituido como legítimo rey de España.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Eso mismo
pensamos todos los españoles bien nacidos. Que sea repuesto en el trono y que ya
se nombre un virrey; la Junta de Gobierno tiene muchos negocios pendientes, lo
que hace más difícil la situación. Aunque sé de buena fuente que está por
llegar un nuevo virrey. Me mencionaron que la Junta de Cádiz nombró a don
Francisco Javier Venegas y Saavedra para ocupar el cargo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Y usted, padre
Ramiro, díganos, ¿qué piensan los presbíteros acerca de este asunto? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">─Todo el presbiterio,
don Francisco, está firme alrededor de nuestro pastor, Monseñor Manuel Abad y
Queipo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Lo que ya
resulta preocupante, ─intervino don Jacinto de Santibáñez, encomendero, al
igual que don Francisco─ es la inquina que se está sembrando en contra de los españoles,
a quienes ya se nos dice con desprecio, “gachupines”, como si todos fuéramos
parientes de los Cachopín, hidalgos de Laredo. Me he dado cuenta de que mis peones
ya me miran con cierta insolencia…</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Los
sirvientes que se encontraban presentes, sonrieron por lo bajo ante el
comentario, no entendían que se les decía con desprecio a los nacidos en España.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Tiene
razón, don Jacinto, yo también me he dado cuenta de ciertos sutiles cambios en
la actitud de mis indios, ─corroboró don Francisco─.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">En ese tenor
se desarrolló la cena, que por lo demás, fue espléndida, habiendo tenido oportunidad
de elegir distintos platillos y buenos vinos de la cava personal de don
Francisco, producto de sus propios viñedos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">En tanto don
Francisco atendía a sus invitados, Ana María se encontraba en sus habitaciones,
hasta donde le habían subido la cena; la reunión era solo para los mayores.
Como siempre ocurría y ya de manera inconsciente, los reunidos hablaban sin
reparos ante la servidumbre, como si no existieran; aunque dentro de aparente
insensibilidad, guardaban en su memoria todos los detalles de cuanto
escuchaban, para, en su momento, hacer un recuento ordenado de lo tratado por
los patrones; así lo pasaban a Serafín, para que estuviera bien enterado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Al día siguiente,
el domingo muy temprano, los asistentes se dirigieron a la capilla de la hacienda,
donde el padre José de Castillejas, capellán de la hacienda, tenía todo
preparado; aunque no había estado presente en la cena de la noche anterior,
estaba enterado de la presencia del monseñor y había preparado todo para
concelebrar la Santa Misa. Por su parte, el padre Ramiro había partido temprano
a Jerécuaro, a celebrar la Eucaristía en su Parroquia, debiendo regresar para
la comida en la hacienda de Puruagua.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Para no dar
una idea errónea a monseñor de Montúfar, el padre Castillejas había consentido
que los sirvientes de la hacienda, o como él decía “esos desagradables indios”,
asistieran a la importante ceremonia. A falta de monaguillos decentes, tuvo qué
echar mano de los servicios de uno de los sirvientes, a quien, casi de
madrugada, instruyó en el orden en que debería ir acercando los objetos
sagrados, mismos que el capellán recibiría para acercarlos al monseñor.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Don
Francisco de Urzúa, entró a la capilla llevando del brazo a su hija Ana María,
ya en plena recuperación de su salud; mostrando un sonrosado color en sus blancas
mejillas; detrás de ellos, la nana Juana Cisneros, que no perdía de vista a la
niña; después entraron solo los sirvientes uniformados; el resto del pueblo se
conformó con presenciar la ceremonia desde la puerta, ante la agria mirada del capellán
Castillejas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Para
desconsuelo del capellán, la Misa no fue concelebrada, sino presidida por
Monseñor Montúfar. La ceremonia se desarrolló con normalidad; habiendo recibido
la Santa Comunión solo don Francisco y Ana María; el resto debería esperar
hasta la Misa de Navidad, cuando se toleraba darles la comunión a los indios.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Después de Misa,
pasaron al comedor, donde se les sirvió un aromático chocolate acompañado de bizcochos
recién elaborados en la cocina de la hacienda.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">A partir de
entonces, fueron llegando nuevos invitados; los primeros: don Everardo de
Bustos y Santillana, español, minero de Guanajuato y su hijo don Fermín, pretendiente
de Ana María, que de inmediato se dedicó a estar cerca de ella, siempre atento
a cumplir cualquier deseo de la chica.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Rodeado de
cuatro mocetones hijos suyos, hizo su arribo a la hacienda, don Estanislao
Sánchez, importante comerciante del pueblo de Apaseo, montando briosos y enjaezados
caballos. Aunque don Francisco no conocía al comerciante, sabía por su capataz,
que era un rico español, al igual que sus hijos, que habían nacido en la península;
ya habría tiempo de saber cuál era su postura ante la situación política que se
estaba desarrollando.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Poco detrás
del comerciante, arribó una carreta cubierta que conducía don Juan María de
Estévez, marqués de la Ronda y a su distinguida esposa, la marquesa doña Inés
de Santillana y Estévez; estos nobles radicaban en la ciudad de Celaya y eran
amigos muy cercanos a don Francisco. El marqués se dedicaba a las inversiones
en minería; también tenía algunos intereses invertidos en negocios ganaderos. Como
buen noble, no hacía ningún trabajo específico; sus administradores, tanto en Nueva
España, como en la Capital, le situaban los fondos suficientes para vivir con
holgura, como correspondía a alguien de su alcurnia. La finca que ocupaba en la
ciudad de Celaya, era más bien como un retiro de verano. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Con la finalidad
de no olvidar a alguno, don Francisco había elaborado una lista de sus
invitados; misma que le serviría para asignarles sus aposentos y sus sitios a la
mesa, debiendo respetar las jerarquías de manera escrupulosa. Así, este era el
orden:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Monseñor Esteban
de Montúfar, vicario y representante del señor Obispo de Michoacán</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Don Juan
María de Estévez, marqués de la Ronda</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Marquesa
doña Inés de Santillana y Estévez</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Don Everardo
de Bustos y Santillana, rico minero de Guanajuato.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Don Fermín
de Bustos, primogénito y heredero de don Everardo de Bustos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Don Jacinto
de Santibáñez, encomendero vecino de don Francisco.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Don
Estanislao Sánchez, importante comerciante del pueblo de Apaseo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Los hijos
del comerciante: José, Manuel, Antonio y Javier Sánchez.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Fray Ramiro Diéguez,
franciscano, párroco de Jerécuaro</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Padre José
de Castillejas, capellán de la hacienda</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Desde luego
que los anfitriones, don Francisco de Urzúa y su hija doña Ana María,
presidirían el banquete; después, al servir el café y los digestivos, las dos
mujeres y los cinco jóvenes, serían invitados a hacer un recorrido por los
alrededores de Puruagua, a fin de que los señores de razón pudieran platicar
sin interrupciones.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Algunos de
los invitados recién llegados, aceptaron compartir el chocolate y los bizcochos;
como habían empezado el viaje en la madrugada, no habían probado bocado desde
la noche anterior. Mas tarde se sirvió un refresco en la huerta, donde se formaron
algunos grupos en pláticas intrascendentes. Por su parte, don Francisco acaparó
a monseñor de Montúfar, haciendo un aparte del resto de los invitados; ya que
se sintió libre de otros oídos, le planteó al religioso sus inquietudes, a lo
que respondió el vicario del Obispo:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Tiene razón
usted, don Francisco, hay motivos suficientes para estar inquietos; la permanencia
de José Bonaparte en el trono de España, nos ha creado muchas dificultades y no
vemos cuando puedan terminar. La Iglesia no debe tolerar que este masón siga
pisoteando los derechos de los españoles.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Pero
entonces, su Señoría, ¿Qué podría ocurrir con Nueva España?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Debemos
sostener, a toda costa, la reivindicación de Fernando VII como rey de España y
que se dé continuidad al virreinato; no debemos permitir que los criollos sigan
pidiendo la autonomía de Nueva España; este país lo hicieron nuestros padres españoles
y deberá seguir en manos de españoles.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Me legra
conocer su postura, monseñor; el motivo de esta reunión de amigos es pedirles
que actuemos como una sola voz en ese sentido; estoy seguro que si alguno piensa
diferente; debe ser por desconocimiento, pero con la guía de usted, todos
caminaremos por la senda que la santa iglesia nos marque.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Délo usted
por hecho, don Francisco, que con esto usted estará ganando indulgencias en el
cielo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">La charla
amable siguió; en tanto unos caminaban por los senderos, otros mas degustaban
los frutos de la huerta; y los jóvenes inventaban juegos inocentes. A la una de
la tarde, un mozo de librea avisó a Don Francisco, que la comida estaba lista
para cuando él lo ordenara; lo que hizo el amo invitando a sus huéspedes a pasar
al comedor. Les fue indicando sus asientos de acuerdo con orden que en un principio
había determinado. La cabecera principal la ocupó él mismo y la del otro
extremo fue tomada por Ana María, lo que la dejaba cerca de los jóvenes; pero
también de los sacerdotes, que los podrían poner en orden en caso necesario. El
que había quedado un tanto alejado de la joven, fue don Fermín de Bustos, lo
que le molestó, sobre todo por las ruidosas atenciones que los groseros hijos
del “tendero”, como con desprecio le mencionaba don Fermín. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">La comida
fue una fiesta de sabores y colores, una competencia entre los platillos de la
cocina española como fabada; cocido de cerdo; pescados diversos en guisos espectaculares.
Por su parte, de la cocina mexicana sirvieron <i style="mso-bidi-font-style: normal;">guajolotl</i> asado con papas y manzanas; barbacoa de borrego; moles rojos
y verdes; en fin, que los comensales se dieron gusto eligiendo los guisos de su
preferencia; todo ello regado con los vinos blancos, tintos y rosados de las
bodegas queretanas de don Francisco. Durante la comida no se abordó ningún tema
que pudiera ofender los oídos de las damas, por lo que se charló de viajes y
amistades; de paseos y meriendas campestres.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Tal como don
Francisco lo tenía previsto, terminada la comida, los comensales fueron invitados
a pasar a la biblioteca, donde se serviría el café y los licores; los jóvenes y
las damas fueron llevados a la huerta, donde habían colocado grandes mesas
cubiertas de blancos manteles, sobre los cuales se sirvieron pasteles, dulces y
aguas frescas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Con la
seguridad de la postura de monseñor de Montúfar, don francisco se dirigió a don
Juan María de Estévez, marqués de la Ronda; bien sabía el anfitrión que este noble
representaba a un influyente grupo de españoles muy cercanos a la corte de
Fernando VII.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Señor marqués
de la Ronda, quiero confesar a usted y a todos los presentes, que me han
honrado con su presencia; que además del honor de tenerlos como invitados, es
también con la intención de conocer la postura de los grupos de que ustedes
forman parte, en relación a la situación política que se vive en nuestra amada patria;
me refiero a la reposición en el trono de don Fernando VII y, desde luego, al
sostenimiento de nuestros privilegios, otorgados por voluntad real y que, de no
actuar de manera decidida, podríamos ver mermados y, tal vez, perdidos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Antes que
otra cosa, don Francisco, quiero agradecerle la distinción que me hizo al
invitarme a su casa, a lo que espero muy pronto corresponder. Con relación al
importante asunto que nos comenta, le contestaré a título personal, pero conociendo
bien la postura de mis amigos y socios; todos ellos personas muy respetables y
que, estoy seguro, respaldarán mi opinión.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">El personaje
se atusó el bigote, tomó su copa con afectados ademanes y bebió un sorbo del fino
licor que le habían servido; con toda calma, como dando tiempo a atraer las
miradas y atención del reducido auditorio.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Como le
decía, querido amigo, mis socios y yo estamos dispuestos a apoyar, de forma
económica, las gestiones que sean necesarias para que sea repuesto en el trono
de España, nuestro amado rey, don Fernando VII y mandar a su tierra a ese
vulgar de “Pepe botella”, borrachín que además es un masón irredento que no me
explico cómo Su Santidad lo ha tolerado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Tiene usted
razón, respondió don Francisco y al respecto de la masonería, yo me pregunto
qué habrá de cierto que algunas personas respetables se reúnen a conspirar,
bajo el disfraz de “reuniones literarias”, en alguna casa de Querétaro. Usted,
señor Marqués, que vive algunas temporadas en esa hermosa ciudad, ¿sabe algo al
respecto?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Bueno,
respondió el noble, en verdad esas personas no son de mi círculo social, pero
sí, algunas noticias me han llegado y sé, de buena fuente, que se reúnen curas;
con el perdón de monseñor, militares y políticos locales; pero hasta la fecha
no se les ha podido comprobar nada, siendo aceptado que las reuniones en efecto
son culturales.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Permítanme
intervenir, dijo el representante del obispo; lo señalado por el señor marqués,
es de interés para la Iglesia. Es cierto, dos sacerdotes, un tal don Miguel
Hidalgo y un su hermano, don Mariano, son invitados frecuentes a dicha casa. Lo
que sabemos de estos sacerdotes, es que son personas de una gran inteligencia y
que destacaron por su cultura y capacidad en el Seminario de Valladolid;
inclusive don Miguel fue rector de esa santa institución, por lo que yo pienso
que sí son reuniones literarias y los sacerdotes compartirán su amplia cultura
con sus contertulios.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Pues me
habeiz de dispenzar, ─dijo el rústico comerciante─ pero yo he sabido que lo que
esa gente buzca, es la autonomía de la capital y que a los criolloz y mestizos
les den cabida en el gobierno de Nueva España; lo que ellos buscan es que, al restituir
en el trono a don Fernando VII, éste nombre un rey para Nueva España, pero
autónomo de España. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Si los
caballeros me permiten, ─intervino la Marquesa de Santillana entrando decidida
a la biblioteca─ yo conozco a algunas de las damas que asisten a esas
tertulias, como la señora doña Josefa Ortiz, esposa del corregidor Domínguez y
puedo asegurarles que esta dama posee una amplia cultura, por lo que no es de
dudar que la charla literaria sea la finalidad de tales reuniones. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Gracias,
por su amable opinión, señora marquesa, ─agradeció don Francisco─ y sea bienvenida
a esta reunión. Y usted, señor de Santibáñez, ¿nos puede dar alguna opinión al
respecto? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">El encomendero
se levantó, mirando a la concurrencia que esperaba conocer el punto de vista de
ese sector importante en la sociedad Colonial. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Don
Fernando, ─inició─ quiero agradecerle la invitación; aunque vecinos en nuestras
encomiendas, por el mismo trabajo pocas veces nos vemos. Al igual que usted,
deseo que sea repuesto en el trono nuestro señor, don Fernando VII; pero considero
que debe continuar el virreinato como hasta ahora; esa es la forma de poder
controlar a estos naturales; son como animalitos de la Creación, que requieren
que tomemos las decisiones importantes para llevarles la vida de Jesús. Por lo
tanto, cuenten conmigo para apoyar esta idea, en la forma que la mayoría disponga.
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Tocó el
turno a don Everardo de Bustos y Santillana, rico minero de Guanajuato y padre
del pretendiente de doña Ana María de Urzúa, heredera de la fortuna de don
Francisco. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Yo
considero, que las cosas no deben cambiar en Nueva España; con nuestro esfuerzo
y trabajo hemos dado gran ayuda al crecimiento de nuestra amada patria, ahora
sometida a los odiosos franceses. Pensar en Nueva España como un reino
independiente y autónomo, sería traicionar a nuestro amado rey, don Fernando;
por lo tanto, me sumo a la idea de apoyar su reposición en el trono de España y
en la salida del borrachín Bonaparte. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Ahora intervino
Monseñor Esteban de Montúfar, quien se dirigió primero al encomendero, don
Jacinto de Santibáñez, felicitándolo por su piadosa forma de pensar, en cuanto
a esas criaturitas que eran los indios, siempre necesitados de la mano y lucidez
de los españoles de buen corazón. Enseguida se dirigió a Fray García Diéguez,
franciscano y párroco de Jerécuaro. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Me gustaría
escuchar, hermano García, dijo el vicario entrelazando los dedos de las manos
sobre su abultado vientre, ¿cuál es la postura de vuestra Orden?; algo habrás
oído, respecto a este asunto que estamos ventilando. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">El
franciscano miró a su superior, jugueteando entre sus manos con la copa de fino
cristal, sopesando las palabras que pronunciaría. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Monseñor,
estoy de acuerdo con ustedes y esa es la postura de la Orden, en cuanto a la
situación de nuestro Rey don Fernando y la continuidad del virreinato; en lo
que difiero, tanto de usted, como de don Jacinto de Santibáñez, es en la idea
de que los indios naturales son incapaces mentales; tanto por mi diario trabajo
parroquial, como por el conocimiento que tengo del desempeño de hermanos
nuestros; consagrados ya y que son indígenas puros; que han demostrado una
inteligencia igual y en ocasiones superior, al promedio de los españoles; así
también, estar dotados de una gran sensibilidad. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Cuando el
franciscano terminó de hablar, se hizo un pesado silencio, por lo que el padre José
de Castillejas, capellán de la hacienda, intervino para romper tan incómodo
ambiente: </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Lo importante
en este momento, es que lleguemos a algún consenso con relación al negocio
planteado por don Francisco y, hasta donde alcanzo a ver, todos estamos de
acuerdo en que nuestro rey, don Fernando, debe ser repuesto en el Trono; ¿estoy
en lo correcto, don Francisco? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—En efecto,
Padre Castillejas, ese es el punto central de nuestra reunión, por lo que yo
les invito a que levantemos nuestras copas para brindar y pedir a Dios Nuestro
Señor y a su Hijo Jesucristo, por una larga vida a nuestro amado Rey, Fernando
VII. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Amén, terminó
el vicario, aún medio amoscado por las palabras del franciscano. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<h2 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial; font-size: small;">Serafín </span></h2>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">En tanto se
desarrollaba esa reunión de notables personajes de la región de Puruagua,
Serafín<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> y</i> sus amigos se encontraban
reunidos en las grutas de San Agustín; habían recibido un aviso para que se pusieran
en contacto sin tardanza con el padre de Serafín, Anselmo, que ya para entonces
contaba con un buen grupo de seguidores; tanto de Jerécuaro, como de Acámbaro,
donde estaba en contacto con doña María Catalina Gómez de Larrondo, una
valiente mujer decidida a colaborar con el movimiento libertario que se estaba
gestando. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Cuando padre
e hijo se encontraron, se unieron en efusivo abrazo, como queriendo borrar
tantos años de separación forzosa. Anselmo felicitó a su vástago por el
descubrimiento de las grutas, pero, sobre todo, por la habilitación que él y
sus amigos, Ignacio y Domitilo, habían hecho de tal lugar; eran tan amplias y
bien ventiladas, que podían albergar a un ejército sin ser descubierto. Desde
luego que Serafín necesitaba saber cómo se estaba presentando la situación; tenía
necesidad de poner a salvo a su madre y a Ana María; su padre entendía y
compartía la preocupación de su hijo y estaba consciente de que deberían poner
a salvo a su amada Juana. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">El chamán,
abuelo de Serafín, se encontraba también en la gruta y se afanaba en atender a
cualquiera que se lo solicitara. Como ya se había establecido la gruta como
cuartel general, había mujeres y niños, aquellas haciendo comida y tortillas;
éstos correteando en busca de aventuras por las varias salas que componían las
grutas, que, para seguridad de todos, estaban claramente marcadas, a fin de
evitar extravíos que podrían resultar fatales. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">─Venerable
abuelo, ─dijo Serafín con respeto─ el señor cura Hidalgo, del pueblo de Dolores
y que está al frente de este movimiento, me recomendó que, como curandero,
tenía que pensar en que atendería heridos en la batalla, por lo que necesitaría
plantas para limpiar las heridas, otras para que cerraran y, en caso necesario,
que les quitaran el dolor a los heridos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">─Así es,
Serafín, va a ser necesario. Pa limpiar las heridas y mataduras, lo mejor es la
charanda, arde bien harto, pero si no se hace, se agusana la herida. Pal dolor,
lo mejor es agua de jícama con pingüica. Pero como pa curar a cualquiera,
necesitas hacer la oración y nuestro dios <i>Curicaveri</i> te indicará lo que
deberás usa y si el enfermo vivirá o no.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">El viejo
chamán siguió instruyendo a Serafín, que escuchaba con atención para guardar en
su memoria toda la información.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">─Pero no te
desinquietes, Serafín, yo estaré a tu lado un poco más, aunque ya mi vela se
está apagando. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Como ya habían
visto en visitas anteriores, había agua suficiente para abastecer a los
ocupantes, pero hubo que reglamentar su uso, a fin de no contaminarla. Se dejó
sin tocar la caverna más alejada, de ella manaba el agua, formando una pequeña
cascada que caía a una poza; luego el agua corría a lo largo de todo el sistema
de cavernas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">En seguida
se determinó que la segunda laguna se destinaría al abasto de agua potable, por
lo que se tenía prohibido acercar animales o hacer otro uso que no fuese el de
beber; en la tercera caverna parecía que el agua se perdía por un hueco en el
piso, pero metros adelante, en la caverna cuatro, volvía a fluir y en ese sitio
y mediante ciertas obras de abrevadero, se daba de beber a los animales,
cuidando que no la ensuciaran. En la cueva cinco, que tenía buena ventilación
por medio de varios tiros que desembocaban en lo alto del cerro, se hizo una
palizada y se construyeron las letrinas y baños para los hombres; se practicó
una canalización para hacer correr un pequeño brazo de agua que mantendría
limpias las letrinas y proporcionaría agua para el baño de los hombres. En la
última caverna, más grande que la anterior y destinada al uso de mujeres y niños,
se hicieron las mismas instalaciones que para los hombres, pero además se arrastraron
piedras planas que servirían para el lavado de la ropa. La mayor parte del agua
que discurría por las cavernas se deslizaba hacia las profundidades de la
montaña y solo un poco manaba como manantial a la mitad del cerro, por lo que
se consideró que no habría motivo qué temer de verse descubiertos por el agua
que escurría. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Esa última
laguna, de poca profundidad y fondo de suave arena blanca de polvo calizo, era
la gran diversión para los niños; se divertían en el agua, en tanto sus madres
lavaban la ropa de la familia. A diario partían mensajeros que, disfrazados de
arrieros y carboneros, salían de las grutas para llevar y traer noticias, siempre
en su lengua nativa; transportaban provisiones y armas, plantas medicinales de
todo tipo y materiales para cuidar a enfermos y heridos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Se habían
establecido los talleres necesarios para forjar armas. No se tenían hornos para
fundir metales, por lo que requerían que les proporcionaran trozos de metal
para forjarlos en las rústicas fraguas. Empezó a ser común que se perdieran
partes de los implementos de labranza, sin que los capataces atinaran a saber
dónde se habrían perdido; piezas que días después salían entre una carga de
leña o de carbón. Doña María Catalina Gómez, la valiente vecina de Acámbaro,
siempre les tenía alguna noticia o les enviaba materiales y alimentos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">—Díganle a Anselmo
que esté preparado; he sabido que se espera el alzamiento para el mes de
diciembre. Ya he enviado mensajeros a Churumuco, para avisar al señor cura
Morelos que esté prevenido. Yo les avisaré en cuanto ocurra. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Cuando
recibió la noticia, Anselmo se reunió con sus hombres de confianza, a fin de
acelerar la fabricación de armas y el acopio de materiales para la elaboración
de pólvora; ésto lo venían haciendo por recomendación de algunos militares que
estaban dispuestos a apoyar el levantamiento; por lo que Anselmo comisionó a
varias personas para buscar el azufre. El salitre y el carbón lo obtenían en la
misma caverna; la fórmula recibida era de siete y media partes de salitre; una
y media de carbón y una parte de azufre. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Para la
forma de fabricación, se instruyó a un arriero, que resultó ser un hábil
artesano; después de algunas sesiones de práctica, realizadas en San Miguel el
Grande, se volvió a la caverna para encargarse de la producción. Este fue el
proceso de fabricación que le indicaron: Mezclar los tres componentes reducidos
a polvo y mojados; formar obleas y dejar que se sequen; cuando estén secas,
desmenuzar las obleas y el polvo pasarlo por un tamiz, obteniendo la pólvora en
distintos tipos de granulación, que se destinaban a diferentes usos, pistolas,
mosquetes, cañones y polvorín, la más fina, utilizada para el cebado de
cazoletas de todas las armas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Siguiendo
las instrucciones de los militares, los rebeldes empezaron a hacer bolitas de
arcilla, las que luego quemaban sobre comales. Todo esto se fue almacenando en vasijas
de barro y barriles de madera, dentro de una pequeña gruta, alejada de la
humedad y de alguna flama accidental. Con el pasar de los días, el movimiento
constante de la gente y el humo provocado por las cocineras y los herreros, las
colonias de murciélagos se fueron mudando de cuevas o buscando sitios
apartados, dentro del mismo complejo de cuevas, utilizando nuevos tiros para
entrar y salir de sus madrigueras. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">En
ocasiones, Serafín se quedaba a dormir en su jacal de Puruagua, a fin de poder
hablar con su madre; pero sobre todo, para entrevistarse con Ana María, que
siguiendo sus indicaciones y sin que don Francisco sospechara nada, habían ido
llevando algunos arcones con ropa, joyas y libros, así como alimentos varios al
pasaje secreto que tenía la hacienda; ya en su momento, Ana María trataría de
hablar con su padre, en el caso de que las cosas se pusieran difíciles, a fin
de que los acompañara a lugar seguro, como se había comprometido el mismo
Serafín. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-family: arial;">Así fueron
pasando esos días, entre el trajinar dentro de la caverna y sus viajes furtivos
para ver a su amada. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 150%;"><span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif" style="font-size: large;"><br clear="all" style="break-before: page; mso-special-character: line-break; page-break-before: always;" /></span>
</span><b></b><i></i><u></u><sub></sub><sup></sup><strike></strike></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6307207826539190148.post-18795787523271269422020-03-21T17:40:00.001-07:002021-10-08T08:21:30.711-06:00Las grutas de la - Capítulo 15<div style="text-align: justify;">
</div>
<h2 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial; font-size: small;">Capítulo 15</span></h2><h2 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial; font-size: small;"><br /></span></h2><h2 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial; font-size: small;">La revuelta </span></h2><div><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">El final del
verano se estaba presentando con un poco de frío. Las últimas lluvias
veraniegas azotaban los caminos, que estaban convertidos en auténticos barriales,
donde era difícil el paso de los animales y casi imposible el tránsito de
carretas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">El domingo dieciséis
de septiembre, fray García Diéguez, franciscano, párroco de Jerécuaro, que se
había comprometido con el Padre Miguel; estaba terminando de oficiar la misa de
ocho, cuando vio llegar a Anselmo, quien apresurado se dirigió a la sacristía;
cuando hubo terminado el oficio, el religioso se dirigió al encuentro con
Anselmo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—¿Qué ocurre
Anselmo?, te veo muy agitado y me alarmas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—¡Que ya ha
empezao, Padre!, ─dijo casi sin aliento, mirando en todas direcciones para
cerciorarse de que no había extraños─. Esta mañana ha llegao un enviado de don
Miguel y nos dice que fueron descubiertos, por lo que se tuvo qué adelantar el
levantamiento. En la madrugada han liberado a los presos y todo el pueblo se armó
de lo que pudo. Al grito de "¡Viva la Virgen de Guadalupe!, ¡Abajo el mal
gobierno!, ¡viva Fernando VII!", se lanzaron hacia Atotonilco, donde el padre
Hidalgo tomó la imagen de la Virgen de Guadalupe para llevarla como estandarte.
Lo más preocupante es que un grupo de descontentos van gritando consignas en
contra de los españoles y me temo que esto pueda degenerar en excesos; según
los informes, ahora se dirigen a Guanajuato cruzando la sierra de Santa Rosa. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Gracias por
avisarme, Anselmo; vuelve ahora a la gruta y carga las armas y municiones en
los animales, yo hablaré con mi gente de confianza y nos encontraremos en el
camino a Acámbaro; mientras tanto, yo le mandaré recado a doña María Catalina
Gómez de Larrondo, para que haga lo propio; ella tiene instrucciones de pasar
la noticia al padre Morelos y que Dios nos ilumine y en su infinita
misericordia perdone nuestros pecados. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Amén, ─respondió
el indígena y salió a cumplir con su misión─. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Tal como lo
temía Anselmo Casimiro, el grupo de resentidos contra los españoles iba
gritando ¡Vamos a matar gachupines!, lo que dio lugar a lamentables hechos de
sangre contra gente inocente; eso ya no se podía detener. A media mañana del día
veintiocho de septiembre, el grupo rebelde llegó a Guanajuato. Las calles
estaban desiertas; ya había llegado la noticia del levantamiento. Las autoridades
y notables de la ciudad se habían refugiado en la alhóndiga de Granaditas, resguardados
por un batallón de realistas, que custodiaban los granos que se almacenaban en
el lugar. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">El
Intendente Juan Antonio Riaño mandó a la guardia cerrar las puertas para evitar
el paso de la turba. Los macizos portones de mezquite fueron cerrados y desde
la azotea, los soldados disparaban a todo aquel que se atreviera a acercarse a
la puerta. Mientras los insurgentes se desesperaban por no poder tomar el
edificio, se acercó al cura Hidalgo un hombre, Juan José de los Reyes Martínez,
a quien apodaban “el pípila”; decían que tenía cara de guajolote, que le
propuso quemar la puerta para poder entrar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;"> —Pero hombre de Dios, ─repuso el Sacerdote─
¿cómo supones que podremos llegar a la puerta?, los soldados que están en la
azotea nos acabarían en pocos minutos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Perdone, padrecito,
pero si uste lo permite, yo lo puedo intentar, si me colocan una loza en el
lomo, me puedo acercar y pegarle fuego a la puerta. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">El Cura
Hidalgo lo vio alejarse, cerca de él se encontraba su hermano Mariano, a quien
preguntó: </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—¿Sabes quién
es este hombre, Mariano?, ─señalando a quien le acababa de proponer quemar las
puertas de la alhóndiga─. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Sí, le conozco,
se llama Juan José de los Reyes, lo conocen como “el pípila” y es oriundo de
San Miguel el Grande, es un minero de La Valenciana. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Me acaba de
proponer quemar las puertas para poder tomar el edificio. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Es esa
plática estaban cuando vieron que el referido Juan José, con una losa atada a
la espalda, llevando un atado de leña y una antorcha; se acercaba avanzando agachado
a la puerta principal de la alhóndiga y le pegaba fuego a la puerta. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Los disparos
que desde la azotea hacían los guardias, rebotaban contra la losa que protegía
al valiente. Luego de unos minutos, la puerta entera era consumida por el fuego,
penetrando las fuerzas Insurgentes, ante el terror de los españoles guarecidos
en ella. La lucha duró varias horas, la Guardia Real ofreció una escasa
resistencia; se vieron sometidos por la superioridad numérica de los atacantes.
Fue una matanza terrible; lo mismo cayeron militares que civiles. La turba
enardecida no respondía más que al instinto, liberando el rencor acumulado por
tantos años de abusos recibidos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Anselmo se
encontraba supervisando la carga de los animales con las armas, municiones y
pólvora que habían logrado acumular; organizando a la gente, de a pie y de a
caballo, que saldría para escoltar el envío que hacían a las fuerzas insurgentes
y que mandarían a Acámbaro, para ponerlo a disposición del cura Hidalgo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">En las
primeras horas de la tarde tenía todo dispuesto, partiendo cuando la noche
empezaba a caer, a fin de evitar cualquier enfrentamiento que pudiera poner en
peligro toda la operación; aunque aún no tenía noticias del avance insurgente,
consideraba que no llegarían a Acámbaro antes del lunes por la tarde. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Cuando
llegaron a la casa de doña María Catalina Gómez, se enteraron de que ella ya
había lanzado a sus seguidores, armándolos de puñales y machetes, a someter a
la escasa guarnición de la plaza; lo que había logrado, haciendo preparativos
para defender la ciudad; no dudaban que el general Calleja pronto se enteraría
de la situación e intentaría retomar esa importante plaza. Felicitó a Anselmo
Casimiro y recibió con beneplácito las armas y municiones que llevaban. Hacía
unas horas que había enviado mensajes al cura Morelos, enterándolo de la situación,
a fin de que estuviera alerta a los acontecimientos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-left: 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Doña Catalina tuvo amistad con
Miguel Hidalgo y Costilla. Acompañada de su cajero y el torero Luna marchó a su
hacienda San Antonio para reclutar un pelotón de peones a los que armó con
puñales, machetes y pistolas para atacar una comitiva de europeos con destino a
Valladolid. Dejó heridos a todos los viajeros, y después los entregó al
ejército independiente en Acámbaro </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="line-height: normal; margin: 6pt 0in 6pt 70.6pt; text-align: justify;">
<i><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">“María Catalina escribió la siguiente carta a
Hidalgo: "Habiendo sabido que pasaban por este pueblo tres coches con
europeos con destino a Valladolid, hice que mi cajero auxiliado con algunos
sujetos saliese a aprehenderlos; suponiendo que de este modo servía a vuestra
excelencia, y cooperaba a sus ideas. Se logró en efecto la acción prendiendo al
conde de Casa Rul, intendente del expresado Valladolid y al teniente coronel de
Dragones de México, pero con tanta ventaja que para nuestra parte no se derramó
una gota de sangre y para la de ellos todos quedaron gravemente heridos. Yo
quedo gloriosamente satisfecha de haber manifestado mi patriotismo y deseosa de
acreditar a vuestra excelencia los sentimientos de amor y respeto que tengo a
su persona. Dios guarde a vuestra excelencia muchos años. Acámbaro octubre 7 de
1810". (Wikipedia)</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Al cuidado
de Serafín habían quedado unos cuantos hombres, quienes continuaban fabricando
pólvora y municiones; así como los herreros trabajando en las fraguas. Los
hombres viejos ahora colaboraban como arrieros, buscando los materiales
necesarios y acarreando leña para el abastecimiento de los habitantes de la
gruta. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Cuando tuvo
todo organizado, acompañado de sus inseparables amigos Ignacio y Domitilo,
Serafín se encaminó a la hacienda de Puruagua, para poner sobre aviso a su
madre y a Ana María y, de ser posible, también a don Francisco de Urzúa. Cuando
llegaron ya estaba obscuro y penetraron por la puerta de la huerta, encontrando
a Juana en la cocina, ignorante de lo que estaba sucediendo en las ciudades
cercanas a la Villa de Dolores. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Buenas noches,
mamacita, saludó Serafín cariñoso. Necesito hablar con Ana María y con don Francisco,
si es posible. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—‘Orita tan
merendando, mejor esperamos a que terminen, pos luego se enmuina el patrón si
les interrumpo, pero siéntense pa servirles un taco. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Juana sirvió
unos platos de frijoles y tortillas calientes a los muchachos y salió rumbo al
comedor, para ver si algo se ofrecía a los patrones; entró sigilosa y se apostó
cerca de la mesa de servicio, donde estaban las cacerolas con los alimentos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Don Francisco
cenaba en silencio; Ana María se dio cuenta de la presencia de su nana, a quien
miró y entendió que algo quería decirle. Luego salió Juana, en el mismo
silencio con que había entrado al comedor. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Al terminar
de cenar y con el permiso de su padre, se levantó de la mesa y se dirigió a la
cocina. Cuando vio a Serafín corrió a abrazarlo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—¡Serafín,
Serafín!, ¡qué bueno que viniste!, te extraño tanto… </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Yo también
te extraño, Ana María, pero he estado muy ocupado y vengo a prevenirlos, ─dijo
mirando a ambas mujeres─ nos han avisado que ya empezó el levantamiento que se
esperaba hasta diciembre; no sé cuántos días tarde en llegar aquí, pero no creo
que sean más de dos; mi padre ya debe estar en Acámbaro y yo quiero llevarlas a
lugar seguro; si tu padre lo desea, también lo llevaremos; puede haber violencia
contra los españoles. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Las mujeres
se miraron asustadas; no esperaban que la situación se desarrollara tan pronto.
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Déjame
hablar con mi padre, Serafín; ya sabes cómo se enoja cuando te ve en la hacienda,
espero hacerlo entrar en razón. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">La joven
salió presurosa en busca de su padre, a quien encontró aún en la mesa,
pensativo, en tanto degustaba una copa de vino. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Papacito,
quiero hablar con usted… </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Dime, hija
mía, ─respondió levantando la vista para mirar a Ana María, dándose cuenta de que
la chica se encontraba agitada, nerviosa─. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—He recibido
noticias de que ya empezó el levantamiento de que se ha estado hablando; se
teme que la chusma empiece a matar españoles, o a quienes piense que lo son. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No te
preocupes, Ana María, no se atreverán a desafiarme; bien saben que no lo
permitiría y mi venganza sería terrible. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No se
confíe, papacito, mejor vamos a lugar seguro, Serafín está aquí para llevarnos
a donde no nos puedan hacer daño. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No
menciones a ese mal nacido, solo nos llevará a entregarnos con los rebeldes,
con los de su calaña. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Perdone que
lo contradiga, papacito, pero Serafín es bueno y solo busca que no nos vayan a
hacer daño, nos protegerá a mi nana Juana y a mí y si usted lo acepta, también
a usted, nos llevará a lugar seguro. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Si estás
tan segura, ─repuso obstinado don Francisco─ vete tú con la nana Juana, pero
dile a ese sinvergüenza que, si algo te sucede, lo despellejaré vivo con mis
propias manos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">La joven
abrazó a su padre y le hizo prometer que, si se veía en peligro, no dudara en
mandar buscar a Serafín con cualquiera de los sirvientes, ellos sabían cómo
hallarlo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Ana María
volvió a la cocina, al lado de su nana y Serafín; Juana ya tenía preparado un
atado con sus pocas pertenencias; la joven se colocó sobre los hombros una capa
de viaje y se caló el sombrero; los tres se dirigieron al pasaje, cuya entrada
estaba disimulada entre la paja del granero; Serafín retiró la paja, dejando al
descubierto una portezuela de no más de una vara de alta; sirviéndose de una
barra, el muchacho abrió la portezuela, tomó una antorcha apagada que había en
el granero y mojándola en aceite la encendió; luego penetró al pasaje, sin
permitir que le siguieran las mujeres, hasta estar seguro que no tendrían
contratiempos. Con la antorcha fue quemando las grandes telarañas que con el
paso del tiempo se habían formado. Rápido recorrió el pasaje hasta llegar a la
salida, medio oculta por la vegetación, donde ya le esperaban sus amigos, quien
al verle se levantaron para recibirlo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Qué pues,
Serafín, ¿ya vienen las mujeres?, ─preguntó Agustín─. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No, amigos,
solo entré yo a explorar el pasaje, pero ya me esperan en la entrada, ahora
regreso por ellas; buscaré a alguien que vuelva a ocultar la entrada. Es
posible que me dilate; tenemos que meter algunas cosas de valor de Ana María,
para después irlas llevando de a poco. Yo creo que mejor se van pal frente de
la hacienda; así pensarán que yo estoy con mi madre y mañana, antes de que
salga el sol, nos veremos aquí mismo. Por favor, vean la manera de conseguir
unos caballos para las mujeres; por mi parte lo comentaré con Ana María, para
ver si pueden ser caballos de la hacienda, más tarde les mando la razón,
espérenla junto al árbol. Donde se juntan los hombres por la noche. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Ta güeno, ─repuso
Domitilo─ tú no te dispriocupes, que pa eso semos tus ayudantes, ¿qué no? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Sonriendo
ante los disparates que hablaba su amigo, Serafín les agradeció su cooperación
y se regresó por el pasaje, donde ya le esperaban, ansiosas, Ana María y la nana
Juana. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Todo está
despejado, les dijo para tranquilizarlas, pero yo creo que debemos traer tus
pertenencias de valor, le dijo a Ana María; de otra manera las puedes perder,
si tienes dinero o joyas, te podrán servir más adelante. Vamos a la casa,
mientras yo hago otros preparativos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—También es
necesario, Ana María, que le digas al caballerango que muy temprano te tanga
listos dos caballos y se los deje a Agustín y Domitilo; te van a llevar de paseo,
pero debe ser antes de que salga el sol, los muchachos estarán esperando al
frente de la hacienda. ¿Considera que sea de confianza? No debe decírselo a
nadie. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No te
preocupes por eso, ─contestó la nana Juana─ yo me encargo de que lo haga alguien
de toda nuestra confianza, tú asegúrate que estén los muchachos para recibir
los caballos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Esa misma
noche llegó un carruaje llevando a un personaje que buscaba a don Francisco de
Urzúa; era cerca de la una de la mañana cuando el conductor del carruaje se
apeó para llamar a la puerta de la hacienda, luego de largos minutos abrió la
puerta uno de los sirvientes, medio amodorrado y envuelto en una cobija. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—¡Qué
escándalo, amigo!, ¿no ve que la gente se encuentra dormida? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pos han de
perdonar, ─habló el cochero─ pero el patrón quiere palabriar con don Francisco,
dice que’s urgente y, pos el mandao no es culpable, ¿Qué no? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Bueno, pos
así la cosa cambea, ¿y quién es el patrón?, porque si voy a despertar a don Francisco
y no le llevo la razón completa, pueque me ande cintareando. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Dile que
don Everardo de Bustos, viene de Guanjuato. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">El sirviente
se perdió en la obscuridad de las galerías; solo se escuchaban los pasos a todo
correr por los largos pasillos. Poco después se empezaron a encender las luces
y el sirviente volvió a la puerta, dejando entrar al carruaje, luego condujo al
visitante a la sala, donde le ofrecieron un café, que aceptó gustoso, en tanto
llegaba el hacendado. Al cochero lo llevaron a la cocina principal, donde le
sirvieron de cenar. Cuando don Francisco se presentó en la sala, don Everardo
se levantó del equipal y se apresuró a ir al encuentro del anfitrión. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Don
Francisco, ─dijo tendiendo la mano─ gracias por recibirme, le traigo noticias
muy graves; este medio día una chusma encabezada por un cura, el tal Miguel
Hidalgo, ha tomado la alhóndiga de Granaditas y han pasado a cuchillo a los
españoles y criollos que se encontraban en el lugar; la Guardia Real ha sido
superada por la cantidad de gente vociferante, armada con palos y hoces. Fue
algo horrible, yo he podido escapar, aunque no pude saber de Fermín, mi hijo; se
había ido de paseo a la presa de los Pozuelos. He venido a ponerle sobre aviso
y a pedirle me dé asilo por unos días; temo que, si regreso, puedan matarme.
Hemos despachado mensajeros a México, pero tardarán dos o tres días en llegar y
otros tantos en volver con alguna respuesta. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—En verdad
me habéis alarmado, don Everardo; aunque hace unos momentos mi hija me hizo algunos
comentarios; me parecía imposible que la chusma se quiera enfrentar al ejército
Real. Por lo demás, no se preocupe, querido amigo, que aquí estará usted
seguro, voy a dar órdenes de que se mantenga una vigilancia constante para que
no nos vayan a sorprender. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Por lo
pronto, vamos a descansar, le mostraré su habitación; ya mañana tomaremos
alguna decisión. Supongo que usted no ha cenado, así es que pasemos al comedor
y enseguida le servirán algo caliente. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Los amigos
se dirigieron al comedor y don Francisco impartió algunas órdenes a unos
sirvientes que estaban en espera de instrucciones del amo. Mientras llevaban
algún alimento, don Francisco sirvió una copa de coñac a su huésped y se sirvió
otra para él; se daba cuenta que la noche podría ser larga. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Pretextando
algunas diligencias a realizar, don Francisco dejó solo a don Everardo y se
dirigió a los aposentos de Ana María, a quien encontró colocando algunas
prendas en un baúl, ayudada por la nana Juana. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Hija mía, ─dijo
abrazando a Ana María─ tenías razón en lo que me contaste, ya se ha iniciado la
revuelta en Guanajuato y debemos esperar muchos problemas; vete con tu nana y ese
muchacho, Serafín. Dile que te proteja, ya veré cómo recompensarlo, tu
seguridad es lo más importante para mí. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Venga con
nosotras, papacito, yo me moriría si a usted le sucede algo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No puedo
ahora, hija mía, recién ha llegado don Everardo de Bustos y me ha contado de las
atrocidades que se están cometiendo; se quedará unos días en la hacienda y yo
debo ver que todo esté bien; espero que la violencia no llegue a la hacienda,
en todo caso, si veo que hay peligro, iré en tu busca. ¿Sabes a dónde las
llevará Serafín? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No lo sabemos,
don Francisco, intervino la nana Juana, ni creo que nos lo digan; pero si lo juzga
necesario, mande un peón a que lleve una razón a Serafín, le aseguro que
llegará a él y vendrá de inmediato si usted le necesita. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Gracias,
Juana, ─era la primera vez que le agradecía algo a la mujer─ pero me respondes
con tu vida por la seguridad de Ana María. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Le aseguro
que estará bien, don Francisco, si mi hijo viene por nosotras, es que nos
llevará a donde no corramos ningún peligro. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—A propósito,
papacito, ─dijo Ana María─ me llevaré dos caballos y partiremos antes del
amanecer, si quiere usted hablar con Serafín, saldremos por el granero. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Por qué por
el granero, ¿van a tirar alguna pared? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No,
papacito, en ese sitio está la entrada a un túnel que nos lleva hasta el río,
será bueno que usted lo conozca, por si necesita escapar sin ser visto. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Tal como le
aconsejó Ana María, don Francisco estuvo puntual en el granero, ya Serafín
había metido el baúl de la joven y solo esperaban despedirse de don Francisco. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Papacito, deme
su bendición, y espero que nos podamos reunir muy pronto, yo estaré esperando
noticias suyas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">La joven se
acercó a su padre, le abrazó y besó en ambas mejillas, mientras las lágrimas
inundaban sus ojos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Serafín, ─dijo
dirigiéndose al joven─. Sé que no hemos tenido una buena relación, pero siempre
has protegido a mi hija; hoy la pongo en tus manos y espero que me la devuelvas
sana y salva, yo te recompensaré. Dime a dónde las llevarás.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Perdone, don
Francisco, pero por nuestra propia seguridad no se lo puedo decir; pero si
necesita mandar alguna razón, dígale a cualquier peón que me la lleve y me
llegará, téngalo por seguro. Solo le pediré que ordene que, cuando nos vayamos,
cierren la puerta del túnel y le amontonen la paja, para volverla a disimular. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No te
preocupes, muchacho, que así lo haremos, que Dios los acompañe y, si te es
posible, hazme saber que están bien. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Los dos
hombres se miraron a los ojos y se estrecharon las manos, cerrando una brecha
que estaba abierta desde siempre; se encontraron dos seres humanos con un mismo
fin, la protección de Ana María, depositaria de dos amores distintos, pero
igual de intensos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Cuando las
tres personas se perdieron en la obscuridad del túnel, don Francisco cerró la
puerta y él mismo echó paja contra el muro, volviendo a quedar fuera de la
vista de cualquier curioso. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Protegidos
por la obscuridad de la noche, que no se decidía a amanecer, los tres amigos
caminaban guiando a los caballos del ronzal, llevando a cuestas los dos amores
de Serafín, su madre y Ana María; cuando los primeros rayos del sol tocaron la
cumbre de la sierra de San Agustín, los cinco caminantes se encontraban seguros
en el interior de la gruta, ante el asombro de las mujeres y las miradas
curiosas de los habitantes del lugar. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;"> </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<h2 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial; font-size: small;">La vida en la gruta</span></h2>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Tomás, Silvestre y Atilano se encontraban rodeados de hombres maduros y
jóvenes, todos deseosos de escuchar las historias que los tres viejos les
contaban. Atilano, el viejo invidente, era el que mejores historias se sabía,
o, cuando menos, quien les ponía mas sabor; tal vez algunas partes de las historias
las inventara, pero en todo caso, imaginación tenía, pues entretejía hechos
reales con sus propias fantasías, haciendo historias fascinantes, pintorescas y
muy estimulantes para las mentes jóvenes. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Cuéntanos, Tomás, tú eras caballerango de la hacienda y debes haber
conocido historias. ─Pidió don Atilano─.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Es verdá, yo mesmo era caballerango, pero ya habían pasao cien años
desde la historia que cuenta Atilano, cuando yo era chamaco, fue cundo empezó la
“bola”. Siempre me ha parecido curioso que hayan sido cien años justos lo que
separa a las dos revoluciones importantes de México. Pero volviendo a la
historia, lo que yo escuchaba de escuincle, era que, pa bien de Puruagua, nunca
pasaron por aquí los ejércitos en lucha, pos siempre ganaban pa Acámbaro o pa
Querétaro y al pueblo no lo tocaron, por esa razón la hacienda se conservó,
cuando más sufrió fue cuando la mentada Reforma Agraria; tonces sí la pasamos más
canija, sobre todo los patrones, pos les quitaron todo; casi, solo les dejaron
el casco de la hacienda y doce hectáreas de tierras y no se crea que fue para
beneficiar a los peones, nada de’so, pos a nosotros nos dieron tierras en el
monte, entre las piedras y las buenas tierras se les quedaron los líderes y
políticos; eran gente que no sabía cuál era el tallo y cuales las raices, pero
se hicieron ejidatarios, onque nunca venían a sus tierras, pos las alquilaban. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">–Pero, ¡Ah qué muchachos estos!, ya me hicieron salir de la historia, ya
tense sosiegos, pa poderme acordar bien. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Don Tomás siguió el relato de Atilano:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pos como nos
dijo Atilano, los muchachos y Juana llegaron a la gruta en San Agustín, en
tanto don Francisco se quedaba en la hacienda, acompañando a don Everardo,
pensando que en ese lugar no tendrían problemas. Pa su buena suerte, el
movimiento ganó pa Acámbaro, onde los esperaba doña María Catalina Gómez de
Larrondo, quien días antes había sorprendido a una partida de soldados
realistas que transportaba oro y dinero. Días después, en la mañana del domingo
había detenido unas carretas, donde viajaban algunos principales rumbo a
Valladolid, la gente de María Catalina hirió a todos los viajeros y los
llevaron presos; antes habían tomado el control del pueblo y estaban preparando
las defensas, previendo que Calleja tratara de recuperar la importante plaza. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Solo unos
cuantos peones, enterados de alguna manera que se habían levantado contra las autoridades
de Guanajuato, se atrevieron a intentar tomar la hacienda de Puruagua, cosa que
don Francisco impidió por medio de sus más fieles sirvientes. Como había
ofrecido a Ana María, le envió una nota oral dirigida a Serafín; se la dio a
uno de los peones y, sin decir más, el hombre salió apresurado a cumplir el
encargo. El recado cambió varias veces de manos y de lengua; pues se decía en
purépecha, el habla de los naturales de esa región; era necesario ser muy
cautos en mantener en secreto el refugio de San Agustín; cuando llegó a las
manos de Ana María, solo le informaron que su padre se encontraba bien y le
urgía a que volviera a la hacienda. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Ora déjame contarla a mí, dijo el viejo Atilano, pos esa historia de la
niña Ana María, siempre me ha cudrao. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Ta bueno, aceptó Tomás, como que tú le pones más sabor a la historia.
En esos momentos hizo presencia el ingeniero Fortuna, que llegaba de la Ciudad
de Guanajuato, saludando a todos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Buenas noches, amigos, ¿me estoy perdiendo de algo? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Buenas ingeniero, respondió Atilano, no es mucho lo que hemos
palabriao, tamos en el momento en que Serafín y Ana María han llegao al refugio
de la gruta, el día siguiente a la toma de la Alhóndiga de Granaditas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;"> </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Mientras
Serafín se iba a reunir con los hombres a fin de supervisar la fabricación de
pólvora y municiones, Juana se fue con las mujeres para ayudarles en la preparación
de los alimentos, a la espera que regresara Anselmo, su marido. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Por su
parte, Ana María, quien en un principio fue vista como una intrusa, pronto se
ganó la confianza de las madres, al proponerles formar una escuela para enseñar
a los niños a leer y escribir, por lo que, al aceptar las madres, se puso a
habilitar un espacio en la zona de las mujeres, para poder acomodar a los
niños. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Cuando se
reunieron a comer con Juana, Ana María y Serafín ya habían platicado respecto a
la estancia de la joven entre los insurgentes y la chica había decidido
quedarse al lado de su querido compañero; por su parte, Serafín seguía viviendo
ese amor secreto que sentía por Ana María; ya vería cómo irse declarando a la
joven, aprovechando la cercanía que tendrían en adelante. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Serafín, ─dijo
Ana María cuando terminaron de comer─ me preocupa mi padre, se quedó en la
hacienda y temo que lo puedan atacar. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Para que
estés más tranquila, enviaré a uno de los hombres de confianza para que se
entere como están las cosas en la hacienda. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Serafín
salió, dejando a su madre y a Ana María comentándose los pormenores de sus
actividades del día. Juana estaba enterada de la buena disposición de la
mayoría de las mujeres para que sus hijos aprendieran a leer y escribir; intuían
que sería bueno para los niños cuando terminara la guerra. Poco después regresó
Serafín, a informarles que ya había salido una persona en busca de noticias a la
hacienda de Puruagua. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—¿Qué
noticias tienes de tu padre, hijo mío?, preguntó Juana. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No mucho, madre,
solo sé que entregó las armas y municiones en Acámbaro y parece que partió rumbo
a Valladolid, a reunirse con el Cura José María, es el Padrecito que conocimos
cuando nos fuimos con unos arrieros; es un buen hombre y parece que es amigo
del cura Hidalgo, el que empezó este levantamiento, con quien estábamos
aprendiendo alfarería en el pueblo de Dolores. Yo espero que mañana tengamos
noticias; se estableció un sistema de mensajeros que van y vienen constantes.
También debe de llegar temprano el carbonero, que se llevará la pólvora que
estamos fabricando, necesitamos mantener abastecida a la gente de Acámbaro. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Bueno,
madre, me tengo que regresar al trabajo, las dejo solas para que platiquen a gusto;
me cuida a la niña Ana María, dijo mirando con ojos de enamorado a la muchacha.
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Vete sin
pendiente, muchacho, ─contestó Juana, interpretando la mirada que había hecho a
Ana María y pensando cómo le podría hacer para favorecer a su hijo─. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Serafín llegó
a la zona que se tenía habilitada como fábrica de pólvora y municiones; había
una gran actividad. Había muchachos que, casi como un juego, fabricaban bolitas
de barro, habiendo aprendido a hacerlas de diferentes medidas y muy regulares
en su tamaño; cuando llenaban una charola de barro cocido, la llevaban a la
zona de quemado, donde unos hombres atizaban los fogones y colocaban las
charolas, para cocer las bolitas, una vez frías, eran colocadas en cántaros,
para ser acarreadas sobre asnos o mulas por los arrieros, quienes disimulaban el
contenido de los cántaros, poniendo encima algunos otros productos. Luego de
verificar que en ese departamento tenían una buena producción, se dirigió al
fondo de la gruta, donde solo trabajan personas adultas, era un trabajo de alto
riesgo y no podían comprometer, además de la integridad de las personas de la
gruta, el abastecimiento de pólvora para los insurrectos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Qué bueno
que vienes, Serafín, dijo uno de los encargados, ya se nos ta terminando el
azufre, yo pienso que si no llega hoy por la noche el arriero, vamos a tener
qué parar la fabricación de pólvora. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Yo creo que
llega antes de que amanezca, Chema, si terminan con el azufre, sigan
pulverizando el carbón y el salitre, para hacer la mezcla en cuanto llegue el
arriero. Sería bueno también que descansaran un poco, en llegando el azufre, ya
no se va a poder. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pue’que
tengas razón, ya algunos tan cansaos y no vayan a hacer una burrada. Los voy a
mandar por tandas, pa que no se pare de a tiro el trabajo. De todas formas, ya
tenemos algo de material listo pa que se lo lleven, hicimos cinco quintales y
dos arrobas de pólvora de diferentes granos y cosa de diez quintales de bolitas
de barro cocido. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Los
felicito, ─dijo Serafín─ con eso que les mandemos tendrán para unos días, pero hay
que apurarle a la fabricación; las acciones se van a incrementar. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Luego de
revisar varias dependencias, Serafín volvió al lado de Juana y Ana María,
quienes ya tenían preparada la cena, que sería comunal, entre varias familias
amigas de su madre. La charla era animada y Ana María participaba entusiasmada,
como cualquier vecino de Puruagua. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Luego de cenar,
Serafín invitó a Ana María a caminar un poco; de forma natural, la joven tomó
la mano de Serafín, quien sintió un estremecimiento en su espalda; era la
primera vez, ya de grandes, que tocaba la mano de su amada. Llegaron hasta uno
de los accesos de las grutas, localizado a media altura del cerro. Serafín
observó a través de los matorrales que ocultaban la entrada, cerciorándose de
que no hubiera nadie curioseando en los alrededores. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Cuando se
sintió satisfecho, invitó a Ana María a salir; una luna esplendorosa, de las que
solo se miran en el mes de octubre, filtraba sus rayos entre las ramas de los
pinos y los oyameles. El ruido de los grillos y el esporádico ulular de alguna
lechuza, invitaban a la meditación en la placidez del bosque; una suave brisa
movía las ramas y un viento fresco corría entre la vegetación. Ana María se
envolvió en un chal de lana que llevaba sobre los hombros para conservar el
calor del cuerpo, no obstante, le pareció maravilloso salir al aire libre y mirar
el cielo estrellado que los envolvía. La pareja caminó despacio, como alargando
el momento casi mágico que estaban viviendo. Serafín consideró que era ahora, o
no tendría otra oportunidad como aquella. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Ana María, ─empezó
medio tropezando con sus palabras─ hace tiempo que quiero decirte algo, pero me
da miedo que pueda perderte. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Dime lo que
quieras, Serafín, que no habrá nada que me haga retirarme de ti. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Serafín se
alejó unos pasos y se recargó en una gran roca basáltica, en tanto Ana María
miraba al joven, pero ya no con ojos de niña, sino de una mujer apreciando el
físico de un muchacho que se está convirtiendo en hombre. Lejos en el tiempo
parecía haber quedado aquel niño que todos los días compartía sus tardes y a
quien le enseñaba de las lecciones que ella misma recibía; aquella limpia amistad
y cariño que nació en los dos niños se convirtió, sin apenas darse cuenta, en amor
auténtico. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Tú bien
sabes que siempre te he querido, desde que éramos niños; tal vez no te diste cuenta,
pero llegó un momento en que yo no podía concebir un día, sin disfrutar de tu
compañía, no te imaginas cuánto de extrañé en esos meses que pasamos en San
Miguel, sin tener la seguridad de que te encontraría… soltera. Me mataban los
celos cuando pensaba que el odioso de Fermín de Bustos te estuviera rondando,
decidido a pedir tu mano. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Ana María lo
escuchaba en silencio, presintiendo y anhelando que su confesión fuese en la
dirección que ella esperaba; su educación y los convencionalismos le impedían
lanzarse a sus brazos y decirle que ella lo amaba desde siempre… siguió
escuchando. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Lo que
quiero decirte, Ana María, es que… estoy enamorado de ti y si tú no me aceptas,
no diré nada, solo me iré a la guerra a servir a los indios, que son mi pueblo.
Tal vez sea yo muy poca cosa para ti y tendrás razón, pero el corazón no sabe
de esas cosas: se ama a tal o cual persona, sin tasa y sin precio. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Serafín, ─repuso
Ana María con la vista baja─ entiendo lo que me dices y me siento muy halagada,
entiendo muy bien cuál es tu preocupación y la oposición que habrá de parte de
mi padre; debo decirte que no me importa, porque yo también te amo y si tú vas
a la guerra, yo iré a tu lado, aunque preferiría que permanezcamos aquí; estaremos
cerca de mi padre y podremos ayudarle en caso de necesidad. No temas, amado mío,
que juntos podremos enfrentar lo que venga. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Ana María
extendió los brazos, llamando a Serafín, quien nervioso acudió al llamado de la
joven y se estrecharon en un cálido abrazo, tanto tiempo esperado. Serafín
estaba como en un sueño, aspirando el suave perfume de flores que emanaba de la
tersa piel de Ana María. Unos besos tímidos, primerizos para ambos, sellaron ese
compromiso de amor, bajo la plateada mirada de una luna llena, que parecía
sonreírles. Un remanso de amor en medio de una guerra que iniciaba, igual que
esa pareja. Abrazados con calidez, los jóvenes se quedaron recargados en la
roca, mirando las estrellas, hablando sin palabras; sus corazones latían al mismo
ritmo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;"> —Sabe Dios cuanto tiempo pasaron
así, ─continuó relatando don Atilano─ el viejo jardinero ciego tenía atento a
su auditorio; pendientes de las historias que el viejo relataba; ¿cómo ve ingeniero
Fortuna?, esta hacienda de Puruagua está llena de leyendas; pero ninguna como
ésta, tan romántica. Pero este viejo ya está cansao, las riumas me acaban
cuando ‘toy mucho tiempo sentao y estos carajos muchachos me hacen recordar viejos
recuerdos. Mejor le seguimos mañana, ¿le parece bien? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Claro que sí, ─repuso el ingeniero─ ha de perdonarme que no me haya
dado cuenta del tiempo que llevamos escuchándolo, pero la historia es
fascinante y tan cercana a nuestra historia patria, que casi creí ver pasar al cura
Hidalgo, con su estandarte de la guadalupana al frente de su ejército de valientes
mexicanos. Mañana, sin falta, aquí estaré para enterarme de las andanzas de
esos muchachos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Buenos días, ingeniero, ─saludó el señor Ortiz ─¿cómo durmieron,
después de tantas historias del viejo Atilano? ¡Ah que hombre!, ─exclamó el
ranchero─ vaya que sabe ponerles pimienta a las historias, si ese viejo hubiera
aprendido a leer y escribir, bien podría llenar muchas páginas con las
historias vividas y recreadas en su imaginación. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Buen día, don José, tiene usted mucha razón, ese buen hombre, Atilano,
nos cuenta las historias tan reales, que nos deja soñando toda la noche. Yo me
pasé buena parte de ella en viajes oníricos, en compañía de Serafín y Ana
María, creo que hasta los casé en mis sueños, aunque Atilano no nos ha llevado
hasta ese punto de la historia. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Tienen razón, ─aseveró Pedro─ don Atilano, más que contar una historia,
casi nos proyecta una película; ojalá que alguna vez a alguien se le ocurriera
escribir las historias de ese hombre, de seguro se venderían bien. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b></b><i></i><u></u><sub></sub><sup></sup><strike></strike><span face="Arial, Helvetica, sans-serif"></span><span style="font-size: large;"></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6307207826539190148.post-78854839867117178522020-03-19T17:44:00.001-07:002021-10-08T08:22:59.023-06:00Las grutas de la libertad - Capítulo 16 (final)<div style="text-align: justify;">
</div>
<h2 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial; font-size: small;">Capítulo 16</span></h2><h2 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial; font-size: small;"><br /></span></h2><h2 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial; font-size: small;">Adiós abuelo</span></h2><div><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">En las cuevas
había una gran actividad; temprano en la madrugada, había llegado el carbonero,
que también llevaba, metidos entre el carbón, costales de azufre, que les
enviaban desde Amecameca, en las faldas del Popocatépetl. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">El viejo don
Goyo, vigilante del Valle de México, procuraba a sus hijos, los indios, la
materia que generaba en su interior, para ayudarles en su lucha por la emancipación.
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">También
arribaron unos arrieros procedentes de Toluca, que además de llevarles maíz,
sal y azúcar, llevaban noticias del avance de la guerra. Se enteraron de que el
cura Hidalgo, había sido nombrado capitán general del ejército Insurgente en Celaya.
Luego de haber dado una fiera batalla en el Monte de las Cruces, derrotando a
las tropas realistas al mando de Torcuato Trujillo. Todos los habitantes de las
cuevas, que trabajaban para la causa libertaria, lanzaban los sombreros al aire,
gritando “vivas” por el Cura Hidalgo y sus bravos compañeros, que entregaban su
sangre en busca de la ansiada libertad. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Las buenas
noticias recibidas, los llenó de ánimo y reanudaron sus labores, a fin de enviar
pólvora y municiones a las tropas insurgentes. A media mañana de ese día, se
presentó el viejo chamán ciego, abuelo de Serafín y hombre muy respetado y
conocido en los alrededores. El anciano pidió que llamaran a su nieto, cosa que
hizo con diligencia uno de los niños que correteaban por el lugar. Al enterarse
Serafín de la llegada de su abuelo, corrió a su encuentro. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Al ver al
viejo invidente, sintió una punzada en el corazón, se le veía cansado,
disminuido, casi en los huesos, </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Querido
abuelo, ─dijo besando respetuosamente la mano del anciano─ qué bueno que haya
venido, me hace mucha falta. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Ñeto mío,
sangre de mi sangre y hueso de mis huesos, nuestro amado dios <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Curicaveri</i>, me ha permitido hallarte,
pues debía hacerlo, antes de partir a reunirme con mis antepasados. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No, abuelo,
─dijo entristecido Serafín─ usted no morirá todavía, pues me hace falta aprender
más. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No,
muchacho, tu enseñanza ha terminao, lo demás lo irás aprendiendo en el camino
de tu vida, siempre bajo la mirada y guía de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Curicaveri</i>, a quien deberás servir con fidelidad y entrega total.
Pero no me interrumpas, antes bien, llévame a donde estemos solos, pues te
traigo un mensaje de nuestro dios <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Curicaveri</i>…
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Tomando del
brazo al viejo invidente, Serafín lo condujo a una pequeña cueva no muy grande,
que conducía a la parte trasera de la caída de agua; un sitio poco conocido por
los habitantes del lugar. La cortina de agua impedía que los vieran y el ruido
de la caída, ocultaba sus voces. Serafín acomodó a su abuelo en una roca,
recargado contra la pared de la cueva. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Abuelo,
perdone mi torpeza, no le he ofrecido algo para desayunar, pues supongo que no
lo ha hecho. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No te
preocupes, hijo mío, que ya no me hará falta, mejor déjame agarrar resuello pa
poder entregarte el mensaje. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">El viejo
cerró los ojos casi muertos y se quedó quieto, como concentrado en su propia
respiración, cuando sintió que estaba preparado, empezó a hablar: </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Serafín, chamán
por señalamiento de Curicaveri, con lo que honra a este humilde servidor suyo,
estas son las palabras de nuestro dios y señor: </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">“Itzmin, hijo mío, desde que fuiste enviado
al mundo, llevabas escrito tu destino, lo primero fue enseñarte el arte del chamán
y a tierna edad lo has aprendido; se te ha dicho que tendrías días de guerra y
sufrimiento y que ésta sería larga y cruenta, apenas empieza y pasarán muchas
lunas para que termine, pero al final triunfará mi pueblo. </span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Tú en lo personal, tendrás importante participación,
pero en tu destino no está matar, sino ayudar a que tus hermanos vivan, por eso
eres chamán. Tendrás sufrimientos, pero también alegrías, tu sangre de hijo de
Curicaveri, se unirá a la sangre de los opresores y de ella surgirá un nuevo
pueblo, que será fuerte y grande, eso no lo verás, pero tu descendencia será grande.
Tendrás riqueza y poder, pero nunca te olvides de tu origen ni de tus hermanos,
siempre estarás para ayudarlos. En su momento te avisaré cual de tus hijos será
tu heredero como chamán, todo está escrito en el Gran Libro. Ahora necesito a
mi lado a tu abuelo y maestro, él ha cumplido ya con el compromiso adquirido antes
de los tiempos. Ahora es tu propio tiempo” </span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">–Este es el mensaje,
amado ñeto. Ahora déjame dormir, busca a tu madre y traila a mi lao, pa darle
mi bendición; a tu padre ya lo he visto y sabe lo que ocurre, te manda ocupar
su sitio y si nuestro amado Curicaveri lo permite, pronto se reunirá con
ustedes, en tanto, cuida de Juana, mi hija y madre tuya. Ve pronto… </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Apesadumbrado,
Serafín salió en busca de su madre, a quien encontró junto con Ana María,
cuando Juana se enteró de la llegada de su suegro y del estado en que se
encontraba, pidió a su hijo que le llevara a su presencia. Serafín llevó a las
mujeres hasta la cueva, detrás de la caída de agua, donde estaba, casi
desfalleciente, el viejo chamán. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Padrecito,
ta bueno que haiga venido, o’verá, le voy a hacer los calditos que tanto le
gustan, pa que se ponga bueno. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No, hijita,
este viejo ya no tiene remedio, ya voy a reunirme con mis antepasados, mi trabajo
está completo, ‘hora todo queda en manos de ustedes, mi amado ñeto Serafín,
deberá seguir las enseñanzas que ha recibido y tú deberás ayudarlo en lo que
puedas, mi’hijo Anselmo, tu marido, volverá a tu lao. Serafín unirá nuestra sangre
a la de nuestros dominadores, esto lo permiten nuestros dioses para que nos
demos cuenta que todos semos una misma carne. Tu descendencia será grande,
gracias a esa unión. Ahora debo descansar, solo una última cosa les pido, que
mi bastón y mi sombrero sean quemados cuando me estén velando y las cenizas las
coloquen en la caja en que me entierren. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Itzmín,
amado ñeto, cuando yo muera, mi morral es tuyo, eso es todo lo que tengo y lo
único que me hizo falta para servir a Curicaveri, mi Señor, encontrarás algunas
cosas que, tal vez, no encuentres útiles en este momento, consérvalas de todas
formas, más adelante sabrás pa qué sirven. Nunca te dejes llevar por la
avaricia, no es buena. Siempre tendrás lo que te haga falta pa tu subsistencia
y cuando tengas familia, lo suficiente pa que vivan. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Ahora mírame
a mí y verás si algo me falta para partir al lao de mis antepasados. De nada me
servirá una capa de oro, o sandalias de plata, o una corona de piedras
preciosas. Esas cosas solo servirían pa que alguien se pelié por ellas, sin importar
si se tuvieran que enfrentar hijos contra padres o hermanos contra hermanos. En
la vida hay que ir ligeros, pues cuando nos llamen los dioses, nuestros tesoros
estarán en nuestra alma y en los bienes que háigamos hecho entre nuestros
hermanos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Cuida siempre
a tus padres, a tu mujer y a tus hijos; has buenos amigos, pa que siempre te
tiendan una mano; recuerda que nunca debes cobrar por tu trabajo como chamán,
es tu obligación curar a tus hermanos y ellos te darán lo necesario pa vivir.
Acércate, hijo mío. ─dijo el chamán, colocando una mano sobre la cabeza del
muchacho─. Que nunca te falte la guía de Curicaveri, nuestro dios y Señor, que
su palabra la entiendas y nunca hagas mal uso del “teonanacatl”, el alimento de
los dioses. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Diciendo lo
anterior, el chamán se quedó dormido. Ana María, que había escuchado las
palabras del anciano, no entendía bien si se había referido a ella, o a que
Serafín estaba destinado a tener otra compañera, pero ya el tiempo iría
mostrando los caminos de cada ser humano. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Por lo pronto,
debería ir al lado de su padre en cuanto fuese posible. Miraba a Serafín y a su
madre que, aunque no lloraban, reflejaban en sus rostros una gran tristeza. De
manera inconsciente, Ana María se acercó a Serafín y apoyó su mano en el hombro
del joven, como compartiendo su tristeza, e infundiéndole la certeza de su apoyo.
La respiración del viejo se fue haciendo lenta y dificultosa. Sin ayuda de nadie,
Serafín levantó con sus fuertes brazos el mermado cuerpo de su abuelo y lo llevó
fuera de la cueva, que debería permanecer oculta lo más posible. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Juana
consiguió un petate y sobre él colocaron el cuerpo del viejo chamán. Los
habitantes de la gruta se empezaron a reunir alrededor del cuerpo del chamán,
quien expiró su último aliento, tornando su rostro un velo de placidez, como el
de quien ha recibido un premio por la labor terminada. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">De alguna
parte, alguien llevó cuatro hachones, que colocaron a modo de cirios
mortuorios. Unos músicos, llegados de algún lugar, empezaron a hacer sonar un tamborcillo
y una chirimía, los instrumentos rituales de los chamanes y un grupo de
danzantes, entre ellos los amigos Ignacio y Domitilo; iniciaron una danza que
se prolongaría por muchas horas, en medio de rezos y alabanzas a los dioses de
los indios y a Jesucristo y su Santa Madre, en un extraño sincretismo. Serafín
se atavió con sus emblemas de chamán, comió el sagrado “teonanacatl”, presidiendo
la ceremonia luctuosa de su amado abuelo, en tanto Juana y otras mujeres se afanaban
en preparar alimentos y café con charanda, el aguardiente de los tarascos, para
aguantar la desvelada. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">En algún
momento cesó la danza, mas no la música, que solo se hizo tenue; en ese punto,
Serafín extrajo su bracerillo y luego de encenderlo, echó trozos de copal y
empezó una oración: </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif"><span style="font-family: arial;"> <i>—”Oh, dioses de mis padres, de mis abuelos
y de los abuelos de mis abuelos! miren a este pobre e inmerecido servidor suyo
que ha sido llamado a su presencia y permítanle llegar hasta ustedes, luego de
haber terminado su labor entre los hombres. Que su carne y sus huesos, que son
carne de mi carne y hueso de mis huesos, pase a nutrir la tierra, de donde
procedemos, para honor de nuestro amado Padre Curicaveri. Hoy comeré el
“teonanacatl”, alimento sagrado de ustedes, benevolentes dioses de mis padres,
permitan que pueda ver en el tiempo y conozca sus designios” </i></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Ana María
presenciaba la ceremonia luctuosa con respeto, pero sin entender lo que todo
ello significaba; además que todo se realizaba en la lengua purépecha, algo que
ella no entendía, ya habría tiempo de entenderlo cuando se lo explicara
Serafín. Al terminar las oraciones del joven chamán, se reanudó el baile y la
música. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Danzantes y
músicos tocaban y bailaban sin descanso, sin beber agua ni comer alimento alguno,
en una especie de ofrenda al difunto distinguido que estaban velando. En ese
momento, Serafín, valiéndose de un atado de leña que habían acercado, colocó la
madera de manera especial, colocando las insignias del chamán difunto, a fin de
quemarlas, como fue su última voluntad. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Todos
guardaban un respetuoso silencio, las mujeres con los rostros cubiertos por los
rebozos y los hombres con los sombreros en las manos y la cabeza baja, solo se
escuchaba el rítmico sonar de la música y el acompasado golpear de los pies de
los danzantes contra el piso. Al terminar las oraciones, todos se dirigieron a
las viandas, incluyendo músicos y danzantes, brindando con charanda por la vida
eterna del difunto. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Luego de
comer, se fueron turnando para no dejar solo al difunto y los músicos
reiniciaron la música, que ahora era lánguida y plañidera. Las mujeres
recogieron los restos de la comida y volvieron a la cocina, a seguir preparando
los alimentos y bebidas para la madrugada. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">A la mañana
siguiente llegó Anselmo, el padre de Serafín; Juana corrió a abrazarlo y a informarle
de la muerte de su padre. Anselmo se retiró a lavarse y se presentó ante el
cuerpo de su padre, a rendirle los respetos debidos, casi en silencio hizo las
oraciones requeridas para el viaje del anciano al mas allá y pidió a sus
antepasados lo recibieran con música y bailes, que hubiera suficientes
alimentos para mitigar el hambre que no hubiera satisfecho en su vida entre los
hombres y a Curicaveri que lo recibiera a su lado, con la misericordia de un
padre que recupera a un hijo. Luego se sentó junto a Serafín y pasándole un
brazo sobre los hombros, le transmitió la fuerza y la entereza que requeriría
para seguir el trabajo de su abuelo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">El duelo
duró tres días, al término del cual, el cuerpo del anciano fue envuelto en el
petate y colocado sobre una parihuela rústica, hecha de varejones, la que fue
cargada por Anselmo, Serafín, Ignacio y Domitilo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Por
seguridad, el sepelio se llevó a cabo en horas de la noche, hasta una cueva
elegida con antelación, donde se excavó la tumba. Se procedió a colocar el
cuerpo con la cabeza hacia el oriente, hacia donde sale el sol, para que el
difunto no fuera a equivocar el rumbo que lo llevaría hacia la morada de
Curicaveri.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<h2 style="margin: 6pt 0in; text-align: justify; text-indent: 0in;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial; font-size: small;">El triunfo del amor </span></h2>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">El estado de
luto se mantuvo durante una semana, aunque por las mañanas no se suspendió la
producción de materiales necesarios para la guerra. Los mensajeros iban y
venían con las noticias, aunque causó desconcierto entre los habitantes de la
gruta, el saber que el Ejército Insurgente se había retirado hacia el centro
del país, después de haber triunfado en el Monte de las Cruces y del desacuerdo
tenido entre el cura Hidalgo e Ignacio Allende. No obstante, no causó problema
entre los trabajadores, encargados de mantener abastecido a los Insurgentes,
entendiendo que era un solo ejército, en busca de un mejor país. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Ya con calma,
Serafín explicó a Ana María el significado de la ceremonia que había
presenciado, relatándole las experiencias que habían vivido con su abuelo
durante el tiempo de enseñanza que compartieron. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">La diaria
cercanía y la imagen que Serafín tenía entre su gente, así como la presencia
física del joven, fueron penetrando en el ánimo de Ana María, quien al fin
descubrió que lo que sentía por el muchacho, era verdadero amor; las horas que
pasaba separada de él, se le hacían pesadas y monótonas, aunque algo las
suavizaban los cuidados que le prodigaba Juana, su nana y madre de su amado
Serafín. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Por la noche
volvió Serafín al lado de las mujeres, luego de un pesado día de trabajo, pero
se habían obtenido buenos resultados y se habían podido enviar tres cargas de
pólvora y dos de municiones con rumbo a Guadalajara, a donde se encaminaba el
ejército Insurgente, luego de su retiro del Monte de las cruces. La marcha era
fatigosa; había que ir en busca de los Insurgentes, enviando mensajeros y
exploradores, indagando, suponiendo; caminando día y noche a fin de encontrarse
en algún punto de la ruta. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Serafín,
aunque cansado, se sintió bien al lado de Ana María. Luego de cenar, la invitó
a caminar un poco y se llegaron hasta la cueva, detrás de la cortina de agua,
donde había hablado con su abuelo; ambos jóvenes se encontraban callados, un
tanto abrumados por los recuerdos de lo vivido en ese lugar. En cierto momento,
entre el sonido del golpe del agua, les pareció escuchar la voz del viejo
chamán: “Serafín, Ana María, hijos míos, nuestro dios, Curicaveri, lo tiene
escrito en su Libro, ustedes unirán sus sangres para dar paso a una gran decendencia.
La guerra que están viviendo ayudará a la creación de una raza fuerte. La vida
no les será fácil, pero si persiste el amor, podrán enfrentar todos los
inconvenientes. Tu padre, Ana María, será el primer obstáculo para vencer.
Intentará por todos los medios, separarlos, amenazará con enviarte a España,
pero no desistan; cuando tenga en sus brazos a tu hijo, que será su nieto, su
rabia se calmará y se dará cuenta que no puede oponerse a la fuerza del amor.
Sigan adelante, amados hijos, hagan caso al llamado de sus corazones. Yo me
estoy retirando ahora, dejo para siempre esta amada tierra, pero siempre me
encontraré cerca de ustedes para guiarlos y orientarlos, hasta donde nuestros
dioses lo permitan. Queden en el amor de Curicaveri y de este abuelo vuestro” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Los jóvenes estaban
aterrados, Ana María se encontraba abrazada a Serafín, se sentía segura entre
los fuertes brazos del muchacho. Poco a poco, sus rostros tan cercanos, fueron
girando para verse de frente. No hubo necesidad de palabras, sus almas, a través
de la mirada, se decían lo necesario para comprender que el mensaje póstumo del
abuelo era cierto. Sus labios se unieron y del beso tierno y sumiso, se pasó al
ósculo ardiente, exigente, pasional. Sus cuerpos se unieron y Ana María se
volvió depositaria de una herencia genética de siglos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Ahora, dos
razas, en apariencia irreconciliables, se hicieron una sola, amalgamada por el
amor de dos jóvenes envueltos en una vorágine de sucesos incontrolables para
ellos, pero determinantes para sus hijos y descendientes futuros. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Luego de la
entrega total, cansados y sudorosos por las ardientes caricias, los jóvenes se
recostaron sobre sus propias ropas, abrazados, en silencio, cada uno pensando
en las palabras que deberían pronunciarse, luego de la consumación de su amor. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">La primera
en hablar fue Ana María.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;"> —Serafín, amado mío, esto ha sido maravilloso,
luego del susto al escuchar las palabras de tu abuelo, fue como si unas manos
firmes y amorosas, nos hubieran acercado. No tengo miedo, en tanto esté segura
de tu amor. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Nunca dudes
de ese amor, Ana María, es un sentimiento que nació desde que éramos muy
pequeños. Me miro yo en un cajón, dormido entre burdas cobijas de lana y tú en
un hermoso canasto forrado de seda, cubierta con finas mantas de Holanda; criados
los dos por un mismo amor y unas cálidas manos, las de mi madre, que nos amó
por igual y a quien debemos esa temprana cercanía. Ambos nos amamantamos de la
misma leche, por lo que ya desde entonces, unimos nuestras sangres. Ahora iremos
a hablar con don Francisco, tu padre. Si lo prefieres, primero pediremos al
Sacerdote que bendiga nuestra unión o, si lo deseas de otra forma, pediré tu
mano a tu padre y luego nos casaremos en el sitio que dispongas. Por lo pronto,
hablaremos con mis padres y ellos nos darán algún sabio consejo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Los
muchachos se vistieron y tomados de la mano abandonaron ese recinto, que
sentían santificado por su entrega de amor, lugar al que volverían con
frecuencia; era el mejor refugio para estar a solas. Al llegar a la gruta principal,
Serafín se dirigió hacia su lugar de trabajo, donde estaba seguro encontraría a
su padre, en tanto que Ana María se llegó a donde estaba su nana Juana, para
ayudarle en las labores del día, más tarde se ocuparía de la enseñanza de los
niños. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Al verla
llegar, Juana notó un brillo diferente en los ojos de Ana María y sin tener
necesidad de ninguna explicación, se dio cuenta que su niña había encontrado el
amor. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">En tanto,
Serafín se reunió con Anselmo, su padre, ocupado en organizar los trabajos de
fabricación de pólvora. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Buenos días
padre, ─saludó Serafín, besando la mano de su progenitor─. Antes de que se
vaya, le voy a pedir que hablemos con mi madre y Ana María. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Claro que sí,
hijo mío, eres ya un hombre y necesitas tomar decisiones como hombre, si te
parece bien, lo haremos a la hora de la comida, pos yo debo partir al caer la
tarde, para alcanzar a las tropas del Cura Morelos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Gracias,
padre, así lo haremos. Ahora me ocuparé de la fabricación de las bolitas, para
que se pueda llevar una buena carga. Padre e hijo se separaron, a fin de
ocuparse de sus respectivas tareas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Una gran
cantidad de burros y mulas se encontraban en espera de ser cargados, los
arrieros se ocupaban en distribuir las cargas en sus animales, a fin de
ocultarla de forma conveniente con mercancías de consumo cotidiano; en cuanto
estaban listos, salían de la cueva, siempre en recuas no muy grandes, a fin de
no llamar la atención. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Como habían
convenido, a la hora de la comida se reunieron Anselmo Casimiro y su hijo Serafín,
con Juana y Ana María. La familia comió en un ambiente de alegría, pocas veces
habían tenido esa oportunidad; cuando Serafín era pequeño, don Francisco se
encargó de separar al matrimonio, impidiendo que, incluso, se conocieran padre
e hijo, el hacendado tenía prohibido que Anselmo fuera a la hacienda. Sin que
nadie hiciera referencia a ello, Ana María estaba muy consciente de la
injusticia que su padre había cometido con esta buena familia. Las tortillas
recién hechas y los guisos de Juana hacían las delicias de todos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Cuando
terminaron de comer, Anselmo extrajo un envoltorio de entre sus ropas y les obsequió
con un delicioso dulce de tuna, que uno de los arrieros le había llevado. Luego
de degustar el delicioso postre, Anselmo inició la plática. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Bien,
Serafín, pos tú dirás, que quieres palabriar con nosotros, dijo tomando la mano
de su esposa. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Padres, no
estoy seguro de cómo vayan a tomar lo que les vamos a decir, pero Ana María y
yo, queremos casarnos; sé muy bien que don Francisco se opondrá, pero quiero
saber si ustedes nos apoyan; lo que tenía qué ser, ya pasó, así es que, de
cualquier forma, nosotros seguiremos juntos, pero deseamos tener la bendición
de nuestros padres. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Hijos,
míos, habló Juana, pos si ustedes son parte de mi alma, cómo no apoyarlos y,
pos sí, lo seguro es que se enmuine don Francisco, pero mi niña Ana María
tendrá qué hacerlo entrar en razón. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—¡Ah que
muchachos estos!, dijo Anselmo rascándose la cabeza, ¿pos tonces, ya’stuvo? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pues sí,
apá, repuso apenado Serafín, abrazando a Ana María, es que nos queremos bien
harto y solo pasó…. Pero en verdad, queremos casarnos bien, si ustedes nos dan
licencia. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—¡Pos nomás
faltaba que no!, ─dijo airada Juana─ pos si ya la hicieron, ‘ora hay que componerla.
A lo mejor está mejor asina, ¿no cres viejo? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pos pueque
tengas razón, Juana, si se presentan con don Francisco, ya casaos, pos ya que
mas podrá hacer…. Le voy a mandar un recao a Fray García Diéguez, el Párroco de
Jerécuaro, yo no podré hablar con él, pos me tengo que ir, pero tú sí, Juana.
Los tres platiquen con él y a ver qué les dice. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Tal como lo
propuso Anselmo, se hizo, aunque él ya no se pudo quedar; tenía qué salir con la
última recua que iba con destino a Valladolid, a tratar de encontrarse con el
Cura Morelos. Cuando llegó Fray García Diéguez, enterado ya del asunto que lo
llevaba, pidió le llevaran con doña Juana, la madre de Serafín; de inmediato
atendieron su petición, llegando al lado de las tres personas interesadas,
quienes, poniendo una rodilla en tierra, besaron la mano del franciscano.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;"> —¡Pues que la habéis hecho buena, muchachos!,
conociendo a don Francisco, esto le va a dar un gran disgusto. Pero vamos a ver,
vosotros os queréis casar, ¿no es así? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Desde luego
que sí, Padre, ─repuso Ana María con firmeza─ si usted está dispuesto a darnos
la bendición. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Así es,
Padrecito, ─intervino Juana─ los muchachos se aman y, pos tienen razón, ¿Qué
no? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Desde luego…
Desde luego que sí. Los voy a casar ahora mismo y después mandaré una nota a
don Francisco, anunciando nuestra llegada. Yo los apadrinaré en este negocio y
pediremos a Dios que lo ilumine y acepte lo irreparable. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Los
muchachos se abrazaron felices y abrazaron a Juana, quien mostraba una sonrisa
amplia y satisfecha. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">No obstante,
el interés del Sacerdote por llevarlos a la presencia de don Francisco, las
cosas no se pudieron hacer como se planeaban; las necesidades de la guerra los
envolvió, sin que Serafín se pudiera retirar de su frente de trabajo; los
requerimientos de pólvora, hicieron que redoblaran esfuerzos para poder
abastecer a los combatientes. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">En esas
condiciones, Fray García, solo pudo casar a los novios, para que no vivieran en
pecado, quedando pendiente la celebración de la boda y, desde luego, la
entrevista en Puruagua con el hacendado. El frente de la guerra se desarrollaba
en Guadalajara y sus alrededores, así como en el sur, con las fuerzas al mando del
Cura Morelos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Mientras
tanto, la naturaleza tampoco descansaba y el vientre de Ana María empezaba a
mostrar que una nueva vida se gestaba en sus entrañas. Los muchachos estaban
felices y Juana casi enloquecía de contento, procurando los mejores alimentos
posibles para su niña, evitándole trabajos pesados, que pudieran poner en riesgo
a su nieto. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Por su
parte, Serafín se esmeraba en su trabajo, ganando el respeto de todos sus
compañeros, incrementando el ya ganado como chamán y curandero de heridas; no
pasaba día en que no le hicieran llegar a personas que habían sido heridas en
las batallas; desde luego que no era mucho lo que podían hacer por ellas, si
acaso la ingesta de algunas bebidas adormecedoras, que les atenuaban el dolor o
permitían hacer alguna amputación de forma rústica, valiéndose más de la fe,
que de la ciencia médica. En realidad todos estaban en las manos de Dios. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Cuando se
vio que ya no era posible seguir retrasando el encuentro con don Francisco,
Fray García envió la nota, avisando de su llegada. Ese día salieron de mañana,
a bordo de una carreta proporcionada por el sacerdote, a fin de que Ana María
fuera cómoda, siempre al cuidado de Juana, en tanto Serafín y Fray García
Diéguez viajaban en el pescante. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Cuando
llegaron a la hacienda, el religioso descendió de la carreta y se hizo conducir
a la presencia de don Francisco, encargando a Serafín que condujera la carreta
a las caballerizas y pasaran por la cocina para alcanzarlos en la sala, donde
él le explicaría a don Francisco la situación, a fin de evitar una situación
que se pudiera tornar violenta. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Fray
García, ─saludó don Francisco al recién llegado─ qué gusto que hayáis venido,
pero en vuestra nota decíais que mi amada Ana María vendría con usted. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Y así es,
don Francisco, solo que antes quiero tener una breve charla con usted, si lo permite.
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Inquieto y
temeroso de recibir funestas noticias, el hacendado invitó al sacerdote a tomar
asiento, sirviéndole una copa de Oporto. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Dígame
usted, reverendo Padre, que me tiene el alma en un hilo, ¿le ha pasado algo a
mi adorada hija?...</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Calma,
calma, don Francisco, Ana María se encuentra más que bien, lo que sucede es que
los caminos de Dios son inescrutables para los hombres y la vida da vueltas que
en ocasiones tardamos en comprender. Esta guerra nos ha desquiciado y hemos
tenido que adaptar nuestras vidas a situaciones no previstas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Vamos,
vamos, padre, que no le dé más vueltas al asunto y vamos al grano, que empiezo
a perder la paciencia. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Así sea,
don Francisco. En efecto, aquí está su hija, pero se ha casado y esa unión ha
sido bendecida por Dios, a tal grado, que pronto usted será abuelo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">El hacendado
se quedó mudo, miraba al sacerdote como si no lo conociera, de pronto explotó. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">─¿Que se ha
casado mi hija? Y ¿quién es el desgraciado que se la ha llevado sin mi permiso?
¿Cómo es posible que me diga que es una unión bendecida por Dios? ¡No puede ser
si yo no estoy de acuerdo! </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—¡No blasfeme,
don Francisco!, ─dijo enérgico el franciscano─. La voluntad de Dios está por
encima de cualquier hombre, ni el rey, ni el propio Papa, se atreverían a tal. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—De
cualquier manera, ─refutó el hacendado─ quiero conocer a ese hombre y ver a mi
hija. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">El Sacerdote
hizo una seña a un sirviente que esperaba y fue en busca de los recién
llegados. Grande fue la sorpresa recibida por don Francisco, al constatar que
su hija se hallaba en avanzado estado de gravidez y que el padre del niño era
el odiado indio, hijo de la nana Juana. —Pero ¿cómo te has atrevido, descastado?
─Dijo levantando el fuete, pero el Sacerdote detuvo el brazo que ya se
descargaba sobre Serafín─. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No, don
Francisco, no soy un descastado, amo a su hija desde que éramos niños y la he
respetado siempre. El amor no tiene distingos de razas o clases. Nos hemos
casado por la Ley de Dios y esperamos un hijo, que será su nieto. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Papacito, ─suplicó
llorosa Ana María─ perdóneme, deme su bendición y acepte a este hijo que Dios
nos manda y acepte a Serafín como un hijo, es el hombre que mi corazón eligió y
el padre de mi hijo y nieto suyo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Y tú,
Juana, te encargué que cuidaras a mi hija y mira lo que me traes, toleraste a
tu hijo y eres tan culpable como él mismo. ¡Salgan de mi casa de inmediato! </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—No, padre,
si salen ellos, yo también me voy, ─amenazó Ana María, mirando con dureza a su
padre─. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Calma…
calma… ─pidió fray García─ ambos están diciendo cosas que luego les hará
arrepentirse, yo les pido serenidad. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Serenidad, ¡un
cuerno! ─dijo obstinado don Francisco─ si esta desvergonzada se quiere ir con
su indio, allá ella, ¡que se largue! </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Ana María se
acercó a Serafín y Juana y, sin apenas decirse nada, los tres estuvieron de
acuerdo que lo mejor era retirarse en esos momentos; se veía imposible llegar a
algo razonable con don Francisco. Fray García estuvo de acuerdo en que era
mejor salir, de momento. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Padre, nos
vamos ahora, como es su voluntad, le recuerdo que su nieto nacerá a fines de
mayo o principios de junio, entonces volveremos a que lo conozca, pero si antes
desea vernos, ya sabe cómo localizarnos. Los cuatro salieron en silencio, dejando
al hacendado rumiando su enojo y frustración. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">En cuanto
estuvo a solas, sacó de su cava una botella de Brandy y se sirvió una generosa cantidad.
Estaba decidido a ahogar su pena en el vino. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Como se podrá imaginar, ingeniero Fortuna, dijo don Atilano, la vida de
ese hombre cambió a partir de ese día; si antes lo sostenía la esperanza de ver
a su hija, en unos momentos todo ello se acabó. Pero pos ya lo platicaremos
mañana, pos este viejo ya no aguanta como antes. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—A que don Atilano, usted tiene mas cuerda que cualquiera de nosotros,
pero está bien, mañana tenemos mucho trabajo, ya casi terminamos la obra. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Todos los escuchas se fueron retirando a sus domicilios, José Fortuna se
quedó con Pedro, don Lupe y don José, para ponerse de acuerdo para lo que había
por hacer al día siguiente. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—A que Atilano este, para qué quieren cines si con las historias de este
hombre se pueden llenar varios libros. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Tiene razón, ingeniero, ─dijo don José─ este hombre es un libro de
historias inimaginables. No sé si al perder la vista se le desarrolló la
capacidad cerebral, pero no se recuerda que fuera tan platicador. Cuando yo era
joven, don Atilano ya era un hombre, muy serio y trabajador, pero también muy
borracho, parece que a resultas del alcoholismo fue perdiendo la vista, pero
mire nada mas qué cambio. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Es cierto, ─corroboró Lupe─ soy un poco menor que José y bien me
acuerdo del Atilano de aquellos años, se juntaba con los amigos para tomar,
hasta caerse de borracho, era una calamidá para su familia. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Para fortuna de todos, ─intervino Pedro─ nos tocó conocer a este hombre
interesante, que parece haber vivido desde siempre, pues cuenta sus historias
como si las hubiera vivido. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Esa noche, un poco antes de lo usual y en medio del regocijo general por
la conclusión de la obra, se reunieron los amigos de siempre alrededor de don
Silvestre y don Atilano, los hombres viejos del pueblo, todos en espera de
conocer en qué paraba esa historia que el viejo invidente les contaba. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pues aquí estamos, don Atilano, ─dijo el ingeniero─ para que nos cuente
el resto de esa historia tan interesante. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Pos o’verá, nos quedamos en que el hacendao se quedó solo, echándose
unos vinos pa no sentir tanta soledá y echando sapos por lo enmuinao que’staba.
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Llenos de
tristeza por la reacción del hacendado, Ana María y Serafín se abrazaban en
silencio, en tanto que Juana, triste también, pero apenada por haberle fallado
al patrón, iba sumergida en sus propios pensamientos. Por su parte, Fray
García, a solas en el pescante, se imaginaba a don Francisco viviendo a solas
en esa enorme hacienda, teniendo a su familia viviendo en la gruta, por su
orgullo mal entendido y ese desprecio que sentía por los naturales de esas
maravillosas tierras. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Llegaron a
la gruta ya de noche, por lo que se retiraron a sus espacios y se acostaron,
cada uno con sus propios misterios. Los ronquidos de los durmientes de los
alrededores, así como el suave sonido del correr del agua, los fue sumiendo en
un profundo sopor, hasta quedar dormidos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Pasaron la
temporada navideña concentrados en la producción de pólvora y en la fabricación
de armas forjadas; las bolitas de barro cocido ya no se fabricaban, pues los
insurgentes habían logrado fabricarlas con plomo, que eran más efectivas, por
lo que ahora todas las personas estaban dedicadas a la pólvora, habiendo
logrado casi una producción en línea, pues cada grupo tenía una función específica
y nadie se podía atrasar; eso propiciaba retrasos en la fabricación final. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Para
mediados de febrero les llegaron noticias alarmantes: el Ejército Insurgente
había sido derrotado en el Puente de Calderón y sus caudillos se dieron a la fuga,
dicen que rumbo al Norte. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Son meses de
incertidumbre y nerviosismo, empieza a haber deserciones entre los habitantes
de la gruta, pero todos juran ante la imagen de la Virgen de Guadalupe, que
jamás revelarán las entradas a las cuevas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">A finales de
mayo, como lo había dicho Ana María, su embarazo llegó a término, habiendo
parido un robusto hombre, dentro de esas cuevas que ahora, con tan poca gente,
se les hacían enormes. Al niño lo bautizó Fray García con el nombre de
Francisco Anselmo, como sus abuelos. De Anselmo, se supo que había muerto en el
Puente de Calderón, aunque otras personas decían haberlo visto huir junto con
el Cura Hidalgo; algunos decían que había quedado, herido en Guadalajara. La
verdad nunca se supo y Juana se resignó a vivir una viudez de incertidumbre,
sin una tumba donde llorar y llevar flores.
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">De don Francisco
de Urzúa, encomendero y hacendado de Puruagua, pocas noticias llegaban y nunca más
volvió a buscar a su hija. Se dio a la borrachera y mal cuidaba sus propiedades,
que empezaron a caer en el abandono, el ganado se fue muriendo o se lo iban
robando y la hacienda se fue volviendo una ruina de abandono y descuido. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Se dice que
el matrimonio de Serafín y Ana María se fue a vivir a Acámbaro, llevando consigo
a Juana, ahora nana de su propio nieto. En realidad, ya no se supo mucho de
ellos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin: 6pt 0in 6pt 35.3pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Años después
alguien dijo haber visto a un chamán ya viejo, acompañado de un muchacho alto y
fuerte, de tez blanca y pelo negro y lacio, que se estaba preparando como
chamán. Agustín y Domitilo siguieron de ayudantes del chamán Serafín; ambos se
casaron y procrearon familias numerosas. Ambos aprendieron a leer y escribir.
Agustín estudió para Maestro y Domitilo se hizo músico, llegando a dirigir la
Banda Municipal de Acámbaro. Pasaron los años y un día hallaron muerto a don
Francisco, tirado a la orilla de su cama, rodeado de botellas de aguardiente vacías.
Los fieles sirvientes cerraron la hacienda, sin tocar nada, esperando que algún
día volviera doña Ana María, a reclamar su herencia, cosa que no ocurrió. De
las cuevas, nunca se han vuelto a encontrar las entradas, han pasado casi
doscientos años, durante ese tiempo ha habido deslaves, movimientos sísmicos,
etc. Deben estar las entradas en algún lugar, tal vez algún día alguien las
encuentre y entonces se aclararán muchas cosas de la historia. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Esa fue la historia de esta vieja hacienda, Luego del reparto agrario,
le quitaron casi todas sus tierras y pueblos, solo dejaron el casco de la hacienda
y doce hectáreas de tierras labrantías. Un día llegaron nuevos propietarios y
ahora son sus descendientes los que administran la propiedad. Del apellido Urzúa,
ya no se supo. De los Casimiro, de origen indio, de vez en cuando llegan
noticias, que ven a los descendientes por aquí o por allá, son como los
fantasmas, que todos hablan de ellos y nadie los ha visto. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Dicen que en la hacienda espantan por las noches; que se ve el ánima de
don Francisco, vagando por los corredores y a quien se encuentra, le pregunta
por Ana María, dicen que eso le pasó a un cierto Juvencio, que de la impresión
se quedó mudo. Pero esas han de ser “charras”. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Como las que tú nos cuentas, Atilano, ja, ja, ja. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-top: 6pt; text-align: justify;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">—Ya te oyí, Tomás, si bien que te conozco la voz, pero o’verás viejo
carajo, luego nos “veremos”, ja, ja, ja. </span></div>
<span style="font-family: arial;"><br />
</span><div style="margin-top: 6pt;">
<span style="font-family: arial;"><br /></span></div>
<span style="font-family: arial;"><br />
</span><h1 align="center" style="margin-bottom: 6.0pt; margin-left: 0in; margin-right: 0in; margin-top: 6.0pt; margin: 6pt 0in; mso-list: none; tab-stops: 323.3pt; text-align: center; text-indent: 0in;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial; font-size: small;">FIN</span></h1>
<span style="font-family: arial;"><br />
</span><div align="right" style="line-height: normal; margin-bottom: 0in; text-align: right;">
<b><span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Sergio
Amaya Santamaría.</span></b></div>
<span style="font-family: arial;"><br />
</span><div align="right" style="line-height: normal; margin-bottom: 0in; text-align: right;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Enero 12 de 2010</span></div>
<span style="font-family: arial;"><br />
</span><div align="right" style="line-height: normal; margin-bottom: 0in; text-align: right;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Ciudad Juárez, Chih.</span></div>
<span style="font-family: arial;"><br />
</span><div align="right" style="line-height: normal; margin-bottom: 0in; text-align: right;">
<span face="Arial, Helvetica, sans-serif" style="font-family: arial;">Febrero 29 de 2020</span></div>
<span style="font-family: arial;"><br />
</span><div align="right" style="line-height: normal; margin-bottom: 0in; text-align: right;">
<span style="font-family: arial;"><span face="Arial, Helvetica, sans-serif">Playas de Rosarito, B. C</span><span style="mso-bidi-font-family: Arial;">.</span></span></div>
<b></b><i></i><u></u><sub></sub><sup></sup><strike></strike>Unknownnoreply@blogger.com0